Breve homenaje a Mauricio Karl

Mauricio Karl, pseudónimo de Julián Mauricio Carlavilla del Barrio, fue uno de esos patriotas españoles pionero y adelantado en lo suyo, a los que el tiempo ha dado la razón, pero que permanecen en injusto olvido por diversas circunstancias. En el caso de Carlavilla por su laborar necesariamente discreto, callado, casi clandestino; también por su humildad y sencillez personal, alejado de cualquier afán de protagonismo; y, más recientemente, por la inquina que le tienen sus contrarios ideológicos triunfantes actualmente. Por todo ello, así como por la trascendencia de su trabajo, nosotros vamos hoy a rendirle un sentido homenaje con la esperanza de ver si se pone de moda pues no en balde fue posiblemente el primero en denunciar con argumentos irrebatibles los pilares sobre los que se asienta el globalismo que nos atenaza cada día un poco más.
Julián Mauricio Carlavilla de Barrio (1896-1982) nació en Cuenca. En 1921 ingresó en el Cuerpo General de Policía «Yo, antimarxista y antirrevolucionario desde hace treinta y tres años, guardé ovejas de niño, segué, cogí aceituna, no pude sufragarme con mi propio trabajo más que las matrículas de maestro elemental y fui soldado de segunda tres años en África por no poder pagar cuota ni sustituto… y si llegué a ser policía, fue por no costarme más que 150 pesetas y cuarenta y cinco días de estudio…» (Anti-España 1959, Mauricio Carlavilla, Editorial NOS, Madrid 1959).
De 1921 a 1932, ejerció como policía, existiendo algunas breves referencias a él en algunos periódicos debido a sus intervenciones en la resolución de varios casos de delincuencia común: «Un buen servicio. Descubrimiento de los autores de un robo. Son detenidos y se recupera parte de lo robado. Por la División de Ferrocarriles…» (El Imparcial, 09.10.1928); «Servicio policiaco. ¿De dónde proceden las alhajas?…» (La Libertad, 10.10.1928); «Los amigos de lo ajeno. ¡Gran colección de alhajas! El muchacho se iba a establecer…» (La Voz, 10.10.1928); «Una agencia de embarques clandestinos. Facilitaba la huida a América de prófugos, desertores y otros delincuentes…» (La Época, 31.01.1929); «Los embarcos clandestinos. La policía detiene a numerosos agentes falsificadores en Galicia y Asturias…» (La Voz, 31.01.1929). En todos ellos, entre los agentes que intervinieron se le nombra a él.
Pero donde se produce un antes y un después en su vida es cuando interviene en 1929 en la investigación del intento de golpe de Estado contra el Gral. Primo de Rivera, a la sazón en el poder desde 1923, por parte del ex presidente del Consejo de Ministros, José Sánchez Guerra, su hijo Rafael –desembarcados clandestinamente en Valencia a los efectos– y otros conspiradores «Mi auscultación, si no está equivocada, me ha llevado a la siguiente convicción: en los españoles, salvo muy escasas excepciones, ha desaparecido de su horizonte mental y de conciencia toda idea del peligro comunista. Ni siquiera hipotéticamente o imaginativamente son capaces hoy de forjarse una idea o imagen del triunfo del Comunismo en España. Esto, explicable o no, es así a los veinte años justos de haber padecido nuestra Patria el dominio y el terror del Comunismo, dueño del Poder y del Gobierno de la nación española. Yo no me enfrento por primera vez con ese mismo estado de razón y conciencia español. Lo hallé frente a mí cual muro de incomprensión inatacable desde las rebeliones de Ciudad Real y Valencia de enero de 1929. Personalmente, intervine bastante a fondo en la investigación de aquel frustrado intento revolucionario… ¿Qué fue aquello para mí?… En dos palabras lo puedo decir: el relámpago primero de la tempestad, invisible aún, del asesinato masónico-comunista de España. (…) Muy poderosas razones patrióticas debía yo tener el año 1929, inmediatamente después de lo de Sánchez Guerra, para introducirme en la conspiración, dándome arte y maña para lograr la más absoluta confianza del mando revolucionario. Esto lo hice por propia iniciativa, sin dar conocimiento a la Dirección de Seguridad, por seguridad mía, dada la comprobada flaqueza de la Superioridad policial, reflejo del estado de ánimo del Monarca…» (Anti-España 1959, Mauricio Carlavilla, Editorial NOS, Madrid 1959).
