El Gral. Enseñat Berea (JEME) ¿Todo por la Patria? Pues no parece
El Gral. Enseñat Berea (JEME) sigue, como era de esperar, la mala estela de sus predecesores, bien que no duda en superarlos, como también era de esperar; cada uno de éstos viene superando al anterior para mal de nuestras FAS.
Enseñat Berea ha dado el visto bueno al borrador de una Instrucción (AQUÍ) por la que se establecen los criterios para la asignación de los destinos por «concurso de méritos». Instrucción, por cierto y cómo no, que ha enviado a los «sindicatos» militares, que por mucho que se les quiera disfrazar de «asociaciones» lo son, porque ya el mando no manda, sino que todo debe pasar por el tamiz «sindical»; monumental aberración, cáncer que mina la disciplina y eficacia de nuestras FAS, fuente de discordias y enfrentamientos, destructor del compañerismo y la camaradería, y refugio de mangantes, resentidos, acomplejados, envidiosos, mamones y otras gentes de mal vivir que a los que en mala hora se les dejó ingresar en la milicia.
La penosa Ley de la Carrera Militar de 2007 estableció ya que los destinos en las FAS se asignarían por libre designación, por concurso de méritos o por antigüedad, imponiendo la premisa de que “la utilización del sistema de antigüedad irá disminuyendo progresivamente”, con lo cual enseñaba la patita de su intención de cargarse la sabia ley militar según la cual «la antigüedad era un grado» para todo, base esencial de los destinos, así como de los ascensos –a no ser que fuera por méritos de guerra– que eliminaba envidias y fricciones, mosqueos y competencias sobre todo las desleales, que reducía al mínimo filias y las fobias de superiores y subordinados, que hacía bueno aquel viejo pero clarividente lema «ni esperar del favor, ni temer de la arbitrariedad». Pero claro, esa maravillosa y verdadera igualdad no interesaba, pues nada peor para quien quiere manipular algo, FAS sobre todo incluidas, que todo lo contrario y a los resultados nos remitimos. Ley, por cierto, aceptada por los militares sin rechistar e incluso con entusiasmos porque… están en la misma onda que nuestros políticos a los cuales, ambos, en realidad las FAS y España les trae al pairo.
Es verdad que con tal fórmula, la de la antigüedad, podían «hacer la carrera» algunos ineptos e inútiles para el servicio, pero es más verdad que eliminaba de cuajo lo peor que lleva dentro cualquier ser humano. Los puestos por libre designación no eran muchos, por lo que el problema en tales casos también estaba controlado; ahora, por el contrario, son casi todos. Nada hay humano que sea perfecto, pero sí es verdad que hay muchas cosas humanas que son más imperfectas que otras.
Para más inri, después, para empeorar el asunto, llegaron las «calificaciones» anuales (importadas de yanquilandia) y con ellas, así como con los pluses de productividad, se terminó por inocular en las FAS todo lo contrario a lo que aquella sabia ley de la antigüedad impedía a lo que ese sublime lema –«ni esperar del favor, ni temer de la arbitrariedad»– consagraba.
Pues bien, Enseñat Berea, amparándose en aquella funesta ley, larga la Instrucción citada por la cual para ocupar destinos por «concurso de méritos» va a regir lo siguiente:
3.1.Méritos de carácter general.
Antigüedad: 10%-30%.
Conciliación familiar: 10%-30%. Su ponderación no podrá superar la asignada al mérito “Antigüedad”.
Es decir, que pita tanto la «Conciliación familiar» como la Antigüedad, entendiéndose aquélla por:
- a) “El destino previo del cónyuge o pareja de hecho, militar o funcionario, en el municipio donde radique la vacante solicitada, siempre que se acceda desde municipio distinto (…)”.
- b) “El cuidado de hijos, tanto cuando lo sean por naturaleza como por adopción o acogimiento permanente o preadoptivo, hasta que el hijo cumpla doce años (…)”.
- c) “El cuidado de un familiar, hasta segundo grado inclusive de consanguinidad o afinidad siempre que, por razones de edad, accidente, enfermedad o discapacidad no pueda valerse por sí mismo y no desempeñe actividad retribuida, siempre que se acceda desde un municipio distinto (…)”.
Adiós pues no sólo a la sagrada y sabia antigüedad, sino peor aún, a esa disposición total que siempre fue gala del militar, incluso por encima de cualquier «conciliación familiar», anteponiendo siempre el servicio incluso a la familia, la cual asumía además sin rechistar dicha disposición, con gran mérito de esposas e hijos, sabiendo que el pater familias tenía ese compromiso adquirido desde antes de formar la unidad familiar y ello incluso, caso de necesidad, debiendo llegar hasta abandonarles para ir a dar su vida por la Patria. Así pues, Enseñat Berea se carga definitivamente ese «todo por la Patria» secular, que ahora convierte en todo… pero depende.
