Capitán de Navío Pablo Carballo, o la grandeza moral de los pilotos argentinos en Malvinas

“Los británicos han invadido 90 territorios en el mundo, (de los cuales todavía retienen 14),  y después de que toman lo que quieren, inventan un derecho soberano sobre esos territorios, y como tienen poder todo el mundo lo acepta.” (Capitán Carballo)

“No, la Fuerza Aérea me dio todo y me podía haber dado todo porque morir por la Patria es que te dieron lo máximo, lo máximo que te pueden dar, vos pensad que Dios se hizo hombre y vino a la Tierra y su máxima obra fue morir para resucitar, yo iba en Gracia de Dios de modo que lo máximo que me podía pasar era morir para después resucitar.” (Capitán Carballo)

El Capitán D. Pablo Marcos Rafael Carballo Villanueva, fue uno de los más destacados pilotos argentinos en la Campaña de las Malvinas. A bordo de su A-4 Skyhawk (un avión de origen norteamericano diseñado para la Marina de EEUU en 1950)   estuvo presente, como jefe de escuadrilla, en las más importantes misiones de combate, entre ellas en la relatada en un trabajo anterior, -publicado el pasado 25 de mayo, sobre el hundimiento del destructor Coventry-, donde la sección que formaban el Capitán Carballo y el Teniente Carlos Rinke que iban los primeros,  atacaron a la Fragata Broadsword, (que formaba piquete de radar junto al Destructor Coventry), a la que dejaron fuera de combate aunque no la hundieran, y a continuación  llegaron los aviones del Teniente 1º Mariano Velasco y del Alférez Jorge Barrionuevo que hundieron al destructor Coventry,  que junto a la referida fragata formaban una barrera de radar y que aquella mañana con sus misiles Sea Dart habían matado en dos acciones diferidas en el tiempo a dos pilotos argentinos,  uno de ellos el Jefe de Operaciones de la Unidad, el Capitán Ángel del Valle Palaver, y al Capitán Jorge Osvaldo García, cuando ya volaban de regreso a la base.

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Carballo había nacido en diciembre de 1947. Alguien escribió una vez sobre la calidad de la clase de tropa de la época de la fundación de la Legión, pero lo mismo o más podría decirse de los nacidos en 1946-1949 que casualidad o no fueron años de nacimiento que dieron excelentes oficiales no sólo en España sino también en Argentina.

Había ingresado en la Fuerza Aérea con 19 años,  y desde 1979 pertenecía al Grupo 5 de Caza de la V Brigada Aérea, con base en Villa Reynols, provincia de San Luis, (en el centro del país, próxima a la ciudad de Córdoba), de modo que cuando estalló el conflicto de Malvinas Carballo era ya un experimentado piloto de 34 años.

Con el indicativo de combate  “Cruz” (por la Cruz del Sur y por su profundo sentimiento cristiano),  participó en las principales batallas, desde el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina el 1 de mayo de 1982 hasta el propio 14 de mayo que les llegó la rendición cuando iban a salir para otra misión de combate.  Si valerosos fueron sus misiones contra las unidades navales enemigas, tanto o más temerarias fueron las acciones de ataque a tierra en las últimas jornadas de la guerra para aliviar la situación de las unidades argentinas que estaban siendo copadas por el enemigo.

Es autor de varios libros, “Dios y los halcones”, “Los halcones no se lloran”, “Poema número 100”, “Un vuelo al corazón”,  y “Halcones de Malvinas: con Dios en el alma y un halcón en el corazón”.

Hasta donde yo sé ninguno de estos libros está comercializado en España pero este último se puede descargar de modo gratuito, aunque sin portada, en este enlace (Carballo, en otro acto más que le honra, había cedido los derechos de autor de todos sus libros a favor de las familias de los caídos en Malvinas): AQUÍ.

Sólo la dedicatoria del libro ya marca la diferencia, y la reproduzco a continuación, porque aúna el elemento religioso o espiritual con el nacional y militar, dice así la dedicatoria:

“Este libro es un homenaje:

–  A Dios Nuestro Señor que nos dio fortaleza para cumplir con nuestro deber.

–  A nuestra venerable Madre, la Virgen María, bajo cuya protección luchamos.

–  A nuestra Patria.

–  A nuestras familias.

–  A mi esposa Mirta, quien me envió una carta que decía: “Cumplí con tu deber que yo voy a saber cuidar de tus hijos”.

