Sobre la desmemoria histórica.
Desde el fallecimiento del Caudillo en 1975, en realidad antes porque Franco murió rodeado de traidores, se pusieron en marcha, al principio solapadamente y despacito para ir cogiendo visibilidad y velocidad con los años, todo tipo de falacias sobre la II República, la Revolución de Octubre de 1934, el Alzamiento, la subsiguiente contienda y, claro, la victoria moral y material de los casi cuarenta años de gobierno del Generalísimo, cuya revolución nacional espiritual, moral, social, económica y cultural no tiene parangón, es irrefutable e insuperable.

No es nuevo lo que vamos a decir, pero hay que decirlo y repetirlo mil veces hasta enronquecer, porque el marxismo, como el nazismo, que aunque no lo parezca son primos hermanos, han hecho del viejo aforismo «repite una mentira mil veces hasta que parezca verdad» su leitmotiv, por lo que nosotros tenemos que hacer lo mismo pero en sentido contrario, es decir, repetir la verdad mil veces hasta que deje de parecer mentira.
Desde el fallecimiento del Caudillo en 1975, en realidad antes porque Franco murió rodeado de traidores, se pusieron en marcha, al principio solapadamente y despacito para ir cogiendo visibilidad y velocidad con los años, todo tipo de falacias sobre la II República, la Revolución de Octubre de 1934, el Alzamiento, la subsiguiente contienda y, claro, la victoria moral y material de los casi cuarenta años de gobierno del Generalísimo, cuya revolución nacional espiritual, moral, social, económica y cultural no tiene parangón, es irrefutable e insuperable.

Los fines han sido múltiples: borrar de la memoria de los españoles y de la historia de España las patentes ilegalidades, escandalosas corrupciones y execrables crímenes cometidos por los dirigentes, partidos y sindicatos marxistas y separatistas –psoe, ugt, pce, cnt, fai, erc, pnv– desde sus respectivos inicios hasta 1975, principalmente en el periodo 1931-1975; hacer pasar por verdugos a las víctimas y a los que impartieron justicia –a la que se califica peyorativamente de «represión»— por verdugos; apropiarse de los bienes nacionales acumulados gracias al trabajo y honradez de todos los españoles y a la eficaz gestión de aquellos gobiernos; justificar la destrucción de la fehaciente legalidad y legitimidad del régimen de Franco; avalar la implantación en su vez del régimen del 78; legitimar el terrorismo etarra y los separatismos de toda ralea; facilitar la definitiva disolución de España como nación y la imposición a sus restos deslavazados de un régimen totalitario idéntico al que no se logró entonces, bien que actualizado en las formas, no en el fondo y fines perseguidos que son siempre los mismos; más, por último, pero en realidad lo primero, la derrota de Dios mediante la destrucción de la Iglesia y la extirpación de la fe católica del alma, de la mente y del corazón de los españoles, condición sine qua non para todo ello.
Este proceso, que lleva en marcha cuando menos las últimas cuatro décadas de manera que ha conseguido dejar a España que «no la reconoce ni la madre que la parió», ha sido posible gracias, fundamentalmente, y lo colocamos en primer término, a la traición de los que en su día ostentaban los máximos y no tan máximos puestos de dirección, autoridad y responsabilidad –y ello por diversas causas y en distintas formas y grados que van desde la más auténtica villanía hasta la cobardía personal, pasando por el silencio más ominoso y el logro de bastardos intereses materiales–; por la audacia y agresividad de la al principio minoritaria anti-España, léase marxistas socialistas y comunistas, y separatistas; y por la pasividad, acomodación y decadencia de la mayoría del pueblo español que se ha refugiado en el indiferentismo y en la molicie como si nada le afectara. Fundamental para lograrlo ha sido, sin duda, la habilidad y paciencia que han tenido sus instigadores para «tomarse su tiempo» a fin de no alarmar a los que pudieran haberse opuesto si la cosa era muy directa, y esperar a varios y naturales relevos generacionales que, con la abrumadora propaganda realizada, facilitara la desmemoria de nuestra más reciente historia, única forma de poder reescribirla y repetirla según los objetivos citados.
Ley de Zapatero.-
Pieza esencial de tal proceso ha sido la Ley de Memoria Histórica, que en realidad lo es de desmemoria y de mentira, llegada de la mano del PSOE de Rodríguez Zapatero, bien que sembrada por el de Felipe González, que nadie se engañe, y sustentada, como ya vemos, por el PP que ni la ha derogado ni lo va a hacer ni ganas que tiene, pues en el proceso descrito está del todo de acuerdo con el PSOE; de los marxistas comunistas como Podemos e IU, y de los separatistas de toda ralea para qué hablar.
La ley original en vigor es la 52 de Diciembre de 2007 por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron «persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura».
Con tal frase ya se ve el plumero a sus impulsores y redactores, ya se ve cómo se quiere señalar al enemigo y descalificarle, como se afirman cosas sin argumentarlas o se hace sobre la base de la mentira más abyecta. Para ellos quienes padecieron tales cosas fueron sólo aquellos de los que se consideran herederos ideológicos.

