Infame charla sobre el Islam y cristianismo en Torrelodones.

En la parroquia de la Asunción de Ntra. Señora de Torrelodones, dentro de lo que denominan «Aula de actualidad» se impartió el 15 de Enero, una charla titulada «Islam y cristianismo. Una visión en el siglo XXI», cuyo objetivo declarado era «Entender al Islam, analizando su origen, para poder entablar un diálogo interreligioso con él buscando la verdad».

El conferenciante, fue Javier Igea López-Fando, sacerdote y párroco de la Diócesis de Madrid, doctor en astrofísica por la Universidad de Nueva York especializado en la muerte de las estrellas, Astrónomo del Observatorio Vaticano de Castelgandolfo y licenciado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido secretario de la Comisión Episcopal del Clero y Juventud de la CEE, o sea que, por sus títulos a priori un figura, aunque sólo a priori porque de verdad que no lo es, tan sólo un soberbio de tomo y lomo, pero más importante aún, persona a la que no se puede, por razón de su formación, otorgar bajo ningún concepto el beneficio de la duda.

Los dos primeros tercios de la charla, que duró unos cincuenta minutos, los dedicó a presentarnos a Mahoma, a los pilares del Islam y al Corán. Pues bien, la imagen que nos trasmitió fue de una beatitud que nos impactó y que con el curso de la charla nos llegó a causar escándalo.

Mahoma es, para él, un hombre que tuvo «una visión mística que le llevó a dar a conocer al dios único», que predicó la oración, el juicio final y la necesidad de la limosna, poco más y… punto final. El Islam tiene mucho de bueno, es prácticamente angelical y, sobre todo, es «una religión» (¿?). El Corán un libro que contiene maravillas; también, que la palabra Allah se refiere a Dios Padre, por lo que musulmanes y cristianos, en realidad, nos dirigimos al mismo Dios. De verdad que en algún que otro momento, con alguna que otra afirmación, se nos subió la tensión y hubo que hacer esfuerzos por no saltar del asiento.

En el último tercio el conferenciante se dedicó a alabar hasta lo indecible el «diálogo interreligioso» instaurado por el Vaticano II que es, él no lo duda, lo que tiene que hacer la Iglesia. Porque, según dijo, la Iglesia tuvo frente al Islam una primera etapa violenta que fue la de las Cruzadas «que no deberían llamarse cruzadas» (sic). Una segunda impulsada por San Francisco que ante su fracaso como predicador entre musulmanes dejó dicho que lo que había que hacer era mostrar ante ellos «la bondad» (¿?). Y una tercera, la establecida por el Vaticano II, que es la del «diálogo», de la cual el Papa Francisco I es el adalid –bueno, él lo llamaba sólo Francisco, qué poco respeto–, el no va más, citando, para avalar lo anterior, algunas de su declaraciones, hechas bajo los efectos de ese mal de altura que le suele dar cuando vuelve de algún viaje, sobre el Islam y los musulmanes que tanta polémica han creado pero que al sacerdote en cuestión le parecen excelsas.

Hubo momento impactantes, bien que no podemos recoger ni la cuarta parte por razón de brevedad periodística. Por ejemplo, llegado el turno de preguntas, uno de los presentes le dijo que había oído que Mahoma se había casado con una niña de unos once años, a lo que el conferenciante, encogiéndose de hombros y poniendo cara de «qué se le va a hacer» le contestó: «Sí, pero consumó con ella cuando tuvo la primera regla» ¡Qué cree este hombre que es la pederastia y qué la trata de blancas mayormente menores de edad! Por ejemplo, una señora le preguntó sobre la mujer bajo el Islam, y la respuesta fue pura gaseosa, un escurrir el bulto, habilidosamente, eso sí.

Pues bien, Para este destacado miembro del clero el Islam es una «religión». Pues no, religión hay sólo una, la católica.

Para él, Mahoma fue un místico y luego un guerrero. Pues no, fue un satánico y de ello se dieron cuenta sus contemporáneos que se lo dijeron a la cara… mientras no tuvo poder, claro. Fue un lujurioso, degenerado, pederasta, asesino, sátrapa, sádico y ladrón, pues de todos esos pecados pecó y a lo bestia.

Para él Mahoma bebió de «sectas cristianas». Pues no, bebió de corrientes judeo-cristianas manifiestamente heréticas como eran, más en concreto, los ebionitas.

Mahoma fue un guerreo, un caudillo. Pues no, fue un tirano, un sátrapa sanguinario que expandió sus teorías sobre la base de razzias terribles con las cuales se quedaba con las riquezas de sus enemigos, degollaba a los hombres, se violaba a las prisioneras para luego venderlas como esclavas y se secuestraba a los niños para hacer de ellos fanáticos musulmanes.

Tampoco dijo el conferenciante, por ejemplo, que Mahoma le quitó a algunos de sus más fieles sus propias mujeres para hacerla suyas y que estableció la poligamia. La mujer, que previo al Islam gozaba entre las tribus de la península arábiga de la misma condición que en Occidente, llegado Mahoma fue sometida a la situación que hoy todos conocemos.

En el Islam no existen los «integristas» y los «moderados», como él vino a indicar, esa es una falacia tóxica inventada para ignorantes. Sobre su odio hasta la muerte a judíos y cristianos nada dijo.