El Cap. Carballo y su esposa en aquellos días

Ambos años después

–  A mis hijos María José, Pablo Esteban, Candela, Juan Cruz, Agustina Abril y Tomás Ignacio, quienes ofrecieron el tiempo a compartir con su padre para que este libro pueda llegar a los malvineros.

–  A doña Celia Raquel Villanueva, mi madre, quien me dio su amor y a don Pablo Raúl Carballo, mi padre, quién me dio su ejemplo.

–  A San Carlos de Bariloche, mi ciudad, en donde pasé mi niñez y juventud.

–  A nuestro Pueblo que nos brindó su inapreciable apoyo antes, durante y después de la batalla.

Los halcones de Malvinas

–  A Perú, Venezuela, Panamá, quienes antepusieron a su conveniencia un ideal.[1]

–  A los países de Latinoamérica que apoyaron la más justa de las causas.

–  A los pueblos de diferentes naciones que comprendieron nuestra lucha y se identificaron con nuestra causa.

–  A mis camaradas de la Fuerza Aérea, quienes mantuvieron su fe, su entusiasmo y su juramento en todo momento, tanto al norte como al sur, y volvieron a reunirse con sus familias, satisfechos de lo hecho y seguros de lo por hacer.

[1] Panamá, a pesar de ser un pequeño país, adoptó la postura honrosa que España renunció a adoptar, dando una lección al mundo: el 2 de abril Gran Bretaña hizo reunir de forma urgente al Consejo de Seguridad de la ONU, y se votó una condena contra Argentina por la “invasión”, sólo Panamá votó en contra de dicha Resolución. La España de Juan Carlos I, y Calvo Sotelo y toda la bazofia civil y militar que estaba con ellos,  a la que en las elecciones de octubre de 1982 sucedería el Gobierno de Felipe González, y toda la bazofia civil y militar (o antimilitar) pro PSOE apuntaron ya maneras, a ello seguiría la retirada de la verja de Gibraltar, la demolición de nuestra industria militar,  y la pérdida en unos meses de gobierno de todo lo logrado en  siglos de lucha por recuperar Gibraltar.
Los pilotos

–  A los Oficiales, Suboficiales, Soldados y Civiles, que escribieron páginas de gloria en la joven historia de la Fuerza Aérea Argentina.

–  A nuestros heroicos muertos, que hoy son banderas a seguir y mojones de soberanía en las Islas Malvinas; aquellos que cayeron en la más hermosa de las muertes y dieron la mejor de las lecciones a sus hijos: cómo vive y cómo muere alguien que comprende que el valor de una vida no está en su longitud, sino en su calidad.

–  A nuestras heroicas viudas, padres e hijos, dignos de sus Halcones caídos; que con estoicismo tratan de sobrellevar el dolor de la pérdida del ser querido, y al mismo tiempo seguir viviendo ¡como él hubiera querido! y de esa forma agradecer a Dios la gracia de haber sido elegido entre tantos millones, para compartir una parte de su vida terrenal.

Aparatos Douglas A-4 Skyhawk

–  A los muchos heridos, que sintieron penetrar en su carne el proyectil enemigo, o fueron mutilados por el frío y que llevarán toda la vida el testimonio de fidelidad al juramento hecho a la Patria.

–  A los niños que endulzaron con sus cartas y chocolates el frío de los combatientes.

–  A los civiles que participaron y murieron en el puente marítimo.

–  A los Soldados Argentinos (en especial clase 1962 y 1963).

–  Al BIM 5, a la Compañía “C” del Regimiento 25, a la Artillería Antiaérea y a los miembros de las tres FF.AA. que supieron integrar esfuerzos y combatir eficientemente en forma conjunta.

–  A los héroes que cayeron o volvieron, de otras Fuerzas Armadas, como el Teniente Estévez, el Teniente Gómez Centurión, el Teniente Esteban, el Almirante Robacio, al Guardiamarina Koch, el Capitán Dell´elicine de la Marina Mercante y al Capitán Lanuzzo.

–  A todos los argentinos, civiles y militares, que viven “con Dios en el alma y un halcón en el corazón”.

                                                                                                      El autor (Cap. Pablo Carballo)”

Carballo antes y después
Reabastecimiento en vuelo

Por el arrojo demostrado en todas las acciones en las que participó y por los resultados logrados contra las fuerzas enemigas del Ejército Británico en todos los ámbitos: en mar, en tierra y en aire, recibió, entre otras condecoraciones:

  • la Cruz al Heroico Valor en Combate;
  • la Nación Argentina al herido en combate,

El 2 de abril de 2001 Carballo, ya con el grado de Comodoro, se retiró del servicio activo en la Fuerza Aérea Argentina y desde ese momento se convirtió en profesor en la Escuela de Aviación Militar de Córdoba.

