¿A mí la Legión?
Reproducimos un excelente artículo, a cuyo autor sentimos no conoce –y al que animamos a enviarnos más, porque aquí tiene su casa–, que derrocha valentía, acierto y oportunidad, que grita la verdad sin complejos le disguste a quién le disguste, en este caso seguro que a muchos militares, especialmente mandos superiores, cuyas conciencias, aunque catatónicas, les remorderán al leerlo; y es que llegan los tiempos en los que ese colectivo va a quedar en evidencia, junto con el clerical, por venir siendo de los que más cobardía ha demostrado y mayor traición ha cometido.
Antes de escribir este artículo y con lágrimas en los ojos y dolor en mi corazón, lo primero pido perdón a mi difunto abuelo paterno que fue y para mí sigue siendo Coronel Legionario, pero con cojones y patriotismo, no los pretorianos, traidores, cobardes y mercenarios que tenemos ahora, que lo único que saben hacer es desfilar como las «top model» por las pasarelas.
La Legión tan laureada, tan querida, *abandonó* a su principal Legionario en la batalla del *Valle de los Caídos*, cuando fue profanada la sepultura de su principal soldado ante el «grito» de *’A mí Legión’*.
Aquel fatídico día la Legión, en unión del resto de las Fuerzas Armadas y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, demostraron su perjurio, su traición, su cobardía, comportándose como Judas y mercenarios.
¡Legionarios! os invito a que cambies el carnero por una gallina.
La Legión también se apunta a la «Mentira democrática».
Vaya por delante que admiro profundamente lo que ha sido el Ejército español y en particular la Legión Española, por lo que me duele infinito lo que voy a escribir, aunque más me duele asistir a un espectáculo de deslealtad y deshonor como el que estamos viendo en estos días. Cuando escribo esto, 22 de septiembre, se ha cumplido el pasado día 20 de septiembre el *centenario* de la filiación del primer voluntario en el entonces llamado “Tercio de Extranjeros”, después la Legión. He leído multitud de artículos, escritos por militares y civiles, alabando la historia heroica de la Legión, como no puede ser de otro modo, incluidas publicaciones oficiales del ministerio de Defensa, pero no ha habido uno solo, ni uno, en el que se reconozca el papel fundamental que tuvo, no solo en su fundación en 1920 sino en prácticamente todos los episodios más heroicos de su larga historia, un legionario llamado *Francisco Franco*, entonces jovencísimo comandante que con el paso del tiempo llegó a ser Jefe del Estado español.
Ni tampoco ha habido ninguno que haya mencionado el papel de la Legión en uno de los acontecimientos más trascendentales de nuestra historia reciente, la Guerra Civil, para mi la *Cruzada de Liberación*.

Franco no solo fue el lugarteniente de Millán Astray en el momento de la fundación de la Legión, fue en realidad el cofundador y el verdadero organizador de esa formidable fuerza. Bien es cierto que Millán Astray fue el “ideólogo”, el que propuso y luchó por la idea y el que creó el llamado *“credo legionario”*, el espíritu de la unidad, pero la cabeza pensante, el que la dio forma y creó una de las mejores unidades no ya del ejército español sino de cualquier ejército, fue Francisco Franco quién además, con su ejemplo de disciplina, valor y abnegación en el combate, contribuyó grandemente a crear ese espíritu que distingue a la Legión.
Sin Franco, Millán Astray no habría sido capaz de cumplir su sueño, la Legión nunca habría sido lo que ha llegado a ser y, probablemente, hoy ya no existiría, hubiera desaparecido al perder España los territorios del norte de África.
Franco fue el primer comandante de la 1ª Bandera de la Legión, y fue quien mandaba a los legionarios en el que es probablemente el hecho más asombroso e irrepetible de cualesquiera de los protagonizados por la Legión en su historia. Me refiero a la archiconocida marcha de más de 100 kilómetros, con toda la 1ª Bandera más una compañía de la 2ª Bandera, para *salvar a la ciudad de Melilla del ataque de los rifeños en julio de 1921*, después del desastre de Annual, quienes de haber conseguido su objetivo probablemente hubieran pasado a cuchillo a la mitad de la población, como hicieron en otros lugares. Eso, que se conmemora cada año con los “101 kilómetros de Ronda”, un evento más que deportivo que reúne a miles de personas, eso lo hizo el entonces comandante Franco al mando de sus hombres.