En fin, y un tan largo cúmulo de absurdos, impertinencias, falsedades, ocultaciones, etcétera, que debido a la talla intelectual del personaje y a que tuvo que reconocer en el coloquio la mayoría de las aquí apuntadas, y otras aún peores –bien que sin manifestar culpa por haberlas omitido deliberadamente–, nos obliga a retirarle el beneficio de la duda sobre que pudiera estar equivocado o simplemente que no se hubiera preparado bien la charla. Es decir, que mintió y engañó con premeditación, alevosía y nocturnidad, pues ya había oscurecido.

Entonces, nos preguntamos ¿a qué vino este hombre a tal parroquia? Como tonto no es, para nosotros no nos cabe la menor duda. Por mucho que la jerarquía eclesiástica y la mayoría de los curas vienen desde hace ya más de medio siglo, ahí es nada, desde el Vaticano II, intentando colarnos lo del «diálogo interreligioso», lo de que «todos rezamos a un mismo Dios», lo de que «tenemos que ver lo que nos une y no lo que nos separa», lo de que «en todas las religiones hay cosas buenas y verdad», lo de que «lo importante es dialogar» y lo de Asís, como la cosa no acaba de colar, las críticas arrecian, los resultados son nulos y las ovejas –no los borregos, claro– andan mosqueadas, nada mejor que impartir charlas, hacer propaganda, lavar el coco, para neutralizar toda posibilidad de que los fieles puedan decir ¡basta ya! y se arme la marimorena; persecución del Papa incluida hasta obligarle a guarecerse en Sant’Angelo a la espera de una «negociación», lo que ya ha ocurrido otras veces.

La charla fue una trampa para los asistentes no informados; menos mal que apenas había cuarenta personas cuya media de edad era los setenta años, lo que no disminuye la gravedad del hecho. Fue una vergüenza, un escándalo, una ofensa gravísima de parte de un sacerdote a las ovejas, aunque no fueran directamente las suyas. No se puede consentir que engañen y mientan, que oculten la verdad por su obsesión en hacernos tragar una barbaridad como es la del «diálogo interreligioso». Quien así lo hace, directa o indirectamente, falta a su ministerio, peca  –porque no se les puede otorgar el beneficio de la duda, como dijimos al principio, pues saben lo que hacen– y traicionan a Nuestro Señor que dijo con toda claridad «Id y predicar el Evangelio», no id y «dialogar»; de tal forma que predicándolo nosotros, ya la gracia de Dios hará lo que considere por convertir a aquellos que se muestren dóciles a esa gracia.

Este sacerdote, con su visión de Allah ofendió a Dios, Uno y Trino; con la de Mahoma, ofendió a Dios Padre, muy en particular a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo; con la de la media luna ofendió a la Cruz; con la del Corán ofendió a la Biblia; con la del Islam ofendió a la única religión que existe que es la católica; con la de los musulmanes ofendió a todos los católicos en especial a todos los santos, mártires y justos que ha habido a lo largo de la Historia.

Esta charla, por todo lo anterior, señor párroco de la iglesia de Ntr. Señora de la Asunción de Torrelodones, exige otra de reparación en la que se explique con pelos y señales quién fue de verdad Mahoma y lo que de verdad es el Islam; eso sí, impartida por persona de solvencia.


6 respuestas a «Infame charla sobre el Islam y cristianismo en Torrelodones.»

  1. Este señor (cura) no es un francotirador ni un pobrecito sin luces ni estudios, este señor sigue la estela de «los grandes expresos vaticanos», besos al Corán incluidos, y del ecumenismo como instrumento de la «religión universal común» propugnada por «la secta innombrable».
    Llegará lejos, sin duda.

  2. ¡Cuánto odio destila este artículo!
    ¡Qué lejos está su autor de la Iglesia Católica!
    Su postura guerrera recuerda más lo que él critica y las imágenes que pone, pues no ha entendido un ápice del evangelio.
    Esto se vio en la pregunta poco respetuosa que me hizo al final de mi conferencia que quienes estuvieron presentes pudieron oír y juzgar.

    Rezo a Dios para que le perdone tanto odio, y un día pueda conocer los sentidos de la palabras Redención y Misericorida, y que Cristo no vino a condenar, sino a salvar y a predicar el amor al enemigo.

    1. P. Igea, sentimos que caiga en lo de siempre cuando no se tiene argumentos: en descalificar simple y llanamente. Pero no ha rebatido, porque no puede, ninguna de las afirmaciones que se hacen sobre lo que ocurrió porque todas son verdad. Si lo hiciera mentiría y eso sería pecado. Su charla fue espantosa porque ocultó la verdad –y demostró al contestar una pregunta, lo de la boda con la niña, que la conocía– de lo que fue Mahoma y de lo que es el Islam. Lo de pregunta irrespetuosa es falso. Usted no la dice, yo sí: ¿Cree que lo del diálogo interreligioso va a algún lugar? Y usted no la contestó, sino que se fue por las ramas. Además ya alguien le había preguntado lo mismo y tampoco le contestó. Lo que le duele es que se ponga en tela de juicio dicho «diálogo» al que tanto siguen apelando y que ya no cuela. Lo que le duele es que a usted, tan docto e intelectual, se le ponga también en tela de juicio. Respecto a mi odio o lo lejos que estoy de la Iglesia es un juicio de valor nada propio que denota que lo que le ha dolido es la crítica verdadera que se le ha hecho y a la que se notó enseguida que no está acostumbrado, pero es que, padre, la verdad es siempre muy dura. Niegue si puede y sin mentir lo que se dice en el artículo que ocurrió. Saludos cordiales.

  3. Estuve allí y me parece que escuche una conferencia distinta de lo que deduzco de esta crónica.
    En cualquier caso, adjunto envío la dirección en donde se puede escuchar una grabación de la cita conferencia.
    Saludos

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