Sus artículos más significativos son los que siguen:
- 1, 2 y 3: Ámbito de la ley: “con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones de españoles …”; realmente lo que persiguen es justo lo contario.
- 4, 5 y 6: Declaración, prestaciones y pensiones de viudedad y orfandad.
- 7, 8 y 9: Indemnizaciones por estancia en prisión (sólo referido a la «Dictadura», claro, no a la prisión durante la guerra).
- 10: Indemnización a personas fallecidas en defensa de la Democracia entre 1 Enero 1968 y 6 Octubre 1977. O sea, a los terroristas de cualquier pelaje, fuera en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad o por sentencias judicial con todas las garantías legales, que por ello son elevados a los altares democráticos.
- 11, 12, 13 y 14: Actuaciones para la localización e identificación de víctimas violentamente desaparecidas. O sea, dinero y más dinero del erario público para repartir con esta como con cualquier otra excusa.
- 16: Sobre el Valle de los Caídos. Todo lo que ustedes quieran con tal de destruir como sea tal obra.
- 17: Edificaciones y obras realizadas mediante trabajos forzados. Que nunca fueron forzados sino trabajos para redimir penas rápidamente y pagados en igualdad de montantes y condiciones que a los trabajadores contratados.
- 18: Nacionalidad española a los brigadistas internacionales que apoyaron al Frente Popular. O sea, a la hez de Europa y de Norteamérica, reclutados por el marxismo internacional de la mano de Stalin, en su mayor parte delincuentes, que cuando volvieron a sus respectivos países, los que lo hicieron, fueron tratados como lo que eran, pues bien los conocían de antiguo.
- 19: Reconocimiento a la labor de las asociaciones en la defensa de todas las víctimas de la violencia política a que se refiere esta ley. Dichas asociaciones son nido de paniaguados y vividores a costa de la falacia de «esta ley».
- 20, 21 y 22 y Disp. Adic. 1ª: Utilización de los archivos privados y públicos relativos a la guerra y a la Dictadura. O sea, para lo que les interesa y, aún mejor, para destruir toda huella documental de sus crímenes, de forma que en unos años nada quede de ellos.

Artículo 15. Símbolos y monumentos públicos:
- Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Entre estas medidas podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas.
O sea, una demostración de furia iconoclasta cuyo objetivo es borrar los grandes éxitos del régimen de Franco; pero eso sí, una cosa es quitar esas placas, etcétera, y otra, si fueran coherentes, dinamitar dichas obras como embalses, vías de ferrocarril, tendidos eléctricos, edificios oficiales, hospitales, los casi tres millones de pisos sociales entregados a los más desfavorecidos y mucho más, porque eso sería volver a España a la ruina en la que la cogió Franco y ellos serían incapaces de alcanzar sus inmensos logros.
- Lo previsto en el apartado anterior no será de aplicación cuando las menciones sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, o cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por la ley.
Lo que se han saltado a la torera siempre que han podido y querido o les han dejado, empezando por el propio Valle de los Caídos.
- El Gobierno colaborará con las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales en la elaboración de un catálogo de vestigios relativos a la Guerra Civil y la Dictadura a los efectos previstos en el apartado anterior.
O sea, que se hará una relación para… ¿resguardarlos? no, claro, para todo lo contrario.
- Las Administraciones públicas podrán retirar subvenciones o ayudas a los propietarios privados que no actúen del modo previsto en el apartado 1 de este artículo.
O sea, como siempre el vulgar chantaje, la amenaza barriobajera, la presión, la imposición, esas prácticas gansteriles que siempre les ha caracterizado.
Sobre la base de lo anterior quedaba claro que los Ayuntamientos podían y pueden hacer lo que quieran dentro de sus competencias, simplemente sujetándose al correspondiente procedimiento administrativo; como por ejemplo no sólo cambiar nombres de calles y retirar cruces, sino incluso el nombre de la propia localidad.

