Cruzada Nacional ó Cruzada de Liberación, pero no «guerra civil»
El Gral. D. Salvador Fontenla Ballesta publicó hace no mucho un interesantísimo artículo titulado «La guerra civil española 1936-1939 y sus denominaciones» (AQUÍ). Sobre tan importante asunto, voy a dar mi opinión.
La cuestión del nombre de la guerra del 36 no es baladí, el nombre ya predispone un enfoque político de la misma.
En España se ha consolidado lo de «Guerra civil», comunmente aceptada por todos, aunque hay que hacer notar que el término es bastante discutible por una razón: a la guerra de la Independencia contra los franceses no se la denomina «guerra civil» a pesar de que hubo un enfrentamiento de los españoles no sólo contra los franceses sino también contra los españoles «afrancesados», y en este sentido también fue una guerra entre españoles. En la guerra del 36 vinieron a combatir en España, o más exactamente a dirigir los combates, los más importantes Generales soviéticos que luego se harían famosos en la Segunda Guerra Mundial: Nahum Eitingon Kotov, Ian P. Berzin, Ivan Koniev, Vasily Sokolovsky, Pável Bátov, Khudiakov, Kravechenko y Solomatín, etc., de modo que la llamada guerra civil fue también una guerra extranjera o impuesta desde el extranjero por mucho que en el bando enemigo se encuadraran españoles que borraban el nombre de España cuando ocupaban una localidad. La diferencia más notable quizás fuera que Napoleón puso a sus propios soldados franceses como carne de cañón, y en cambio Stalin utilizó a la masa de lo más bajo de la sociedad española para manipularla y utilizarla de carne de cañón, junto con las Brigadas Internacionales que era otro tanto de lo mismo a nivel internacional.

Una guerra impuesta desde Moscú, que se podría haber evitado si el Gobierno ilegítimo del Frente Popular (ilegítimo democráticamente porque había perdido las elecciones de 1936 como después se ha descubierto e hicieron trampas para apoderarse del poder mediante la intimidación, el engaño y la violencias, e ilegítimo de ejercicio porque el Gobierno del Frente Popular no ejerció ese poder para el bien común sino para el crimen y para entregar a España a un poder extranjero) no se hubiera resistido a dejar el poder que ilegítimamente ostentaba, y si Stalin no recluta las Brigadas Internacionales para reforzar Madrid y envía la primera División de tanques que tuvo «España» al frente del General soviético Pavel Romistrov, alias “Rudolf”, nombrado en junio de 1937 por Stalin Inspector de las Tropas Acorazadas en el Cuartel General del Ejército de la IIª República, quien organizó la Primera División Blindada del Ejército Rojo de la República, que fue la primera que tuvo «España», y contra ella el Ejército Nacional al principio no tenía ni armas antitanque, por lo que tuvieron que enfrentarse a esos blindados con medios de fortuna y mucho arrojo.
Hasta finales de los años 40, los términos para referirse a la Guerra del 36 en España eran:
– la «Guerra de Liberación» (de liberación del poder soviético),
– la «Cruzada»,
– la Cruzada Nacional,
– o la Cruzada de Liberación.
Sin embargo, como consecuencia seguramente de la victoria aliada en la 2ª Guerra Mundial (que incluía el triunfo de Stalin y de los partidos comunistas stalinistas no sólo del Telón de Acero sino también en países occidentales fuera del Telón de Acero como Francia e Italia –y los laboristas/socialistas del Richard Attlee en Gran Bretaña–, y el triunfo de la propaganda izquierdista y liberal que se fue imponiendo en todo el mundo a consecuencia de esta victoria), lo cierto fue que se fue abandonando en la propia España de Franco estas denominaciones nacionales, y se fue imponiendo la denominación angloamericana/soviética de «guerra civil» que es la que ha terminado por imponerse.
A ello contribuyó también la traición de la Iglesia vaticana a la España de Franco nada más morirse Pio XII (o incluso antes) y sin solución de continuidad ya desde entonces, que en caso contrario podría haber mantenido la denominación y calificación de «Cruzada» o incluso haberle dado un ordinal a dicha cruzada para distinguirla, como acertadamente propone el autor para referirse a las guerras civiles y distinguirlas de las anteriores.