También fue Franco y no otro, al mando de sus legionarios, el protagonista de otra de las acciones que crearon la “leyenda” de la Legión, aunque en este caso fue una retirada, la de Chaouen (1927), en la que Franco, entonces teniente coronel, defendió con cinco banderas de la Legión la retirada del grueso de la fuerza mandada por el general Castro Girona, consiguiendo hacerlo sin una sola baja, acción por la que obtuvo su segunda Medalla Militar Individual. Primo de Rivera dijo de él que *“Nadie ha luchado con más perseverancia y con más capacidad que este invicto jefe en las campañas de Marruecos”*
La Legión tuvo un papel trascendental en otro de los hechos de armas más memorables de la historia reciente de nuestro ejército, el desembarco de Alhucemas (1925), una operación que durante años se ha estudiado en las más prestigiosas academias militares del mundo. Franco, ya coronel, es quien mandaba el contingente de la Legión, grueso de la fuerza que desembarcó por parte española. Los legionarios mandados por Franco fueron los únicos que consiguieron establecer una cabeza de playa (según algunos desoyendo la orden de retirada) que permitió aguantar hasta la llegada de las fuerzas francesas que desequilibraron definitivamente la batalla. Tanto es así que por su actuación en esa operación fue ascendido a general de Brigada por méritos de guerra. El primer legionario que llegó al generalato y el general más joven de Europa en ese momento: ¡¡un legionario!!.
La Legión, junto a los Regulares, fue quien en 1934 sofocó la llamada “Revolución de Asturias”, un auténtico golpe de estado frustrado contra la Segunda República, instigado por los que poco después formarían el Frente Popular. Ahí la Legión salvo a la República y, de nuevo, el que mandaba las fuerzas que -insisto- salvaron a la Republica fue el ya entonces general Franco.
La Legión, parte fundamentalísima de lo que se conocía como “ejercito de África”, fue un elemento absolutamente imprescindible para la victoria del Ejercito Nacional en la Guerra Civil, interviniendo prácticamente en todas las operaciones importantes, protagonizando el espectacular paso del Estrecho en los primeros días de la Guerra y avanzando en tiempo récord por Andalucía occidental, Extremadura y el valle del Tajo para llegar a las puertas de Madrid y provocar la huida del Gobierno rojo, consiguiendo liberar en cuestión de semanas casi la mitad de España, en un avance que determinó todo el desarrollo posterior de la contienda. En ese momento Franco era “solo” el jefe del Ejército de África, precisamente, pues todavía no se había celebrado la conocida reunión en Salamanca en la que se le nombró jefe supremo (“Generalísimo”) de todo Ejército Nacional.

De nuevo Franco al mando en otro de los momentos gloriosos de la Legión. Durante la Guerra, la Legión llegó a contar con 13 banderas y fue su momento de máximo esplendor desde el punto de vista de tamaño de la fuerza operativa. No hay un solo hecho de armas de la Legión, hasta 1975, en el que Franco no haya sido protagonista, directo o indirecto. Yo, supongo que como muchos otros, no admiro a la Legión solo porque desfile mejor y más deprisa que nadie, ni porque tengan aspecto aguerrido y fiero, ni porque lleven un uniforme con una maravillosa historia y distinto a cualquier otro, ni porque tengan unos himnos tan emocionantes que te remueven las entrañas, ni porque haya participado en más misiones de las llamadas “de paz” que ninguna otra unidad, y con enorme éxito en todas, ni porque haya participado en la “operación Balmis”. Yo admiro a la Legión, sobre todo, por los extraordinarios hechos de armas que ha protagonizado, por las batallas que ha ganado, por las campañas en las que ha participado, por sus más de 10.000 caídos, por sus 30 Laureadas, sus 250 Medallas Militares y por lo que ha hecho en la defensa de la Patria en la que yo creo. Por eso, hablar de la Legión sin mencionar a Franco, como se está haciendo, es tan miserable, tan desleal y tan cobarde como hablar del Descubrimiento de América sin mencionar a Cristóbal Colón o hablar de la II Guerra Mundial sin mencionar a Wiston Churchill o de la Guerra del Pacífico sin mencionar al general McArthur. Es extravagante. Y hablar de la historia de la Legión obviando lo que ésta hizo entre 1936 y 1975 es, salvando las distancias, como hablar de la historia del Real Madrid CF obviando las 13 Copas de Europa.
