CNI: entre Paz y «la mofletes» o cómo hacer una tortilla sin huevos

Casteleiro

«Habemus papisa» en el CNI. Fumata blanca tras no pocos tiras y aflojas, navajeos, intrigas, llamadas telefónicas y alguna que otra comida discreta a cargo, claro, del erario público cargados en la partida de «Protocolo» de Defensa, ese pozo negro, que como tal apesta, en el que Robles y su mamporrero predilecto de ahora, el JEMAD, Gral. Villarroya Vilalta, cargan sus desafueros. Ah, y alguna lagrimita de Esperanza Casteleiro (VER AQUÍ), la sempiterna tapada del PSOE en el CNI, quien definitivamente se quedó vestida y sin novio y sin posibilidades porque ahora sí que ya se le pasa el arroz; y eso a pesar de sus múltiples servicios prestados durante años a… ¿España?… o… ¿al PSOE?

Paz Esteban

La nueva directora es Paz Esteban López; por cierto, Paz, cómo te ha castigado el paso del tiempo, nunca tuviste mucho, pero se te ha caído todo, de verdad que lo sentimos, porque, estimados lectores, siempre fue buena persona, no tuvo malicia… bueno, para llegar a dónde ha llegado hay que cambiar mucho; en fin, a ver si ahora la erótica del poder la rejuvenece.

Robles alardea de que Paz tiene a sus espaldas treinta años de servicios en el CNI, antes CESID. Tal vez de ahí la chepa que la caracteríza; estírate, Paz, ya sabes, cabeza alta, pecho… perdón, pechos fuera, barriga dentro.

Bastos

Pero lo que no dice «la mofletes» es que su trayectoria ha sido siempre de escribana, mal llamados «analistas». Miembro de la División de Exterior, pertenece a la primera hornada de mujeres de las varias que introdujo el extinto Manglano allá por mediados de los ochenta del siglo pasado, adelantándose al feminismo desorejado que hoy vemos cómo castiga, especialmente, a las propias mujeres. De ellas, la mayoría fueron a Exterior, algunas a Contrainteligencia y… la ínclita Casteleiro a Interior a la sombra del siniestro Santiago Bastos (VER AQUÍ).

¿Y qué han venido haciendo los «analistas» como Paz? Pues salvo alguna rara avis, elaborar «análisis de inteligencia», o sea, «notas informativas» sobre la base de periódicos y ahora de Internet, con alguna pizca de algún informe de otro servicio y lo que alguna que otra «antena» mal cogía al vuelo; pero análisis de verdad sobre la base de informaciones propias, directas y contrastadas nada de nada o poco, muy poco. Así que esa es Paz y esos son sus treinta años de experiencia.

Saiz

¿Lo hará bien? Pues sí, claro, como todos los anteriores, a excepción de Alberto Saiz, aquel socialista pedorro que se pasó de listo y de socialista, o sea, de corrupto, y que tuvo que ser desalojado. Pero es que para hacerlo bien como director del CNI no hace falta tener ni muchas luces ni mucha experiencia –lo fue Saiz, un don nadie salido, con perdón, de no se sabe de dónde–, así como también el Gral. Sanz Roldán, todo un ejemplo de florero, que se ponga donde se ponga siempre queda bien aunque no valga para nada. Al director del CNI, para quedar bien le basta con plegarse a la estulticia que quieren los políticos de dicho servicio. Porque lo que quieren los políticos, todos, eh, del CNI, es que haga «análisis», o sea, que lean periódicos y consulten mucho Internet, ocupen despacho en las embajadas para tener «presencia» y… no hagan nada de lo que de verdad debe hacer un servicio de Inteligencia que se precie. Porque si lo hicieran se correrían riesgos y… hasta ahí podríamos llegar. Por eso Paz lo hará bien, porque no tiene que hacer nada, tan sólo figurar.

