¿Coincidencia o intención?

En diciembre de 2019, como es bien sabido, hubo un brote epidémico de neumonía de causa desconocida en Wuhan y que inmediatamente se propagó con el nombre de Covid-19 causada por el virus SARS-Cov-2.
La rápida expansión de la enfermedad hizo que la Organización Mundial de la Salud, el 30 de enero de 2020, la declarara una emergencia sanitaria de preocupación internacional, basándose en el impacto que el virus podría tener en países subdesarrollados con menos infraestructuras sanitarias. En esa fecha, la enfermedad se había detectado en todas las provincias de China continental, y se diagnosticaban casos en otros 15 países.
El 11 de marzo la enfermedad se hallaba ya en más de 100 territorios a nivel mundial, y fue reconocida como una pandemia por la OMS. El número de casos confirmados continuó creciendo hasta alcanzar los 500 mil a nivel mundial el 26 de marzo de 2020.
Para prevenir la expansión del virus, los gobiernos impusieron restricciones de viajes, cuarentenas, confinamientos, aislamiento social, cancelación de eventos y cierre de establecimientos. Teniendo, esta pandemia, un efecto socioeconómico disruptivo y generando miedo a la escasez de provisiones que provocaron compras de pánico. Ha habido desinformación y teorías conspirativas difundidas en línea sobre el virus, e incidentes de xenofobia y racismo contra los ciudadanos chinos y de otros países del este y sudeste asiático.
Se ha comprobado que las cuarentenas, restricciones al tráfico de personas y los aislamientos que se están dando a causa de la pandemia tienen efectos psicológicos negativos.
Finalmente, la Comisión Nacional de Salud de China publicó una guía de manejo de las crisis psicológicas, en la que propugnaba la intervención sobre las personas afectadas, contactos cercanos, los encerrados en sus hogares, los familiares y amigos de los pacientes, personal sanitario y el público general que lo requiriera.
Tras siete meses de padecer la pandemia y con un total de 641.000 fallecidos nos llega la siguiente noticia que deseo compartir con todos ustedes.
¿Se trata de una coincidencia, o de todo un propósito?
A medida que los fabricantes de medicamentos aceleran sus esfuerzos para encontrar un nuevo medicamento de tratamiento… ¿Una coincidencia? ¡Estoy seguro de que toda la Verdad en los Sitios de los Medios negarán todo esto! ¡¡BIEN, BIEN, BIEN!! ¿No es solo una coincidencia interesante que Remdesivir (1) está hecho por Gilead (2) y es la «CURA» para COVID-19… y aquí es donde se pone interesante: China posee la patente del medicamento a través de un acuerdo con el intercambio de patentes de medicamentos de Gilead sucursal subsidiaria llamada UNITAID, que tiene una oficina cerca de Wuhan, y nunca adivinarán cuáles son los principales inversores financieros de UNITAID… nada menos que George Soros, Bill & Melinda Gates y la OMS.
¡Sé lo que están pensando! Es solo una coincidencia, ¿no? Oh, no me permitan olvidar la otra coincidencia, que Gilead y UNITAID fueron partidarios financieros de Hillary Clinton. Oh, ¡qué tonto!, olvidé una coincidencia más, Anthony Fauci (3) fue quien autorizó el envío de millones al Instituto de Virología Wuhan específicamente para el «estudio» de los Coronavirus… ¡Estoy seguro de que debo estar agradecido de que sean solo coincidencias! Nada que ver aquí, solo sigue avanzando…
No es de extrañar que Fauci abofeteara la hidroxicloroquina, que tiene una tasa de éxito del 92%… ¡estaban enterados de eso!! La esposa de Fauci también trabaja para Gilead (2).
–oo–
(1) Medicamento antiviral, actualmente en estudios experimentales con pacientes co Cuvid-19.
(2) Gilead Sciences es una compañía biofarmacéutica que descubre, desarrolla y comercializa terapias innovadoras en áreas de necesidad médica insatisfecha. La misión de la compañía es avanzar en la atención de pacientes que padecen enfermedades que amenazan la vida en todo el mundo.
(3) Médico estadounidense especializado en inmunología y uno de los principales expertos mundiales en enfermedades infecciosas

Desgraciadamente, no tiene la más mínima apariencia de ser algo casual. Solo la comprensible ignorancia inicial dio lugar a esa primera impresión.
Y lo peor de este «cuento» chino: CONTINUARÁ…