¿Dónde está la primavera del Concilio? (III/III)

José Luis Díez

Tercera y última parte.

El próximo diciembre 2019 se cumplirán cincuenta y cuatro años de la conclusión del último Concilio pastoral llamado Vaticano II y treinta y siete años» de la implementación de la nueva misa y muchos otros cambios en la nueva “iglesia” posconciliar.

Pero, además, a todos estos confusionistas habría que preguntarlos: si el infierno no existe ¿existe el cielo?

– ¿No es verdad de fe que la Iglesia Católica es la única verdadera?, Entonces a que viene decir “Alabados seáis, seguidores del islam… Alabados seáis, pueblo judío… Alabados seáis, hermanos separados…”

– ¿Si todas las religiones son medios de salvación qué sentido tiene el Dolor de Cristo y su Pasión y Muerte?

– Si todas las religiones son “iguales”, ¿significa que ninguna de ellas es verdadera?

– ¿No es lo mismo afirmar que todas las religiones son verdaderas que decir que todas las religiones son falsas?

– ¿Por qué desde que Juan Pablo II afirmo que “todos los hombres son salvos” se ha dejado de predicar el dogma de que fuera de la Iglesia Católica no hay salvación?

– ¿No será que el ecumenismo actual (interconfesional e interreligioso) está relativizando el concepto de verdad, al hablar solamente de” verdades” que son subjetivas y que cada uno interpreta como cree mejor?

– ¿Si nada es pecado y todos vamos a ir al cielo, para que la gracia santificante y para que se encarnó la segunda Persona de la Santísima Trinidad?

A la pregunta de si el Dios de los cristianos perdona a quien no cree y no busca la fe. Partiendo de que la misericordia de Dios no tiene límites –que es lo más importante– si acudimos a él con corazón sincero y contrito, la cuestión para quien no cree está en obedecer a la propia conciencia. Esta respuesta no la dio hace 250 años el filósofo Jean Jacques Rousseau sino el papa Francisco el 04.09.13 a Scalfari.

Sí para la Santa Iglesia la educación siempre tuvo como fin principal preparar a los jóvenes para su entrada en el Cielo. ¿Por qué actualmente se nos dice contra toda expectativa, levantando dudas y… confusión, y más confusión, que a juventud necesita solo tres pilares claves: educación, deporte y cultura?

– ¿Por qué se cobran los estipendios de las misas de difuntos si todos vamos al cielo?

¿Cómo se sentirán aquellos cónyuges que Dios ha bendecido con una prole abundante y tienen que sacrificarse hasta el límite por amor a ella, si alguien a quien deben religiosa obediencia les dijera, con una expresión infeliz y descalificadora a todos los efectos, que para ser buenos católicos no era preciso tener hijos como conejos?

– “A través de la humildad, la introspección y la contemplación orante hemos adquirido una nueva comprensión de ciertos dogmas. La iglesia ya no cree en un infierno literal, donde la gente sufre. Esta doctrina es incompatible con el amor infinito de Dios. Dios no es un juez, sino un amigo y un amante de la humanidad. Dios busca no para condenar sino para abrazar. Al igual que la fábula de Adán y Eva, vemos el infierno como un recurso literario. El infierno no es más que una metáfora del alma aislada, que al igual que todas las almas en última instancia, están unidos en amor con Dios.” Se puede decir más alto, pero no más claro. Estas palabras en el discurso de un Papa es un ataque de confusión e histeria, por no decir que son …

– ¿Si se pone en duda si hay o no infierno, se está poniendo también en duda la Vida Eterna, a qué seguir rezándolo en el Credo como Dogma de fe?

– ¿Si Jesucristo instituyo la Nueva Alianza, única y verdadera, a qué “ton sin son” en “Evangelii Gaudium” se nos dice que “la Antigua Alianza nunca ha sido revocada” y que “Dios sigue obrando en el pueblo de la primera Alianza”?

