Afganistán: ¡¡sálvese quien pueda!!… ¿y los responsables también?
Hace unos días, nuestro compañero Pedro de Alvarado publicó en esta cada día más benemérita web, un magnífico y clarividente artículo titulado «El fiasco afgano» al que si hay que poner algún pero es que se quedó corto en cuanto al tiempo y amplitud que predijo sobre la definitiva y total victoria de los talibanes. Por nuestra parte, no hace mucho publicamos España en Afganistán, cornuda y apaleada, dicho todo lo cual, el tiempo nos ha dado la razón a los dos cuando conocemos ya que Kabul y todo Afganistán están en manos de los talibanes, el flamante presidente títere del país ha salido por piernas en avión y la cosa es tan dramática que incluso la rapidez del éxito talibán ha sido tan apabullante que ni siquiera los yanquis –y menos aún nosotros–, lo previeron, aún no se lo creen y hay serias dudas de que el personal que queda pueda salir incluso sólo con lo puesto; así como los que colaboraron con nosotros que hacen cola, junto con su numerosísima prole, tatarabuelos incluidos –¡vengan «refugiados» e inmigrantes!–, para que los acojamos y les demos… de todo.
El caso es que, y hay que repetirlo hasta la saciedad, después de 19 años de supuesta «Operación Libertad Duradera» —¡hay que joderse con los nombrecitos!—, Occidente, el aparentemente todopoderoso, soberbio y creído Occidente, ha sido totalmente derrotado por los talibanes hasta el punto de tener que salir a uña de caballo, habiéndose dejado allí miles de muertos, heridos, mutilados, desplazados y cantidades ingentes de vil metal para… nada, cosechando la enésima derrota desde el final de la II Guerra Mundial, algo que viene siendo casi habitual.
Sentado lo anterior, hoy prima preguntarse por los responsables. Pues llega el momento de exigir responsabilidades. Hay que purgar. Porque de no hacerlo, como viene siendo también habitual, la cosa se volverá a repetir; y a no tardar mucho, como veremos al final de este artículo, recuérdenlo.
Centrándonos en la caso español, similar a los de los otros «aliados», pero que es el que nos interesa, lógicamente, nos preguntamos: ¿dónde están los responsables? ¿Dónde están los presidentes: Aznar, Rodríguez Zapatero, Rajoy y Sánchez? ¿Dónde los ministros de Defensa: Serra-Rexach, Trillo, Bono, Alonso, Chacón (+), Pérez Rubalcaba (+), Morenés, Cospedal y Robles? ¿Dónde los JEMAD Gral,s/Almirantes: Moreno Barberá, Sanz Roldán, Rodríguez (a) El Rojo, García Sánchez, Alejandre, Villarroya Vilalta y «Memo» López Calderón? ¿Dónde el resto de flamantes Generales y Jefes (hace tiempo se autodegradaron a Oficiales) subordinados directos de los anteriores tanto en Madrid como sobre el terreno? ¿Dónde los directores del CNI: Dezcallar, Saiz, Sanz Roldán y Paz Esteban? Y para qué seguir.

El caso es que todos ellos vendieron al pueblo español una mentira monumental, todos formaron parte de una banda (armada), todos hicieron carrera a costa de las vidas de otros, del esfuerzo de muchos y de ingentes cantidades de dinero de nuestros impuestos. Ninguno de ellos, y especialmente nos referimos ahora a los militares, se opuso, ni siquiera elevó nunca un informe en el que desaconsejaran vivamente nuestra implicación en la aventura afgana, ni tampoco en cómo los yanquis, que son los que mandan, planeaban y ejecutaban el asunto. Ninguno de ellos fue capaz de ver lo que era evidente tan sólo con revisar la historia más reciente. Todos ellos, militares de pacotilla, han demostrado ser, además de unos ineptos, unos calzonazos, cobardes y traidores a España y al pueblo español, anteponiendo ese maldito «hacer la carrera» –como las furcias en la Casa de Campo madrileña– a los intereses verdaderos de la Patria. No hay nada más repugnante, grosero y soez que un jefe, un mando, traidor y cobarde que sólo busca medrar por encima de cualquier otra circunstancias, incluso de la vida de sus subordinados.

