Duelo al Sol en El Ferrol del Caudillo

Ayuntamiento de El Ferrol

Para hacer triunfar el Alzamiento cívico-militar de julio de 1936 en el Ferrol –merecidamente rebautizado después como “del Caudillo”— era esencial el dominio de su Arsenal, es decir, la base naval.

Desde muy temprano del 20 de julio, los líderes frentepopulistas ferrolanos se habían aprestado para la lucha atrincherándose en el Ayuntamiento y en la Casa del Pueblo socialista, alentados por las noticias del amotinamiento de la marinería en los buques de la Flota surtos en el puerto, lo que les permitía albergar fundadas esperanzas de que lo mismo iba a ocurrir en breve en el interior de la base naval, contando con ello para hacerse con la ciudad.

Contraalmirante Antonio Azarola Gresillón
Vicealmirante Indalecio Núñez Iglesias

Conocedores de tal hecho, sobre la una de la tarde los mandos de la base se reunían con el Vicealmirante Indalecio Núñez Iglesias exigiéndole que declarase el “estado de guerra”, toda vez que no sólo existía unanimidad entre los mandos navales para alzarse, sino que también la había entre los del Ejército de la guarnición militar de la ciudad. Sin embargo, dicho jefe se mantenía indeciso conociendo la opinión decididamente en contra del jefe del Arsenal, Contraalmirante Antonio Azarola Gresillón, y ello a pesar de que la situación era cada vez más tensa, pues llegaban los sonidos de enfrentamientos armados en el Ferrol e incluso comenzaban a avistarse los primeros grupos de frentepopulistas que tomaban posiciones en torno a la base.

Cuando estaban todos en medio de estos conciliábulos, un subalterno comunicó que se había producido la tan temida rebelión de la marinería de los buques, a la cabeza de la cual se ponía la tripulación del viejo acorazado España cuyos marineros, liderados por el Suboficial de Artillería Dionisio Mouriño, se dirigían ya hacia los edificios del Arsenal una vez que, tras hacerse con las armas del buque, habían asesinado a sus mandos: el Cap. de Corbeta Gabriel Antón Rozas, el Alférez de Navío Pedrosa y el Tte. de Navío Núñez del Prado. Siguiendo su gesto hicieron lo mismo los del crucero Almirante Cervera y el transporte Contramaestre Casado; no así, de momento, los del Torpedero 7 y el destructor Velasco.

Fue entonces cuando en medio del caos y tensión que se adueñó del Arsenal iba a producirse un hecho insólito que resolvería, casi de un plumazo, la crítica situación en favor de los alzados.

Cap. de Corbeta Guillermo Díaz del Río y Pita da Veiga

En un momento dado, y debido a la confusión reinante, toparon de cara el líder de los marineros amotinados, el ya citado Dionisio Mouriño, que marchaba al frente de cerca de doscientos de la tripulación del España, y el Cap. de Corbeta Guillermo Díaz del Río y Pita da Veiga que se dirigía en solitario a ocupar su puesto entre los mandos alzados. Hay que reseñar que ambos hombres se conocían perfectamente puesto que eran expertos tiradores, habiendo participado juntos en diversas competiciones de tal disciplina.

La escena que se produjo entonces fue relatada posteriormente por numerosos testigos, quedando imborrable en sus mentes para siempre.

La marinería amotinada detuvo su marcha y dejó de gritar. Se hizo un silencio profundo. Todos quedaron como hipnotizados mirando a ambos mandos. Mouriño y Díaz del Río se pararon en seco quedando enfrentados a una veintena de metros. Cruzaron las miradas. Sacaron sus respectivas pistolas. No pronunciaron palabra alguna. Abrieron fuego al unísono y… mientras la gorra del oficial volaba lejos de su cabeza por efecto de la bala contra él disparada, el ruido sordo del cuerpo de Mouriño al caer desplomado sobre el suelo pareció retumbar en aquel silencio igual que lo hubiera hecho una barra de hierro. El suboficial quedaba tendido en el suelo inerte para siempre.