Carballo con el honor de ser abanderado

Estas pequeñas líneas (una semblanza más amplia y profunda puede encontrarse en este enlace: AQUÍ) han sido solo para presentar los dos videos que son el verdadero objeto de publicación.

Creo que la biografía “histórica” del Capitán Carballo es lo de menos, lo que interesa destacar de este personaje real es su patriotismo y su altísimo espíritu militar, así como sus cualidades de humildad y sencillez de persona de bien.

Comentaba un lector, -Capitán del Ejército-, al artículo sobre el Mando de Personal publicado en esta página el pasado 6 de mayo (“El Gral. Fernández Sáez (MAPER) bajo mínimos y sus mandos renegando; NO “todo por la patria”») que él no iba a aceptar un destino cuando su novio era odontólogo y ganaba 6000 € al mes, y otro que no iba a cambiar a sus niños del colegio con lo bien que le iban en el deporte. El testimonio de este Capitán, es el reverso positivo de esa actitud.

A-4 Skyhawk

Emblema del Grupo de Caza 5

En uno de los momentos del primer video un periodista le pregunta al Capitán Carballo que la Fuerza Aérea se lo había dado todo pero también se lo podría haber quitado todo de haber muerto en acción, (está dicho a partir del punto 3 minutos 54 segundos del video), a lo que Carballo responde: “No, la Fuerza Aérea me dio todo y me podía haber dado todo porque morir por la Patria es que te dieron lo máximo, lo máximo que te pueden dar, vos pensad que Dios se hizo hombre y vino a la Tierra y su máxima obra fue morir para resucitar,  yo iba en Gracia de Dios de modo que lo máximo que me podía pasar era morir para después resucitar.”

Este es el patriotismo que se ha perdido en buena parte en el Ejército Español, no totalmente, porque posiblemente el Coronel Martínez Vara del Rey, no sea distinto del Capitán Carballo, y lo mismo podemos decir de otros muchos militares que puedo tener en mente, y que escriben en esta página, pero que son la excepción, no la regla general.  Este video sirve para recordarlo.

El segundo video tampoco tiene desperdicio (punto 6 minutos 2 segundos), es más, es casi mejor.

Se trata de 2 videos cortos, de apenas unos pocos minutos, merecen la pena no solo ser visionados, sino descargarlos y guardarlos para cuando sea delito tener otra opinión distinta a la que imponen los imperantes y su séquito.

Ataque en San Carlos

Escuchando al Capitán Carballo hablar del honor de morir por la Patria uno siente que uno de los principales efectos perversos que tienen los 48 años de España sometida a un poder miserable y corrupto, y la actitud poco edificante de todas las instituciones sin excepción, incluida la cúpula militar y policial, es provocar asco para  hacer nacer en nosotros el sentimiento de que no valga la pena morir por esta sociedad basura, de políticos y mandos basura,  y de población basura que con su mediocridad y su voto ignorante y teledirigido sostienen a estos políticos. Yo reconozco que estoy infectado de ese sentimiento pero el Capitán Carballo no muestra que otra actitud es posible. Merece la pena reparar en ello.

Con 74 años no ha perdido su porte militar

Este artículo está dedicado al Capitán/Comodoro (R) Carballo y a los que lucharon con el compromiso como él lo hizo. Y a sus familias que sufrieron lo suyo.

A los Capitanes de Artillería españoles que se ofrecieron voluntarios para combatir en esta guerra, y fueron sancionados por ello.

También a los caídos y los familiares de estos, ellos entregaron de más, lo que otros hicieron de menos, como fue el caso de los Gobiernos de España.


2 respuestas a «Capitán de Navío Pablo Carballo, o la grandeza moral de los pilotos argentinos en Malvinas»

  1. ¡Joder!
    ¡Qué bueno!
    Me hace usted jurar, pero el personaje y el autor lo merecen
    ¡Enhorabuena una vez más!.
    Desde luego, con un pelotón de soldados como esos se salvarán las Españas de allá y aquí.
    Un fuerte abrazo.

  2. Una precisión.
    Los oficiales que se ofrecieron voluntarios para ir a Malvinas, mediante carta al Embajador de Argentina en España, no fueron sancionados por ello, ni se aceptó su ofrecimiento, aunque se les agradeció. Pero muchos de ellos ya estaban arrestados por haber firmado «El Manifiesto de los 100»

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