«El manifiesto de Las Palmas» de Franco: insuperable… como su testamento

Lo prometió y lo cumplió con creces.

«¡ESPAÑOLES!

A cuantos sentís el santo amor a España, a los que en las filas del Ejército y la Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio de la Patria, a los que jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la Nación os llama a su defensa.

La situación de España es cada día que pasa más crítica. La anarquía reina en la mayoría de sus campos y de sus pueblos; autoridades de nombramiento gubernativo presiden, cuando no fomentan, las revueltas. A tiros de pistolas y ametralladoras se dirimen las diferencias entre los bandos de ciudadanos, que, alevosa y traidoramente, se asesinan, sin que los poderes públicos impongan la paz y la justicia.

Huelgas revolucionarias de todo orden paralizan la vida de la Nación, arruinando y destruyendo sus fuentes naturales de riqueza y creando una situación de hambre que lanzará a la desesperación a los hombres trabajadores.

Los monumentos y tesoros artísticos son objeto de los más enconados ataques de las hordas revolucionarias, obedeciendo a las consignas que reciben de las Directivas extranjeras, que cuentan con la complicidad o negligencia de gobernadores monteriles.

Los más graves delitos se cometen en las ciudades y en los campos, mientras las Fuerzas de Orden Público permanecen acuarteladas, corroídas por la desesperación que provoca una obediencia ciega a gobernantes que intentan deshonrarlas. El Ejército, la Marina y demás Institutos armados son blanco de los soeces y calumniosos ataques, precisamente por aquellos que deben velar por sus prestigios.

Los estados de excepción y alarma sólo sirven para amordazar al pueblo y que España ignore lo que sucede fuera de las puertas de sus villas y ciudades, así como para encarcelarla a los pretendidos adversarios políticos.

La Constitución, por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse total; ni igualdad ante la Ley, ni libertad, aherrojada por la tiranía, ni fraternidad; cuando el odio y el crimen han sustituido al mutuo respeto, ni unidad de la Patria, amenazada por el desgarramiento territorial más que por regionalismo que los propios poderes fomentan; ni integridad y defensa de nuestras fronteras, cuando en el corazón de España se escuchaban las emisoras extranjeras que predican la destrucción y el reparto de nuestro suelo.

La Magistratura española, que la Constitución garantiza, igualmente sufre persecuciones que la enervan o mediatiza y recibe los más duros ataques a su independencia.

Pactos electorales, hechos a costa de la integridad de la propia Patria, unidos a los asaltos a Gobiernos Civiles y cajas fuertes, para falsear las actas, formaron la máscara de la legalidad que nos preside. Nada contuvo la apetencia de Poder; destitución ilegal del moderador; glorificación de la revolución de Asturias y de la separación catalana; una y otra quebrantadoras de la Constitución que, en nombre del pueblo, era el Código fundamental de nuestras Instituciones.

Al espíritu revolucionario e inconsciente de las masas, engañadas y explotadas por los agentes soviéticos, que ocultan la sangrienta realidad de aquel régimen que sacrificó para su existencia veinticinco millones de personas, se unen la malicia y negligencia de Autoridades de todo orden que, amparadas en un Poder claudicante, carecen de autoridad y prestigio para imponer el orden y el imperio de la libertad y la justicia.

¿Es qué se puede consentir un día más el vergonzoso espectáculo que estamos dando al mundo?

¿Es qué podemos abandonar a España a los enemigos de la Patria, con un proceder cobarde y traidor, entregándola sin lucha y sin resistencia?

¡¡Eso no!! Que lo hagan los traidores, pero no lo haremos quienes juramos defenderla.

Justicia e igualdad ante la Ley os ofrecemos. Paz y amor entre los españoles. Libertad y fraternidad exentas de libertinaje y tiranía. Trabajo para todos. Justicia social, llevada acabo sin enconos ni violencias y una equitativa y progresiva distribución de la riqueza sin destruir ni poner en peligro la economía española.

Pero, frente a eso, una guerra sin cuartel a los explotadores de la política, a los engañadores del obrero honrado, a los extranjeros o a los extranjerizantes, que directa o solapadamente intentan destruir a España.

