Un casus belli de manual: el atentado terrorista de EEUU/OTAN contra los gasoductos Nord Stream 1 y 2
A las 00,03 del 26 de Septiembre de 2022, el Centro Sísmico Nacional de Suecia detectaba un ligero movimiento sísmico de magnitud 2,3 en la escala de Richter frente a la isla de Bornholm (Dinamarca) en las profundidades del mar Báltico que, por sus características, los técnicos rápidamente concluyeron en que «Una liberación de energía tan grande, sólo puede haber sido causado por una explosión». Asimismo, y por el lugar en que enseguida se pudo observar un gran escape de gas metano en la superficie del mar, la conclusión no pudo ser otra que algo había ocurrido en los gasoductos Nord Stream 1 y 2. A las pocas horas, la Primer Ministro sueca, Mette Frederiksen, anunciaba públicamente «Hemos llegado a la conclusión de que probablemente se trate de un acto deliberado, es decir, probablemente sea un acto de sabotaje». La reacción de Rusia fue inmediata acusando a EEUU de ser el causante de tal «sabotaje», mientras que éstos y el propio Zelenski devolvían la acusación contra los rusos. Al poco, todos los medios rescataban unas declaraciones de Joe Biden en las cuales había afirmado que caso de invadir Rusia a Ucrania, los Nord Stream dejarían de funcionar. Asimismo, la revista alemana Spiegel International informaba de que la CIA había advertido meses antes al BND germano de que «La inteligencia estadounidense había interceptado comunicaciones rusas en las que se expresaba preocupación por posibles ataques ucranianos contra infraestructuras occidentales». Según el periódico alemán Die Zeit, una agencia de inteligencia occidental habría enviado a las agencias de inteligencia europeas asociadas, poco después del ataque, una información que apuntaba a un comando ucraniano como responsable de la destrucción. Funcionarios de la OTAN han manifestado que los gasoductos resultaron dañados por dos explosiones, cada una con la fuerza equivalente a 1.100 kilos de TNT.
El gas ruso con destino a Europa occidental venía suministrándose fundamentalmente a través de varios gasoductos que, partiendo de Rusia, atravesaban Ucrania y llegaban a Alemania, obteniendo por ello Kiev pingües beneficios por las correspondientes tasas. Lo anterior, en parte debido al desbarre ucraniano, pero también a las nuevas políticas alemanas en relación con el suministro del gas ruso, llevó a Moscú, con ayuda financiera alemana, a construir el Nord Stream 1 que entró en funcionamiento en 2011, y seguidamente el Nord Stream 2. La ventaja de tales gasoductos eran evidentes y máximas: transportarían 55.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año directamente a Alemania casi duplicando lo que se venía exportando hasta ese momento; a precio mucho más barato; se convertían en el principal competidor de las exportaciones de gas licuado de los EEUU, el cual, con Trump, para intentar evitar la entrada del Nord Stream 2 en funcionamiento impuso en 2019 a las empresas que lo construían (sobre todo rusas, pero también alemanas) fuertes sanciones consiguiendo retrasar en un año su inauguración.
La llegada al poder de Zelenski ese mismo año de 2019, llevó a Ucrania de su mano, detrás de la cual ya se apreció enseguida la de los EEUU, tanto como la sumisión del presidente ucraniano a Washington, a emprender una dura y radical campaña contra los Nord Stream que, lógicamente, dejaban a Ucrania sin las jugosas tasas citadas. La cosa llegó a tanto que no sólo el presidente de la compañía estatal de gas ucraniana llegó a afirmar por entonces que «detener Nord Stream 2 es una cuestión de vida o muerte», sino que el nuevo jefe del espionaje ucraniano desveló que torpedear el Nord Stream era una de las prioridades que se imponía, alegando de forma harto absurda, que «el Nord Stream es también una herramienta potencial de inteligencia. El Kremlin podría colocar capacidades de vigilancia a lo largo del oleoducto (…) El lanzamiento del Nord Stream 2 aumenta la probabilidad de acciones militares rusas contra Ucrania (…)Hay que reanudar la lucha para impedir que Nord Stream 2 comience a funcionar (…) Detener o retrasar el NS2 es un buen punto de partida, incluso ahora».