¿Verdaderamente cree el Papa Francisco que los judíos se salvan pretendiendo seguir la Ley Antigua? ¿Por qué?, ¿Han mantenido la fe en Dios?  ¿Los ritos judíos tienen la misma eficacia salvífica que los sacramentos? ¿Hay dos caminos para la salvación – la Antigua y la Nueva Alianza? ¿La Iglesia debe aprender de los judíos? Cuántas más preguntas nos hacemos, corremos el peligro de enmarañar más la cuestión…

– Si la antigua alianza nunca fue revocada y continúa estando en vigor, ¿por qué Jesucristo estableció otra en la última cena cuando dijo: “este el cáliz de la nueva alianza en mi sangre, que será derramada por vosotros”?

¿Por qué si hasta hoy desde los Padres de la Iglesia en los primeros tiempos del cristianismo y, por supuesto, el Magisterio de la Iglesia apuntaron la conveniencia de trascender las legítimas, pero efímeras alegrías de este valle de lágrimas, y buscar las perennes “donde no hay polilla ni carcoma…, ni ladrones que abren boquetes y roban” (Mt.6,20), se empeñan en decirnos hoy que la fórmula de la felicidad es “vivir y dejar vivir”?

– “Si un niño recibe su educación de los católicos, protestantes, ortodoxos o judíos, eso no me interesa, dice Francisco I. A mí lo que me interesa es que lo eduquen y le quiten el hambre.” Es decir, ¿que la salvación le importa un bledo?

– Pero no queda ahí la cosa: “Si una persona es gay y busca al Señor con buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar?”. Yo creía que era el Vicario de Cristo, pero…

– ¿No es insólito y estremecedor escuchar en boca de un Papa que “la cultura del diálogo es el único camino para la paz?” o que, “la pena de muerte contradice el designio de Dios sobre el hombre”? Frases pronunciadas por el Papa Francisco que dejan al descubierto bien una falta de formación eclesiástica, bien un olvido de las Sagradas Escrituras, el Catecismo, la Tradición, enseñanza de los Papas y Santos de la Santa Iglesia Católica.

– Y como dicen los que juegan a los colmos, ¿cuál es el colmo de un Papa? Ser el Vicario de Cristo en la tierra y afirmar que “Dios no es un Dios católico; no existe un Dios católico.” equivale a decir, con un tremendismo inusitado, tanto como que Dios no es ni está identificado como un solo y único Dios Santísima Trinidad de Personas, cual Jesucristo así lo reveló y así lo predicaron sus discípulos, designados por Él como sus notarios públicos presenciales y albaceas testamentarios.  ¿No está negando, con esa insólita afirmación, la existencia de la Santísima Trinidad, el carácter sobrenatural y la misión divina de la Iglesia? ¿A qué “dios” adoran los que proclaman gustosos que Dios no es Católico?

Pero no es menos colmo, que habiendo sido siempre definido el primer propósito del matrimonio, a saber, la procreación, y su propósito secundario el amor conyugal, el Concilio Vaticano II alterase esta definición, alegando que la procreación ya no es más el fin primario, y que ambos fines son equivalentes.  Lo que ha devenido a que el amor conyugal, que pronto fue denominado de una manera mas cruda como “sexualidad”, constituyéndose en el propósito primario del matrimonio, y amparándose, consiguientemente, en la sexualidad, todo está permitido: contracepción, planificación familiar, anticonceptivos y, finalmente, el aborto. Se han cargado la familia católica y la castidad conyugal.

¿Por qué la Iglesia está experimentando una de las epidemias espirituales más grandes de su historia, es decir, una confusión, y desorientación doctrinal casi universal?

Se podría decir, amparándose en la cínica desvergüenza del relativismo encerrado en la afirmación papal de que no se puede hablar de “verdad absoluta”, que el subjetivismo y la mutabilidad de los valores de un mundo apartado de Aquel que el Camino, la Verdad y la Vida, canta por doquier: este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal color que se mira.