Infiltrado, como él mismo dice, en los grupos revolucionarios en 1929, Julián Carlavilla elaboró un informe en 1930 –poco antes de que, con la caída de Primo de Rivera (Enero 1930), España fuera a dar un vuelco monumental con la llegada de la II República– para el Gral. Mola, entonces aún Director General de Seguridad, que éste quería para a su vez remitirlo a la Entente Internacional contra la Tercera Internacional Comunista, organización con sede en Ginebra creada para combatir el comunismo por los que, avanzados a su tiempo, como Carlavilla y Mola, ya vislumbraban la extrema peligrosidad de tal ideología. El informe de Carlavilla sobre la situación del comunismo en España iba a ser el embrión de su más importante libro El comunismo en España que escribiría en 1931 y sería publicado en 1932 bajo el pseudónimo de Mauricio Karl. Él mismo lo afirma, al tiempo que acredita algo más importante aún si cabe «Por ser policía en ejercicio el autor, hubo de vigilar las actividades conspiradoras de Azaña, allá por el año 1930, cuando, elegido Presidente del Ateneo, empezó a tener alguna personalidad política. (…) No sólo hay pista del homosexualismo en el que sería primera figura de la segunda República. Cierto día del otoño de 1930, se produjo un escándalo mayúsculo en cierta dependencia demasiado estrecha del Ateneo. Azaña se propasó con cierto jovenzuelo, muy revolucionario a la sazón. Sufrió un error, pues el joven lo abofeteó y salió escandalizando y llamándole por las claras el calificativo que vulgarmente le correspondía.» (Sodomitas, Mauricio Carlavilla del Barrio, Editorial NOS, Madrid 1956).
En Febrero de 1932 se publica en Madrid El comunismo en España. Cinco años en el partido, su organización y sus misterios, firmado, como hemos dicho, por Mauricio Karl «Parece que fue ayer… cuando trazaba las últimas líneas de El comunismo en España, y hace ya cuatro años; era en octubre de 1931. Necesariamente empecé a escribir mucho antes. Puedo señalar la fecha exactamente: abril de 1931. Principié el libro en el mismo mes que se instauró la república en España.» (Mauricio Karl, «Prólogo a la cuarta edición», El comunismo en España, Bergua, Madrid 1935). En la primera edición figuraba una nota «Del autor al lector», en la que Karl se presentaba como extranjero «neutral por necesidad en el pleito político español», enviado por «la entidad internacional a quien sirvo» a España donde ya había cumplido «laboriosamente la misión secreta que se me había encomendado», así como, en la cubierta, y tras el nombre del autor, lo siguiente «(del Servicio Secreto Internacional)», lo que hace suponer que Carlavilla de algún modo estaba o se consideraba al servicio de aquella Entente Internacional contra la Tercera Internacional Comunista.
Sus comienzos como escritor y divulgador anticomunista, Carlavilla logra hacerlo compatible con su trabajo como funcionario de policía «El robo de la Casa Cler, de París. Una noche, en la plaza de la Opera, de París, se cometió un robo escandaloso. […] La Policía francesa trabaja con éxito y logra detener a uno de los autores en Marsella; (…) aquí, en Madrid, los agentes del servicio móvil de la Dirección, señores Carlavilla…» (Estampa, Madrid, 27.08.1932).
El libro El comunismo en España, nombre abreviado por el que será siempre conocido, recibió alguna crítica de parte de algunos periodistas de derechas, así como, curiosamente, por el Gral. Vigón en un artículo en Acción Española porque Carlavilla criticaba en él agriamente a la propia Policía –lo que le valió que a partir de ese instante se abra en su seno una investigación para intentar descubrir quién era su autor, o sea, quién era Mauricio Karl–, no obstante lo cual el trabajo alcanzó las tres ediciones en ese mismo año de 1932; con el tiempo llegaría a la docena. O sea, que fue un best seller que no dejó indiferentes ni a propio ni a extraños, ni a enemigos ni a partidarios del comunismo. Y es que la información que en él se volcaba era novedosa, contundente y se apreciaba enseguida que el autor sabía de qué hablaba.
En 1934 encontramos dos referencias periodísticas (La Libertad y ABC, ambos de Madrid y en Febrero) sobre Carlavilla con motivo de haber intervenido en la detención del socialista Enrique Carrasco Mata, de diecisiete años, quien había disparado y herido en un brazo al falangista José María Dealos Pombo, también de diecisiete años, en un enfrentamiento callejero de los muchos que ya por entonces plagaban la geografía española.
