La batalla del Jarama
La batalla del Jarama fue un importante encuentro militar de la Cruzada de Liberación Nacional de Española, que se desarrolló entre el 5 y el 27 de febrero de 1937.
La ofensiva la inició el ejército nacional con la intención de cortar las comunicaciones de Madrid. El diseño de la operación inicial era una acción de gran envergadura por el este de Madrid, que incluía la toma de Arganda del Rey, cortando las comunicaciones hacia Valencia y subir hasta Alcalá de Henares para alcanzar la carretera de Barcelona. La batalla toma el nombre de las primeras operaciones con la conquista en poco más de cuatro días de la zona del río Jarama.
La batalla del Jarama fue la primera gran batalla moderna de la historia de España, donde participaron fuerzas de infantería, caballería, fuerza acorazadas y escuadrones de cazas rusos e italiano que lucharon valerosamente bajo los cielos del valle del Jarama.
El campo de batalla alcanzaba Rivas-Vaciamadrid, Morata de Tajuña, San Martín de la Vega y Ciempozuelos, así como numerosos cerros como el Pingarrón y La Marañosa; valles como los del Manzanares, el Jarama y el Tajuña; y puentes como los de Pindoque y Arganda, fueron escenario durante las tres semanas de febrero de 1937 de feroces combates.
Las milicias rojas, dispersas en el inicio de la ofensiva, se agruparon al mando del general José Miaja el 15 de febrero, conformando en total cuatro Divisiones o Agrupaciones que consiguen evitar el avance hacia Arganda. También combatieron las Brigadas Internacionales cerca de Morata de Tajuña, y allí compusieron y entonaron la famosa “Jarama Valley”.

Es de resaltar, que defendiendo el Vértice Pingarrón, posición de gran importancia, ya que dominaba la carretera que unía San Martín de la Vega y Morata de Tajuña, única vía de comunicación por donde podían llegar refuerzos y suministros a quien dominase dicho Vértice, el comandante Gómez Zamalloa fue herido a las siete horas y posteriormente dos veces más, una de ellas gravemente en el vientre, negándose a ser evacuado, a pesar de los consejos del médico, por estimar necesaria su presencia, continuó en el puesto de mando dando órdenes y tomando acertadas medidas para contener al enemigo, que, por momentos, arreciaba con más ímpetu sus ataques, hasta las diez horas, en que, alcanzado por un disparo de carro de combate y anuladas sus fuerzas físicas, fue evacuado una vez fracasado el intento enemigo; se le aprecian nueve heridas y resultando indudablemente comprobada que la del vientre requería ser prontamente intervenida, al haberse agravado por su permanencia al frente de sus fuerzas durante tres horas. Por su arrojo y valor le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando.
Su desenlace, desde el punto de vista táctico fue una victoria de los nacionales al avanzar el frente entre 15 o 20 kilómetros en dirección Madrid a lo largo de un frente de 20 kilómetros.
Los nacionales sufrieron 6.000 bajas y los rojos 10.000.

Tácticamente, fué un gran éxito.
Estratégicamente, fué una gran victoria.
No sólo de avances frontales se alcanza la victoria final.
En dicho «momento» el esfuerzo principal de la Guerra, tenía la dirección y sentido geográfico, de Sur a Norte de la Península.
Siendo durante toda la Guerra, el asegurar los Flancos la mejor herramienta para poder modificar el contorno geográfico de las líneas de ataque y defensa.
Flanco Izquierdo, Portugal
Flanco Derecho, y para no extenderme, el Río Tajo, Toledo, con las dos «Cabezas de Puente de amplia superficie» mayores de la Historia hasta que Patton los copió en la 2da Guerra Mundial.
Después de Brunete el esfuerzo principal empezó a girar 90 grados a la derecha, siguiendo con estrategias de flancos únicos en la historia en la que la Economía de Medios y Sangre fueron la mejor Herencia Militar de cualquier Academia Militar de prestigio en el mundo.
Excelente comentario, Sr. Pancho Roar.
Es una pena que todo este derroche de heroísmo de la defensa del Monte Pingarrón, todas estas muertes y todo este sacrificio, lo tiraran por el fregadores abajo Adolfo Suárez, Gutiérrez Mellado y los Procuradores de Cortes traidores que lo malograron todo.
No se dice que el Comandante D. Mariano Gómez-Zamalloa se negó a ser evacuado al recibir la primera herida, porque una de las consecuencias de esta batalla es que la mayoría de los oficiales nacionales fueron muertos o heridos, de modo que el Comandante sabía la necesidad de mantener el mando como lo mantuvo Churruca en Trafalgar, no obstante las heridas de gravedad que sufría. Unos 900 nacionales tuvieron que sujetar el ataque de unos 7000 rojos, con abundantes carros de combate y precedidos de ataques artilleros.
No sé dónde leí que el Comandante , ya de Teniente Coronel, sosteniendo una posición de la División Azul en Rusia, del ataque de los soviets, se le atribuye la anécdota de que el mando le preguntó por radio qué qué necesitaba para que la posición aguantara el ataque, a lo que Gómez-Zamalloa respondió que hacía frío y que un poco de coñac no vendría mal. Cualquier otro habría pedido desesperadamente refuerzos, o el apoyo de carros de combate o de la aviación, era tan valiente y dominaba tanto la situación (no obstante la secular superioridad del enemigo) que se limitó a decir, que quizás un poco de coñac para el frío.