Cuando se nos dice que Dios es el Espíritu del mundo y que cada uno puede interpretarlo a su manera, se nos está diciendo que cada uno lo concibe como quiere y que, ¿consiguientemente, en todas las religiones podemos encontrar a Dios?

¿En qué versión de la Biblia basa Francisco sus homilías diarias, como para afirmar que San Pablo se “gloriaba” de sus propios pecados?

¿Por qué en vez de cumplir el deber apostólico de defender el depósito de la fe, se empeña en igualar el error con la Verdad, sin apartar a sus fieles de los errores que les amenazan?

Ese proceder ambiguo y contradictorio ¿no es un peligro seriamente contagioso para la salud espiritual y la salvación eterna de muchas almas?

¿Por qué sabiendo con certeza de fe por la tradición de la Iglesia, que no se puede administrar el sacramento de la Sagrada Eucaristía a quienes nieguen alguna verdad de la fe católica, el Papa Francisco concelebró misa con el Primado Anglicano y arzobispo de Canterbury que profesa formalmente adhesión a una comunidad cristiana herética?

Siento tener que decir con todo mi respeto y devoción a la jerarquía, pero con todo el derecho y deber de bautizado, que en la Iglesia actual se evidencian pérdidas del sentido sobrenatural, de despiste sobre su fundación objetivada en nuestro rescate del pecado y en la perdurabilidad de nuestras vidas.

También afirmo con respeto y devoción, y no hay que olvidarlo nunca, que a los sucesores de Pedro no les fue prometido el Espíritu Santo para que por revelación suya manifestaran una nueva doctrina, sino para que, con su asistencia, santamente custodiaran y fielmente expusieran la revelación transmitida por los Apóstoles, o depósito de la fe.

 – ¿Cómo es posible que el sínodo extraordinario de la familia (5-19 de Oct. 2014) celebrado en la Ciudad del Vaticano a propuesta del Papa Bergoglio de que “la Iglesia no puede tener puertas cerradas, ni siquiera para los sacramentos” se abriesen para que entrase el humo de Satanás la propuesta de admitir a la Sagrada Comunión a los que están divorciados y viviendo en nuevas uniones civiles; la afirmación de que la cohabitación es una unión que puede tener en sí misma algunos valores; y abogar por la homosexualidad como algo que es pretendidamente normal.- ¿Amoris Adultero o Amoris letitia? ¿La fidelidad adúltera es la alegría del amor adultero? ¡Quí lo sa!

Lo que si sabemos por decreto natural y divino que todo ser humano que hace uso voluntario de sus facultades sexuales fuera del matrimonio legítimo peca mortalmente. Por tanto, es contrario a las Fuentes de la Revelación afirmar que la conciencia es la que determina la legitimidad de que los actos sexuales entre personas casadas civilmente puedan considerarse moralmente correctos. Es más, los divorciados anteriormente válidamente casados por la Iglesia, si vuelven a contraer matrimonio civil con otra persona, mientras viva su conyugue anterior, aunque convivan maritalmente como hermanos, no pueden recibir la sagrada Comunión. (Familaris consorcio, 84)

 – La exhortación “Amoris Laetitia”, ¿no nos deja en la contradicción la doctrina y la práctica constante de la Iglesia, engañando por una apariencia de falsa misericordia?

 – “Pido para todos ustedes la bendición de Dios, Padre de todos nosotros, Padre de todas las confesiones.” Esta aseveración bergogliana, ¿es o no es? diametralmente opuesta tanto a la enseñanza del Magisterio de la Iglesia como a la de la Sagrada Escritura, es eminentemente gnóstica y panteísta, puesto que realiza la identificación de los contrarios, identifica la verdad con el error y la mentira, concilia la luz con las tinieblas, equipara la revelación divina con las abominaciones de la idolatría, nivela el dogma católico con las incontables herejías inventadas por los enemigos de la Iglesia, sostiene implícitamente que la doctrina revelada por Jesucristo es equivalente a las de las perversas fábulas anticatólicas inspiradas por el Padre de la Mentira.

