La fragata Méndez Núñez ¿Cobardía, ridículo, estupidez? De todo bastante
Margarita Robles, ministro de Defensa en funciones, ha ordenado que la fragata Méndez Núñez deje la flota de la OTAN que navega por el Golfo Pérsico en desacuerdo, dice «la mofletes», con la actitud de Trump según la cual, al parecer, anda en un tira y afloja potencialmente peligroso con Irán. Y como siempre mienten tanto la Robles como sus adláteres, o sea, esa cúpula militar patética –al igual que los que la rondan–, y como antes se pilla a un mentiroso que a un palomo cojo, pues se les ha visto el plumero.
La verdad es que la flota supuestamente de la OTAN protagonista del incidente está compuesta toda ella sola y exclusivamente, menos nuestra fragata, por yanquis, y, además, y por ello, su misión real en tal zona es sólo y también exclusivamente servir a los intereses yanquis. Esa es la verdad, esa la realidad, no la que nos vende Defensa en este caso, como en el del resto de misiones en el exterior.
Como aquí lo de la defensa, incluso de la propia España, ni se tiene en cuenta –para qué cualquier otra–, en cuanto ha olido a chamusquina, siquiera de lejos, se ha ordenado a nuestros aguerridos marinos, es un decir, salir pitando. Esa es la otra verdad y realidad.
El caso es paradigmático. Lo de que con las misiones en el exterior se defiende a España que tanto cacarean nuestros militares es falso como vemos. En ella sólo se colabora con intereses de otros, normalmente del imperio yanqui. Y se hace a costa de dejar desguarnecida España, cuyo mayor enemigo actual, por cierto, está dentro; y ya saben a qué nos referimos… y no es sólo al secesionismo catalán. Porque si esta como las otras misiones son para defender a España ¿por qué nos vamos ahora cuando la cosa, precisamente, parece que pudiera requerir dar la cara en dicha defensa?
Así es que nuestras misiones en el exterior lo son mientras no se prevean tortas, mientras no haya que defender España, porque en cuanto se huelen salimos echando leches. Con lo que no sólo no defendemos a España, sino que además quedamos a la altura del betún; y el caso actual no ha sido el único, sino todo lo contrario.
Somos tan tontos que vamos y nos metemos donde nadie nos llama, colaboramos en tocar las narices a quien nada nos ha hecho y, además, nada sacamos, sino al revés.
¿Qué hacemos «defendiendo a España» en Letonia, Líbano, Afganistán, Mali y el largo etcétera de misiones que ni nos van ni nos vienen? Cuando dichos escenarios se compliquen ¿vamos también a salir corriendo? ¿Ya no defendermos a España? ¿Si la misión en el Golfo estaba justificada ¿por qué nos largamos con viento fresco y a toda máquina?
Lo nuestro no tiene remedio. Y no lo tiene porque entre la clase política y los mandos militares, que no sabemos ya cuáles son más ineptos e insensatos, así nos va en materia de defensa… bueno, como en todo, porque no levantamos cabeza.
Desde estas humildes páginas hemos manifestado hasta enronquecer (VER AQUÍ), que de la veintena de misiones en el exterior en las que desde hace décadas nos desangramos económicamente y distraemos a nuestros militares del cumplimiento de sus verdaderos y únicos deberes para con España, así como de sus juramentos, no llegan a cinco las justificadas; claro que dicho militares están encantados con una cosa y con la otra, porque de ambas se benefician: tanto del cobro de ingentes dietas, como de no tener que mojarse ante el derrumbe de nuestra patria.
P.D.- Sólo VOX, cómo no, lleva en su programa la reducción de nuestra participación en misiones en el exterior a tan sólo las que tengan que ver con nuestra más directa seguridad o intereses.
