China está ganando la carrera económica a EEUU: atentos a las consecuencias
China ha acortado distancias con Estados Unidos «en la mayoría de las carreras económicas, incluso lo ha superado en algunas», según un reciente informe del Belfer Center for Science and International Affairs de Harvard. El documento, The Great Economic Rivalry: China Vs. the US, predice que, al ritmo actual, China superará económicamente a Estados Unidos en una década.
Medido por la paridad del poder adquisitivo (PPA) -que compara las economías nacionales en términos de lo que cada nación puede comprar con su propia moneda a los precios que se venden los artículos en su mercado-, China ya ha superado a EEUU y es la mayor economía del mundo.
«En el año 2000, la economía china equivalía al 36% de la norteamericana», señala el informe. Y añade:
En 2020, el FMI encontró que era el 115% de la economía de Estados Unidos, o una séptima parte más grande que esta. Mientras los presidentes Obama, Trump y ahora Biden han venido hablando de un ‘giro’ histórico hacia Asia, el balancín se ha desplazado tanto que EEUU no da con los pies en el suelo.
En términos comerciales, el informe dice que China ya ha desplazado a Estados Unidos:
Cuando comenzó este siglo, China llamaba a las puertas de la OMC y Estados Unidos era el principal socio comercial de la mayoría de las grandes economías. Hoy, China ha superado a Estados Unidos para convertirse en el mayor socio comercial de casi todas las naciones importantes (…) en 2018, 130 países comerciaron más con China que con Estados Unidos, y más de dos tercios de esos países comerciaron más del doble con China que con EEUU. Con el lanzamiento de la Asociación Económica Integral Regional [RCEP, por sus siglas en inglés], en enero, China también ha superado ya a Estados Unidos como líder del mayor bloque de libre comercio del mundo.
La RCEP está formada por China, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda y los 10 miembros de la Asean, y se espera que añada 500.000 millones de dólares al comercio mundial para 2030.
Las políticas comerciales de Pekín no buscan simplemente crear más riqueza para China, sino que, como la mayoría de las cosas que hace, son también una forma de aumentar su poder y la dependencia de otros países hacia la propia China:
«Como explicó Xi Jinping el pasado mes de abril, la estrategia china de potenciamiento de las relaciones comerciales no es sólo para estimular su propio crecimiento económico. Es para aumentar la dependencia de otras naciones de China», concluye el Belfer.
El objetivo de China, en palabras de Xi, es reforzar la dependencia de las «cadenas de producción internacionales» de China (…) La estrategia de Xi está funcionando, (…) también con EEUU. En 2021, las compras de productos chinos representaban casi la mitad del déficit comercial de EEUU, que ascendía a un billón [‘trillion’] de dólares. Hoy, Estados Unidos es el mayor deudor del mundo; China es el mayor acreedor.
En cuanto a las manufacturas, China desplazó a Estados Unidos hace ya una década:
«China ha creado un ecosistema fabril que le permite dominar la producción de casi todo», señala el informe.
Aunque en un primer momento fue un productor de bajo coste de bienes de consumo baratos, China se convirtió en el mayor fabricante del mundo en 2010 y representó el 29% del valor agregado de la fabricación mundial en 2019, un aumento de 20 puntos con respecto a 2000.
China representa hoy un tercio de la producción mundial, mientras que EEUU fabrica menos de una quinta parte. EEUU era el principal socio comercial de la mayoría de los países en 2001; hoy lo es China, que se ha convertido en el eslabón crucial de las cadenas de suministro globales más importantes:
Pese a la retórica sobre la desvinculación, las economías extranjeras se han vuelto más dependientes de China durante la pandemia del coronavirus, no menos. El superávit comercial de China con el mundo alcanzó un récord de 675.000 millones de dólares en 2021, un aumento del 60% respecto a los niveles anteriores a la pandemia de 2019 (…) China es ahora el mayor fabricante y exportador mundial de decenas de bienes esenciales, incluyendo el 90% de los minerales refinados de tierras raras, el 80% de los paneles solares, el 50% de las computadoras y el 45% de los vehículos eléctricos.