 – Benedicto XVI en Paris dijo: “La laicidad no entra en contradicción con la fe” rematándolo después Francisco I en Brasil: “La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado”, esto es, quien sobra es Jesucristo Rey.

 – Y al igual que quien tiene diarrea celebrar, la c…, pues ahí va la guinda: “El Vaticano II, inspirado por el papa Juan XXIII y por Pablo VI, decidió mirar al futuro con espíritu moderno y abrirse a la cultura moderna.” ¡Así nos va!

– ¿Cuándo ha habido en el mundo cristiano tanta homosexualidad, pornografía, enfermedades venéreas, abortos, divorcios y apostasías como ahora?

– ¿Por qué se ha suprimido el juramento antimodernista, que desde Juan XXIII ya no lo jura ni el Papa?

¿Es que la institución de los ministros ordenados de la Iglesia, elevados a la más alta dignidad entre todas las jerarquías de la tierra, personas llamados a actuar in persona de Jesucristo y a dispensar los tesoros de la redención a la humanidad pecadora, como auténticos mediadores entre el cielo y este mundo, cualificados con una autoridad mayor incluso que la de los Ángeles le producen al Papa Francisco repulsa y animadversión para decir publica y abiertamente: “cuando tengo delante a un clerical me vuelvo anticlerical de golpe”?

¿Por qué sabiendo, como se sabe, que el “instrumentum laboris”, panfleto panteísta, sincretista y anti-evangelizador, que es la aberración de la desolación asumida en el Altar de Dios que está dirigido y manipulado por los invasores de la descristianización, de mentalidad masónica, pensado para acabar con el celibato, ordenar sacerdotisas y comprometer seriamente la eucaristía, sirva como base de trabajo para el sínodo de la amazonia?

¿Quiénes están detrás y presionando para suprimir el celibato y ordenar sacerdotisas?

Puestos a poner supuestos absurdos preguntamos: ¿Si una vez suprimido el celibato, un sacerdote casado se divorcia y vuelve a casarse (civilmente por supuesto), deben ser integrado en la comunidad cristiana en las diversas formas posibles, evitando cualquier ocasión de escándalo? (…) ¿Su participación puede expresarse en diferentes servicios eclesiales? (…) ¿El no sólo no tienen que sentirse excomulgados, sino que pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia (…) Esta integración es también necesaria para el cuidado y la educación cristiana de sus hijos, que deben ser considerados los más importantes, tal y como se especifica en el capítulo octavo de Amoris laetitia?

¿Qué es esa Iglesia inclusiva, la Iglesia de Iglesias, donde puedan entrar un pluralismo de fes, de credos, de religiones, de idolatrías, de todo lo que se quiera en un mejunje desacralizado?

¿Por qué se quiere convertir el Corpus Christi Mysticum en una ONG secular con una tarea ecológica, social y psicológica? ¿No es esto, una forma nueva de modernismo clásico de principios del siglo XX?

¿Por qué se nos está diciendo que no podemos discutir, ni oponernos, ni confesar otra cosa distinta a la de nuestros “hermanos mayores y hermanos separados”? Si hemos de aceptar ese apaño, sin ningún género de dudas, la teología católica deja de ser teología católica, convirtiéndose en teología interconfesional o interreligiosa. ¡Y no hay más cáscaras!

Sin salir de la incongruencia que caracteriza al Papa Francisco, éste regaló inesperadamente las reliquias de San Pedro al patriarca Bartolomé de Constantinopla, con el pretexto de que dichas reliquias están atrapadas en la capilla de Pablo VI, que nadie usa, y que en Constantinopla serán mejor veneradas. ¿No será que el Bergoglio pretenda, con este nuevo evento, dejar las suyas como cimiento de la nueva iglesia inclusiva de iglesias, religiones, credos e increencias porque es la iglesia de la humanidad integrada en la Unesco como agencia especializada en la fenomenología de la cultura religiosa omnicomprensiva y ecológica?

