El ascenso de las ratas
Al poco de llegar al poder el PSOE, esa organización históricamente criminal, en 1982, su primer ministro de Defensa fue Narciso Serra, quien a no tardar mucho visitó el entonces CESID, hoy CNI, dirigido desde hacía un año por el maquiavélico Gral. Manglano.
La visita tuvo su broche de oro en el salón de actos donde fueron concentrados la práctica totalidad de los «directivos», o sea, «agentes», del Centro, en aquellos días prácticamente todos militares y de todos los grados. Sin duda había enorme expectación por ver qué es lo que decía aquel marxista recién llegado además del polvorín catalán.
Pues bien, ni corto ni perezoso, Narciso Serra se despachó a gusto, terminando con una frase lapidaria: «Los militares sólo sirven para obedecer» y… pues eso, que no hubo ni un sólo militar ya entonces que saltara de su asiento, que moviera el culo y que le dijera a aquel miope patán cuatro cosas bien dichas a no ser que… tuviera razón y los militares sólo servían y sirven para obedecer y eso hasta la más vil y rastrera sumisión indigna e incluso traidora a la patria.

Ahora nos enteramos de que ha ascendido a General de Brigada el Col. Alfonso María Reyes Leis quien lleva en su haber para merecer tal deshonor –desde hace décadas sólo llegan a General los que han dejado girón a girón a lo largo de su carrera el honor, la dignidad y… el patriotismo, si es que alguna vez lo tuvieron– de haber pilotado el helicóptero que trasladó los restos profanados del Generalísimo en aquel hecho sin parangón ni precedente en la historia de España –e incluso universal– que la oscurece y manchará de por vida hasta el día en que dichos restos sean devueltos al Valle de los Caídos con los honores debidos y en olor de multitudes.
El caso es que el citado ya General no sólo no se negó a obedecer orden tan ilegal como ilegítima, deshonrosa, indigna e inconstitucional y ni siquiera se puso enfermo ese día, junto con su tripulación. Nada de eso.

En vez de cualquiera de la dos opciones anteriores, el entonces Col. Reyes Leis escurrió el bulto, se escondió una y mil veces tras su aparato, junto con sus subordinados, evitando así rendir los honores preceptivos y debidos, señalados y escritos a quien fue Jefe del Estado, Generalísimo de los Ejércitos, Caudillo por la Gracia de Dios y la personalidad histórica que más y mejor con diferencia ha beneficiado a nuestra Patria y ello además en los peores momentos de su historia.

Alfonso María Reyes Leis ha ingresado en el cuerpo de Generales, ese que gozó durante décadas de contar con Francisco Franco entre sus más insignes miembros cuando era un colectivo de un prestigio personal, profesional y moral sin igual, y que desde hace décadas está repleto de individuos que no merecen ya ni siquiera nuestro desprecio.

Muchos consejos de guerra sumarísimos hay que realizar en España para depurar responsabilididades y eliminar
a sus enemigos internos.
Pura justicia, obligada además por mera defensa propia.
No deberían extrañarse de nada, pues según el dicho «hay gente para todo», y los militares no son una excepción.
Recuerden sino a ese comandante que en poco más de un año -octubre de 1937- ascendió a general, porque entre otras cosas, amparaba al joven amante de una dirigente comunista.
Cuando abandonó el frente de guerra y se exiló, le dijeron que tenía que volver, que era una orden que tenía que cumplir por debida obediencia. Y contestó, que si también le daba la orden de tirarse a un pozo tampoco la iba a obedecer.
El sujeto volvió unos años después a España: fue condenado a pena de muerte… pero a los pocos días estaba en la calle hasta el fin de sus días.
Pero no se despisten, el punto de mira está en la foto, el de las gafas. El discreto masón que lo proyectó todo con el visto bueno del Mentiroso, con su «ritual 9º de la venganza» y que casi nadie se enteró.
Ese fue el primer paso del Pacto con su Jefe Lucifer, pero todavía faltan al menos dos más para cumplir el Pacto: Lucifer les da el Poder de gobernar España y ellos deben darle todo lo que ha pedido y más, que para eso es el Jefe, hasta convertir a España en lo más parecido a Haití, que hace más de dos siglos que pactó con Satanás.
Totalmente de acuerdo , yo estoy próximo a mi juicio , no por edad , y si hubiera llevado la vida de estos , tendría pánico por primera vez en mi vida , y tuve en mi juventud la experiencia de estar preso en una cárcel mexicana 18 meses , que puede parecer trágico (y lo es ) pero preferiria haberme pasado toda mi vida en aquel reclusorio , que se uno de estos , y digo esto porque estando allí , en una broma de mal gusto , acabe en coma , seis días , bueno hasta que Dios me devolvió , yo no era practicante , pero la ECM que tuve , me hizo ver que lo que decían los curitas , tenían razón , el bolaños ya tiene cara de lucifer , mal negocio perderse lo que yo viví , y fue real , lo dicho pánico me da donde van a acabar estos , es tan malo , que del odio , pasas a la pena , porque no tiene vuelta atrás
El tal Siset, arribó a la cartera de ministro solamente para hacer notar su poderío y para hacer lo que hizo en la Caixa d´Estalvis catalana
Gentes sin humanidad, decisión y nobleza, pues aunque el régimen era inaceptable ya qué ha labrado lo que hay, a los muertos como a los vivos se les respeta, Un abrazo.
Verdaderamente ignominioso que que ante las palabras “del”masoncete/mariconcete del Narciso Serra no se levantarán en bloque todos los militares presentes y abandonarán el recinto.
O que al menos uno -hubiera salvado el honor de sus compañeros y de la institución- se hubiera levantado y dicho al masoncete/mariconcete de “del” Narciso Serra:
No se equivoque, señor ministro, los militares no servimos solo para obedecer, los militares servimos obedeciendo…. pero la obediencia al enemigo se llama traición.
En cuanto a la actitud del entonces coronel, y hoy general, recompensado con las treinta monedas de plata de un ascenso, lo mejor que podía hacer es buscar un olivo.
El esconderse con su tripulación tras el aparato, para no saludar militarmente a un difunto -cualquier difunto, y en mayor medida a un militar de alta graduación- constituye una ignominia de tal calibre que manchará el apellido Reyes Leis hasta la séptima generación.
¡¡¡Qué asco!!!
En cualquier colectivo humano hay de todo pero no todo es bueno, ni siquiera aceptable o admisible. Desde el nefasto Narciso Serra, pero probablemente ya antes con los inanes y pichaflojas Oliart y Sahagún las FAS se acogieron al modelo del profesional, los técnicos y ser militar o ser soldad, en la puridad de los términos, está mal visto. Es más, quienes decidan ser militares en toda la plenitud de tal profesión, honor y deber con las leyes asquerosas de la inexistente «función militar » y demás aparato pseudo jurídico donde el ascenso va a dedazo ministerial para los puestos clave, dicho en román paladino van de cachas. Es triste pero la realidad es la que es.
En una cosa no estoy de acuerdo , he vivido en viviendas militares casi toda mi vida , mi vecino Carlos acaba de ascender a General , cierto es que si yo hubiera podido ser militar , mi carrera hubiera durado poco , me hubiera levantado el 23 F aunque estuviera en una aldea , y porque conozco a mi Teniente Coronel y eso es el honor , pero mi vecino , no le ha chupado culo alguno a nadie para llegar al generalato , mucha Legión y siempre el primero