En una celebración litúrgica en Roma, en medio del sermón, el Papa Francisco contó que un día en una casa sonó el teléfono: «Ring, ring, ¿Aló? –¿Es la embajada de Laos? –Sí, señor. –Pues mándeme uno de vainilla».
El Cardenal Osoro con otros dos grandes amigos de Bergoglio: el cardenal Maradiaga, y el Padre Ángel; en un momento de complicidad.
Una respuesta a «¡Ay, que risa tía Felisa!»
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