¿Debe la Iglesia someterse a los principios de la civilización moderna releyendo el Evangelio a la luz de la cultura contemporánea como afirma el Papa Francisco o, más bien, es la Iglesia la que debe escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio?

– ¿Por qué el viernes santo de 1991, Juan Pablo II se inventó un nuevo Vía Crucis bíblico para substituir al que siempre ha sido fiel a las fuentes de la Revelación: La Sagrada Escritura y la Tradición?

– ¿Por qué existe el patente y descomunal divorcio entre el Jerarquía y los católicos?

– ¿Por qué ese despropósito de muchos clérigos y laicos en aceptar complacidos las memeces e incluso las herejías que prodigan quienes están obligados a guardar el depósito de la fe?

– ¿Por qué ya no se citan las sapientísimas encíclicas de los Papas anteriores al Vaticano II…?

¿Se considera Francisco solo como Sumo Pontífice de la Religión Católica única verdadera de la Iglesia fundada por Jesucristo y cimentada en Pedro, o se tiene como Líder del Cristianismo en sus diferentes denominaciones y confesiones em general, luego gnósticos, cual se autoproclamó en vísperas de su visita al Consejo Mundial de las Iglesias en Ginebra al que implícitamente con su anuencia y adhesión dio carta de naturaleza y validez sobrenatural, al tiempo que supuso la transgresión papal de la Encíclica “Mortalium animos” de Pío XI con lo que supone de quiebra del Magisterio Ordinario?

La implantación de la nueva iglesia inclusiva de religiones, fes, credos o increencias, pluralismo de sírvase usted mismo, ¿no es la descatolización que lleva diluyendo la Iglesia desde el Vaticano II en una aceleración permanente y creciente de la desconfesionalización católica hacia el vacío judaizado?

– Si niega la anterior dígame: ¿Por qué se está judaizando la Iglesia católica?

– ¿Qué significado se ha de dar a que Juan Pablo II orase con los judíos, a los que llamaba “nuestros más queridos hermanos”, y visitase la Sinagoga de Roma, como lo hiciera después Benedito XVI y recientemente Francisco I?

– ¿Por qué se ha convertido en seña de identificación del presente Pontificado esa incongruencia de “¿Quién soy yo para juzgar?”

– ¿Por qué y durante el último bienio un gran número de eclesiásticos homosexuales han sido promovidos en la Curia a cargos de importancia y en contacto con el Papa?

¿Cómo es posible que puedan subir al Altar los hermanos del sacerdocio y el mismo arzobispo de Pamplona, sin previamente pedir perdón al sacerdote que por defender el Sacramento de la penitencia, lleva más de treinta años apartado pastoralmente, despojado de su canonjía, sin estipendio alguno y arrojado al ostracismo?

¿Sabremos algún día cuál es la caridad cristiana o el grado de maldad del Cardenal Omella, el arzobispo Elías Yanes, el jesuita Arana, y el embajador de la FAO Fernando Chica, como urdidores de la trama intoxicada con amaños falsos y falsificaciones para desalojar a Monseñor Ureña de la sede Zaragozana?

– ¿Cómo es posible que el Papa actual y muchos teólogos reivindiquen impunemente a Lutero, Hus, Calvino, la homosexualidad, los divorcios y muchos otros errores condenados por la Iglesia en el pasado?

– ¿No será porque anteriormente Juan Pablo II aseveró que “Lutero tenía un espíritu religioso muy profundo”?

Los católicos siempre hemos creído que la Santísima Virgen está unida a la obra de la redención en los planes de Dios. Que el sacrificio de Jesús y su misión salvífica estuvieron desde el principio asociados a la figura de María, a quien la Trinidad miró con predilección en la Anunciación; por eso, al manifestar el Papa Francisco en la homilía de Santa Marta el 20.12.2013, que la Santísima Virgen cuando se le apareció el arcángel San Gabriel tendría ganas de decirle: “¡Mentiroso! ¡Me has engañado!” ¿No es incompatible con la perfección de su caridad y agrede nuestra piedad mariana contradiciendo la propia doctrina católica que debería guiar las consideraciones a respecto de la Madre de Dios?

