Arrecia la persecución anti-católica en España
Ofrecemos a nuestros lectores un estremecedor, pero al tiempo magnífico y ejemplar testimonio, que acredita que la persecución anti-católica en España no sólo hace ya mucho que retornó, sino que arrecia y ello con la connivencia de las autoridades, políticos de todo pelaje y mayoría de ciudadanos, incluyendo el ominoso silencio, cuando no complicidad activa, lo que es más doloroso e incomprensible, de la práctica totalidad de la jerarquía eclesiática y clero y religiosos en general.
Por ser católica y trabajadora, ayer tuve que ir a trabajar custodiada por cinco policías para proteger mi integridad física.
Por ser católica y abogada, ayer hicieron un escrache en la puerta de mi oficina y me insultaron los mismos a los que el estado paga subvenciones con mi dinero.
Por ser católica y responsable, casi tengo que ir a juicio con los puntos de mi tercera cesárea, porque la juez, que se autodenominaba feminista, no quería cambiar la fecha del juicio.
Por ser católica y provida, estoy en contra del aborto, pero tengo que pagar a los empresarios del aborto con mis impuestos para que luego éstos me amenacen, intenten hackear la pagina web de mi asociación y convoquen manifestaciones en contra.
Por ser católica y admitirlo, tienen derecho a insultarme, a decir mentiras, a decir que rebusco en la basura y a intentar desprestigiarme.
Por ser católica y madre, no recibo ningún tipo de subvención, tengo que pagar el colegio de mis hijas y por supuesto todos los libros, material escolar.
Por ser católica y mujer, no tengo derecho a las ayudas del lobby lgtb y aunque ahorro mucho dinero al Estado por no cambiarme de sexo, tengo que pagarme mis gafas, dentista e incluso algunas vacunas de mis hijas.
Por ser católica y autónoma, tengo que pagar aunque no gane nada, y pagar las subvenciones de los que no trabajan y se dedican a insultarme.
Por ser católica e ir a Misa, tengo que aguantarme cuando profanan capillas y catedrales, roban Formas Consagradas, destruyen cruces, convocan manifestaciones anticristianas y se burlas de nuestros dogmas.
Por ser católica y acudir a los juzgados, muchos jueces no aplican la ley, retuercen los artículos que me dan la razón para que parezca lo que no es, no me notifican, no me dejan ver el expediente, me ocultan páginas e incluso no me comunican la fecha del juicio.
Por ser católica soy perseguida, insultada, amenazada, calumniada… ante la impasibilidad de políticos, muchos jueces y fiscales… Pero sigo siendo católica y cada vez tengo más fe, porque la fe se refuerza con cada ataque.
Polonia Castellanos, dirigente de Abogados Cristianos
