Desde el frente de combate ruso-ucraniano (XXIV)

Situación general – mi análisis:

Mi apreciación personal, basada en las noticias e informes que leo y como todos los informes es una reconstrucción de lo que puede estar ocurriendo y lo que es probable que ocurra.

Durante la segunda mitad de julio se ha producido una pausa en las operaciones de unos diez días mientras las fuerzas rusas descansan y se reagrupan, y los combates se han reanudado a partir del 25 de Julio, Entretanto los ataques aéreos, con misiles y los bombardeos de artillería continúan sin pausa. La impresión general es que el frente de Donbass absorbe cada vez más tropas ucranianas para mantener a toda costa las últimas ciudades que quedan en el saliente de Donbass y prolongar la resistencia hasta el otoño.

En el norte sigue la presión contra Kharkov, las fuerzas enemigas han abandonando sus intentos de pasar el río y atacar contra el flanco del ejército ruso de Izyum y ahora vuelven a estar a la defensiva, no sólo en las afueras del norte de la ciudad sino también al sureste (SE) en Chuguyev.

Tras dos meses de asedio ha caído por fin la central térmica de Uglegorsk en el embalse de Svitlodarsk. La lentitud en la toma de esta posición, después de un primer éxito inicial a finales de mayo en que cayó la primera línea defensiva con facilidad, se explica por la crónica falta de fuerzas, que los alrededores de la central estaban extensamente fortificados,  y la limitación de los bombardeos para no dañar una instalación vital.

En el frente de Donetsk, tras intensos bombardeos de artillería parece que las fuerzas de la DNR han tomado algunas posiciones en Peski y los accesos a Avdeyevka, los asaltos frontales contra el frente fortificado no tuvieron éxito en primavera, pero ahora parece que como en Kharkov, el desgaste hace mella en los defensores ucranianos y han tenido que retirar fuerzas de otros sectores para mantener el frente en Seversk-Soledar-Artemovsk.

En otros sectores del frente sin novedad.

La llegada de algunas baterías de cohetes HIMARS suministrados por USA no ha tenido ninguna influencia significativa en las operaciones, más que asestar algunos golpes dolorosos contra depósitos de municiones o puestos de mando por falta de precauciones .. Al carecer el enemigo de aviación o cohetes de largo alcance por exceso de confianza no se tomaron precauciones para dispersar los almacenes o  enmascarar los puestos de mando y excavar refugios para ellos.

También han logrado un efecto propagandístico al dañar el puente Antonovksy de carretera en Kherson, pero para no aburrir con disertaciones técnicas que ya he expuesto en el foro, en pocas palabras: para destruir un puente no basta con romper sus tramos, si no que hay que acertar y destruir los pilares. Sólo señalar que la carga explosiva de esos cohetes no es suficiente para causar daños serios en un puente que además fue construido según las normas soviéticas con parámetros de seguridad y robustez superiores a un puente civil occidental. Los daños en el tablero son fáciles de reparar y se requieren muchos más cohetes y un bombardeo sostenido para destruir el puente. De todas formas da igual, porque el material militar como los blindados se transporta por el puente de ferrocarril, y también se han puesto pontones y transbordadores en servicio.

En el frente sur en Kherson, la tantas veces anunciada ofensiva ucraniana se ha quedado en intentonas y otros tantos sangrientos fracasos, la línea de piquetes rusa, simples pelotones de infantería, les deja avanzar a los ucranianos antes de que sean machacados por la aviación y la artillería, de todas formas son pequeños asaltos tamaño compañía o batallón. De hecho el ataque de mayor importancia fue uno en el frente central (Zaporozhe-Donetsk) inédito porque los ucranianos lograron emplear fuerzas equivalentes a dos batallones de infantería con blindados. Los ucranianos logran mantener una cabeza de puente al otro lado del río Ingulets, pero eso es todo.

Sigue la monotonía de la guerra de posiciones: bombardeos, ataques limitados para mejorar posiciones, patrullas… y el bombardeo de la ciudad de Donetsk. Lo único destacado es que los ucranianos bombardearon la cárcel de Elenovka con cohetes de largo alcance (los HIMARS) donde están recluidos los prisioneros del regimiento nazi Azov, matando a más de cuarenta de ellos. Seguramente con la intención de eliminar testigos incómodos y amedrentar al resto para que no declaren en las investigaciones por crímenes de guerra. Así paga el diablo a quien le sirve…

Por otra parte esto no es ninguna novedad, ya durante la evacuación de los prisioneros de Mariupol los ucranianos bombardearon los autobuses y la prisión de Elenovka ya había sido bombardeada antes de que el avance de la milicia y la contra batería alejaran a la artillería ucraniana. Sencillamente ahora con los HIMARS han podido bombardear la cárcel desde mayor distancia.

Todo esto es una monotonía tediosa, pero recordemos  que cada día de guerra supone cientos de muertos y heridos. El ejército ucraniano se está consumiendo en esta lucha de desgaste en el saliente de Donbass. Las bajas nadie quiere contarlas, porque son horribles, una estimación de memoria y basada en una extrapolación del último recuento indicaría que las pérdidas en muertos, heridos y prisioneros de Ucrania ya deben estar por las cien mil. Las bajas rusas y de las repúblicas de Donbass pueden estimarse en unas 20.000, de ellas entre cinco  mil muertos.