Es en ese mismo año de 1934 cuando Carlavilla, animado por el gran éxito de su primer libro publica El enemigo: marxismo, anarquismo, masonería, ampliación del anterior en el que, digámoslo así, se quita la careta aún más pues el tono del mismo es mucho más directo y combativo; en realidad el título lo decía todo. Este trabajo le valió a Carlavilla una denuncia por calumnias e injurias de parte del catalanista líder de la Lliga Regionalista Francisco Cambó, que logró que el libro fuera secuestrado, bien que para entonces ya se había vendido casi toda la edición; el nuevo libro volvió a ser best seller no dejando a nadie indiferente, obteniendo numerosas referencias periodísticas.
Mientras, la investigación para descubrir quién era el enigmático personaje que se ocultaba tras el pseudónimo de Mauricio Karl seguía adelante, pues Carlavilla había conseguido guardar el secreto que, al desvelarse en 1935 le costó la expulsión del Cuerpo de Policía –él mismo lo relata en su libro AntiEspaña, bien que no dice como consiguieron averiguarlo– y su exilio a Portugal al sentirse amenazado por los militantes de los partidos marxistas-leninistas revolucionarios. En lo anterior se juntó el hecho de que Carlavilla había conectado y venía también colaborando con la Unión Militar Española (UME) cuyos miembros estaban para entonces ya completamente dedicados a la preparación del Alzamiento.
Durante la contienda, Carlavilla reingresa en España, se une al bando nacional y participa en labores policiales en retaguardia. Al terminar la guerra viajó por Portugal –donde fue condecorado por Salazar– y Alemania, donde visitó un campo de detención del que nos dejó la siguiente experiencia «Los campos de trabajo recibieron millares y millares de sodomitas de todas clases sociales. Allí se les veía distinguiéndose de otras categorías de presos por el color de la estrella de tela cosida al uniforme carcelario, y también por ser ellos durante todo el tiempo los que permanecían de pie y debían estar marcando el paso sobre su propio terreno, lo cual hacía doblemente trabajosa su tarea. En nuestra visita oficial al campo de Orianemburgo preguntamos cuál era el motivo de aquella diferencia en el trato que resultaba un mayor castigo para el pederasta que para los demás presos, incluidos judíos y comunistas, los más odiados del hitlerismo. Nuestros acompañantes nos informaron de que, reglamentariamente se les suministraba en la comida a todos los prisioneros cierta dosis de anafrodisíaco, a fin de adormecer en ellos los instintos sexuales, y para que así no se viesen empujados, careciendo de mujeres, a las perversiones sexuales. Pero habiendo llegado a observar que a poco de haber establecido aquel régimen medicinal anafrodisíaco que resultaba inoperante con los pederastas, porque su tendencia era de origen cerebral, debieron recurrir a cansarlos físicamente con exceso para lograr que rendidos de fatiga, no tuvieran deseos de dormir en las horas de descanso y no buscasen corromper a sus compañeros de prisión».

Reincorporado a la Policía, sufriendo problemas bronquiales crónicos, se casó con una enfermera con la que no tuvo hijos. Vivió en Barcelona y Madrid. Tenía una memoria prodigiosa. Era hombre de una austeridad espartana en todo.
Fue asiduo conferenciante siempre sobre masonería, comunismo y judaísmo –nunca se consideró antisemita, sino antisionista–, llegando a ejercer como profesor en la escuela de la Policía Nacional pocos años antes de jubilarse. Estuvo vinculado con los servicios de información de Presidencia del Gobierno dirigidos por Carrero Blanco. Nunca fue ni falangista ni carlista, declarándose y ejerciendo siempre y sólo como nacional-católico, antimasón –dijo que «quien no cree en la Masonería, que prueba a meterse con ella»— y anticomunista radical.
Nunca abandonó su producción literaria que fue muy extensa, en parte con la editorial fundada por él mismo «NOS», en parte con otras. Citaremos sólo las más destacadas:
- Tras la II Guerra Mundial, publicó un duro opúsculo antinorteamericano en la revista OBRA titulado El tenebroso plan Roosevelt Stalin. Tras ello, y conforme la guerra fría se endurecía, confesó su admiración por el anticomunismo estadounidense, siendo radical admirador del senador Mc Arthy, si bien fue precursor en denunciar también la infiltración judeo-masónica-comunista en la administración norteamericana.
