¡Alerta Europa! Nuestra islamización está en marcha y… parece (o es) imparable

En Francia se ha publicado en Enero un libro titulado «Le frérisme et ses réseaux, l´enqute» al que podríamos subtitular «La hermandad y sus redes; la investigación», cuya autora es la reconocida antropóloga Florence Bergeaud-Blackler, que está causando una enorme polvareda, está sirviendo de agrio revulsivo y le ha costado a su artífice ser inmediatamente anatemizada, insultada, demonizada, perseguida, amenazada y… tener que vivir a escondida y con escolta policial al temerse que pueda ser objeto de un atentado por parte de algún islamista de esos tan «integrados».

Florence Bergeaud-Blackler

Florence Bergeaud-Blackler es antropóloga y socióloga, especializada en el estudio de la religión y el laicismo en las sociedades, habiendo cursado estudios en la Escuela Práctica de Altos Estudios y en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, ambas de Francia; es en la actualidad directora del consejo científico del Observatorio de los Fundamentalismos, creado en 2020 en Bruselas. Dedicada al estudio del mundo musulmán específicamente en lo que se refiere a su existencia y propagación en las sociedades «secularizadas» occidentales. Especialista en los métodos de adoctrinamiento de los salafistas y más en concreto de los Hermanos Musulmanes. También ha estudiado el desarrollo del «mercado Halal» (todo aquello que está permitido y es apto para musulmanes, tendencia comercial en constante crecimiento, y expresión que no se restringe a certificar la carne apta para musulmanes, sino que se extiende por muchos sectores empresariales y llega incluso a no musulmanes), como tradición no real, sino inventada, que crea constantemente estrictas normas que oponen lo permitido a lo prohibido entre los «buenos» musulmanes. Ha publicado varios trabajos sobre este tema, destacando los vínculos entre los canales de distribución halal y la financiación de los movimientos islamistas. Es autora de otros numerosos estudios, informes de investigación y artículos.

Lo que el libro nos cuenta, basado en multitud de datos y ejemplos acreditados (está extremadamente bien documentado, con numerosas notas –cuyo contenido se desarrolla a menudo– y fuentes bibliográficas de autores, fundaciones y círculos de reflexión que van mucho más allá de las fronteras nacionales: un conjunto de fuentes conocidas y verificables, como toda obra académica que se precie), que es lo que más ha dolido por imposibles de cuestionar, afirma, por un lado, que el laicismo, o sea, el abandono por Occidente de la fe cristiana, sirve de herramienta y caballo de Troya para la penetración del islamismo sin necesidad, como en otros tiempos, de la espada, mientras que por otro, sobre todo la izquierda europea está utilizando al islamismo como herramienta para destruir la civilización occidental en franca decadencia, sin darse cuenta o no importándole que una vez conseguido tal fin no será la izquierda la que imponga su visión de la vida, por supuesto totalitaria, sino el Islam. Para que nos entendamos, algo así como lo ocurrido a nuestros visigodos, cuando un bando llamó a los árabes del otro lado del Estrecho para acabar con el otro y, cuando menos se lo esperaban, los árabes se habían hecho con todo el poder, nos habían invadido, sometido y se quedaron casi ocho siglos, teniéndoles que sacar con agua caliente. ¿Que eso no puede ocurrirnos a nosotros, ni ahora? Pues el libro presenta las pruebas de que ya está ocurriendo y de que, si no ponemos remedio, no hay quien lo pare.

Este libro presenta el movimiento islamista resultante de la internacionalización del movimiento de los Hermanos Musulmanes, tal y como se ha desarrollado en Europa, al cual la autora denomina frérisme (hermandad). Explora de forma muy documentada el origen del movimiento, su base doctrinal, su organización y sus métodos de funcionamiento, así como los de reclutamiento y adoctrinamiento. Muestra cómo se extiende en el corazón mismo de las sociedades europeas apoyándose en sus propias instituciones, subvirtiendo los «valores democráticos» y los derechos humanos o «islamizando» la cultura, especialmente la enseñanza y mejor aún la de los jóvenes. No es una acusación conspiranoica ni producto de un radicalismo cristiano, pues la autora no profesa ni lo uno ni lo otro. Es el resultado de una investigación científica, en profundidad, bien fundamentada y referenciada, realizada según los métodos de las ciencias humanas, y que identifica con precisión un objeto, la cofradía islamista, que construye un islam-sistema en tres direcciones: una visión, una identidad, un proyecto (plan). El trabajo no se dirige a una religión o a una comunidad de creyentes, sino que describe un movimiento que pretende utilizarlas para imponer y hacer sucumbir a los países occidentales en una islamización en todo tipo de ámbitos: de la economía a la ecología, de la escuela a la universidad. El libro es un incuestionable documento que saca a la luz un fenómeno que se desliza entre nosotros sin que nos demos cuenta, que no comprendemos o ante el cual preferimos, en nuestro funesto hedonismo, mirar para otro lado. Un libro que da cuenta de hechos palpables, huyendo de anatemas ideológicos o religiosos