Pero es muy importante deshacer una de las mentiras más extendidas. Que «puedan» no quiere decir que «estén obligados». Porque sólo «están obligados» a retirar lo que se incluye en el artículo 15 (placas conmemorativas de la exaltación, sublevación, guerra civil y de la represión de la dictadura) y siempre sujetándose al procedimiento y, eso sí, bajo la amenaza de retirada de subvenciones –que ellas sean necesarias para cosas realmente importantes les da igual con tal de que se lleve a efecto lo que dice esta ley– y, también, que puedan ser denunciados ante los tribunales por asociaciones y particulares que así lo consideren.
Lo que ocurre es que entre el desconocimiento de la gente, incluidos los miembros de partidos como el PP —a priori no partidario de esta ley, lo que ya hemos visto que tampoco es así–, así como a que los dirigentes del mismo adoptan siempre la misma pusilánime, tibia y cobarde postura, lo otros vienen haciendo de su capa un sayo, pues basta que se apruebe por la mayoría de los miembros del consistorio y se siga el procedimiento administrativo reglado para cometer la tropelía de turno.
Algunos problemas han tenido cuando alguien ha exigido que se justifique la necesidad del gasto, que suele ser grande, en vez de dedicar dichas partidas a asuntos de más urgencia. Entonces han salido siempre con la misma cantinela y es que es «obligatorio» por la famosa y deplorable ley, lo que en muchísimos casos no ha sido verdad. De esa forma zanjan el asunto a sabiendas de la pasividad e indiferencia mayoritaria de la actual sociedad y, mejor aún, con la «abstención» e inhibición de los que o plantearon la objeción o pudieran votar en contra y chafarles la fiesta.

La única forma de parar la tropelía es acudiendo a los tribunales de Justicia, esgrimiéndose que no se trata de un supuesto del art. 15, momento en que los órganos judiciales han solido, no siempre pero en buen número de casos, dar la razón a quienes se oponen al acto administrativo dictado “en cumplimiento de la Ley 52/2007” por no ser verdad. Pero claro, ¿cuántos están dispuestos a tal gasto, a tal incomodidad y a tal significación tan «políticamente incorrecta» hoy en día?
A lo que los Ayuntamientos no están obligados es a retirar todo lo relacionado con el franquismo (sólo los supuestos del artículo 15 de la LMH), las cruces no situadas en viales públicos sino en terreno particular o de la Iglesia o los monumentos, y cambiar calles “en cumplimiento de la ley de memoria histórica” (fuera de los supuestos del art. 15). Pero en muchos casos les ha dado igual y lo han hecho.
La nueva ley de Sánchez.-

Hasta aquí la ley de Rodríguez Zapatero de 2007, pero visto el triunfo apabullante obtenido con ella, con la connivencia y aquiescencia del PP y desde luego todos los demás, porque todos están en este ajo unidos como una piña, ahora llega el momento de explotar dicho éxito y el PSOE –estas cosas las tienen que hacer los «rojos», claro, aunque luego los «blancos» o «azules» las suscriban y consoliden, pero es que el reparto de los guiones de la tragedia española que contemplamos desde hace cuatro décadas está muy bien hecha– presenta modificaciones que van casi ad infinitum, como ahora veremos, con las cuales, además de imponer un poco más la dictadura, esta sí que lo es, de este sistema totalitario que sufrimos, Sánchez intenta recuperar esos votos que se le van a PoTemos y ganar protagonismo entre los suyos de los que no se fía ni un pelo.