Publicó El dinero de Hitler en el que sostenía que el nacional-socialismo había sido en parte financiado por el sionismo para acabar con la URSS –igual que Alemania ayudó a Lenin en la I Guerra Mundial para acabar con el Zar– porque, según Carlavilla, el sionismo estaba perdiendo poder en el comunismo soviético, por lo que había que acabar con él.
- En 1960 publicó una edición comentada y anotada de Los Protocolos de Sión bajo el pseudónimo «Charles Borough».
- En Sodomitas, Carlavilla afirma que «la sodomía tiene una función comunista a través de los siglos» (las dos, pues, herramientas), pues ambas «aberraciones», aun siendo de distinto tipo, son contrarias a la familia, a la propiedad privada y al orden tradicional, por lo que existe un interés muto entre sodomitas y comunistas.
- Publicó también Satanismo en el que dice «El satanismo practica el odio a Dios y el odio a Cristo, no por creer que Dios no existe, sino por constarle su existencia. Tal es el satanismo auténtico, del cual, como idea y filosofía, es el Cabalismo su más pura expresión, Y por lo tanto, la Masonería con sus grados y ritos místicos es su genuina emanación. De ahí surgen los verdaderos satánicos, jefes de la Masonería (oculta) y de la Revolución. El Judaísmo Cabalista creó a la Masonería como instrumento, y la revolución es su empresa común, con un odio sobrehumano a Dios, a Cristo y a su Iglesia»
- Dejó inconclusa una Historia de la Unión Soviética.
Así pues, Carlavilla fue, ante todo, un gran patriota, un gran español, incansable luchador contra la Masonería y el comunismo, de lo cual fue adelantado a su tiempo, y ello con absoluto conocimiento de causas como hemos visto, es decir, todo un experto, que dedicó su vida a la defensa de Dios y España, ambos objetivos de tales aberraciones. Falleció en 1982.

Magnífica síntesis, pues apenas hay nada igual en la actualidad. Y lo que hay destila rojería.
Gracias.
Sería bueno conectar con los seguidores del Padre Alba, de quien era gran amigo, por si aún conservan alguno de sus papeles
Enhorabuena Sr. Toribio por el trabajo sobre Mauricio Carlavilla.
Conocí a Mauricio en 1970 en Barcelona cuando terminaba mi carrera de Ingeniero Industrial y Carlavilla celebraba unas reuniones con personas interesadas como yo en conocer lo más posible sobre la masonería, el comunismo y los Protocolos de los Sabios de Sion. Aquellas reuniones las recuerdo como de un gran valor y a Mauricio como un personaje enigmático que, según mi humilde opinión, no quería contar todo lo que sabía sobre los temas en cuestión.
En aquellos tiempos acababa de editar su libro Borbones Masones que compré y me impactó.
En el artículo NO aparece este libro que es capital para comprender muchas cosas de las que hoy vivimos y sufrimos.
Como NO coincido con la mayoría de los lectores de El Español DIgital en mi apreciación sobre Franco que viene casi casi desde mi nacimiento y siempre lo razono, porque si algo me enseñaron en las Escuelas de Ingenieros que pasé, fue el aprender a pensar, a reflexionar, a observar, a comparar y luego investigar y sacar conclusiones.
Pues bien, aunque mi ideario – que me enseñaron mis padres – fue el amor a Dios y a la Patria con los que coincido con los lectores, en lo que no estoy PARA NADA de acuerdo es con la devoción incondicional a Franco que solo es una persona y que como indico antes, conviene reflexionar por qué eligió a Juan Carlos I, el Corrupto y Masón como todos los Borbones de su rama. La segunda idea para que reflexionen es por qué Franco en su discurso del 18 de julio de 1936, lo termina proclamando: Por la Libertad, Igualdad y Fraternidad de todos los españoles Viva la República….. ¿Lo entienden? Pues, yo si lo entiendo.
Los verdaderos artífices de la SUBLEVACIÓN contra la Masónica y Asesina República fueron D. Emilio Mola y Vidal y D. José María Caballero Aldasoro, los dos últimos políticos-militares españoles HONESTOS, con el penúltimo HONESTO que fue D. Miguel Primo de Rivera. Franco NUNCA complotó contra la República….