Ahora nos centraremos en los discursos en la toma de posesión; por cierto ceremonia penosa, patética y cutre, durante la cual Paz tenía delante una mesita con un ejemplar de la Constitución abierto –seguro que no por el artículo 8º, que produce urticaria a quien lo lee–, por lo que al faltar el crucifijo, que ya no se lleva –cosas de la tolerancia religiosa que caracteriza al Frente Popular Bis–, no sabía qué hacer con sus manos, dónde ponerlas, así que tras unos instantes de dudas optó por apoyarse en la mesa con las dos para prometer el cargo, por lo que si no fuera por las banderas traseras cualquiera diría que se trataba de la dependienta de una mercería o de la recepcionista de una sauna.

Parece que los abrazos son obligados desde el de Sánchez y el coletas

El discurso de Paz fue tan anodino, como ella misma; tan soso y tan desgarbado como ella misma; y tan manido como el de todos sus antecesores y el de todos los altos funcionarios, enchufados y paniaguados de cualquier clase que asumen un cargo hoy en día y desde hace algunas décadas. Obligada e hipócrita referencia al Rey, al cual ya todos han sentenciado; actitud pedigüeña de más medios y… la defensa de la Constitución por encima de todo… bueno, de todo menos del, por ejemplo, actual Gobierno que se mea en ella y en la legalidad anexa todos los días mil veces, o todo menos por encima de mantener el carguito y sus prebendas, que hasta ahí podíamos también llegar. Y es que Paz sabe que en cuanto se le ocurra cumplir tal promesa puede pasa a engrosar el «Expediente Royuela». Ah, y de España, de la Patria nada de nada, que el CNI se debe sólo al… «Estado».

Le mejor, con todo, fue el discursito de «la mofletes» quien, enfundada en una pseudochupa de cuero motera –y es que es de la misma escuela de protocolo que «el coletas»–, con los papos subidos hasta lo indecible, se dedicó a darnos una muestra más de su verdadero ser y entender, porque no dejó de amenazar a diestro y siniestro, de escupir barbaridades, de echarnos el aliento pestoso avisando que no va a consentir que se… diga nada del CNI, ni de nadie, porque para eso está ella –cuyos cadáveres en Defensa comienzan a contarse por decenas–, y los suyos, orgullosos y al tiempo nostálgicos de la checa y del paseo. Su discurso fue toda una sarta de esputos y de relinchos de la histérica que siempre ha sido.

Y es que Robles confunde, en su paranoia totalitaria marxista, la libertad de expresión y el derecho a la crítica con la calumnia y la injuria; como también corresponde a su formación jurídica totalitaria. Porque a Robles, como a los suyos, a esa antiEspaña revanchista, zafia, hortera, mugrienta, acomplejada, rancia, anacrónica, progresista como los cangrejos, o sea, hacia atrás, y degenerada, no le gusta que le digan las verdades, porque viven de la mentira, ni que se les señalen sus indecencias, porque las conocen, ni que defendamos nuestros derechos y libertades, porque en su sectarismo enfermizo pueden tenerlas ellos.

Lo de Robles fue todo un espectáculo de impúdica exhibición de chulería barriobajera, de prepotencia desorejada, de impenitente mediocridad, de vulgar estupidez, de alucinado engreimiento, de  indigencia intelectual, de su no ser nada.

No faltó, eso sí, la nota sentimentaloide muy a la moda en recuerdo a los fallecidos del CNI en Irak, bien que nadie se atrevió a decir, y todos ocultaron otra vez, que aquello fue debido a un cúmulo de despropósitos y negligencias monumentales de los que tampoco nadie se ha hecho todavía hoy responsable. (VER AQUÍ)

Último detalle: allí presentes las cúpulas de la Guardia Civil y de la Policía, esas mismas con las que el CNI ni se lleva ni se trata, tragando bilis, y la del Tribunal Supremo, ese que ya sabemos al servicio de quién está, mirando al tendido; todos ellos cual convidados de piedra.

En fin, Paz Esteban, como los anteriores, y mucho nos tememos que los siguientes, es más de lo mismo, o sea, igual a peor.


Una respuesta a «CNI: entre Paz y «la mofletes» o cómo hacer una tortilla sin huevos»

  1. Centro Nacional de cualquier cosa menos de «Inteligencia», porque inteligencia lo que es «inteligencia», hay poca inteligencia, ¿o dónde estaba esa inteligencia para evitar el 11-M, o para descubrir dónde tenían los separatistas catalanes las urnas del referéndum?

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