La proposición de ley presentada por el PSOE en el Congreso de los Diputados el 22 de Diciembre de 2017 sobre la actual «ley de memoria histórica» pretende:
- Que se declaren nulas todas las condena judiciales “por pertenencia, colaboración o relación con organizaciones religiosas, militares y grupos de resistencia… durante la Dictadura”.
- Que se eliminen inmediatamente todas las cruces, placas en recuerdo de mártires, monumentos y símbolos religiosos “relacionados con el franquismo”.
- Que se redefina del callejero y nombre de los pueblos… siendo los Ayuntamientos los responsables.
- Que se revoquen los honores y distinciones que aún sobrevivan a los protagonistas.
- Que se retiren las placas de los distintivos de las viviendas de protección social del Instituto de la Vivienda.
- Que se impongan multas y otras sanciones a “los propietarios privados” que no retiren “escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones” conmemorativas del período 1936-1975, aún cuando se encuentren en recintos de propiedad privada o de la Iglesia.
- Que se requiera a la Iglesia para que retire toda la simbología… en templos y cementerios, cruces de caídos, etcétera. Y si en seis meses no proceden, lo haga el Ayuntamiento a su costa.
- Que se conceda la doble nacionalidad española a los miembros de las Brigadas internacionales que la III Internacional Comunista a instancia de Stalin envió para la lucha.
- Que el Valle de los Caídos se convierta en «Centro Nacional de Memoria de las víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura franquista», con retirada de los restos de Franco (fuera del recinto) y de José Antonio (fuera de la Basílica).
- Que se declaren ilegales las asociaciones y fundaciones que sean consideradas franquistas.
- Que se reforme el Código Penal para tipificar como delito el “enaltecimiento o justificación del franquismo por cualquier medio” (pena de prisión de hasta seis años).

Como puede verse, una ley más que dictatorial y totalitaria. Vaga en muchos de sus términos para permitir cualquier tipo de interpretación sesgada, tergiversada e interesada. Tan sectaria como la aún en vigor porque todo se refiere al «franquismo» olvidándose de «los otros», poniendo a las verdaderas víctimas por verdugos y viceversa. Que anula la propiedad privada porque incluso pretende imponerse en dicho terreno. Que vulnera acuerdos internacionales como los que tiene el Estado español con el Vaticano, o sea con la Iglesia. Que vulnera también la propia Constitución en vigor. Pero todo ello claro, les da igual, porque a ellos lo de la ley, el orden y la justicia siempre les ha interesado sólo cuando les beneficia, y es seña suya de identidad vulnerarlas cuando no es así, axioma que ya dejó bien claro el fundador del PSOE, Pablo Iglesias Posse, y que consta en las actas del Congreso.
Por último, recuerden todos que cuando las barbas de tu vecino veas quemar, pon las tuyas a remojar. Si alguien se cree que los que tienen la osadía, la desvergüenza y la maldad para proponer lo anterior, así como para haber sacado la ley del 2007, van a pararse aquí y van a respetar cualquier otra cosa, están muy equivocados. El Alzamiento cívico-militar de Julio de 1936 se debió a que «media España no estaba dispuesta a morir» dejándose matar sin defenderse, ni a traicionar su fe, sus creencias más íntimas, sus ideales, en pocas palabras ni a Dios ni a España.
Despierten los dormidos y los pasotas porque de lo contrario un día se verán junto a nosotros en el paredón, sólo que mientras nosotros llevaremos la cabeza alta y estaremos orgullosos porque sabremos por qué, ellos la llevarán baja y les temblarán las piernas porque no comprenderán nada.

Gran artículo el cual nunca se le dará la relevancia que se merece porque no interesa a los estamentos políticos buenistas.
Les invito conocer:
https://desmemoria-historica.webnode.es/
donde se narra la génesis de lo que a continuación desemboco en el inicio de la guerra civil en la Revolución del 34.
Un saludo.
Estimado seguidor: muchas gracias. Y más aún por su enlace que no conocíamos. Gran aportación. Saludos cordiales