Cifras dudosas y una OMS “conveniente” – Los ministros hablan

“Muchos más falsos positivos que verdaderos positivos”, así habló Jens Spahn, el ministro federal alemán de Salud en el ‘Informe de Berlín’ a través de su perfil de twitter.
“Estas son las cosas de las que uno se entera más adelante y a las que se enfrentará” añadió. Previamente, el señor Saphn habría advertido que las pruebas masivas sobre el coronavirus tendrían una tasa de error significativa –“si las pruebas continúan realizándose se tendrían de repente muchos falsos positivos” alegó, pues las pruebas PCR utilizadas “no detectan el virus en sí, sino el material del virus molecular” por lo que “no podría utilizarse como evidencia para el diagnóstico clínico, facilitando aquí, aquí, aquí y aquí sus inconvenientes”- posicionándose de este modo en contra de ellas, según pudo comprobarse en una entrevista que concedió en el programa ‘ARD’.
En el caso de España han sido tres los artistas (Carmen París, Miguel Bosé y Enrique Bunbury) los que se han pronunciado contra la versión oficial que atañe al COVID19, provocando una oleada de opiniones extremas que, o bien les ensalzaban por su valor, o bien les catalogaban de ‘conspiracionistas’, marcando un antes y un después en el pensamiento social dada su relevancia.
En Alemania ha ocurrido algo similar en el tuit de Jens Spahn: pese a que los comentarios vertidos en él eran muy variados, predominaba una referencia hacia los ‘teóricos de la conspiración’. Semanas atrás esa era la etiqueta para quienes cuestionaban la fiabilidad de las pruebas y, con ello, los números de infectados que justificaban las medidas gubernamentales durante la pandemia.
El país germano ha sido objeto de numerosas revueltas sociales y protestas, calificadas siempre de forma despectiva por la mayoría de espacios mediáticos, concretamente como «detractores de las vacunas, enemigos de la democracia y adeptos de teorías de la conspiración», algo que resultaría irrefutable si no se tuvieran en cuenta a otras personalidades significativas, como la diputada austriaca que relacionó el COVID19 con un ‘Nuevo Orden Mundial’ vigente, o a la señora Erazo, embajadora de Derechos Humanos y Alta Comisionada Internacional de CIDHU para Europa, Asia y Oceanía denunciante de los engaños que habría tras el Estado de Alarma (además de otros activistas y políticos que han seguido sus mismos pasos). A esto hay que añadirle las numerosas manifestaciones mundiales que han surgido contra el 5G o la vacunación obligatoria, también silenciadas o ridiculizadas en prensa.
Por parte de Spahn y según ‘Deutsch RT’, hace seis semanas se habría dado un número de infectados un tercio mayor de lo esperado (lo que contrasta con otra publicación en la que se explicaba que la cifra a la que hacía mención no encajaba con la que Merkel expuso de forma oficial: hasta diez mil infectados de diferencia).
En abril el ministro pidió que se comprendieran las “difíciles decisiones” políticas y declaró: “Probablemente tendremos que perdonarnos mucho en unos pocos meses”.
“La OMS es una burocracia hinchada y conveniente”
Así lo especificaba un informe del ‘Boston Herald’ basado en la investigación de la agencia de noticias ‘AP’. El titular de la publicación que lo reproduce es claro y contundente: “La OMS es una burocracia hinchada y conveniente”, haciendo alusión al único 4% que se invertiría del presupuesto en atención médica global, derrochando el resto; cientos de millones de dólares al año. “Se gasta el doble en viajes aéreos, y diez veces más en los salarios y beneficios de los empleados de la OMS”. A su vez, se puntualiza que la Organización Mundial de la Salud “hace la vista gorda cuando los ejecutivos realizan viajes de negocios ficticios con sus novias” manteniéndose alerta si “van en viajes de negocios con amigos”.
Esto podría justificar parte de las discrepancias que Donald Trump guardaría ante la OMS, cuando en mayo rompió “toda relación de Estados Unidos” con ella al considerar que China la “tiene bajo su control”.
Desde ‘Deutsche Wirtschafts Nachrichten’ se aclara que el asesor de seguridad nacional de Trump, Robert O’Brien, sugirió a EEUU que en su lugar se apoyase a la Cruz Roja Americana, a MSF “u otras organizaciones que atendiesen a los enfermos”.
Por otro lado, Ali Mokdad, de la Universidad de Washington, recriminó a la OMS su tardanza a la hora de tomar medidas: “se habrían salvado más vidas y evitado muchas muertes si China y la OMS hubieran actuado más rápido”, reforzando así las acusaciones del periódico que registraron cómo la OMS “cierró sus puertas” a su mejor personal cuando éste subrayó que China había sido elogiada por su transparencia a pesar de haber “ocultado el virus”.
[Traducción y redacción: Alba Lobera]