Incluso teniendo en cuenta que los informes oficiales rusos de pérdidas infligidas tiendan al exceso, cosa por otra parte natural e inevitable, debido a la incertidumbre de la «niebla de guerra», ataques que no tienen éxito, reclamaciones duplicadas, material que se da por destruido y luego es reparado… etc, la intensidad de la guerra es tal que incluso aplicando una fuerte corrección a la baja a las cifras oficiales rusas, la destrucción de material y las pérdidas humanas de las fuerzas ucranianas son tremendas, lo que se confirma por muchas otras fuentes como el interrogatorio de prisioneros y las capturas de material. La conclusión a la que se llega es que si el ejército ucraniano sigue aguantando el castigo es por la leva en masa y por las entregas de armas por parte de la OTAN. Fuentes diplomáticas europeas confirman que las existencias de munición de calibres soviéticos en los países que formaron parte del bloque comunista se han agotado. Mientras en los medios occidentales se habla mucho de unas pocas baterías de cohetes americanos o antiaéreos alemanes, la verdad es que Polonia ha suministrado decenas de tanques T-72 y posiblemente también su parque de artillería autorpulsada, unas doscientas piezas , y que gracias a los repuestos entregados por esos países y la «canibalización» de aviones inservibles, los ucranianos consiguieron poner en vuelo más aviones de los que tenía al comienzo de la guerra, para ser abatidos invariablemente.

Podría parecer que los ucranianos han logrado una victoria defensiva en el frente de Seversk-Artemovsk, después de un desmoronamiento más rápido de lo previsto en Lisichansk, pero esto es una ilusión. Tal estabilización sólo se ha logrado gracias al acortamiento del frente, sembrado en masa de minas,  traer fuerzas de otros sectores y aceptar seguir consumiendo fuerzas en una batalla de desgaste desfavorable. Un éxito defensivo sólo es tal si inflige más pérdidas al atacante que al defensor, o si permite una vez detenido el atacante, trasladar fuerzas a otra parte para permitir al defensor pasar a su vez al ataque y recobrar la iniciativa.

Ni una cosa ni otra se cumplen. El saliente de Donbass es un «molino», una trampa fatal para todas las fuerzas ucranianas empeñadas en defender las ciudades por motivos políticos, pero un absurdo militar. Es aceptar una batalla de desgaste ante un enemigo superior en material y con unas líneas logísticas «al lado de su propia casa». La estrategia rusa es simple, incluso tosca, pero es efectiva en su propósito de destruir al grueso de las fuerzas enemigas.

Por otra parte, tampoco hay mucho que el ejército ucraniano en Donbass pueda hacer, una retirada al Dniéper para tratar de resistir en la línea del río significa abandonar sin lucha la mitad del país, las regiones rusas de Ucrania y la retirada bajo los golpes de la aviación y la persecución de los tanques rusos acabaría en una desbandada o tantas pérdidas que supondría una derrota. Por las mismas razones el ejército ucraniano tampoco puede maniobrar en campo abierto y atacar. La menos mala de las opciones, aunque atroz desde el punto de vista humanitario, es resistir en Donbass, donde el terreno lleno de obstáculos como bosques, lagos, barrancos y áreas urbanas niega la ventaja rusa de la maniobra y el empleo de los civiles rusos como escudos humanos reduce la ventaja rusa en potencia de fuego. A costa de un enorme sacrificio de tropas propias y una matanza de civiles «enemigos»,  esto es  la población rusa de Donbass,  y pérdidas de material y munición difíciles de reponer, se puede prolongar la resistencia los tres meses de verano, de los que ya se han consumido dos. Pero en realidad todos los caminos conducen a la derrota.

Las fuerzas que se están quemando en la hoguera de Donbass luego no existirán para otras resistencias a ultranza en otras ciudades. Seguir resistiendo en lo que queda del saliente de Donbass lo más probable es que deje al ejército del régimen de Kiev sin fuerzas ni moral para repetir la resistencia de Mariupol en otras ciudades. Por ejemplo, Kharkov se está vaciando de fuerzas. Si el ejército ruso no la asalta es por falta de fuerzas, deseo de evitar víctimas civiles, y porque es probable que cuando termine la batalla de Donbass la guarnición se retire para no ser cercada, como todas las fuerzas ucranianas al este del Dniéper.

Lo único que podría prolongar la guerra es la esperanza ilusoria de una ofensiva ucraniana en Kherson, que ante lo extenso del frente, la poca densidad de tropas rusas, y que Ucrania todavía tiene superioridad numérica respecto a las fuerzas de las milicias de Donbass, que son pequeñas y están agotadas, y la fuerza expedicionaria rusa. Pero el acumular tropas en esta dirección atrae cada vez más reservas rusas, lo que plantea el riesgo de que una ofensiva fallida ucraniana permita a los rusos atacar a su vez, en condiciones favorables, desplazando al sur el centro de gravedad, o punto de esfuerzo principal, del ejército ruso,

Intentar atacar cruzando un río, el Ingulets, con la complicación que ello supone para las líneas de suministro, en terreno despejado, sin aviación ni fuerzas acorazadas de importancia y por no hablar del obstáculo aún mayor que supondría cruzar el vasto Dniéper hace que tal empresa sea descabellada, por muchas masas de infantería que se puedan reunir. Incluso en el peor de los casos que los rusos tengan que hacer una retirada táctica abandonando su cabeza de puente, podrían defender el curso del Dniéper sin mucho esfuerzo.

Se especula que la ofensiva ucraniana en Kherson es tan obvia que en realidad el golpe será en otra parte, pero dado que los rusos tienen satélites y reconocimiento aéreo, por no hablar de otras fuentes de inteligencia, hacen que la sorpresa no sea posible. Un ataque en el sector central del frente, entre Zaporozhe y Donetsk no sólo tendría que romper una línea rusa más sólida, si no que los rusos podrían desplegar reservas del frente de Donbass con facilidad.


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