Con esto de «guerra civil» ha pasado lo mismo que con la errónea denominación del Español como «castellano» (cuando el «Castellano» es el idioma que hablaba el Cid, no nosotros, que es mucho más), o el término «nazi» para referirse a los nacional-socialistas alemanes de los años 30.
La guerra de las palabras y del lenguaje forma parte de la guerra psicológica, y en esto los enemigos de España han sabido ganar partida tras partida con la incapacidad, complicidad e ineptitud o incluso estupidez de sus contrarios, y es frecuente ver que en las filas propias con harta frecuencia se denomina «castellano» a lo que en realidad es el idioma Español.
Pues bien, quizás el término más adecuado a la guerra del 36 sea el de Cruzada de Liberación. Y es que el componente religioso de aquella guerra es innegable en ambos bandos:
- En el bando rojo por la prohibición del culto católico y el genocidio contra los representantes de la Iglesia Católica (no así contra otras confesiones), con el asesinato de 13 obispos (todos los que cogieron), la destrucción de templos mediante incendios, demolición o voladura, y el saqueo y destrucción del arte religioso y de las cosas sagradas incluida la profanación de sepulcros y destrucción de reliquias, el asesinato de religiosos de ambos sexos y el exterminio de cristianos por el mero hecho de serlo, incluido el fusilamiento simbólico de la imágenes de Cristo, siendo el más famoso el fusilamiento del Corazón de Jesús del Cerro de lo Ángeles en Getafe, pero no el único.
En el bando nacional por el componente profundamente ético de la Religión Cristiana como sello de identidad de dicho bando, y que quizás el elemento icónico más sobresaliente sea la misa de Campaña del General Yaüe nada más liberar Barcelona, el sábado 28 de enero de 1939 en la Plaza de Cataluña, que es todo un símbolo y una declaración de intenciones del contenido moral del Bando Nacional (como acertadamente señaló en un comentario «Eugenio»), o la misa improvisada en Madrid también en plena calle el día 7 de abril de 1939 tras su liberación y tras 2 años de estar perseguido en culto católico en la capital.
Sin este componente cristiano, en ambos bandos (de odio a la religión en un bando y de defensa en el otro), la guerra del 36 no puede comprenderse, de ahí que más que de «Guerra civil», deba hablarse de Cruzada Nacional o Cruzada de Liberación, de liberación del poder extranjero stalinista, pero de liberación también y sobre todo de la persecución religiosa y exterminio cristiano perpetrado en las localidades dominadas por el Frente popular.
Es mi punto de vista.

Felicitar a El Español Digital por publicar el comentario de D. Kevlar al artículo citado, ambos enriquecen nuestro conocimiento sobre el tema.
Estimado Kevlar Steiner,
Como siempre hay alguna oveja negra dentro de todas las grandes familias, decir que, al principio de La Cruzada de Liberación, milicianos de la FAI detuvieron al cardenal y arzobispo de Tarragona Vidal y Barraquer que fue salvado in extremis de ser fusilado (o de otras formas más parecidas a lo realizado por dementes y guarr@s) por la banda de Companys que le ayudaron a huir de España.
Los milicianos al ser analfabetos manifiestos desconocían aquello de la infiltración masónica y de que va “el tema”.
Este mismo personaje –Vidal y Barraquer- posteriormente se negó a firmar la Carta Colectiva de los Obispos Españoles.
Está claro que entre demonios hay camaradería.
¿Quién puede dudar que no fuera una CRUZADA de LIBERACIÓN?
Como siempre acertadísimos tus artículos. Saludos.
Muchísimas gracias por sus palabras, pero en realidad no es un artículo, es un simple comentario improvisado, como todos los míos (robados a las horas de sueño), plasmado en el artículo del General Fontenla Ballesta del pasado 7 de septiembre:
https://www.xn--elespaoldigital-3qb.com/la-guerra-civil-espanola-1936-1939-y-sus-denominaciones/
, y que el Español Digital ha tenido a bien publicarlo como si fuera un artículo.
Chapó, don «Kevlar».
Un saludo.
Bravo. Verdades como puños, le pese a quien le pese. Chapeau.
Magnífico artículo de Kevlar que con sus rotundas verdades “remacha” y completa el artículo del general Fontenla.
¡¡¡Muy bien Kevlar!!!
👍👍👍👏👏👏