Criminales «maestros republicanos» de Torrelodones
En la localidad madrileña de Torrelodones, des-gobernada por el PSOE a través de su marca blanca local, Vecinos por Torrelodones (VxT), llevan dos legislaturas intentando «santificar» a aquellos de sus correligionarios que durante la guerra ejercieron en el pueblo de lo que en realidad eran: criminales revolucionarios marxistas sovietizantes; seña de identidad de la ideología más perversa y al tiempo fracasada de todos los tiempos, junto con su acendrado anticatolicismo.

Lo que ocurre es que como la verdad termina siempre por relucir, el tiro les ha salido por la culata y hoy sólo engañan, además de a ellos mismos, a los ignorantes. Caso particular es el de los que ellos denominan a bombo y platillo «maestros republicanos» de la localidad, Mariano Cuadrado Fuentes y Rafael Martínez López, a los cuales llevan varios años mediante conferencias, homenajes y premios anuales intentando lavar las manos que tuvieron tan manchadas de sangre, mediante la clásica campaña de agitprop marxista siempre falsa en todos sus términos. Señalar que en tal objetivo y actividades al PSOE torrensano le sirve de mamporrero la Sociedad Caminera del Real de Manzanares, con sede en la localidad, en la cual radica un núcleo de sus primos hermanos, o sea de comunistas, de forma que la cosa cuele mejor presentándola como actividad cultural; o sea, lo de siempre.
Como hemos dicho dos son los maestros «republicanos» protagonistas: Mariano Cuadrado Fuentes y Rafael Martínez López. El primero fue condenado a muerte y fusilado en Septiembre de 1939 por la autoridades nacionales, y el segundo, condenado a muerte, le fue conmutada la pena por la de 30 años muriendo en prisión en 1940; dicen los sociatas que «de inanición y frío», cuando en realidad lo fue sólo y únicamente por enfermedad… pero es que ya sabemos que no hay mejor «santo» que un «mártir».

Del primero hemos publicado varios artículos cuyos enlaces insertamos al final de éste, producto de una exhaustiva investigación en los archivos municipales del propio Torrelodones, en los autonómicos y nacionales. El segundo aparece, cómo no, junto a Cuadrado durante su andanzas revolucionarias torrensanas, pues fueron de la mano… bien que durante algún tiempo, porque luego salieron tarifando.
Ambos eran maestros, lo único cierto, con plaza en Torrelodones. Cuadrado desde 1934 y Martínez desde 1919. Pero ninguno era «republicano», porque eran socialistas revolucionarios y sovietizantes, o sea, de los de entonces –y de ahora, como vemos–, para los que la II República sólo era el paso hacia «su república», la socialista-soviética; en cuanto como profesores hay que señalar que dedicaron muchas más energías a sus actividades políticas y revolucionarias que a la enseñanza, llevados por sus desvaríos ideológicos.

De sus andanzas revolucionarias y activismo político hasta Febrero de 1936 en que el Frente Popular se hizo con el poder antidemocráticamente mediante un pucherazo electoral monumental más que acreditado documentalmente entonces y ahora, nada vamos a decir porque no tiene valor para este artículo. Así pues nos centraremos en sus actos durante la guerra, advirtiendo que todo lo que diremos está acreditado documentalmente en actas con las firmas de ambos «angelitos».
Tan sólo un mes después de dicho acceso al poder, Cuadrado y Martínez protagonizaron un golpe municipal en Torrelodones al expulsar de la alcaldía a sus legítimos miembros, que lo eran del Partido Republicano Independiente (de centro-derecha, pero republicanos de convicción), que habían sido elegido en las elecciones municipales de 1931, esgrimiendo para tan «democrática» trapacería un escrito del Gobernador Civil, ya frentepopulista, a todas luces y con las leyes de la propia II República en la mano, manifiestamente ilegal; cuando en Diciembre de 1937 el mismo Cuadrado sea expulsado de la alcaldía por los suyos, o sea, por su correligionarios del PSOE, utilizando el mismo procedimiento, dejará constancia escrita de lo ilegal del procedimiento olvidando que él había hecho lo mismo en Marzo de 1936, y peor aún, porque la II República, aunque agonizante, estaba vigente. Así pues, cuando se dice que Cuadrado fue alcalde de Torrelodones no es verdad, porque nadie le eligió democráticamete, sino que fue un «alcalde» golpista municipal, en lo que Martínez actúo de segundo de a bordo, pero también de protagonista especial porque no en balde era, desde siempre, el mandamás de la agrupación socialista del pueblo.