Pero no sólo los EEUU de Trump y la propia Ucrania se opusieron desde el primer momento al Nord Stream 2, sino también Polonia que perdía con él fuertes ingresos por las tasas del gas que desde Rusia pasaba asimismo por ella hacia Alemania, así como por el temor de que la Europa occidental pudiera «independizarse» energéticamente prescindiendo de Polonia. La cosa se hizo más que evidente cuando los ministros de exteriores polaco y ucraniano firmaron conjuntamente un artículo periodístico en el que, entre otras cosas, afirmaron: «Nord Stream 2 ya ha dañado bastante a Occidente. Es hora de ponerle fin (…) Rusia está peligrosamente cerca de completar el gasoducto gemelo, Nord Stream 2 (…) que (Joe Biden) utilice todos los medios a su alcance para impedir que se complete el proyecto». Y dicho y hecho, porque al poco, un directivo de alto rango del consorcio constructor del Nord Stream 2 denunciaba públicamente que el Fortuna, el principal y enorme barco que llevaba a cabo la construcción del gasoducto, venía siendo objeto de «provocaciones regulares claramente planificadas y preparadas utilizando barcos pesqueros, así como buques de guerra, submarinos y aviones para obstaculizar la ejecución del proyecto económico. Se trata quizás de un caso sin precedentes de este tipo en la historia». Tales acciones incluían intentos de embestir al Fortuna por algún carguero polaco que, tras maniobra tan temeraria, pedía disculpas por «el error». Pero es que además, dichos «ataques» fueron también realizados por buques, aviones y submarinos de la marina polaca que efectuaban maniobras peligrosas cerca y en dirección al Fortuna con el consiguiente riesgo para su tripulación y obreros.
Y ahora un dato más de gran trascendencia. Y es que Polonia estaba por entonces construyendo su propio gasoducto, el «Baltic Pipe» para importar gas noruego desde el mar del Norte, aún más barato que el ruso. Curioso es que al día siguiente del atentado contra los Nord Stream, ocurrido el 26 de Septiembre, es decir, el 27 de Septiembre, y a bombo y platillo, las máximas autoridades polacas y noruegas inauguraban la entrada en funcionamiento del «Baltic Pipe» mientras los Nord Stream perdían miles de toneladas de gas a pocos kilómetros, y mientras un sonriente primer ministro polaco manifestaba en su discurso «La era de la dominación rusa en el ámbito del gas está llegando a su fin (…) Una era que estuvo marcada por el chantaje, las amenazas y la extorsión».
Con todo lo dicho, quedan al descubierto incluso por sus propias declaraciones públicas, quienes tenían el máximo interés por que los Nord Stream 1 y 2 dejaran de funcionar. Ergo tenemos ya, sin lugar a dudas, quienes fueron los inductores del atentado terrorista contra dichos gasoductos. Si incluimos al Reino Unido, sicario predilecto de los EEUU, tenemos a la «banda» de delincuentes y terroristas al completo, quedando sólo por saber quienes de ellos pudieron ser los autores materiales.
En este instante de nuestro relato surgen dos posibilidades. Una, que el atentado fuera llevado a cabo directamente por los EEUU (en tal caso además de inductor también sería ejecutor), versión que publicó con gran lujo de detalles el prestigioso periodista Seymour Hersch y que nosotros publicamos a su vez AQUÍ y AQUÍ. El resumen es que buzos especializados estadounidenses, aprovechando unas maniobras conjuntas en aquellas aguas, habrían colocado unos dos meses antes del 26 de Septiembre una serie de cargas explosivas en los gasoductos que habrían sido explosionadas en tal fecha por control remoto. Sin duda, los EEUU tienen capacidad para eso y para mucho más, por lo que no hay que descartar esta opción.
Pero a raíz de ciertas informaciones, bien que muy vagas e inconcretas, ha surgido otra posibilidad que pasamos a exponerles de forma resumida.
