El mayor milagro que jamás ha existido ni existirá
Son incontables los milagros que nos narra el Evangelio, y aún así nos dice que hubo tantos que no habría espacio para relatarlos. Son incontables los milagros que conocemos a lo largo de los dos mil años de historia desde la venida de Nuestro Señor. Los hay que consideramos pequeños y los hay que nos siguen dejando perplejos, atónitos. Milagros fueron y son la curación de enfermedades desde un simple pero molestísimo catarro hasta cánceres galopantes. Desde conversiones que jamás consideramos posibles por lo recalcitrante del personaje, hasta incluso resurrecciones de muertos. También ha habido numerosas batallas perdidas de antemano que fueron ganadas por milagros patentes. Los milagros que Nuestro Señor hizo, hace y seguirá haciendo cada día, los veamos o no, seamos conscientes de ellos o no nos demos cuenta, son ingentes. Hasta la vida es ya en sí un inmenso milagro. Que el mundo, el Universo, la Creación sigan es también un milagro impresionante.
Bien está todo lo anterior.
Pero para nosotros, hay un milagro que supera y con creces a todos los hechos y por hacer. Cuando meditamos sobre él no conseguimos salir de nuestro asombro. Es más, nos sobrecogemos. Una y otra vez volvemos a él. Confesamos que ha llegado a quitarnos el sueño. Para nosotros es el milagro de los milagros, el no va más, el acabose. La prueba más contundente, extraordinaria, sublime y definitiva del poder de Dios, así como de su bondad, misericordia y amor por sus criaturas a pesar de su deslealtad.
¿Cuál es ese milagro? Pues el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Porque es maravilla de maravillas que Dios se hiciera hombre, que lo infinito se hiciera finito, que la inmensidad se hiciera pequeña, que el poder absoluto se hiciera debilidad, que lo intocable se hiciera palpable, que lo inmaterial se hiciera materia, que el todo se hiciera nada, que lo más grande se hiciera lo más pequeño, que el Creador se hiciera criatura. Es el milagro de los milagros, la prueba esencial de quien es Dios y de cuánto ama a sus criaturas sin excepción.
Piénsenlo por un instante. No sabemos si a ustedes, pero a nosotros nos quita el sueño.
¡Feliz sublime milagro de la Navidad!

Precioso, gracias
Feliz Navidad!
Jesús empleó los milagros para llamar la atención sobre sus palabras, que son las del Padre: su Mensaje, contrato, alianza con el nuevo Israel, el de los nuevos invitados «de los caminos». Los milagros solo son una herramienta para llegar a los nuevos elegidos que dejaron de ser gentiles, para sentarse con Abraham y los suyos; por contraposición a los nuevos gentiles que (por culpa de los labradores arrendatarios asesinos que dicen representarles), dejaron de ser elegidos y, ya no fueron más el pueblo de Dios (Daniel) tras matar a su Mesías (Maimónides).
Por cierto,
De como se puede adulterar el Odre Nuevo – Sostenella e no enmendalla (la 13, con la E invertida de Bergóglio)
Anoche, entre el 24 y el 25 de diciembre del dos mil veintidós, estuve viendo una película sobre Jesús, el Cristo o Mesías (la presencia de Dios en la Tierra), que no había visto aún. Ahora veo, un día después, en Wikipedia, que se trata de una miniserie anglo-italiana “Jesús de Nazareth”, dirigida por el masón homosexual (Berlusconi/P2) Franco Zeffirelli; caballero honorario del Imperio Británico… que se decía católico (un marrano/mentiroso). En el 2004, Berlusconi le encargó la escenografía de la firma de la (masónica) Constitución Europea. La serie se estrenó en medios protestantes, y se extendió como la peste al resto de quienes se dicen cristianos.