No les quepa la menor duda de que ninguno de ellos, en su infinita corrupción moral y profesional, no sólo no sufren el menor remordimiento, no sólo no asumen la mínima culpa, sino que se sienten orgullosos de haber «servido a España» y, lo peor es que están dispuestos, los hoy en activo, a seguir «sirviéndola» en el resto de las variopintas «misiones en el exterior» en las que seguimos implicados, las cuales no sólo apuntan al seguro fracaso de sus objetivos, sino que en algunas de ellas nos jugamos vernos sumidos en algún que otro conflicto de más que incierto final como es el caso del empeño en tocar las narices al oso ruso o en combatir a los «talibanes» en Mali. Pero claro, para oponerse a ello hay que tener valor y jugarse el cargo y… hasta ahí podían llegar nuestros aguerridos militares.
Mientras, en España, el enemigo, que siempre está dentro, campa por sus fueros, sin que tan valientes soldados hagan nada, ni siquiera cumplir con el 8º mandamiento constitucional que el supuestamente soberano pueblo español les ha encomendado y del cual no quieren ni oír hablar para lo que se buscan toda clase de subterfugios, eufemismos y excusas.
PD.- Es legendaria, y está ahí para siempre, la respuesta de Franco –hoy tan denostado como traicionado por todos los citados– al presidente Johnson cuando el yanqui quiso implicarle en la guerra de Vietnam, y el adalid del anticomunismo, además de advertirle de que esa guerra la tenía militarmente perdida –y Afganistán en lo militar poco ha distado de Vietnam aunque no lo crean–, llegó a afirmar sobre Ho Chi Minh «No le conozco, pero por su historia y sus empeños en expulsar a los japoneses, primero; a los chinos, después, y a los franceses más tarde, hemos de conferirle un crédito de patriota, al que no puede dejar indiferente el aniquilamiento de su país. Y dejando a un lado su reconocido carácter de duro adversario, podría ser, sin duda, el hombre que necesita Vietnam». Asimismo, puede que en Afganistán sea la hora de los talibanes y puede que sean los gobernantes que necesitan o merecen los afganos. Porque, al fin y al cabo, los talibanes son afganos y devotos de la secular tradición musulmana de aquel lugar, por mucho que nos repela la sharia –que es el Islam aunque nos lo nieguen por estos lares–, sobre la cual, por cierto, las femimarxistas nada dicen y de la cual nosotros nos libramos gracias a nuestros entonces sí que valerosos «militares» tras una larga y dura Reconquista en la que vencimos por la gracia de Dios y bajo el signo de la Cruz, Dios único y verdadero, y cruz salvadora, de los cuales dos venimos renegando desde hace décadas y así nos va.

Pues habrá que ir pensando en otro Afganistán, porque aquí -en España- hay «poco que hacer» y los chicos tendrán que «distraerse». ¿No?
les han entregado el pais….armas equipo y logística de toda índole….tras este «éxito»…
próximamente en Europa…la que van a liar…
soldaito Español de 8 a 3 más vale que os entreneis duramente en combate porque estos vienen para acá…eso sí como «refugiados»…pero venir vienen…
Dentro de la catástrofe y del deshonor del mal llamado Occidente, lo mejor de todo es el fracaso del GLOBALISMO que, gracias a Dios, sufre su primera derrota que, sin que el triunfo Taliban me emocione y satisfaga, es un rayo de luz y de esperanza para la causa de Dios y de España.
Y que no se preocupe Sleepy JO Biden, los talibanes han prometido VACUNARSE !!!!!!!!!
Íñigo Caballero
El fiasco de Afganistán tiene, entre otras, 3 lecturas:
– una lectura política
– una lectura social
– y una lectura militar.