En aquellas reuniones de Barcelona con Mauricio Carlavilla solía preguntarle -con insistencia – el porqué Franco había decidido elegir como sucesor a Juan Carlos. NUNCA me contestó, a buen seguro porque no quería perjudicar a Franco.
Recomiendo, para que salgan de dudas, leer el libro de Mauricio Borbones Masones. Ahí se les ve el plumero a toda esa panda de falsos monarcas ilegítimos, masones y corruptos cuyo origen es el alabardero de la corte del que proceden estos degenerados.
Íñigo Caballero,
Ingeniero Industrial Superior y Matemático
D. Íñigo Caballero:
La «veneración» a Franco de la que usted habla y que no comparte con el Español Digital y el común de sus lectores, no es una «veneración» ciega, sino con todas sus luces y sombras, lo que sucede es que concurren dos circunstancias que no podemos perder de vista:
– Las luces son infinitamente más grandes que las sombras, y sería injusto reparar más en los errores que en los aciertos («Aequitas praefertur rigori»: es preferible la equidad al rigor)
– La crítica de los defectos nunca se ha hecho para corregirlos sino en fraude de ley para abrir brecha en la muralla con la que destruir los aciertos, con lo cual sería un error prestarse a este juego, cuya finalidad no es el Bien sino el Mal. Ahora bien, eso no quita para efectivamente ver cosas con fueron erróneas o que al menos nos lo parecen, pero como Estadista la conclusión es positiva en sí mismo y más comparado con lo que hemos tenido en España en los últimos 250 años sin solución de continuidad.
Respecto a lo del Rey Juan Carlos efectivamente yo como usted pienso que fue un error y no un error pequeño sino un error garrafal que vino a malograr lo que tanto había costado, pero aún así 3 ideas:
– La primera que habría oir a Franco lo que él tendría que decir en su defensa, antes de expresar nuestro juicio, siguiendo el viejo aforismo: «Audiatur et altera pars» : el juez tiene que escuchar a todas las partes en el proceso antes de decidir su sentencia.
– La segunda, que Franco será responsable de sus propios actos, pero creo que de los actos del Rey Juan Carlos el verdadero y principal responsable es el propio Juan Carlos. No podemos culpar más a Franco que a Juan Carlos de la conducta del propio Juan Carlos, y muchas veces se cae en este error.
– La tercera, que Franco estaba rodeado de traidores, hasta su confesor, el Padre Llanos, era comunista reconocido, los que no lo eran, como Carrero Blanco o Rodríguez de Valcárcel, fueron asesinados, el primero mediante un complot en el que posiblemente estuvieron metidos miembros del propio Gobierno (resulta extraño que el Ministro que debía garantizar la seguridad del Presidente del Gobierno asesinado fuera elevado, tras el crimen, a ser su sustituto en la Presidencia del Gobierno, en lugar de cesarlo y encerrarlo en una prisión), el segundo entrando a una revisión rutinaria sin ninguna patología y saliendo del hospital ya cadáver, los medios no dijeron nada pero parece evidente que muy posiblemente lo asesinaran de forma encubierta, como a tantos otros, porque una de las grandes mentiras del relato oficial de la Transición es que fue un cambio pacífico, y de pacífico no tuvo nada, mataron a cientos de personas como militares, policías, personas del Movimiento, etc., unos en actos terroristas, otros mediante acciones encubiertas, crímenes que quedaron todos ellos completamente impunes, e intimidaron al resto. Tan es así la soledad de Franco que a Franco lo defendieron los que nada le debían (como D. Blas Piñar) porque los que se lo debían todo, incluido todo su entorno más próximo, lo traicionaron. Entonces en tales circunstancias de aislamiento e infidelidad sumado a su avanzada edad, puede que estén detrás de que viendo al final cómo era Juan Carlos, ya no tuviera energías para cambiarlo ni nadie fiel para hacerlo.
ES verdad que la trayectoria de Juan Carlos se veía venir pero ¿con tanta intensidad en la traición?, quizás no , porque está escrito que hasta el Comandante Inestrillas, brindó por el Rey tras su coronación. Acertar el número de la lotería, después del sorteo es muy fácil.