Hassan El-Banna
Tariq Ramadan

Florence Bergeaud-Blackler examina la difusión de las ideas islamistas centrándose en su ariete, en su punta de lanza, en su vanguardia que son los Hermanos Musulmanes, desde su «renacimiento» en Egipto en los años treinta bajo la influencia del fundador de la más poderosa de sus redes actuales: Hassan El-Banna, cuya mayor tesis y objetivo era, y sigue siendo con Tariq Ramadan, su nieto, lograr un renacimiento islámico y una «internacional» de intelectuales, hombres de negocios y personas influyentes comprometidos con una lectura «ortodoxa» del Corán, o sea, interpretándolo de la forma más estricta posible, que ya es decir.

El ensayo documenta y analiza el hecho de que esta corriente se ha desarrollado discretamente, cual sociedad secreta, en el seno de organizaciones internacionales y europeas sobre todo en Francia, pero también en el resto de países europeos, al amparo de un discurso que mezcla su enorme capacidad para unir a los musulmanes que viven en Europa, junto con un discurso que pretende hacer de cualquier musulmán un apóstol de «la verdadera y única fe». Los Hermanos Musulmanes, sin aparecer abiertamente ni dar la cara pùblicamnente, trabajan incansables desde hace décadas para islamizar las sociedades occidentales, en particular en los ámbitos cultural y económico, para desde ellos dominar todos los demás aspectos de nuestra vida.

En este ensayo, Florence Bergeaud-Blackler documenta cómo, ante la debilidad consustancial al modelo democrático occidental actual, se pretende, y se va logrando poco a poco, imponer una teocracia islámica por ahora de manera suave, oculta, sin que se note, a través de cada día más asociaciones religiosas, políticas, sindicales y ecologistas.

Para Florence Bergeaud-Blackler, los tres ejes del activismo de los Hermanos Musulmanes en Europa son: la Visión islamista, la Identidad musulmana reivindicada y el Proyecto (plan) (VIP), para llevar a Europa a convertirse en una teocracia islámica. Para la autora la naturaleza histórica y teológica del islamismo militante de los Hermanos Musulmanes se articula en dos grandes periodos: de 1930 a 1970 y de 1980 a 2020. Su desarrollo y proselitismo utiliza redes financieras, de ayuda mutua, asociaciones culturales y antirracistas en los diversos países de Europa, pero también  de los organismos macroeuropeos. Documenta sin paliativos su enfoque intelectual que pretende «islamizar el saber», es decir, juzgar la realidad a través de la lectura «islamista» del Corán, siendo su máxima inapelable «la primacía de los textos sagrados sobre la razón y la práctica». En lo político, pretenden unir a los musulmanes en torno a su lectura proselitista y militante del Islam, rechazando el catolicismo (así como los «cristianismo» protestantes, anglicanos y otros) y cualquier otra «creencia» a todas las cuales califica de heréticas. Para ellos y su estrategia, la Declaración Islámica de los Derechos Humanos (firmada en la UNESCO en 1981 y de la que nadie habla a pesar de su enorme carga destructiva) es piedra angular de su estrategia, al afirmar, por un lado, que la Umma islámica es la única capaz de iluminar el camino de la Humanidad, mientras que por el otro es la única capaz de proteger a los musulmanes del riesgo de corrupción por los valores occidentales.

París

Florence Bergeaud-Blackler advierte del desarrollo del Hermanismo en Europa a través del trabajo de sus «delegados» (infiltrados) en los movimientos estudiantiles, antisistema, antirracistas, ecologistas, socialistas, de inmigrantes, y las organizaciones de defensa a ultranza de los derechos humanos. Dichos «delegados» actúan para exacerbar movimientos en contra de la opresión colonial, la dominación del hombre blanco, la perversión intelectual y ecológica del capitalismo, y de la islamofobia, mediante los cuales los Hermanos Musulmanes acceden de forma indirecta y sin que se note a cuantiosa financiación gracias a las inagotables subvenciones que nuestros gobiernos de todo nivel y color, así como las instituciones europeas, conceden a tales movimientos, gran parte de las cuales acaban en las arcas islamistas; se diría que estamos pagando por el cuchillo con el que nos van a degollar.

El ensayo incide también en los «aliados» conscientes o inconscientes  («tontos útiles») que abundan en Francia (sobre todo, según la autora, en la izquierda y la extrema izquierda), pero también en la práctica totalidad de los países europeos, bien que en unos más que en otros,que  defienden el respeto a las diferencias, teorías victimistas «decoloniales» o invocan la legitimidad «indigenista», así como la «integración» pero siempre supeditada al respeto a la identidad islámica.