Se ha celebrado un acto castrense muy solemne, presidido por el Rey, en el que se ha homenajeado a todos los legionarios, *MENOS A UNO*. Seguro que han desfilado a la perfección, que todos se han emocionado con los himnos y las salvas, que los intervinientes han pronunciado brillantes arengas, pero nadie ha tenido las agallas (por no decir otra palabra más fuerte) de recordar delante del Rey, de la ministra de Defensa o del ‘sursum corda’ al más importante legionario de toda su historia, aunque eso le cueste la carrera. Estoy seguro de que entre la oficialidad actual de la Legión, de tenientes a coroneles (conscientemente excluyo al general), y no digamos entre todos los legionarios que ya no están en activo, hay muchos -si no todos- que comparten lo que escribo y se avergüenzan de lo que se está haciendo.
¿Qué entiende este general jefe de la Brigada por ser “valiente y leal legionario”? Ser valiente no es solo asaltar una trinchera en vanguardia y a cuerpo limpio, ser VALIENTE es también hacer en cada momento lo que te dicta tu conciencia y tu honor, independientemente de sus consecuencias. Y ser LEAL, entre otras cosas, es no abandonar nunca a un compañero, “entre todos el mejor”, en un momento en el que le están calumniando y vilipendiando, cuando ya no se puede defender. ¿No sabe lo que significa el ‘Espíritu de Unión y Socorro’?: “A la voz de *«A mí la Legión»*, sea donde sea, acudirán todos y con razón o sin ella defenderán al legionario que pida auxilio”. Y, por supuesto, lo mismo digo para sus inmediatos superiores, el general jefe de la División “Castillejos” (legionario, esto es, con algún destino en la Legión), el teniente general jefe de la Fuerza Terrestre (legionario) y el JEME (¡también legionario!). Y que no me digan que son personas que viven de su sueldo, que tienen familia, que tienen una carrera que pueden perder: ¡¡que no se hubieran hecho militares, que se sido maestros de escuela (por decir algo)!!
Y mientras tanto, que jubilen al carnero y que pongan a una gallina dócil.
Saludos y gracias.

Felicito efusivamente al desconocido autor.
Por las verdades que dice… y por su valor al decirlas.
A mi, como militar, también me duele mucho algunas cosas de las que dice, pero es conocido el refrán “el que se pica, ajos come”
Por otro lado, este durísimo alegato puede servir para despertar conciencias, especialmente entre los legionarios jóvenes: oficiales, suboficiales y bravos legionarios.
Y que este despertar les lleve a la firme decisión de lavar el honor del Legión.
Finalmente me permito decirle al autor que, efectivamente, el desembarco de Alhucemas ha sido estudiado en las más importantes academias militares del mundo…
Pero también la “ofensiva de la Alfambra” durante la Cruzada de Liberación Nacional.
Magistral operación táctica concebida por Franco, del que otra gallina, el coronel Blanco Escolá (qepd) se permitió escribir un libro de título “La incompetencia militar de Franco” y que para más INRI fue profesor en la AGM.
Efectivamente: el enemigo ya está dentro.
Reitero mi felicitación al autor y a Él Español Digital por publicar tan magnífico artículo.