Lo que sí está claro es que si en España se proclamara la República, quien luego pretendiera restaurar la Monarquía en los sucesores del actual Rey, deberían morir como Calígula, sin tener tiempo de bajarse ni del atril donde plantearan tal cosa. Creo que los Borbones están reinando en «última convocatoria», si no la aprovechan , y no lo están haciendo, y al final se marchan, será para no volver más y para esta posibilidad no se vuelva a plantear nunca más.
Íñigo, todos tenemos nuestra opinión en cualquier tema y es respetable. Dice el refrán que cada uno cuenta la feria como le va en ella… En mi caso he comprendido la estatura moral de Franco a medida que iban pasando los años de la partitocracia, por comparación. Alguien al que odian de manera tan feroz los enemigos de Dios y de España y sobre el que vierten mentiras e infamias llenas de bilis y de rabia durante 40 años, algo MUY bueno debe tener. Y muchos de los que vierten odio y mentiras contra Franco son hijos de gente que prosperó mucho durante el régimen, y los otros son hijos y nietos de gente condenada por crímentes atroces a los que Franco perdonó y amnistió, para luego vivir una tranquila vida de clase media (comparémoslo con lo que hubiera pasado con los vencidos si gana el frente popular), RARO, NO?????.
Por sus frutos los conoceréis. De poco sirve pensar qué hubiera pasado si Don Juan (no hubiera sido otro) hubiera tomado el poder en los años 40-50, ó qué hubiera pasado con una república falangista (tipo fascista) ó con una «democracia» liberal liderada por la CEDA… son posibilidades que no se dieron y que no se darán ya nunca, ya que la historia repite patrones pero nunca repite las mismas situaciones ó circunstancias. Lo que sucedió fue la dictadura de Franco, y a los frutos que dio y a su humanidad y catolicismo tenemos que remitirnos.
Después de tanto odio y mentiras, he comprendido que Franco era nada menos que un gran héroe militar de la guerra de África, herido gravemente y condecorado con la medalla militar individual (la máxima condecoración después de la laureada), con una hoja de servicios tan brillante que fue ascendido a general por méritos de guerra con 33 años, algo increíble desde cualquier punto de vista. Que fue un jefe de altísima calidad, teniendo destinos como segundo fundador de la legión extranjera española junto a Millán Astray (escogido por él), Jefe de Estado Mayor de la república y Director-fundador de la Academia General Militar también durante la república. Fue el elegido para sofocar la revolución de octubre de 1934 (todo lo anterior durante el gobierno de derechas de la CEDA). Su prestigio entre sus compañeros era enorme, y por eso fue escogido Jefe del bando Nacional.
La guerra se ganó gracias a su talento como Jefe y militar (sí, la ganaron los españoles que dieron su vida por Dios y por España, además de muchísimas energías, inteligencia y méritos de muchos, pero la calidad del jefe de un bando influye exageradamente sobre el resultado final). Con otro jefe es muy probable que el alzamiento no hubiera prosperado, fue un lider providencial (con altísima capacidad y talento).
Luego llegó la posguerra, y el comportamiento de Franco fue ejemplar en los años 40 (lograr la neutralidad), en los años 50 (paz social y reconciliación, recristianización de España), en años 60 (increíble desarrollo económico y modernización, fin de la pobreza y el analfabetismo, pleno empleo) y en años 70 (renta percápita similar a la europea, y estado de bienestar, decencia, vida privada limpia y ausencia de corrupción).
No sabemos qué hubiera pasado con otro lider del bando nacional ó con otro sistema político en la posguerra (Carlismo, falangismo, Ceda, monarquía bipartidista, etc)… sabemos lo que pasó con Franco, y en términos relativos y absolutos hay que quitarse el sombrero. Puede no gustar la persona, ciertas decisiones ó el tono de voz de Franco («nobody is perfect»), pero es necesario un juicio justo.
Con respecto al sucesor a título de Rey, hay que reconocer que es el principal responsable de la España de hoy, eso está claro. Algunos dicen que Franco se arrepintió al final y que ya no había tiempo de cambios de última hora (además era ya un señor mayor de 83 años), pero todo se explica por motivos históricos. Las conspiraciones (de altos mandos militares) para que volviera la monarquía en la persona de Don Juan en los años 40-50 fueron fortísimas, y al no aceptar Franco a Don Juan, fue Juan Carlos el que se decidió que sucedería a Franco (decisión tomada ya en los años 40, en los que España volvió a ser un reino, tras un referendum).