Barcelona

El ensayo concluye con el caso particular de la acción de las redes hermanistas hacia las mujeres «hermanas musulmanas» y los niños «los pequeños musulmanes». Relaciona los numerosos medios y fuentes de adoctrinamiento: páginas web dedicadas, en inglés y francés, a integrar las prácticas religiosas en todos los actos de la vida, en apoyo del aprendizaje escolar, «bancos de fatwa», es decir, mandamientos para conocer lo que los teólogos recomiendan como «buena o mala conducta» en los actos de la vida cotidiana, y también, cómo no, en las redes sociales. Y todo ello no sólo dirigido a los musulmanes, sino sibilinamente también a los no musulmanes, sobre todo a los agnósticos y ateos, y más aún a los indiferentes, a todos los cuales consideran «carne de conversión».

Su conclusión, en realidad advertencia, es un enérgico llamamiento a no reducir el debate sobre el Islam sólo a la amenaza recurrente de la «islamofobia», sino a tomar conciencia de que su amenaza va mucho más allá: a la instauración de un «califato mundial», a la transformación de nuestras leyes en textos «compatibles con la sharia» y a la definitiva relegación de la identidad europea hasta su desaparición.

Dos últimas consideraciones: a) en absoluto es un libro islamófobo, principal de las acusaciones que le han caído encima para desacreditarlo, y b) su optimismo, que no compartimos, sobre la capacidad de las organizaciones políticas nacionales y europeas para tomar medidas y dar al traste con la tan grave amenaza que denuncia, porque a nuestro parecer los países europeos están, estamos, en decadencia galopante, de ahí que seamos fácil pasto de aquellos que, aunque equivocados en casi todo, en no pocos aspectos no han caído en nuestra acusada degeneración.

PD.- «Me parecía indispensable proporcionar, además de una nueva caja de herramientas conceptuales, argumentos sólidos, descripciones precisas del mecanismo de acción, ilustraciones del lenguaje y de los procedimientos de adoctrinamiento de esta especie particular de islamismo que es el hermanismo en Europa. Algunos de los hechos, asociaciones o personajes mencionados en este libro son conocidos por el público, pero sólo de forma dispersa, como islas de preocupación o vigilancia. El objetivo de este libro es describir con rigor el sistema-Islam del que son las huellas o los engranajes visibles, un sistema que urge aprehender en su globalidad, su historia, su sentido, sus estrategias.
El hermanismo no cayó del cielo. Se anunció.
Ya en 1990, hace más de treinta años, Qarâdâwi invitaba a los movimientos islámicos a levantarse, a formar, y cito: «una vanguardia islámica, una opinión política musulmana, así como a preparar un «clima» global y público de aceptación de la Umma [la nación mundial de creyentes reunidos bajo la bandera del Corán]». Este clima -esta «atmósfera», como diría Gilles Kepel- ya se ha producido.» (Pág. 332 del libro)
«Digámoslo sin rodeos: asimilar el islamismo, del que el hermanismo es el componente internacionalista, al Islam es un error ontológico y político. Es como confundir una lengua con un idioma. El Islam es una lengua, el islamismo es una de las lenguas que pretenden transmitir su mensaje, una disposición particular de la comprensión religiosa. Políticamente, la confusión es catastrófica, porque alimenta el proyecto islamista que pretende precisamente hacerse pasar por el Islam per se y no dejar nada musulmán fuera de él.
Hay que decir que hoy el hermanismo domina el paisaje islámico europeo. Esta situación no es accidental, ha sido deseada y planificada…» (Pág. 333 del libro)


6 respuestas a «¡Alerta Europa! Nuestra islamización está en marcha y… parece (o es) imparable»

  1. ¡Qué razón tenía Oriana FALLANI, que en paz descanse, cuando denunció este asunto, en un libro profético!
    En España, por ejemplo, tenemos registrados más de un millón de moros, marroquíes y argelinos (la mayoría de Marruecos), de los que son muy pocos los que trabajan.
    La mayoría viven de nuestro cada vez más escuálido «estado de bienestar», y su principal función es criar muchos hijos, que acabarán siendo mayoría en nuestra sociedad.
    Todos los días veo pasar, camino de los colegios públicos, a moras con cuatro o cinco hijos cada una…
    Y es «normal», pues cuantosa más hijos tienen, más ayudas sociales reciben.
    ¿Somos tontos, o nos hemos vuelto locos…?
    Estamos amamantando a nuestros enemigos.

  2. Sin duda un enjundioso trabajo de investigación sobre este sistema de creencias que es el Islamismo.

    No deja de ser curioso que los musulmanes consideren el Cristianismo en general como herético, es decir, aquello de que fue primero si el huevo o la gallina, por cuanto no puede haber herejía alguna en aquello que estaba antes o como antecedente del consecuente. Por tanto, lo que sí es una herejía es el Islam que surgió siete siglos más tarde.