El Comentario del Coronel D. Lorenzo Fernández extraordinario como el artículo, el dato de que el libro del Coronel rojo Carlos Blanco Escolá para desprestigiar a Franco, o mejor dicho para engañar sobre la verdadera figura de Franco y politizar al que pique, titulado «La incompetencia militar de Franco», aprovechando su condición de Profesor de la Academia General Militar de Zaragoza (en la asignatura no de Táctica, sino de Historia Militar) es farisaico y apócrifo porque además del desembarco de Alhucemas (que precedió y sirvió de modelo para el de Normandía en 1944) la «Ofensiva de la Alfambra» (5-8 febrero de 1938, 25 km al norte de Teruel), donde se reconquistarían más de 1000 km cuadrados de territorio nacional en 4 días, se aniquilarían varias Brigadas internacionales del Ejército rojo, como la 35ª y la 42ª, 27ª y 39ª del XIII Cuerpo de Ejército rojo, que experimentaría unas bajas entre 15.000 y 20000 hombres, así como unos 7000 prisioneros, y donde una vez más los rojos demostraron que eran buenísimos matando impunemente curas y mujeres catequistas y demás gente desarmada en la retaguardia de los pueblos bajo su poder, pero otra cosa muy distinta era enfrentarse en el campo de batalla al Ejército Nacional: y así cuando al General rojo Juan Hernández Saravia tomaba conciencia de cómo sus fuerzas estaban siendo aniquiladas en la ofensiva pidió a su correligionario el General rojo Valentín González, alias «El Campesino», jefe de la la 10ª Brigada Mixta perfectamente armada y equipada y compuesta por hombres experimentados, éste se negó prestar el apoyo solicitado e implicarse en el combate y salió huyendo (quizás por eso, por la experiencia que tenía que no era lo mismo violar a unas mujeres en un pueblo por ser de colaboradoras parroquiales mientras al cura la chusma lo mata en la plaza, que enfrentarse al Ejército Nacional, con las bayonetas caladas en sus fusiles, y muy motivados buscando acortar la distancia con el enemigo para arreglar cuentas de lo que veían que habían hecho cuando iban liberando los pueblos). Batalla que es de lección obligada en la «Royal Military Academy» de Sandhursts, en West Point, en Saint-Cyr, en Frunze y en muchísimas otras, pero que aquí en España militares rojos como el que se cita (el Coronel Blanco Escolá) forman a nuestros oficiales en el derrotismo y el lavado de cerebro, porque este señor es autor también de los libros de propaganda comunista: «Falacias de la Guerra Civil: Un homenaje a la causa republicana», donde abiertamente se posiciona a favor del Frente popular (el enemigo dentro de la Academia, como bien dice el Coronel D. Lorenzo Navarro), «Vicente Rojo: El General que humilló a Franco», y «General Mola: El Ególatra que provocó la Guerra Civil». El título de los libros da idea de quién es el personaje, y da idea también de la labor que la anti-España realiza de forma abierta pero sin que nadie se atreva a alzar la voz, de lavado de cerebro en el interior de las propias academias militares, y luego nos extrañamos que el mando de las FFAA esté nutrido de rojos, incluidos los Generales de VOX, que tienen la misma formación.
Todo en el comentario perfecto meno una cosa, lo de «descanse en paz», yo no sé si este sujeto se ha muerto o no, pero de descanse en paz nada, que aquí hay que rendir cuentas ante el Altísimo.
Gracias Kevlar por su comentario.
Y acepto de buena gana la corrección.
Qepd, no, que Dios le haya perdonado.
Porque España y su historia nunca podrá hacerlo, ya que fue un perjuro y un traidor -claro que no fue el único- y el hecho de que ejerciera la docencia, precisamente en historia militar, es la prueba más evidente de que al enemigo derrotado en La Cruzada se le ha dado la posibilidad de tergiversar la historia para adoctrinar a las siguientes generaciones.
Y de esos polvos estos lodos.
La Legión en pleno, con su entonces general Llago a la cabeza, firmaron el acta de defunción de esa gloriosa que fue unidad del Ejército Español el día en que, todos ellos, echaron un gargajo sobre los «espíritus» que inspirados por el general Millán Astray hizo realidad tantas veces el entonces comandante de la I Bandera Franco; al que ahora escupían, mientras una tríada de degenerados hijos de la GP, sobre serlo de la Viuda y urdida por Bolaños, profanaban la sepultura del mejor soldado de España.