1.- La lectura política, es que las sociedades occidentales (o lo que queda de ellas) están regidas por políticos de mierda, por decirlo suavemente, que llevan a la ruina a sus naciones, que su acción política lleva directamente los intereses generales a los arrecifes. porque ellos están en 5 cosas : venderse al mundialismo, estar siempre de parte de la comodidad y el ocio llamando «pacíficos» a los infames, y «justos» a los envilecidos que son tan malos que sólo son peores los que les dan crédito (que diría Quevedo), enriquecerse ellos a costa de lo que sea, enriquecerse ellos a costa de lo que sea, y enriquecerse ellos a costa de lo que sea (total 5).
Estos políticos de mierda son como apestados, todo lo que tocan lo contamina, si hacen leyes laborales despojan a los trabajadores de la protección que les otorgó la legislación de Franco, si tocan la asistencia sanitaria de la Seguridad Social es para descapitalizarla y hacer desaparecer sus prestaciones, su cobertura y su calidad, si tocan la Educación es para corromper a la sociedad desde la más tierna infancia. Si tocan la Justicia es para imponer la iniquidad, la arbitrariedad y la injusticia, si tocan el Gobierno local es para hacer de los Ayuntamientos un foco de corrupción como la cueva de Alí-babá, y si tocan la Política Exterior, dejan a España a merced de sus enemigos que pueden desde invadir Canarias con sus cayucos, o Ceuta con un asalto de 10.000 individuos, cerrar sus frontera con Ceuta y con Melilla y exigir que lo que España absurdamente le regala por valor de millones de € encima se lo tenemos que entregar por otras fronteras que no sean las de Ceuta y Melilla, o apropiarse de las aguas territoriales de las Baleares o las de las Canarias, o quedarse con nuestros respiradores, como hizo Turquía con España al principio de la Pandemia. Una política exterior cuyas 3 únicas características son la claudicación en todo, la dejación del interés nacional de España, y la inexistencia de de una verdadera política exterior que queda en manos de payasos como los ministros de exteriores que han sucedido sin solución de continuidad desde hace 40 años, que han conseguido lo que parecía imposible, que el sucesor sea todavía peor que el antecesor al que relevan en el cargo. Increíble pero cierto. En esto el Rey actual y su padre han tenido mucha culpa, porque ambos han sido y son reyes sin ningún afán de mejor servicio a España, sino únicamente a poner en marcha la máquina esa que tienen de contar dinero y a darse la gran vida sin ninguna vocación de hombres de Estado.
Lo que ha venido pasando en Afganistán hasta el desenlace presente es el resultado de estas políticas de mierda de los políticos de mierda que hay en Occidente en general (y viene aquí a colación tanto la Carta de Franco al Presidente norteamericano Lyndon B. Johnson cuando éste le exigió carne de cañón española para la guerra de Vietnam y Franco se negó dándole una lección de estadista, como el artículo de Blas Piñar titulado «Hipócritas») , y en España en particular, con Reyes que están en la vida palaciega y cortesana de los saltos de cama, las cenas de gala y las regatas en Mallorca de espaldas completamente a lo que es el Servicio a España que desde Felipe II eso pasó ya a la historia, y políticos que son lo peor de la sociedad española, sin más ambición que su propio enriquecimiento material a cambio de vender a España a quien haga falta. Ni condenando a estos políticos a galeras o a la horca en un árbol en un cruce de camino, pagarían todo el mal que le han hecho a España y todo el mal que está por venir en el futuro consecuencia de sus políticas, porque la islamización de España que ellos han provocado, como la desarticulación de nuestros ejércitos como ejércitos nacionales o nuestra industria en general y la de Defensa en particular, tendrán unas consecuencias en el futuro que si la Divina providencia no lo remedia no serán otras que la desaparición de la Nación Española y su sustitución por una sociedad de corte magrebí, y de gentes estúpidas. Se ha tejido toda una red de políticas públicas cuyo último fin es la ruina de la sociedad española, y ésta red en su culmen de «frutos» arrastrará al abismo a la pobre gente que viva para entonces. Lo de Afganistán es un ejemplo de lo que nos espera a nosotros.