China incluso ha sustituido a Estados Unidos como motor del crecimiento económico mundial.
Tal vez el hecho más sorprendente para los estadounidenses que no han seguido la evolución reciente es que China ha desplazado a Estados Unidos para convertirse en el principal motor del crecimiento mundial. Desde la Gran Recesión de 2008, aproximadamente un tercio de todo el crecimiento del PIB mundial se ha producido en un solo país: China. Así, cuando las naciones de todo el mundo evalúan sus perspectivas de crecimiento para el año que viene, la primera economía en la que piensan es la china. En resumen, en las dos últimas décadas, China se ha unido a EEUU y a la UE como la tercera columna vertebral de la economía mundial.
En 2020, por primera vez fue China, no EEUU, el país con más firmas en el Global 500 de Fortune, el ranking con las compañías más grandes del planeta.
«Por primera vez desde que la revista comenzó a elaborar sus Global 500, China encabezó la lista con 124 empresas, por delante de las 121 de Estados Unidos. Hace veinte años, en la lista sólo había diez empresas chinas», señala el informe Belfer.
Lo más importante es que China está desafiando seriamente a EEUU en materia de innovación:
Se está poniendo al día. Como señalamos en nuestro anterior informe sobre la «Gran rivalidad tecnológica», el enfoque de China en las tecnologías de vanguardia la ha posicionado para dominar carreras como la del 5G y la de la IA futura. Además, según el acertado resumen del ex subsecretario de Defensa Robert Work, «mucha gente sigue creyendo que lo único que hace China es robar tecnología y copiarla. Todavía lo hacen, y son bastante buenos en ello. Pero también su ecosistema tecnológico y de innovación es muy, muy bueno. Y cada vez mejor.
Aunque el informe señala que China todavía no ha superado a Estados Unidos y que el dólar sigue siendo la moneda de reserva hegemónica, con un 60% de las reservas de divisas, parece cada vez más difícil ver cómo podría EEUU cambiar las cosas, dado el rumbo actual. Sobre todo porque China está decidida a seguir adelante hasta alcanzar su objetivo de convertirse en la potencia mundial dominante en 2049.
Lo que esto significa para la geopolítica mundial es profundo. Al final de la Segunda Guerra Mundial y durante la década siguiente, Estados Unidos representaba aproximadamente la mitad del PIB mundial. Desde esa posición de dominio, tomó la delantera en (…) lo que se convirtió en el orden económico mundial. Al establecer alianzas como la OTAN (…) Estados Unidos podía cubrir costes sin pensar en el reparto de la carga. Pero al final de la Guerra Fría, en 1991, la participación de Estados Unidos en el PIB mundial se había reducido a una quinta parte. Hoy en día es una sexta parte (…) El ascenso de China ha creado un nuevo orden económico mundial.
Lo que este nuevo orden económico mundial significa para el futuro es probablemente difícil de imaginar para aquellos que han crecido con EEUU como principal potencia mundial y los valores anejos de libertad, democracia y capitalismo, que muchos dan por sentado.
El ascenso económico de China y la respuesta de Estados Unidos -o la falta de ella- determinarán los valores predominantes del siglo XXI: ¿serán el autoritarismo de China, con su desprecio por la libertad, la democracia y los derechos humanos, o los propios de Estados Unidos y Occidente?
Para Gatestone Institute

El gobierno en cuestión es comunista y sirven también a los dueño del dinero,
A EEUU le pasará lo mismo que a Robespierre, quien a hierro mata, a hierro muere.
Su relación (la de EEUU) con el resto de países nunca se ha basado en el respeto y consideración hacia el otro, por muy aliado que fuera, sino en la prepotencia, la codicia, el abuso de posición dominante, y el crimen, pirque dignatario que se oponía a la usura americana dignatario que moría en accidente aéreo. La imagen que en los años 40 y 50 se forjó de los EEUU como defensores de Occidente es tan falsa como el lema del PSOE «Cien años de honradez». D. Blas Pilar López en su artículo de 1962 «Hipócritas» los puso en su sitio.
