¿100.000 muertos son pocos para la von der Leyen y Borrell?

Douglas MacGregor

Los análisis del coronel retirado del ejército estadounidense, Douglas Macgregor*, tienen la hondura del que sabe de lo que habla, pero, sobre todo, del hombre honrado que cree en lo que dice y trata de darlo a conocer. Algo que no siempre le resulta fácil hacer, sencillamente porque no falta en la prensa dominante norteamericana quien se lo impida. Para mi ,sin embargo, sus intervenciones muestran la evidencia de lo desaconsejables que son las generalizaciones, porque si primero es el sentido común que desconfía de tal, lo segundo es que, como en el caso de este descendiente de escoceses, sus reflexiones nos colocan frente ante la calamitosa, por decirlo de alguna manera, realidad de un ejército español que, sobre cipayo, cuenta con unos oficiales y jefes (y digo yo que habrá sus excepciones, la esperanza es lo último que se pierde), que para más inri no tienen el más mínimo reparo en mostrarse ufanos de serlo; y, si me apuras, hasta compiten sin el más mínimo asomo de vergüenza torera en mostrarse serviles con el amo. En fin, es lo que hay.

Richard Black
Scott Ritter

Finalmente, en las intervenciones de un McGregor, de un Richard Black, o de un Scott Ritter, todos ellos veteranos soldados de su nación -los Estados Unidos de Norteamérica-, con sobrada experiencia de combate, podemos ver, a mi entender, el mejor testimonio que nos pueden dar a los españoles: la evidencia de que en esa nación al otro lado del Atlántico, no faltan hombres honrados y con apego a la verdad, de los que bien pudiéramos decir nosotros, que son los legítimos descendientes de aquellos a los que la Corona de España ayudó a librarse del yugo de Inglaterra.

He aquí la traducción de un artículo de D. MacGregor publicado en The American Conservative el 29 de noviembre de 2022, y reproducido en francés el 2/12/2022 en RI.

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La “Paz Cartaginesa” de Washington colisiona con la realidad

La administración Biden rechaza decirle la verdad al pueblo norteamericano: Ucrania ni está ganando ni ganará esta guerra.

por Douglas MacGregor

“Los líderes políticos y militares nacionales que comprometieron a Estados Unidos en guerras de elección en Vietnam, los Balcanes, Afganistán e Irak lo hicieron generalmente porque estaban convencidos de que los combates serían cortos y decisivos.

La democracia del régimen de Zelensky que respalda Occidente

Los presidentes estadounidenses, los asesores presidenciales y los altos mandos militares nunca han aceptado que la estrategia nacional sea evitar el conflicto a menos que la nación sea atacada y obligada a luchar.

La última víctima de esta mentalidad bélica es Ucrania. En ausencia de un profundo y detallado análisis crítico sobre el poder nacional y los intereses estratégicos de Rusia, los altos mandos militares estadounidenses y sus líderes políticos han visto a Rusia a través de una lente estrechamente enfocada que ha magnificado las fuerzas estadounidenses y ucranianas, pero ha ignorado las ventajas estratégicas de Rusia: profundidad geográfica, recursos naturales casi ilimitados, fuerte cohesión social y capacidad militar-industrial tendente al rápido incremento de su poderío bélico.

Ucrania es ahora una zona de guerra sometida al mismo tratamiento que los militares estadounidenses infligieron a Alemania y Japón en la Segunda Guerra Mundial, a Vietnam en los años 60 y a Irak durante décadas.

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Redes eléctricas y de transporte, infraestructura de comunicaciones, producción de combustible y polvorines, todo, está siendo sistemáticamente destruido. Millones de ucranianos siguen huyendo de la zona de guerra en busca de seguridad, con preocupantes consecuencias para las sociedades y economías europeas.

Mientras tanto, el gobierno de Biden comete repetidamente el pecado imperdonable en una sociedad democrática de negarse a decirle al pueblo estadounidense la verdad: contrariamente a la narrativa de la «victoria ucraniana» sostenida por los medios de comunicación occidentales, que bloquean cualquier información que la contradiga, Ucrania no está, ni puede estar, ganando esta guerra. Meses de tremendas pérdidas, resultado de una interminable serie de ataques inútiles contra las defensas rusas en el sur de Ucrania, han debilitado peligrosamente a las fuerzas ucranianas.

Como era de esperar, los miembros europeos de la OTAN, que son los que más están sufriendo el impacto de la guerra en sus sociedades y economías, están cada vez más desencantados con esta guerra indirecta que pelea Ucrania pero dirige Washington. Las poblaciones europeas cuestionan abiertamente la veracidad de las afirmaciones de la prensa sobre el Estado ruso y los objetivos de Estados Unidos en Europa. Es probable que la afluencia de millones de refugiados procedentes de Ucrania, así como una combinación de intereses comerciales encontrados, beneficios de la venta de armas de Estados Unidos y altos precios de la energía, hagan que la opinión pública europea se vuelva contra la guerra de Washington y la OTAN.