– ¿Tras los cambios habidos y los que presumiblemente se avecinan, sigue siendo Iglesia Católica o es interconfesional?

– ¿Tras una profunda reflexión tenemos o no derecho a diferenciar estas dos iglesias?

¿Qué es eso de Comunión en la Iglesia universal? ¿Esa Iglesia es la Iglesia Católica o la iglesia de iglesias inclusivas «todas igualmente dignas» y queridas por el dios de todas esas religiones?

– ¿Con qué fin se nos siembra el desconcierto con tesis opuestas al Magisterio perenne de la Iglesia? y lo que es aún más grave ¿por qué nadie dice o pone veto a tal locura suicida?

– ¿De dónde viene todo este trabajo de auto-demolición de la Iglesia Católica? Naturalmente que todos contestaran que de sus enemigos. Pero… ¿Qué enemigos internos o externos?

– Además ¿por qué cuando han de ejemplarizar o dar doctrina nunca se citan las enseñanzas del Magisterio perenne de la Iglesia y solamente se menciona al último Concilio como si los demás no existiesen?

– ¿Entonces, solamente el clero es responsable por lo que pasa? ¿No será que nosotros, los laicos, también debemos ser responsabilizados, en diferentes grados? Sin duda, nosotros confiamos en la vigilancia de nuestros pastores y nos olvidamos de las palabras de Nuestro Señor cuando a todos nos advirtió “vigilad y orad para no caer en tentación” (Mt. 26, 41).

– ¿Podemos seguir como el avestruz escondiendo la cabeza y no pensar si alcanzaremos así la salvación eterna?

– Sea cual sea la respuesta a la anterior pregunta, lo que está claro es que tenemos el deber de luchar por el honor de Dios y contra todo lo que se opone a nuestra salvación eterna, ayudando al prójimo a lograr la suya propia.

– ¿Acaso tenemos derecho entonces a ofrecer nuestro respeto a estos destructores con independencia de su rango en la jerarquía, o por el contrario debemos corregirlos?

– ¿Por qué los críticos niegan este proceso de “auto-demolición”?

– ¿Por qué se habla, fomenta y siguen los dictados del “espíritu del Concilio”, y no las Inspiraciones del “Espíritu Santo”?

Lo paradójico de estos años posconciliares, quizás lo subrepticio es que el bien se hizo muy mal y el mal se hizo bastante bien.

– Se han parado a reflexionar seriamente y en profundidad, de que si esto continua así (y cada vez va más rápido), en muy breve plazo de tiempo ¿no tendremos serios problemas para encontrar sacerdotes, verdaderos liturgos, que nos administre los sacramentos?

– En resumen, podríamos decir que la Iglesia, en estos momentos, es una Iglesia bastante desconcertada, poco segura de sí misma, interiormente debilitada, excesivamente dividida y disgregada, fuertemente presionada y colonizada desde fuera, poco consciente de la gravedad de la situación y carente de la fuerza espiritual para dar una respuesta adecuada ni hacia dentro en relación a sus fieles, ni hacia fuera en una acción razonablemente apologética y evangelizadora. Es decir, poco más o menos, ¿es un risión de lo que fue?

En los días que corren, hay muchos católicos que sufren con la situación de la Santa Madre Iglesia. Preocupados con la decadencia moral y la tibieza de los que aún se dicen hijos de la Iglesia, con la falta de verdaderas vocaciones religiosas y sacerdotales, con los sacramentos cada vez menos frecuentados, con la piedad desapareciendo como un recuerdo del pasado o, por qué no decirlo, con los desvíos practicados incluso por tantos clérigos… Al mismo tiempo, persecuciones y muertes de católicos en países musulmanes, y la profesión de fe cada vez más cercada por la ley en naciones otrora cristianas… ¿Cómo se puede afirmar que la Iglesia nunca ha estado tan bien como hoy.