Aprovechando el momento Díaz del Río fijó su mirada desafiante sobre los que allí permanecían mudos exclamando con fría calma: “¿Alguno más?”.

Acorazado España

La marinería, hasta hacía unos momentos levantisca, optó por deponer su actitud y volver al acorazado España. Al ser ellos los más radicales y los que habían arrastrado a los de los otros buques, éstos, enterados del caso, fueron también aflojando en sus ínfulas. Poco a poco el Arsenal fue quedando en manos de los alzados y con ello el Ferrol, la base naval y los buques allí surtos, todo esencial para la contienda en ciernes.

Es difícil hoy en día imaginar todas y cada una de las peculiaridades de aquel “duelo al Sol”, en especial la serenidad, el aplomo y el frío valor de que hizo alarde el Cap. de Corbeta Guillermo Díaz del Río, acción por la que fue propuesto para la Laureada de San Fernando, concediéndosele finalmente la Medalla Militar Individual.

Díaz del Río prestó durante la contienda numerosos y destacados servicios al mando de diversos buques. En julio de 1950 ascendió a vicealmirante, y como tal fue comandante general de Canarias (1950-1952) y comandante general de la Flota (1952-1953). Finalmente, en junio de 1953, fue promovido a Almirante, siendo nombrado Capitán General del Departamento de Cádiz (1953-1955). Pasó a la reserva en 1959.


12 respuestas a «Duelo al Sol en El Ferrol del Caudillo»

  1. Hay un error en algún lado, si la persona de la foto es Guillermo Díaz del Río no es Capitán de Corbeta ya que los galones que lleva son de Alférez de Navío.

    1. Estimado seguidor: parece que no hay error, pues la fotografía es, efectivamente, anterior a los hechos cuando era Alférez de Navío. Saludos cordiales

  2. D. Guillermo Díaz del Río era el abuelo del anterior AJEMA, Almirante D. Jaime Muñoz-Delgado y Díaz del Río, y nació en Las Palmas de Gran Canaria, cuando su abuelo fue Comandante General de la base naval

    1. Efectivamente, es tal y como sucedió. Guillermo Díaz del Río Pita da Veiga era mi abuelo y Jaime Muñoz-Delgado mi primo hermano. Orgullosa de los dos.

      1. Estimada seguidora: no sabe cómo nos alegra que descendientes de tan insignes personas, españoles y héroes, avalen con su sin duda directo conocimiento lo que publicamos, y más aún que en estos días se sientan orgullosos de ellos y así lo expresen públicamente. Saludos cordiales

    1. Estimado seguidor: pues no le vendría mal la música si fuera una película, pero como no lo es y como siempre la realidad supera a cualquier ficción, no la hemos puesto. Todo lo que se relata está avalado por los testimonios posteriores no sólo del protagonista, que poco valdría, sino de los marineros amotinados. Lo sentimos. Saludos cordiales

  3. Este artículo contiene algunos errores que comento a continuación: el vicealmirante comandante general de la Base Naval Principal de Ferrol, era D. Indalecio Núñez Quixano (padre del entonces capitán de corbeta Indalecio Núñez Iglesias, con destino en el PTN Janer de Marín, que andando el tiempo fue almirante capitán general de Cádiz, y cuya fotografía es la que incluyen en el artículo). La actitud del almirante Núñez Quixano no fue en absoluta indecisa, tomó una decisión en contra de la opinión contraria de alguno de sus directos subordinados, y la siguió a rajatabla, logrando que los sublevados no saliesen del recinto del Arsenal. El almirante INQ cesó el 24.09.1936, por negarse a firmar la sentencia de muerte del comandante del Cervera, el capitán de navío D. Juan Sandalio Sánchez Ferragut.

  4. Corrijo lo anterior donde dice: tomó una decisión en contra de la opinión contraria de alguno de sus directos subordinados; debe decir «a pesar de la opinión contraria de alguno de sus directos subordinados»

    1. Estimado seguidor: que sepamos ninguna… por desgracia, porque bien se la merecería. Pero ahí está la historia y bien documentada para quien la quiera conocer. Saldos cordiales

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