Rusia también ha sufrido una severa transformación. En los primeros años del mandato del presidente Putin, las fuerzas armadas rusas estaban organizadas, entrenadas y equipadas exclusivamente para la defensa territorial nacional. Pero la realización de la Operación Militar Especial (OME) en Ucrania demostró lo inadecuado de este enfoque para la seguridad nacional de Rusia en el siglo XXI.

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En su fase inicial, la OME, fue una operación limitada con un limitado enfoque y objetivos restringidos. En términos críticos, Moscú nunca pretendió hacer otra cosa que persuadir a Kiev y a Washington de que lucharía para evitar la entrada de Ucrania en la OTAN, así como para impedir que se siguiera maltratando a los rusos en Ucrania. Sin embargo, la OME se basaba en supuestos inválidos y se dio por concluida. Al final, el carácter limitado de la OME, logró lo contrario a lo deseado por Moscú, dando impresión de debilidad más que de fortaleza.

Habiendo llegado a la conclusión de que las suposiciones subyacentes sobre la voluntad de negociación y compromiso de Washington no eran válidas, Putin ordenó a la STAVKA (Alto Estado Mayor Central de la Federación Rusa) que desarrollara nuevos planes operativos con nuevos objetivos: primero, aplastar al enemigo ucraniano; segundo, eliminar cualquier duda en Washington y en las capitales europeas de que Rusia impondrá la victoria en sus propios términos; y tercero, crear un nuevo statu quo territorial acorde con las necesidades de seguridad nacional de Rusia.

Una vez presentado y aprobado el nuevo plan, el presidente Putin acordó una operación de economía de fuerzas para defender las ganancias territoriales rusas con un mínimo de fuerzas hasta que se reunieran los recursos, capacidades y mano de obra necesarios para las operaciones decisivas.

Putin también ha nombrado a un nuevo comandante del teatro de operaciones, el general Sergei Surovikin, un oficial superior que entiende la misión y con la mentalidad necesaria para llevarla a cabo con éxito.

La próxima fase ofensiva del conflicto permitirá conocer la nueva fuerza rusa que está surgiendo y sus futuras capacidades.

Prisioneros rusos torturados hasta la muerte por ucranianos después de haberse rendido

En el momento de escribir estas líneas, 540.000 fuerzas de combate rusas están reunidas en el sur de Ucrania, el oeste de Rusia y Bielorrusia. Las cifras siguen aumentando, pero ya incluyen 1.000 sistemas de artillería de cohetes, miles de misiles balísticos tácticos, misiles de crucero y aviones no tripulados, así como 5.000 vehículos de combate blindados, incluidos al menos 1.500 tanques, cientos de aviones de ataque tripulados de ala fija, helicópteros y bombarderos. Esta nueva fuerza tiene poco en común con el ejército ruso que intervino hace 9 meses, el 24 de febrero de 2022.

Ahora es posible proyectar que las nuevas fuerzas armadas rusas, que surgirán del crisol de la guerra en Ucrania, estarán diseñadas para ejecutar operaciones estratégicamente decisivas. La fuerza rusa resultante, se basará probablemente en el diseño de la fuerza y el marco operativo recomendados en el libro del Coronel-General Makhmut Gareev, «¿Y si la guerra llega mañana? Contornos del futuro conflicto armado». La nueva estructura militar la compondrán fuerzas permanentes y mucho más numerosas, capaces de llevar a cabo operaciones decisivas en un periodo de tiempo relativamente corto, con refuerzos y tiempo de preparación mínimos.

En otras palabras, al final del conflicto, va a resultar que Washington habrá animado al Estado ruso a aumentar su fuerza militar, en contraste con el fatal debilitamiento que Washington buscaba lograr al embarcarse en su confrontación militar con Moscú.

Nada de esto, sin embargo, debería sorprender a nadie en Washington DC. Desde el discurso de Biden en Varsovia, exigiendo efectivamente un cambio de régimen en Moscú, la administración Biden se ha negado a ver la política exterior en términos estratégicos.

Prisioneros rusos asesinados por ucranianos después de haberse rendido

Como el necio general que insiste en defender cada centímetro de terreno hasta el último hombre, el presidente Biden confirmó el compromiso de Estados Unidos contra Rusia y, eventualmente, contra cualquier nación-estado que no esté a la altura de las hipócritas normas democráticas del globalismo, sin importar el coste que para el pueblo estadounidense represente, ya sea en términos de seguridad o de prosperidad.