Creo que con la hegemonía de China nos va a ir peor a Occidente que con los EEUU, pero no seré yo quien derrame una sola lagrima por el tirano usurero como no la derramaria cuando sea Robespierre el que tenga que visitar a Madamme Guillotine. Tienen lo que ellos mismos con su falta de escrúpulos se han buscado.
Chica se ha apoderado de todas las materias primas procedentes de África, habiéndose apoderado de varios países, mediane préstamos, etc.
Por ejemplo, la antigua Guinea Ecuatorial española, y otros muchos…
Al mismo tiempo, sus barcos pescan por todo el mundo, sin respetar las aguas territoriales de nadie, y apoderándose de toda la producción pesquera que pueden.
Son los sucesores de los corsarios británicos.
Item más, el gobierno comunista permite que las familias puedan tener tres hijos, cuando hasta hace pocvo, solo se permitían dos.
En otras palabras, los chinos son los nuevos amos del mundo…
La cuestión es quien gobierna China, EEUU le pasa lo mismo, simplemente quien gobierna China ha desplazado poder de Occidente a China, no significa que gobiernen los chinos, sería de risa con el control social por puntos. El globalismo manda en todos los países, lo demás son cortinas de humo para dividir, enfrentar, entretener y así poder gobernar el rebaño y reducirlo a su conveniencia y con la agenda 2030 peligrosa para todos nosotros y los que vendrán nacidos en un transhumanismo, que será el mismo infierno. Un ejemplo para un sujeto transhumano, uno de las élites podrá tener su esclavo sexual cuando le apetezca, borrado de memoria y vuelta al ruedo. No os podéis llegar a imaginar el estado de esclavitud que es bajo una matriz digital, ya es muy duro, una matriz arquetípica de ingeniería social, que pocos pueden pensar que es el infierno transhumano, por eso no ven resistencia en esta agenda.
Saludos
En el año 2001 ó 2002, leí un artículo (no recuerdo el nombre de su autor) que pronosticaba lo que podría suceder en el mundo en años venideros -geopolíticamente- y que estamos viendo ya; teniendo a Estados Unidos, China y Rusia como protagonistas.
Esta persona, no lo hacía en calidad de «vidente», sino de analista independiente que parecía tener información sobre un plan para convertir a China (una dictadura comunista, no se olvide) en la primera potencia mundial.
Andando el tiempo, lo que por aquel entonces semejaban ser simples elucubraciones (incluso algo locas) de una exaltada mente conspiranóica, hoy son realidades palmarias con las que tendremos que acostumbrarnos a tratar.
El Novus Ordo anti cristiano consta de varias fases, estamos en la 2020-2030; la agenda del reseteo (o, ahora vais a ver quien manda en realidad). Los países donde medra la élite necesitan permanecer al margen (como hasta ahora), en su oasis particular. Y dado su materialismo, supongo que quedarán reducidos a la mínima expresión gestora. El resto va a ser la China global, que ahora solo es un ensayo de lo que se generalizará, y que ya ha sido bosquejado en numerosas ocasiones por lacayos masones de distintos pelajes: 1984, el tiempo en sus manos, etc.
Otra posibilidad es que hagan de la tierra su oasis particular, y el resto de la explotación indispensable se hacine en guetos o reservas donde sean necesarios. Esta posibilidad me cuadra más; o quizás sea una mezcla de ambas.
Al ganado o escoria Disraeli-Rothschild se le pastorea desde los medios y es a la vez el guardián delator-ejecutor de los amos: premio-castigo.
La cosa parece que va tan rápido que, incluso puede que algunos aún lleguemos a verlo.
La experiencia nos enseña que, las revoluciones que siempre hacen los mismo, triunfan en unos sitios y en otros no, y siempre se achaca a superioridad racial. Por ejemplo, ahora la progresía encaminada a la religión climática, con todos sus achaques anticonceptivos se siembra por todas partes. Pero yo apostaría donde triunfará y donde (tras las tortas de rigor) no lo hará. Y no será por causa racial ni cultural-religiosa como argumentarán de nuevo por enésima vez.