En estos momento es España entera la que se levanta pidiendo paz, fraternidad y justicia; en todas las regiones, el Ejército, la Marina y Fuerzas de Orden Público se lanzan a defender la Patria. La energía en el mantenimiento del orden estará en proporción a la magnitud de las resistencias que se ofrezcan.

Nuestro impulso no se termina por la defensa de unos intereses bastardos, ni por el deseo de retroceder en el camino de la Historia, porque las Instituciones, sean cuales fueren, deben garantizar un mínimo de convivencia entre los ciudadanos que, no obstante las ilusiones puestas por tantos españoles, se han visto defraudadas, pese a la transigencia y comprensión de todos los organismos nacionales, con una respuesta anárquica, cuya realidad es imponderable.

Como la pureza de nuestras intenciones nos impide el yugular aquellas conquistas que representan un avance en el mejoramiento político-social, y el espíritu de odio y venganza no tiene albergue en nuestros pechos, del forzoso naufragio que sufrirán algunos ensayos legislativos, sabremos salvar cuanto sea compatible con la paz interior de España y su anhelada grandeza, haciendo reales en nuestra Patria, por primera vez, y por este orden la trilogía FRATERNIDAD, LIBERTAD E IGUALDAD.

Españoles: ¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!»

«¡¡¡VIVA EL HONRADO PUEBLO ESPAÑOL Y MALDITOS LOS QUE EN LUGAR DE CUMPLIR SUS DEBERES TRAICIONAN A ESPAÑA!!!»


7 respuestas a ««El manifiesto de Las Palmas» de Franco: insuperable… como su testamento»

    1. Se supone «Uno que pasaba por aqui» que eres un ferviente «democrata» y partidario de la «libertad de expresion», pues si es asi, permite que los que piensan como el Espanol Digital» publiquen lo que quieran siempre sin ofender a nadie.
      No es su caso, ya que escribe una frase que ofende a muchos que no piensan como usted.
      Perdon por las tildes pero mi teclado no puede con ellas…
      I. Caballero
      Donostiarra y carlista.

      1. Amiguito ‘Caballero’: si tuvieras perspicacia, te habrías dado cuenta que terminaba mi brevísimo comentario con un ‘Aes’, lo cual descarta la suposición de ‘ demócrata ‘ y demás. Cómo supongo que no tienes ni idea de lo que significa, investiga por ahí.
        Mi pregunta se debía al hecho de la entrada en vigor de la ley totalitaria que no necesita indicar cuál es.

        CAFE!!!

        1. Me imagino que te refieres al proyecto de AES de almacenamiento de energia en California en el que por mis conocimientos de las macropilas de almacenamiento de vanadio REDOX he colaborado desde hace bastante tiempo, por mis conocimientos en ese tipo de pilas como Ingeniero Industrial Superior.
          I Caballero es
          Ingeniero Industrial Superior, Matematico, Master en Prevencion de Riesgos y ex-profesor de Proyectos Industriales en la ET de ING. IND. de SAN SEBASTIAN

  1. Pero…, ¿no es de los malvados franquistas de quienes debemos tener miedo?

    Sinceramente, dado que todavía vivimos bajo un supuesto régimen monárquico-constitucional, que ampara -legalmente, al menos- la libertad de expresión: ¿no le parece que es su inquietante pregunta la que debiera inspirar temor y perplejidad a cualquiera que la leyese?

  2. HOY, 19 de julio y a esta hora, las 13 H 00, en 1936, mi padre entregaba a D. Emilio Mola y Vidal la orden de SUBLEVACION firmada por mi abuelo el marino de guerra guipuzcoano José M. Caballero Aldasoro, organizador y estratega de LA SUBLEVACION cuyo Director fue Mola y diciéndole/ «Mi General se SUBLEVA ahora mismo».
    La SUBLEVACION de DIOS y de la PATRIA sin injerencias ni influencias de nadie (y sin TRILOGIAS MASONICAS, de LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD), la SUBLEVACION de 76.000 requetés y otros patriotas de Falange Espanola y de Renovacion Espanola.
    Recemos por todos ellos, por nuestros martires y que DIOS NUESTRO SENOR los reciba en su seno.
    I. Caballero
    DOnostiarra y carlista

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