Una última Pregunta: ¿Por qué si la herejía consiste en una negación persistente de verdades que han sido definidas y propuestas por la Iglesia como doctrinas divinamente reveladas, se ha permitido ensuciar el nombre del papado con su actos y escandalosas declaraciones, y a ninguno, ni a uno solo, se le ha acusado de herejía ?

EPÍLOGO: – “A través de alguna grieta ha estrado el humo de Satanás en el templo de Dios”.  Palabras proféticas de Pablo VI, que no responsabilizaba a quien o quienes habían dejado las ventanas abiertas destinadas a dejar pasar la luz, pero que, en contraposición, había penetrado la duda en nuestras conciencias católicas. Incluso en la Iglesia misma reina ahora la inseguridad. Después del concilio, se esperaban días soleados para la historia de la Iglesia, pero en vez de ello han llegado días de nubes, de tormenta, de oscuridad, de dudas e inseguridad, de confusionismo y de una anormalidad pretendidamente de normal que nos obliga a hacernos la siguiente pregunta fundamental: ¿Cuándo vuelva el Hijo del Hombre encontrará la fe sobre la tierra? A no olvidar.

–oo–

Quedan otras muchas preguntas más, pero la respuesta es una sola: la interpretación que se ha hecho del Concilio Vaticano II es nefasta y consiguientemente la dirección de la Iglesia está bajo el poder de los enemigos de Cristo que quieren destruir la Fe católica mediante cambios revolucionarios. Lo que se pretende, bajo mi punto de vista, no es que en un próximo futuro se abra la veda a la comunión de los divorciados y vueltos a casar por la anulación exprés, sino que tratarán de destruir la Eucaristía, en la que no creen y la que les estorba para la creación de la globalización religiosa.  No olvidemos que el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia, ¿Y quién ha abierto las puertas de par en par para que entre? En ella hay hombres que se ríen de una de las fuentes de la Revelación: la Tradición católica, obra del Espíritu Santo y se burlan de las enseñanzas de los Papas del pasado. Y lo más curioso es que están dirigidos principalmente a la substancia del catolicismo y de sus Sacramentos. Con ello no quiero afirmar que los representantes de la Iglesia nunca hayan pecado o que no puedan pecar, ya que la historia de la Iglesia testifica que también ellos son simples hombres y necesitan la santa confesión no menos que los demás. No cualquier pecado excluye automáticamente de la Iglesia a sus representantes. Pero hoy estamos escuchando a muchos clérigos “teologones”  que abiertamente enseñan errores condenados por la Iglesia, a los que nadie les pone impedimentos,  y por lo mismo automáticamente (latae sententiae) se excluyen de la Iglesia Católica y pierden asimismo su oficio sagrado. Pero eso, no les importa, su meta es otra.

Muchos de los que lean este escrito cerrarán sus ojos ante los expuesto, y otros disentirán por no participar de mi óptica, sino del color de sus lentes, pero la realidad es que se está destruyendo todo que era santo y firme en la Iglesia, se la está desacralizando para que se convierta en una religión más entre las demás, hasta el punto de que mundo ya no la tome en serio y haya renegado de Cristo y su moral. Y es que cuesta muchísimo comprender y mucho más admitir cómo los exterminadores de la fe de los católicos son la consecuencia de los cambios, que no se llevaron a cabo bajo la influencia del Espíritu Santo, sino bajo la influencia de las fuerzas de las tinieblas, visibles en el espíritu de un Concilio, no dogmático, sino llamado pastoral.

Para unos y otros, en aras de la caridad, les digo que no pierdan el desaliento y que no se inquieten porque “las puertas del infierno no prevalecerán”, y eso lo saben también los que están intentando destruir el Cuerpo Místico de Jesucristo, pero no les importa.

