Carta abierta a los militares españoles
Poco se habla, poco se dice, del papel, de los silencios, de la situación, de los pensamientos y de los sentimientos de las Fuerzas Armadas ante la brutal coyuntural actual en que está inmersa España;…
Poco se habla, poco se dice, del papel, de los silencios, de la situación, de los pensamientos y de los sentimientos de las Fuerzas Armadas ante la brutal coyuntural actual en que está inmersa España; menos aún comunican sus miembros, ni en privado, ni mucho menos en público, en activo o retirados; hemos detectado sólo una reacción a la que dimos publicidad en primicia en esta publicación. Parece que colectivo tan importante en la vida de cualquier nación, que tiene encomendadas obligaciones y responsabilidades máximas, tanto por la propia Constitución aún en vigor, como por la misma esencia de su existencia, o nada piensa o nada quiere pensar, o, si piensa, nada dice o nada quiere decir. Los demás, dirigentes políticos y sociales, también callan. Parece como si un «telón de acero» hubiera caído sobre las FAS o que con él se hubieran voluntariamente mimetizado. Da la impresión de que no existen o no quieren existir. ¿Tienen o se les tiene miedo? ¿Se cuenta con ellas o no? ¿Se las considera como algo? ¿No están formadas por españoles? ¿Sólo están para misiones internacionales que de poco valen? ¿Constan en la Constitución pero para no aplicarse nunca, como dijo alguien? ¿Sirven para algo o nada sirven ni valen? ¿Se distraen o se las distrae en misiones internacionales de las que nada, excepto gasto, se saca, salvo servir a intereses oscuros externos? ¿No se pronuncian ni siquiera en las reuniones al más alto nivel que se producen? ¿Son floreros o zombis? ¿Tienen sangre? ¡Hola, hola, FAS, ¿estáis ahí?!
Presentamos a continuación la carta con algunas reflexiones remitida por nuestro director a la cúpula militar en relación con la situación actual.

Una carta perfecta ¡Ánimo! Que ya hay dos militares que se animan a hablar en un colectivo de ¿cuántos? ¿100.000 efectivos? Menos da una piedra.
Desde luego, no sólo Dios y la Historia se lo demandarán, también en esta vida tendrán que pasar por las horcas caudinas de juicio, moral, penal, o los dos.
Y, estos que tienen divididas sus lealtades entre ¿España?, la OTAN y, sobre todo, el «sobre», que sepan que no solo es un enemigo externo el que nos ataca a muerte, que es EE.UU. (quien respetará lo que salga del referemdun), Inglaterra (véase las declaraciones de su colonia gibraltareña), Israel (su viceministro de defensa apoya a Cataluña en público, etc), los países bálticos (remedo del sionismo), la Masonería interna y externa, etc.
Tienen estos «señores» una ocasión única de entrar en la historia por la puerta grande: exigir el fin de esta tragedia o irse antes de que les envenene más.