Las destrucciones en los gasoductos lo fueron muy cerca de la isla de Bornholm, que forma parte de Dinamarca, si bien la investigación del hecho ha recaído en las autoridades suecas, cuyo fiscal, en un alarde por el momento de independencia y seriedad que esperemos que se mantenga, y ante la lluvia de acusaciones de Zelenski contra Rusia acusando al Kremlin de ser el autor del atentado (uno más de sus muchos gestos propagandísticos de verdadero aluciando), dijo «Mi trabajo es encontrar a los que volaron el Nord Stream (…)¿Que si creo que fue Rusia quien voló el Nord Stream? Nunca lo he pensado. No es lógico».

Pues bien, se ha hecho público que, al parecer, un balandro de 15 metros de eslora y un sólo mástil, el Andromeda, había sido alquilado el 6 de Septiembre de 2022 en un pequeño puerto deportivo de Rostock (Alemania) por seis personas entre las cuales podría haber algún ucraniano, todos ellos con pasaportes falsos según se ha comprobado posteriormente, abonando el alquiler una empresa radicada en Polonia, pero cuyos propietarios parece que son ucranianos. Intervenida dicha embarcación al encontrarse abandonada, se habría encontrado en ella restos de algún tipo de explosivos de naturaleza similar a los utilizados habitualmente por casi todos los ejércitos del mundo. Ahora bien, teniendo en cuenta que los gasoductos están a unos 200 metros de profundidad, los técnicos descartan la posibilidad de que desde el Andromeda se sumergieran buzos para colocar los explosivos.
Lo que no se descarta en cuanto a esta posible opción es que el balandro fuera utilizado como «base» de control de alguno de los submarinos no tripulados (drones submarinos) de los cuales EEUU y el Reino Unido han dotado a Ucrania, además de entrenar al personal necesario para su adecuada utilización, con resultados tan llamativos como el hundimiento del Moska y la destrucción de parte del puente de Crimea.
Efectivamente. Ucrania dispone de varios tipos de drones submarinos. El Toloka, equipado con una cámara de visión nocturna, un sonar, un hidrófono, un piloto automático GPS y periscopio. El TLK 1000 que puede permanecer en modo de espera hasta tres meses, es capaz de recorrer 2.000 kilómetros bajo el agua, y está construido con una ojiva que puede contener más de 5.000 kilogramos de explosivos. El TLK 400, más pequeño, puede transportar 500 kilogramos de explosivos. Y, por último, aunque no menos importantes, los británicos MK-18 Kingfish y REMUS 300.
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En el verano de 2022, unos meses antes del atentado, las Marinas estadounidense y británica empezaron a formar a docenas de miembros de la Marina ucraniana en el uso de dichos drones submarinos (UUV). Según la OTAN, gran parte del adiestramiento, incluía «complejas misiones de uso de UUV… frente a las costas de la isla de Bornholm (Dinamarca) (…) como parte de los ejercicios BALTOPS 22 (…) El grupo BALTOPS Mine Counter Measure Task Group se aventuró por toda la región del Báltico practicando la localización, explotación y desarme de artefactos en puntos críticos de estrangulamiento marítimo». La Marina británica llegó incluso a entrenar a los ucranianos en el uso de los UUV controlados a distancia acercándolo a un objetivo y detonándolo contra él.
Pero es que además de la vigilancia desde satélites y aviones, la inteligencia estadounidense también vigila constantemente a Rusia y a otros países en tiempo casi real desde debajo de los mares, también en el Báltico, con sofisticados sensores acústicos anclados en el fondo marino. De hecho, pocas horas después de las explosiones, dos aviones de reconocimiento de la Marina estadounidense, enviados desde Islandia, sobrevolaron una zona próxima a las rupturas, según la agencia Reuters.