2.- Una lectura social: mediante la manipulación de la Educación y la desinformación de las televisiones en régimen de monopolio, lo que en otro tiempo fue la «Reserva espiritual de Occidente» ha sido convertida en una sociedad corrompida e intoxicada en la banalidad y la desinformación, hasta fabricar la actual sociedad de imbéciles donde lo único que importa es tatuarse los brazos a todo lo largo desde el hombro a la muñeca, y la vida banal de las sociedades izquierdista y liberales, de explotación laboral y fiscal, materialismo ateísmo y podredumbre moral, donde todos celebran algo tan nauseabundo como el orgullos gay o la perversión infantil, aunque sea disfrazada, por ahora, de libertad sexual. Esta sociedad de gentes mentecatas y estúpidas arrastra al abismo a la parte sana de la sociedad que sufre las consecuencias de esta «imbecilidad social» que se promociona desde los poderes públicos, Fiscalía del odio incluida, con toda la mala intención de su finalidad.
3.- Y una lectura Militar.- Si algo demuestra lo ocurrido en Afganistán, por la parte que nos toca porque España ha destaco fuerzas en la zona, es que mientras militares retirados por edad o porque han sido detectados como que no son traidores, son marginados de los centros de enseñanza militar, y de las televisiones, a pesar de su acreditada cualificación técnico-militar y experiencia y afán de mejor servicio (quizás por todo ello son excluidos y marginados), como es el Caso del General D. Salvador Fontenla, D. Emilio Pérez Alamán o el Coronel D. José Mª Manrique, se promociona a otros que han demostrado, al abrazar las tácticas y estrategias americanas en Afganistán, que su uniforme les queda muy bien, tienen muy buen sastre, y que huele en exceso a suavizante pero que como militares no valen un pimiento y han fracasado por una razón muy sencilla, porque además de ineptitud es que su principal preocupación nunca fue la victoria de las Armas españolas sino únicamente sostenerse en cargo y hacer méritos conforme al concepto de «mérito» que tiene el PSOE y demás enemigos de España, para ser promocionado en el futuro a nuevo y superiores cargos. Militares como los que se citan en este artículo, de salón, siempre de parte de la comodidad y el ocio, siempre dispuestos a abrir un expediente disciplinario, cesar o expulsar de las FFAA a todo el que se atreva a mostrar un poco de sensatez militar y lealtad al Servicio de España. Ellos podrían boicotear el artículo que el General Fontenla escribió en 2012 alertando ya entonces que en Afganistán se estaban haciendo las cosas mal, la reacción de estos altos mandos fue excluir el trabajo del General Fontenla del Catálogo del Centenario del Protectorado de España en Marruecos. que le solicitó hacer el Instituto de Historia y Cultura Militar (IHCM).
Lo de Afganistán demuestra en el plano político lo mal gobernados que estamos, en el plano social la imbecilidad social que nos arrastra a imponer en España una perdida de unidad religiosa, étnica-cultural y territorial cuando gozábamos de esta unidad que tanta sangre y sufrimientos costó, tirada por la borda en apenas 20 años, pero en el plano militar lo que demuestra es la ineptitud de los mandos militares a todos los niveles desde los mandos de las academias y centros de enseñanza a la propia cúpula, pasando por los que se identifican por esta red de advenedizos e ineptos, que la vida militar para ellos es solo una forma de tener un alto nivel de vida burgués a costa de sacrificar a España, con la que no tienen ningún compromiso, y cuanto más tiempo están fuera, hablando inglés y sirviendo al NOM (nuevo Orden Mundial) menos compromiso todavía.
Esta es la realidad que se pone de manifiesto con el fiasco de Afganistán, en manos de quién estamos, como en 1808, pero con una diferencia: en 1808 no existía la televisión y la sociedad no había sido todavía corrompida hasta el extremo que lo ha sido ahora.
Que Dios en su infinita misericordia se apiade de España y de los españoles, que vamos a pagar muy caro la imbecilidad social de los más, y la maldad y ambición material de los políticos, y la estupidez y traición de los militares advenedizos .