Calumnia que algo queda

Asistimos desde hace décadas a una inversión total de los valores; no de los tradicionales, sino de los valores a secas y en absoluto, toda vez que a los valores, a los principios y a los ideales no se les puede añadir calificativos de tradicionales o modernos u otros similares, porque los valores, los principios y los ideales sólo pueden ser los inmutables de Dios, de la Iglesia y de la ley natural.

Junto a ello, y como paso muy importante para haber logrado dicha inversión, hemos visto cómo en los últimos decenios se ha reescrito nuestra historia, la reciente y la antigua, de forma que lo bueno pasa por malo y viceversa, los héroes por villanos y los villanos por héroes y, más aún, las víctimas por verdugos y al contrario.

Herramienta esencial para haber llegado hasta aquí es la de la propaganda en su sentido más vulgar y peyorativo posible. Por propaganda se entiende el conjunto de medios, métodos y técnicas por los cuales se da a conocer, se divulga o se difunde un mensaje –que no tiene que ser verdadero– con el objetivo de atraer adeptos o seguidores para una causa –aún la más indecente– o de influir sobre la conducta de las personas.

Principio fundamental de esa propaganda en la cual han sido y serán siempre maestros el marxismo socialista y comunista, así como el liberalismo y la demagogia democrática inorgánica, es «Repetir una mentira mil veces hasta que parezca verdad y como tal se asuma». Junto a ella, y en parte como consecuencia, el que «esa mentira debe mantenerse tanto tiempo como sea necesaria; de ese modo, se ocultarán al pueblo las consecuencias políticas, morales, económicas, sociales, culturales e incluso militares, si fuera el caso, de la mentira». Por ello «es vital emplear todo el poder y los medios disponibles para afear, vilipendiar, esconder o si se puede incluso reprimir cualquier opinión, información o dato verídico; o sea, contrario a la mentira». Y es que «la verdad es el enemigo mortal de la mentira, y por ello mismo la verdad es el mayor enemigo de la propaganda».

Siguiendo tales preceptos, ya Alejandro Magno «Ordenaba a sus subordinados que sembraran confiadamente la calumnia, que mordieran con ella, asegurando que cuando la gente hubiera curado su llaga, siempre quedaría la cicatriz».

Así pues, los principios de la propaganda, por aplicación de los cuales tantas mentiras parecen hoy en día verdades hasta el punto de que muy pocos son conscientes de ello y menos son capaces de ponerlas en tela de juicio ni en lo más mínimo, son los siguientes:

1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo; individualizar al adversario en un único enemigo. (Por ejemplo «el franquismo»).

2.- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; los adversarios han de constituirse en suma individualizada. (Por ejemplo «los fachas»).

3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo al ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.  (Por ejemplo «con Franco era peor»).

4.- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. (Por ejemplo «Franco era un genocida»).

5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”. Repetir machaconamente frases hechas, aunque no tengan fiabilidad alguna e incluso haya datos fehacientes en su contra. (Por ejemplo «los esclavos del franquismo obligados a trabajar en el Valle de los Caídos»).

6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”. (Por ejemplo «Franco fue un dictador»).

7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones. (Por ejemplo «víctimas de la guerra y de la dictadura franquista»).

8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias. (Por ejemplo «Fue Stalin quien facilitó la victoria de Franco engañando a los republicanos»).

9.- Principio de la silenciación. Callar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines. (Por ejemplo «nunca hablar de Paracuellos del Jarama, ni de las checas»)

10.- Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas. (Por ejemplo «la guerra fue provocada por los ricos y los Generales para seguir explotando a los obreros y a los pobres»).

11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad. (Por ejemplo «todos saben que los maquis fueron guerrilleros luchadores por la libertad y la democracia, y que los de la División Azul eran fascistas asesinos y delincuentes»).

Hemos escogido el asunto de la «memoria histórica», porque al ser mentira histérica repetida mil veces para generar desmemoria, facilitaba la explicación de lo aquí tratado. Ahora rogamos a nuestros amables lectores que trasladen dichos «principios» al aborto, la sodomía, el feminismo, la violencia de género y la ideología también de género, la democracia y todo lo que quieran, y verán cómo todo hoy en día son mentiras repetidas hasta la saciedad por un sin fin de medios, métodos y técnicas con el único objetivo de atraer adeptos o seguidores para la causa del Nuevo Orden Mundial influyendo sobre la conducta de las personas a fin de cambiársela y que se adapte al mismo.


4 respuestas a «Calumnia que algo queda»

  1. Excelente reflexión y exposición, UN BRILLANTE ARTÍCULO, que suscribo plernamente.
    Mis felicitaciones al autor por escribirlo, y al medio por publicarlo.

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