De todo lo anterior creemos que además de haber quedado claro que los inductores –por su enorme interés y aún mayor beneficio– en la destrucción de los Nord Stream 1 y 2 fueron, sin lugar a dudas, al menos EEUU, Ucrania, Polonia y el Reino Unido como habitual mamporrero de los norteamericanos. Es decir, EEUU y la OTAN, más Ucrania. Y que como también seguros ejecutores, además de posibles miembros de los servicios de inteligencia ucranianos o de la Marina de dicho país, no cabe duda que tuvieron que contar con el apoyo activo, y por ello como coautores en distintos grados, de los EEUU y el Reino Unido por su entrenamiento de los hombres necesarios para utilizar los UUV, así como por el suministro de material tan avanzado, pero también por la necesidad de planificar y controlar, dando posiblemente además seguridad a la tan compleja operación. Asimismo, y admitiendo que sólo fueron ucranianos los autores en sí del atentado, Polonia y al menos Suecia son también coautores sin cuya «pasividad», por no decir colaboración, tampoco hubiera sido posible el atentado; y no descartemos a Dinamarca. Operación tan compleja, por mucho que se diga y mucho que se entrenara al posible comando ucraniano, no pudo llevarse a cabo sin la participación activa de dichos coautores lo que les convierte también en ejecutores de facto.
Es decir, que fuera la primera opción, la publicada por Seymour Hersch, o esta segunda, está claro que fueron los EEUU y la OTAN, con la posible participación de Ucrania, los inductores y autores de la destrucción de los Nord Stream 1 y 2 mediante un atentado terrorista en este caso de Estado. Pero es que, que sepamos, sólo Ucrania, y no los EEUU o la OTAN, está en guerra con Rusia, por lo que la participación de éstos en una acción militar contra una propiedad rusa (y alemana) supone un casus belli de manual que sólo la prudencia, frialdad y por supuesto interés coyuntural de Putin ha obviado para evitar lo que la imprudencia, temeridad e inconsciencia occidental ha podido provocar que es una guerra directa entre Occidente y Rusia, o sea, una Tercera Guerra Mundial.
PD.- Y Alemania, segundo principal perjudicado tras Rusia por la voladura de los gasoductos, mirando al cielo como si la cosa no fuera con ella. A ver si sus autoridades se lo pueden explicar a sus ciudadanos. Si es que tienen algo de vergüenza.

Ayer se celebró la firma de la rendición de la Wehrmacht, lo que hay es una partidocracia, al servicio de la plutocracia, que son los que mueven los hilos, …………..
Una Plutocracia INNOMBRABLE, que manda narices.
Magnífico trabajo, el primero que veo con la implicación de drones submarinos en el hundimiento del Moscú
Primero, también, con la Versión UUV Ucraniana, aunque de ucraniana solo tenga tampoco como puso la Eta en el magnicidio de Carrero Blanco.
Enhorabuena
Artículo para quitarse el sombrero. Mi felicitación a su autor.
Y para provocar explosiones por control remoto, cuenta Estados Unidos con sobrados medios y experiencia. Incluso en España se sabe…
Lo más extraño de todo este embrollo, es la actitud exhibida desde el principio por el gobierno alemán. Yo pensaba que Alemania era un país importante y con dignidad, no solo como miembro de la Unión Europea, y no la secretaría que se abre de piernas para su jefe por no perder el «empleo»… ¡De pena!
Las provocaciones a Rusia han sido ya varias, buscando que esta acepte implicarse en una guerra directa con Estados Unidos y sus cipayos de la OTAN. Sin embargo, el presidente Putin (que es perfectamente consciente de la trampa que intentan tenderle) ha dejado bien claro que no piensa hacer nada en ese sentido.
Por otra parte, lo que sí está quedando evidenciado para quien no esté cegado por algún tipo de prejuicio, es el hecho de que la mayoría de los gobiernos occidentales están dirigidos por auténticos delincuentes al servicio de oscuros intereses, que sin duda estarían entre rejas si imperase una Justicia digna de tal nombre en todos esos países.
En fin, que Dios se apiade de todos nosotros.
Buenísimo. Sí señor. Buenísimo. Vaya información de matrícula de honor. Y vaya el pastel de Europa y los yanquis con Rusia. Y vaya petardo el tal Zelenski todo un criminal con su pueblo