A pesar de todo, Juan Carlos debía ser rey de una monarquía orgánica y tradicionalista… y creo que la transición hubiera sido totalmente distinta con Carrero Blanco ocupando el papel que luego representó Torcuato Fernández Miranda. Carrero hubiera sido clave ya que fue el que más protegió y tutorizó a Juan Carlos, y estaba llamado a tutelar la transición de una manera radicalmente distinta a la acontecida… su muerte fue catastrófica, sabían a quien mataban!!!!!!!. Pero en todo caso la historia fue así y no se puede cambiar.
Lo dicho, un juicio razonablemente justo sobre la persona de Franco creo que debe ser bastante positivo a su favor, con sus sombras y sus defectos, ya que como tú muy bien dices era una persona como somos todos… aunque creo yo que su éxito tuvo una base también providencial, Dios es el señor de la historia, y la baraka de Franco no fue simple casualidad… por no hablar de su vida espiritual, que era muy profunda. Tenía ayudas de arriba, eso lo tengo clarísimo.
Cavanillas, eso que algunos llaman «baraka», yo, lo llamo APOYO de DIOS.
Éste -el Altísimo-, siempre APOYA a aquéllos que le son FIELES. Lo fue con el Rey -judío- David e, igualmente, con el Generalísimo.
No sé si sabrás que Dios se COMUNICABA con Franco a través de MÍSTICAS. Por ejemplo, dos monjas le avisaron de que el Señor había dicho que España NO debía participar en la ll Guerra Mundial. Y el Caudillo, como no podía ser de otra manera, le OBEDECIÓ.
En esa ocasión, y en el resto. Por eso, precisamente, murió de VIEJO ¡y GOBERNANDO!.
Al próximo Jefe de Estado español que se comportará como Francisco Franco, en este momento, Dios, lo tiene OCULTO y PROTEGIDO hasta que llegue su momento. Obviamente, para que NO pueda ser atacado por la sinagoga de Satanás.
Huelga decir que estoy hablando del profetizado Caudillo del Tajo, también conocido como el Gran Monarca.
Franco todo y considerarse monárquico, creo que se sintió defraudado con la retirada vergonzosa de Alfonso XIII, recibiendo a la II república con indiferencia. Franco no se sublevó contra la república, se sublevó contra el desgobierno de una república que estaba prostituida por los enemigos de Dios y de España al servicio del bolchevismo y el separatismo. Si Franco hubiera sido antirepublicano acérrimo, hubiera estado intrigando en la sanjurjada de 1932.
En cuanto a cómo dirigió el Estado bajo su Caudillaje, creo que influyó mucho el hecho que perdiera el Eje la II guerra mundial, teniendo que virar un tanto sus políticas para no ser eliminado por las potencias vencedoras de la IIGM, que no fueron otros que el comunismo y el judeocapitalismo.
El relación con Juan Carlos, tengo que decir que Franco pecó de ingenuidad, era un personaje que creía en la palabra dada, y máxime en un juramento ante todos los españoles difundido en TVE, cuando en 1969 Juan Carlos juró las Leyes Fundamentales y los Principios del Movimiento Nacional. Franco quería crear una monarquía de nuevo cuño identificada con el régimen del 18 de julio, Juan Carlos fingió, le engañó. A Franco le llegaron informaciones sobre las futuras intenciones del príncipe de destruir el régimen del 18 de julio, pero Franco alegaba que el príncipe había jurado y no podía desmarcarse de su juramento, lo cual demuestra su gran ingenuidad sobre los masones Borbones, estos últimos se hicieron el idiota en vida de Franco, sabedores que tras su deceso, eliminarían su régimen. Franco era demasiado bueno y confiado, pecó de ingenuo. Más responsabilidad sobre la traición de Juan Carlos, además del propio rey, se la atribuyo a la cúpula militar, que tenía que haber impedido la traición del doble juramento de Juan Carlos a las leyes (como he citado en 1969 como príncipe y el 22-11-1975 al ser proclamado rey). De hecho los militares también juraron las Leyes Fundamentales y los Principios del Movimiento Nacional…en resumen, todos una colla de perjuros…que Dios se lo demande…
Excelente artículo, y muy interesante recuperar una figura injustamente olvidada… por personas como Mauricio Karl (Julián Mauricio Carlavilla del Barrio) se salvó España, gracias a Dios.
Hizo falta tambien la reseña del libro editado por Carlavilla: Sinfonia en rojo mayor