Como en toda la España que quedó bajo el totalitarismo y el terror de los «republicanos» frentepopulistas, Cuadrado y Martínez, junto con los suyos, nada más producirse el Alzamiento Nacional protagonizaron y ampararon toda una serie de tropelías que ya tenían, además, decididas de antemano, entre las que las menores –es un decir– fueron las «incautaciones» –apropiación y robo– de todas las villas privadas del pueblo (unas 150); la requisa de las pertenencias privadas de los propietarios; una marea de persecución anticatólica incautándose de la parroquia que se convirtió en garaje, clausurando la escuela católica que existía, incautándose del edifico que construían para escuela los Cruzados de la Enseñanza de ideario católico que se entregó a la UGT, así como los consabidos saqueos de las otras dos capillas que había en el pueblo.
Pero con todo, lo más importante fue la detención de todos los miembros del Partido Republicano Independiente y su traslado a Madrid. Acto vil donde los haya porque era condenar a no pocos de ellos a morir asesinados. En concreto y que estén perfectamente documentados fueron 44 los detenidos y seis los asesinados; debió haber algunos más. Especialmente importante y acusador tanto para Cuadrado como para Martínez es la forma en la que se procedió a extinguir a dicho partido, pues consta en el acta del pleno del Ayuntamiento de 15 de Octubre de 1936 de Torrelodones lo que sigue: «Ruegos, Preguntas y Proposiciones: El gestor Sr. Martínez (Rafael Martínez López) pregunta si han sido detenidos todos los que figuraban en la lista del Partido Republicano Independiente. El Sr. Alcalde (o sea Cuadrado) dice que no depende de él, pues él se ha limitado a entregar la lista a la Brigada de Investigación (principal órgano del Frente Popular que supervisaba las checas) con lo cual queda terminada su misión y que lo que procede es reunir al Frente Popular pata tomar un acuerdo fulminante y así se acuerda». El mismo cargo proponía a continuación «restringir los salvoconductos… no se sabe las ideas de cada uno», a lo que Cuadrado le contestó que «así se viene haciendo».

Fíjense que esa decisión de «tomar un acuerdo fulminante» es el 15 de Octubre de 1936, pues bien, el 7 de Noviembre, apenas una veintena de días después, comenzaban las sacas de presos en Madrid que terminaban asesinados en los cementerios de Aravaca o Fuencarral, pero sobre todo en las fosas de Paracuellos del Jarama, algunos de los cuales fueron de los detenidos en Torrelodones, o sea, de los que figuraban en esa lista que Cuadrado confiesa fehacientemente en el acta de dicho pleno, la cual además firma, que él ha entregado a las Checas. Lo anterior, ante cualquier juzgado, constituye una confesión verdadera sin lugar a dudas porque además no hay en ella coacción para que se produzca, sino todo lo contrario, más bien alarde.
Dos pinceladas más para dar una idea de la ruindad y miseria humana de ambos «maestros republicanos» que VxT, el PSOE y la Sociedad Caminera consideran ejemplo a seguir por los torrensanos. Cuadrado fue sometido estando en Villarejo de Salvanés en 1933 a expediente por el Ministerio de Instrucción Pública (Enseñanza) por una denuncia probada de malos tratos a sus alumnos a uno de los cuales llegó a romper un diente; sin comentarios. Martínez, cuando en Noviembre de 1936 cree que los nacionales van a llegar a Madrid, huye sin decir nada a nadie, ni a los suyos, y se traslada a Valencia donde, aunque tenía edad para incorporarse a filas no lo hace, refugiándose en la denominada Milicia de la Cultura haciendo valer su condición de maestro, en realidad un subterfugio para no ir a combatir. Añadir que los miembros de la «nueva alcaldía» frentepopulista acabaron entre ellos como el rosario de la Aurora –con perdón– por problemas de desfalcos, o sea, de corrupción –expulsión de Cuadrado incluido–, algo habitual entre los marxistas de entonces y, como sabemos, de ahora.

Último apunte, pero no menos importante, es que tanto Cuadrado como Martínez fueron detenidos por las nuevas autoridades al terminar la guerra y juzgados en consejo de guerra sumarísimo conforme al Código de Justicia Militar de la II República en vigor en aplicación de la legal y legítima declaración del «estado de guerra» –también conforme a las leyes de la II República– hecha por los nacionales el mismo 18 de Julio de 1936. Mariano Cuadrado, por haber figurado como «alcalde» de Marzo de 1936 a Diciembre de 1937, es decir, máxima autoridad y por ello responsable de las tropelías frentepopulistas, fue condenado a muerte y ejecutado en Septiembre de 1939. Rafael Martínez, que había sido su segundo, aunque como vemos no menos responsable que Cuadrado, se le sentenció a muerte pero, en aplicación estricta de dichas leyes republicanas, al haber sido el segundo, se le conmutó por la siguiente menor que era 30 años –¿qué terrible la justicia de la «dictadura» verdad?–, de los cuales hubiera cumplido como mucho seis o siete por los múltiples indultos de la postguerra, siendo encarcelado, terminando por morir de enfermedad en el Reformatorio de Adultos de Ocaña en Marzo de 1940, en absoluto de «inanición y frío» como se pretende (vean dos fotografías del «mal trato» en dicho centro y busquen en internet las demás que hay hasta hartarse).
Como vemos, para los socialistas del PSOE y de Vecinos por Torrelodones, así como para los comunistas anidados en la Sociedad Caminera del Real del Manzanares, estos dos individuos miserables, estos dos criminales, son hoy un ejemplo, por lo que por mucho que alardeen de «demócratas» se les ve el plumero y ellos mismos se delatan.
Post scriptum:- En Torrelodones, además de los dos mencionados había más maestros, entre ellos alguna mujer… ¿por qué se les discrimina condenándoles al silencio? Porque a lo mejor no eran «republicanos» al modo y maneras de Cuadrado y Martínez.
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