    Pero ya se sabe que los musulmanes piensan al revés, tal como conocemos bien en nuestro caso de España cuando hablan del Al-Andalus obviando que nosotros para el 711 después de Cristo ya teníamos registros históricos desde 1.200 años antes.

    Sin embargo, para quienes somos cristianos, católicos por más señas, sabemos perfectamente que todo este plan de islamización está condenado al fracaso. Pues cuando no se adopta esta postura se está renunciando a las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Por más que lo intenten en algunas sociedades y lugares concretos, unos más y otros menos, el Islam no va a triunfar en Europa. Y no solo no lo va a hacer, sino que está condenado a su desaparición en el momento en que se produzca la Parusía. Ella no quita para que sí haya que estar controlando a estos grupos, algo que en Francia, el Reino Unido, Países Bajos o Suecia, por mencionar casos que son preocupantes, no lo estén llevando a cabo de una forma correcta. También hay que pensar que dentro de esos países existen igualmente tendencias contrarias de sus propios naturales y de las que nunca se habla en parte alguna y ni siquiera en los medios de comunicación, por aquello de la corrección política o el cinismo del absurdo pues a las cosas se les llama por su nombre para que sean tales y no entelequias infumables.

  3. Hace años, los judios tenían mucho miedo a los palestinos, pues decían que iban a conquistar Israel con los vientres de sus mujeres, dada la gran cantidad de hijos que tenían, a diferencia de ellos, que alumbran escasas hijos.
    Algunos autores dicen que por eso se crearon los dos guetos en los que los tienen encerrados, con altos muros de hormigón, de ocho metros de altura…

  4. Mi abuelo hizo la mil i en Ceuta, y recuerdo que siempre me decía que los moros no eran de fiar, que eran falsos y traidores.
    Y que, siento decirlo, les ofrecían a sus hijas o hermanas, a cambio de dinero, obviamente…
    Ahora no tienen que hacerlo, pues viven a costa nuestra, explotando esa mina de oro que es nuestro estado de bienestar, que cada día es más de malestar, por lo menos para los españoles de origen, que vemosw como se malgasta y tira nuestro dinero, tan trabajosamente ganado.

  5. Magnífico trabajo el de Enríquez de Aguilar. Añadamos unas precisiones importantes.
    Aunque no está en el Corán ni en los Hadices (dichos del Profeta), los términos Dar-al-Islam y Dar-al-Harb han sido operativos entre los musulmanes desde el siglo VII, y lo siguen estando hoy día.
    Dar-Al-Islam significa “casa u hogar del Islam”, es decir, los lugares donde el Islam está plenamente integrado y conforma la tradición, las costumbres, la sociedad y la política.
    Dar-al-Harb puede traducirse como “la casa de la guerra”, es decir, el lugar donde habitan los infieles (“harbiyum”), y el campo donde, obligatoriamente, debe desarrollarse la conversión y ocupación islámica, por convencimiento o por la fuerza.
    Los buenos musulmanes no pueden ignorar esta obligación de islamización, y su puesta en práctica los llevó desde la Arabia del año 632 (muerte de Mahoma) a la derrota en Poitiers (732) y su establecimiento permanente en la Península Ibérica.
    En esos cien años, fueron islamizados en un primer periodo, bajo Mahoma, los actuales países de Arabia Saudí, Baréin, Qatar, Omán y Yemen. En un segundo periodo (632-661) Jordania, Palestina, Líbano, Chipre, Siria, Irak, Kuwait, Irán, parte oriental de Turquía, Irán, Turkmenistán, Egipto y parte de Libia. En tercer periodo (661-732), Uzbekistán, Tayikistán, Afganistán y Pakistán por el este, y la otra parte de Libia, Túnez, Argelia, Marruecos, España y Portugal por el oeste.
    Todos los territorios ocupados no tenían una autoridad fuerte ni una población decidida, bien por divisiones internas y tribales, bien por el hundimiento del imperio romano y la no consolidación de los pueblos bárbaros que lo sustituyeron (Recordemos que, para los romanos, “bárbaro” significa “extranjero”).
    En los tiempos actuales (por cierto, muy parecidos en cuanto a población inerme y autoridad confundida) observen que, en cuanto se reúne un grupo de musulmanes con algún matiz religioso, siempre surgen varios extremistas que radicalizan las posturas para demostrar que son los que mejor y más completamente siguen los designios islámicos. Y los demás los siguen para no quedar como tibios en ese campo. Y la cosa se exacerba si hay algún tipo de retransmisión televisiva que pueda hacer posible el que les vean y oigan ampliamente.
    Así que, sigamos de brazos cruzados y manteniendo el espíritu débil y progresista

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