Al gobierno se le ve el plumero
La detención por la GC de algunas personas con explosivos vinculados a los CDR, creó en el gobierno irritación en lugar de alivio y felicitarse por haberse desarticulado un comando de intenciones nada pacíficas. La policía judicial actuaba a las órdenes del juez y a la vez con pragmatismo. No puede olvidarse, que cuando gobernaba ZP iba a detenerse a la cúpula de extorsión de ETA, en el bar FAISAN. Un aviso desde la cúpula del ministerio del Interior a la banda terrorista hizo fracasar la operación.
Es lógico que el juez que ordenó el registro no se fíe mucho del mando político y en consecuencia mantenga la reserva en la ejecución del operativo. Lo más sorprendente es que el ministro se enfade, cuando el juez del caso FAISAN era Marlaska y sus hoy subordinados fueron los que entonces hicieron fracasar su iniciativa.
Para adornarse, el ministerio del Interior hace público su malestar por el discurso del general Garrido, jefe de la GC en Cataluña, calificándolo de “inoportuno” y “no idóneo” al evidenciar la desconfianza hacia la policía autonómica. En las actuales circunstancias, los únicos que en España confían en ella, creo que son los secesionistas catalanes y los mandos políticos de este ministerio. Los primeros, es normal que lo hagan pues están metidos en el mismo asunto, que la confianza en los Mozos tenga carta de naturaleza en los segundos solo se explica si la oligofrenia se ha apoderado de este ministerio.
El resultado de lo señalado más arriba es muy sencillo, Marlaska confía más en los Mozos que en la GC, o si no, a estos regaña porque puede y con los otros no se atreve. Su nivel de pánico debe ser muy poco controlable, ante lo que se avecina, para regocijo de los políticos presos y de todos aquellos que han hecho saltar por los aires la convivencia en Cataluña. Dicen que de juez era bueno, como ministro no trasmite ni seguridad ni confianza y como mando de las fuerzas policiales carece de capacidad de mando y organización. Su única disculpa podría ser que está dirigido por Sánchez, pero llegados a ese punto la disculpa pierde fuerza si no dimite, si fuera cierto que no actúa por propia iniciativa.
El proceso secesionista catalán continúa siendo apoyado por Sánchez: ausencia de respuesta ante el sistemático incumplimiento de las leyes, dinero mucho dinero y presión sobre fiscales, abogados del Estado y magistrados no para hacer cumplir las leyes sino para adaptarlas a sus fines. El último aspecto es sin duda el más grave, pues orienta a España a un camino de arbitrariedad e impunidad del Poder. Es la quiebra del Estado de Derecho y el triunfo de un totalitarismo con aspectos formales de democracia.
Ninguna sentencia puede ser respetada, sí soportada, si los jueces que la dictan lo hacen bajo su adscripción a cualquier servidumbre y no por una interpretación libre de la propia ley. La unanimidad en la sentencia no es lo más importante, sino si esta es justa, proporcionada y conforme a la letra y el espíritu de la propia ley.
Son muchos meses soportando ceses, traslados y presiones sobre magistrados o intoxicaciones informativas, para confiar que en el momento actual el gobierno de España vaya a defender la nación frente a los retos que tiene delante. En el más inmediato, Cataluña, se le ha visto el plumero demasiadas veces, en Navarra también.
Para La Tribuna de España