Ya pueden ahora hacerse vídeos, como uno que circula por ahí, propio para ser proyectado en el cuarto obscuro de Sauna Adam o saunadán del suegro del empalagoso macarra presidencial, presumiendo de musculitos y aposturas; ya pueden componer posturas y cantar «el Novio de la Muerte», que de apios no pasarán. Es más, muchos inocentes que apelan a «la cabra de la legión por la Diagonal», están tan en la luna que no se dan cuenta que si en algún momento y por milagro alguno se opusiera por las bravas a lo que va a ser la desaparición de una de las naciones que fue de las más admirables del mundo, esos mismos de la cabra a los que apelan serían de los primeros que no repararían en reprimirlos a ellos, para que los catalufos o los perros asquerosos tintos en sangre del País Asco pudieran irse tranquilamente y con la bolsa llena. ¿O es que ya nadie se acuerda de las palabras del general Álvarez-Espejo cuando pasaba de su destino en Cataluña a horizontes de más jugosas y tranquilas retribuciones?: «El Ejército será neutral en la cuestión catalana», dijo ante la prensa, y eso no quiere decir otra cosa que si, llegado el caso, algunos españoles se opusieran a la consumación de la destrucción de su Patria, la que están llevando a cabo tanto psoez como peperros, el ejército lo que haría sería interponerse entre los bandos para que los que se quieren largar lo hagan con tranquilidad; es decir, que los separatistas puedan echar tranquilamente de su propia casa a quienes se les opongan y molesten, como ya vimos que lo hicieron en esa infecta sentina moral que es hoy, insisto, el «País Asco». ¿O piensa alguien que tanto esos perros malnacidos sobre HDLGP de «la psoe» o sus compadres sobrecogedores PePerros, que lo mismo da, ordenarían algo que no fuera defender a los catalufos o a los asesinos y sus mamporreros? Porque si lo piensa se equivoca.
Cuando los soldados del ejército del aire que tripulaban el helicóptero, con el que consumaron la infamia y el acto de barbarie aquella tríada de mandilones en Cuelgamuros, se volvieron de espaldas para no saludar los restos de un general español, el más glorioso general de nuestro tiempo, el único que con su espada derrotó en Europa al comunismo, en ese preciso instante, el ejército español dejó de existir. Quizá ya había desparecido antes, puede, pero en ese vergonzoso acto, directamente ligado al del lapo que la unidad que él contribuyó a crear y mandó lanzó sobre su jefe y fundador, quedó firmada su acta de defunción, a la vez que comenzó a redactarse la de España.
Ps.- Por cierto, que fue en el curso de la «Batalla del Alfambra», río que con el Guadalaviar forma el Turia a la vera de Teruel, que se dio el punto de inflexión de la guerra de España, donde dos masas de maniobra se enfrentaron, lejos ya los días de la guerra de columnas y eliminado el frente del Norte, dotadas de los elementos de guerra más modernos de entonces, y que las hacían -ya como ejércitos- capaces de destruirse mutuamente. Venció quien tuvo el genio militar y el tesón de unos soldados capaces de los mayores sacrificios que, en condiciones climatológicas durísimas, supieron derrochar valor ordenada y disciplinadamente; en esa batalla, con la reconquista de Teruel, se decidió la guerra tras cortar en su conclusión la zona roja en dos.
En la meseta de Visiedo, durante esa batalla, se dio la que con toda probabilidad, salvo prueba documental en contra, la que fue última carga ¡victoriosa! de la Caballería europea. Pero es que poco antes, en el intento de tomar Singra por la 27 división marxista, punto neurálgico de comunicaciones del dispositivo nacional en torno a Teruel, se produjo, esta si, la que puede denominarse con práctica seguridad la última carga de pecho petral de la historia de la Caballería europea. La que dio el teniente don Benjamín Sanlinós Sánchez con su sección de 35 jinetes sobre la 122 brigada de la mentada división. Según el gran Rafael Casas de la Vega, Sanlinós tuvo 27 bajas, el 77% de los hombres que iniciaron la acción en la que él mismo resultó herido y en la que murieron 6 de sus hombres, con la pérdida de 14 caballos muertos y 9 heridos. Del enemigo dejaron sobre el terreno más de 70 muertos capturándole algo más de de un centenar de prisioneros. La desmoralización que causaron sobre los rojos fue tal que la ofensiva sobre Singra cesó. Sanlinós sería propuesto para la Laureada.