El discurso de Biden en Varsovia estuvo cargado de emoción e impregnado en la ideología del globalismo mojigato, tan de moda hoy día en Washington, Londres, París y Berlín. Pero para Moscú, el discurso equivalía a un plan de paz cartaginés. La conducta de Biden de «no tomar prisioneros» en la política exterior de Estados Unidos, significa que el resultado de la próxima fase de la guerra de Ucrania no sólo destruirá el Estado ucraniano. También derribará los últimos vestigios del orden liberal de posguerra y producirá un cambio radical de poder e influencia en toda Europa, especialmente en Berlín, de Washington a Moscú y, de forma limitada, a Pekín.”

Para: theamericanconservative 

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* Douglas Abbott Macgregor (Philadelphia- Pen. US. 4 de enero de 1953) Col. US Army (R), es miembro senior de The American Conservative y ex asesor del Secretario de Defensa en la administración Trump, veterano en combate condecorado, es autor de cinco libros.

5 respuestas a «¿100.000 muertos son pocos para la von der Leyen y Borrell?»

  1. Exactamente igual que lo sucedido tras el final de la GM I
    La pretensión de hundir a Alemania con el “Dictat” de Versalles, tuvo por consecuencia el espectacular rearme alemán previo a la GM II.
    Ahora se está repitiendo, punto por punto, la segunda parte de la historia.
    La minoría que dirige la política de EE.UU. en contra de los intereses del pueblo americano y en beneficio de los intereses de esa “minoría globalista” trata de anular a una Federación Rusa que “desobedece” sus directrices.
    Exactamente igual que sucedió con Alemania cuando se la indujo a iniciar la GM II (trampa saducea en la que cayó imprudentemente, sin considerar el poder mundial de esa minoría)
    La gran incógnita ahora es saber si este nuevo conflicto bélico servirá para anular a la Federación Rusa (como en su día sucedió con Alemania) o esta vez le saldrá mal la jugada a la “minoría” haciéndose realidad cierta profecía previa al inicio de la GM II.., según la cual “si esa minoría” vuelve a poner al Mundo en contra de Alemania, ello no supondrá el fin de Alemania, sino el de ese poder globalista.
    ¿Estaremos ante el cumplimiento de la “profecía” esta vez provocado por la Federación Rusa en lugar de por Alemania?

    1. Adolf Hitler fue un excepcional orador, pero como estadista cometió algún que otro grave error como el entrometerse en asuntos militares (dejar escapar a los británicos en Dunkerque, la no integración de los rusos liberados del comunismo en nuevo ejército blanco en su lucha contra Stalin al comienzo de Barbarroja, el sistema de producción armamentística antes de Albert Speer, no permitir la retirada táctica del ejército alemán en Stalingadro,…).
      Vladímir Putin es un orador normalito pero lo suple siendo un muy buen estadista, a lo que habría que añadir –con respecto a la Alemania de Hitler- que Rusia dispone de prácticamente todos los recursos naturales y de industria que necesita, a lo que habría que añadir y -de forma determinante- que dispone de armamento nuclear suficiente para defenderse y atacar borrando a toda la OTAN del mapa.
      Aquí el tema es que Rusia y USA se lo juegan todo, lo grave es que para ninguno de los dos existe la opción ceder o perder. De extenderse el conflicto vamos a perder todos. Y ello, habida cuenta de la apostasía generalizada y la supresión del Sacrifico Perpetuo, hará que la profecía tenga todas las papeletas de cumplirse: la gran tribulación comenzará con una guerra en que 1/3 humanidad perecerá.
      Los 100.000 muertos no son nada para la von der Leyen y Borrell, pues estos dementes pretenden reducir la población a la décima parte. Por ello el tema de “apretar el botón” pudiera estar en su hoja de ruta.
      Es cuestión de no esperar mucho para comprobarlo y, sobre todo, de suceder que nos pille confesados.

  2. El globalismo masónico (con sede anglosajona) odia a Putin con todas sus fuerzas. Controlan el poder político en el ahora llamado «occidente colectivo» (que es simplemente el imperio estadounidense, con todos los matices que se quieran). Ese odio visceral contra Putin se basa en la resistencia de Rusia (durante la época Putin) al globalismo Lgtbi, de falso ecologismo, internacionalista masónico y profundamente anticristiano.

    Le odian tanto que se han cegado y han cometido grandes errores en Ucrania, y están logrando exactamente lo contrario de lo que perseguían… seguirán en su proyecto, quizás con cambios tácticos para destruir finalmente la Rusia de Putin, pero tendrán que contar con los problemas políticos en EEUU y en la Unión Europea (que no «Europa»).

    Ahora parece que las cartas sonríen a Putin, pero no van a dejar de acosarle de ningún modo. En todo caso no olvidemos el lado sobrenatural y espiritual del tema, porque Dios es el Señor de la historia, y en manos de la Santísima Trinidad nos ponemos, con la intercesión de la Inmaculada Virgen María.

  3. Además, la cifra de muertos se va acercando al doble de la dicha en este trabajo.
    Pero son goyim y no están contados.
    Eso si, cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar

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