La Santa Iglesia, y como consecuencia de ello, toda la Civilización Cristiana, viven días de postración y humillación. Vemos todos los días gravísimos síntomas que no pueden dejar de afligirnos.

Además, hoy existen dos corrientes jerárquicas y eclesiales aparentemente desiguales, a las que se las puede encuadrar en bandos antagónicos, esto es, a unos como conservadores y a otros como progresistas.  Pero, no nos engañemos, ambos son modernistas. Ese es el quid de la cuestión, y aun cuando la Santa Iglesia parezce enteramente abandonada, y aun cuando el concurso de los medios de victoria más indispensables en el orden natural parecen faltarle, podemos estar seguros de que la Santa Iglesia no morirá.

Ya que cuanto más inexplicable sea, humanamente hablando, la aparente resurrección de la Iglesia -aparente, acentuamos, porque la muerte de la Iglesia nunca será real- tanto más gloriosa será la victoria.

En estos turbios y tristes últimos decenios en que vivimos, pidamos que no nos falte la fe y confiemos en la Providencia Divina.

Les aseguro que, al escribir este alegato, mi único propósito y lo que realmente me interesa es poder confesar la fe de los Apóstoles, la misma fe que me enseñaron mis padres, mi Párroco y mis profesores PP. Agustinos, la misma que han confesado todos los confesores y mártires. Deseo que en unión de quienes me están leyendo, seamos partícipes y receptores de los sacramentos que han vigorizado a los católicos por más de dos mil años.

¡Que Dios les bendiga!   Que el Espíritu Santo, que siempre gana en la Iglesia, nos ilumine a todos nosotros en la búsqueda del verdadero bien para las familias y para el mundo

Post scríptum:

– ¿Cómo dispuso el Divino Creador los papeles de los hombres y de las mujeres en la fundación de su Iglesia?

¿Qué memez es esa de que la Iglesia es mujer y que la mujer, en la Iglesia, es más importante que los obispos y los sacerdotes?

El Obispo de Roma, habría que crear una criba para identificar a los que sí vivan en gracia y a los que no, aun estando todos en situación “irregular”.

Parte III de III (Aquí parte I)  (Aquí parte IIAquí el trabajo completo en PDF


Una respuesta a «¿Dónde está la primavera del Concilio? (III/III)»

  1. Apreciado José Luis, a modo de respuesta conjunta a todas tus preguntas, aquí dejo lo siguiente:
    Se podría comparar el devenir de la Iglesia Católica (posterior al reinado del Papa Pío XII) con un huevo que haya sido vaciado lentamente de casi todo su contenido natural, sustituyéndosele hábilmente por otro producto distinto del original.
    Aparentemente, el huevo continúa siendo la misma cosa; pero, en el fondo, ya solo conserva su parecido exterior o poco más. Principalmente, porque se le ha hurtado -en mayor o menor medida- su capacidad para transmitir la vida. Metáforas aparte, creo que no es necesario aclarar a qué tipo de VIDA me estoy refiriendo.
    ¿Y quién puede estar interesado en que el humano católico tenga más MUNDO y menos VIDA?. Porque, básicamente, ese es el fin que se esconde tras las incontables novedades habidas en el seno de la Iglesia desde la irrupción del «aggiornamento»: EL HOMBRE PRIMERO Y MÁS MUNDO YA (¿qué hicieron con los sagrarios? ¿estorbaban?). Y, a consecuencia de ello, la inexorable paganización y desacralización de la religión católica. Se trata, a fin de cuentas, de una actualización (versión siglo XX) del conocido «…se os abrirán los ojos y seréis como dioses…» (Génesis 3,5).
    Se pueden tener dudas sobre quiénes sabían lo que hacían y quiénes eran simples tontos útiles, pero «la mano que mece la cuna» está meridianamente clara. Aunque su astuta labor se haya efectuado a través de múltiples intermediarios, como es lo habitual.

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