Pues bien, hoy día, todos estos hechos el ejército trata de ocultarlos. El ejemplo más reciente del que tengo noticia sobre el particular, es la publicación a todo lujo de una tesis doctoral que, en prosa mazorral, supuestamente habla de la historia de ciertos regimientos, entre otros, del arma de Caballería al que pertenece el escriba, que en su «obra», ilustrada como no por Dalmau con estampas de la guerra…de Marruecos, ¡ni siquiera menciona!, no ya los hechos del Alfambra, sino que desconoce por completo hasta a un autor de la talla de R. Casas de la Vega (General del Arma) imprescindible para entender siquiera algo de lo que escribe. Se trata, claro, de hacer carrera en un ejército cipayo cuyo idioma de servicio, como se sabe, es el inglés, y cuyos oficiales y jefes sueñan con instalarse tan ricamente, para más inri, ¡en Bélgica!; antes Flandes, y hoy, en realidad, tierra de moros como bien puede comprobar quien lo dude con solo ir a verlo. No es hablar por hablar decir hoy que el ejército español ha fenecido.
D. Patricio Montero-Martín, me quito el sombrero ante su comentario, y si por comentarios se diera una medalla a usted le tendrían que da una caja llena por éste. Demuestra usted dos cosas: el espíritu militar que le falta a los que cobran un sueldo por ser militares y no hacen nada lo posee usted de más, y que todavía queda vida inteligente en este planeta.
El comentario de cambiar el carnero por la gallina lo dice todo, más imposible y sin mancharme la boca para nada.
La noche anterior al desembarco de Alhucemas, Franco estuvo mucho tiempo despierto, en la cámara de oficiales del buque Arcila (creo). Como el Comandante del barco estaba en el puente, atento a la maniobra de aproximación a tierra, para facilitar el desembarco, le hizo compañía el Segundo, un Teniente de Navío. Se llamaba Luis Carrero Blanco
El ejército otrora español, al completo, incluidas las FFCCSE, desparecieron como tales el 23-F-81 al traicionar a Tejero y demás camaradas. Desde entonces sólo son una banda de funcionarios carreristas con uniforme, que ahora se dedica a obedecer en el idioma del pirata inglés a mandos extranjeros para cumplir misiones en beneficio del capital financiero judío, les logias masónicas y los gobiernos títeres y peones de aquéllas. La infecta profanación de la tumba del Caudillo con rito masónico incluido, sin que la Legión moviese un dedo o abriese la boca, sin una sola dimisión de generales o almirantes y con la complicidad traidora de la Guardia Civil, creada por el masón Duque de Ahumada, ha dejado patente qué calaña viste hoy el uniforme que fue español, y hoy globalista masónico, salvando algunas, pocas, excepciones.
Franco representa todo lo contrario a estos peleles uniformados llenos de medallitas sin valor y cobrando dietas por ayudar a seguir siendo grande al mayor enemigo de la Cristiandad, el sionismo judío y a sus satélites anglosajones. No pueden soportar a Franco ni en su tumba, porque les recuerda lo mierdas que son.
«¡Caballeros Cadetes! Juráis a Dios y prometéis a España, besando con unción su bandera, repetar y obedecer siempre a vuestros jefes, NO ABANDONARLES NUNCA, …
¡Si, lo juro!».
Mi felicitación más efusiva al autor del artículo y totalmente de acuerdo con él, y de esa forma me he pronunciado siempre que he tenido ocasión, sin callarme.
Excepcional artículo y todos los comentarios. Me dejan estupefacta. Son lecciones de Historia, de dignidad, de honra , de honor , y de traición e ignominia de la naturaleza del ser humano. Muchas gracias a todos por la enseñanza que nos proporcionan a los lectores. Son todos ustedes “ La biblioteca nacional” y como decía Carlyle: la mejor universidad es la biblioteca.
Bushido – Millán Astray – Legión
La Legión, dejó de ser La Legión cuando el INFAME Porky González, a finales de los ´80, se CARGÓ la Escala Legionaria.
Desde entonces, es una Unidad de Infantería más. Sus miembros, realizan la misma formación militar que el resto de compañeros de su Arma; siendo la instrucción específica en ésta, mínima.
Eso, siempre que hablemos de legionarios de Infantería, claro. Que, ahora, también los hay de Caballería.
¡¿Desde cuándo hay soldados de élite de Caballería…?!.
Por otro lado, aprovecho para recomenderos muy mucho la lectura del librito escrito por Franco «Diario de una Bandera».
Podéis encontrarlo, fácilmente, en Internet, en formato pdf. Y gratis.