Cada uno de nosotros somos un milagro y un don de Dios. Protejamos la vida desde su concepción hasta su extinción natural. Protejámonos a nosotros mismos. Agradezcamos a Dios su bondad infinita al crearnos.
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Más información