En cuanto a los méritos de carácter específico, directamente relacionados con los cometidos a desempeñar en el destino son: —Experiencia en destinos relacionados: 10%-30%. —Capacidad docente: 10%-30%. Este concepto es incompatible con el anterior. —Experiencia en la especialidad/aptitud requerida: 0%-30%. —Experiencia en operaciones: 0%-20%. —Formación relacionada con el puesto: 0%-30%. —Idiomas extranjeros: 0%-20%. —Formación relacionada con el puesto: 0%-20%.
En realidad, todo ese batiburrillo que presiona al militar constantemente induciéndole a vigilar lo que hace éste o aquél, a entrar en una insana carrera de supuestos méritos –que el militar sólo demuestra en la guerra– con el fin de «hacer la carrera» porque sabe que de ello depende. La antigüedad y la siempre innata disposición de la voluntad a realizar el servicio (o destino) que se le encomiende, sea cual sea, con la máxima eficacia, suplían tanta palabrería y porcentajes, espoleando al militar en su trayectoria, sin distraerse en ganar supuestos méritos –que, repetimos, el militar sólo demuestra en la guerra–, únicamente pendiente del cumplimiento del deber. Quien no tenía todo o mucho para un destino, nunca lo solicitaba; y si por alguna circunstancia se veía en él, su voluntad, iniciativa y sentido del deber le impulsaban a hacer hasta lo imposible para estar a la altura en el menor tiempo posible.
Así pues, la designación para los destinos queda, en realidad, por un lado, la más habitual e importante, o sea «a dedo» con ese repugnante y tóxico «a libre designación, libre cese» que todo lo ha podrido en los puestos de más responsabilidad –e incluso de no tanta–, y, por otro, según le convenga a la parienta; en ningún caso a la Patria que, en realidad, da igual.

Enhorabuena por su artículo.
También en la Educación Universitaria al cargarse estos falsos «demócratas» las oposiciones puras y duras y sustituirlas por los «concursos de méritos» consiguieron cargarse la Educación Superior» y abrir la puerta a Catedráticos incompetentes, ignorantes, sumisos al poder que pasean sus «cátedras» regaladas por los diarios corruptos y entregados al NOM.
Desde que desapareció el régimen de Franco (y NO soy franquista) las Enseñanzas Universitarias en nuestra PATRIA ESPAÑA han sufrido un imparable descenso y hoy en día un título español en Europa no vale nada, por desgracia.
En el Ejército y en la mayoría de los ámbitos de la vida española los «concursos de méritos» han vaciado de valores a la sociedad. Una pena y abren la posibilidad de que los políticos dispongan a su antojo de TODOS los puestos.
Me viene a la mente un famosísimo Ministro de Hacienda y catedrático, Solbes con Rodríguez Zapatero que repitiendo su cargo de Catedrático hizo el más espantoso de los ridículos negando la crisis que la veían hasta los niños de pecho.
Íñigo Caballero
Donostiarra y carlista desde que nací
Lúcido artículo.
Pone en evidencia el cáncer que aqueja al actual ejército… y cuáles son sus metástasis.
La función de mando mediatizada por la política y los sindicatos -no por encubiertos con menos poder- y la libre designación (digitalización de los destinos) que unida al “libre cese” deja en agua de borrajas el sabio principio que debe regir en los ejércitos, según el cual “nada se debe esperar nada del favor ni temer de la arbitrariedad” como tan acertadamente recuerda el autor.
Toda esa vana palabrería de la nueva norma, era innecesaria cuando los cuadros de mando del ejército vivían su profesión de acuerdo con lo que preconiza el decálogo del cadete. -no por casualidad obra de Franco- y para el caso que nos ocupa puede leerse el artículo VII:
“Ser voluntario para todo sacrificio, solicitando y deseando siempre el ser empleado en las ocasiones de mayor riesgo y fatiga”
La sustitución de tan sabios principios, por la palabrería de las nuevas disposiciones, que los ignoran, unido a que los vicios de la política y de los políticos que han contaminado los escalafones, son la causa de la emasculación del ejército.
Institución que antaño fuera “religión de hombres honrados”
án haciendo unj Ejército que más parece una ONG, que otra cosa…
Teniendo en cuenta que las ONGs en realidad deberían llamarse ORGANIZACIONES DE JETAS, pues únicamente se dedican a tetar de los presupuestos generales, prestando servicios mçínimos a la sociedad que les mantiene, y a la que deben su existencia…
Desde la inútil Chacón, y posiblemente desde mucho antes, el Ejército ha dejado de ser una religión de hombres honrados, como decía Calderón, para pasar a ser en gran parte unos simples «funcionariosw de uniforme», más preocupados por susw privilegios, vacaciones, trienios, residencias militares, etc., que otra cosa.
Y así estamos, que el Ejército ni está ni se le espera…
Perdón, que el teclado ya no es lo que era:
Están haciendo un Ejércitro que más parece…, (y sigue).