Balada de Evaneszer Escoge (2/4)

No pasó ni media hora…

-¿Quién osa llamar ahora?

 

¿No hay en Moncloa sirvientes?

¡Acudid, urgentemente!

 

Y es que no recuerda el “paisa”,

Que en su alcoba no descansa,

 

Que en el colchón de Rajoy,

Le ha tocado dormir hoy.

 

Lentamente se endereza,

Y abre el cuarto con pereza.

 

Y entre el par de aquellas jambas,

Hay una especie de gamba:

 

Alta, de largos bigotes,

Con sombrero y un estoque.

 

-Soy Don Bernardo de Soria,

Y vengo a enseñarte Historia…

 

-¿Historia? ¡Me la sé yo!

Desde aquel setenta y dos…

 

-¡Calla, bribón! ¡Vive Dios!

O parto tu cuerpo en dos.

 

Y el fantasma coge al menda

Por lo que asume sus prendas…

 

(Porque al ser de color rosa,

Soria las creyó otra cosa)…

 

-¡No vengo a narrar tu vida!

¡Sino del suelo que pisas!

 

Y en volanda, «Evaneszer»,

Vuela hacia el amanecer.

 

Le oye hablar de viejas glorias,

De derrotas, de victorias,

 

Sedimentando en raíces,

Que al Cielo izaron sus preces.

 

-… Aquí nació el Gran Viriato,

Que a Roma humilló un buen rato,

 

Mas luego Hispania de Roma,

Fue casi su octava loma.

 

¿De Teodosio oíste hablar?

-Me suena… ¿Fue “shooting guard”?

 

-No era escolta, no fue alero.

Fue “Imperator”, majadero.

 

La Gran Roma unificó

Y a Cristo la consagró.

 

-Y eso a mí, ¿por qué me importa?

-Porque el Hombre nació en Coca.

 

-¿La coca cola inventó?

-¡Asno, en Segovia nació!

 

Sobrevolaban Toledo

Y a Escoge le importó un bledo.

 

-Aquí ya hace quince siglos,

Surgió España en un Concilio.

 

-¡”Council” sí que me lo sé!

De “Foreign Relations” es.

 

-Por masón debes saberlo,

Como el timo y estraperlo….

 

Sevilla sobrevolaron,

Sin necesidad de “Falcon”:

 

-Fernando la tomó un mes once,

Y fue grande desde entonces.

 

El fue santo; de ella partió,

La Gran Evangelización.

 

-Era nieto del Alfonso,

Que unió a todos contra el moro.

 

Pero Escoge bostezaba:

Sólo anhelaba su almohada

 

-Allí abajo, en Madrigal…

-¡El “fascio” construyó el GAL!

 

-¡Consignas gritas cual loro,

Pero no hablo de Isidoro!…

 

Si no de esa Gran Mujer,

Que llamaron Ysabel.

 

Y convirtió a nuestra Tierra,

En Madre de media Esfera.

 

Desde el cielo visionaron,

La paz que inundaba el campo.

 

La armonía, las costumbres,

Las familias y las lumbres,

 

Con qué Dios las calentaba,

Y el Rey bien las resguardaba.

 

-España fue aquellos siglos,

La dueña de sus destinos.

 

Hasta que el Liberalismo,

Envenenó su organismo.

 

Hubo luego un General

Que la sacó de ese mal.

 

Pero apenas fue un suspiro…

Y yo ahora me retiro.

 

Soria se desvaneció,

Y Escoje volvió al colchón,

 

Turbado por aquel vuelo,

Que le llevó por los cielos.

 

Se preguntaba, con miedo:

¿Fue ecológico aquel medio?

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