Mantuve, contra mi convicción, el canal encendido mientras se pronunciaba innumerables veces el nombre de Dios en vano (en casi cualquier película sucede, momento en el que normalmente cambio de canal o apago el chisme; y no solo en vano, sino maliciosamente, como en este caso); mantuve la reproducción pues me llamó poderosamente la atención la acertada interpretación, el cuidado escenario, la indumentaria y, en general, el respeto a las costumbres de la época y el lugar. De hecho, la escena (2.19.21 de este video de YouTube) del encuentro entre el rudo y desengañado Pedro y el vividor Mateo, me conmovió, cuando en la fiesta de este último, entre pecadores sumidos en el vicio, el Cristo arrebató sus respectivos corazones, y los de todos los presentes, mediante la parábola del Hijo prodigo (el encuentro entre los dos hijos de Dios, los hermanos Mateo y Pedro, en este caso; el que regresó tras gastarse su parte de los dones que le fueron dados en mal vivir, y el que siempre obedeció trabajo sin premio alguno). Así que seguí viéndola, a sabiendas y esperando, el momento que sabía certeramente, llegaría tarde o temprano, y que como sucedió, no sería uno solo (hasta el punto de tener que apagar la tele, al poco). Pero, como muestra, un botón:
La escena en que un joven rico le alcanza entre la multitud (3.02.26 de este video de YouTube), y le pregunta que ha de hacer para entrar en el Reino de los Cielos (en la Vida eterna, tras la muerte). Aquí, en la película, se simplifica la respuesta descaradamente, es decir, se emplea una media verdad, ocultando y falseando lo que dijo Jesús, o sea, el Padre, que obra en él. No es por economía, como pudiera parecer, es maldad. Se dice en la película:
Para entrar debes dar todo lo que tienes y seguirme… eso es una mentira como una montaña de grande. La conversación, según Mateo, sucede de forma muy distinta:
Mateo 19-16 – El joven rico. “Si quieres entrar en la Vida, guarda los Mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no mentirás, honrarás a tus padres y querrás al prójimo como a ti mismo”.” PUNTO (y, por cierto, esos son los verdaderos mandamientos). Por tanto, guardar los Mandamientos es lo necesario para entrar en la Vida como mies; formando parte de una familia cristiana, para darle sus frutos; hijos cristianos, al Padre.
Después, el joven rico le dijo que todo eso lo cumplía, y que, qué podía hacer de más para ganar méritos en la Vida eterna (un tesoro en el cielo). Entonces, el Hijo del hombre, el Padre; le respondió: “Si quieres buscar la perfección, vende tus bienes y dalo a los necesitados; ven y sígueme (imitándome hasta la muerte, si es preciso). Eso ya no es para aprobar, eso es notable o sobre saliente; y no es como mies, sino como sembrador de mies, como pescador de hombres; sin familia ni nada que te ate a este mundo.
Como sabe casi todo alumno, el que va a por el cinco, suspende, y el que va a por notable, saca cinco, en el mejor de los casos. Por eso añadió Jesús que, es muy difícil que quien esta comprometido con las riquezas consiga tan siquiera aprobar… pero dijo más; que para el Padre nada hay imposible (ni siquiera eso), y con ello dejó abierta la puesta a que incluso algún rico lo haya conseguido, seguramente.
Por tanto, no solo es mentira, sino que es criminal pues el que desvía a la mies, a sabiendas, de la Salvación. Claramente el novus ordo de los labradores arrendatarios de turno, emplean los evangelios para llevar el cristianismo a lo que no es, una reivindicación proletaria comunista esclavista, atea.
Otro momento clave, que pasa como un rayo, pero ahí está, abundando en lo mismo; es cuando se prometen riquezas en esta vida. Mateo matiza bien las cosas, no como los otros evangelistas (o los que manipularon sus palabras). Ningún premio material se nos dará en esta vida por obrar cristianamente, ni ningún castigo por obrar el mal. Todos seremos juzgados en su momento, y solo entonces recibirá cada cual lo que merece. En esta vida cada uno parte con unos dones y afronta unas pruebas. El príncipe encargado de este mundo nos las pone; el ángel caído por su soberbia.
Se añaden diálogos sin importancia a veces, inventados, supuestamente para dar coherencia y realismo, pero otras veces son claramente dañinos, como cuando Juan al bautizar a Jesús pronuncia las palabras que en realidad resuenan en el firmamento: Son, nada menos, que las del propio Padre; y no por boca del Hijo. Esa es una licencia, intolerable y sacrílega.
Para esta película, los amos anglo sionistas nazis (mediante sus lacayos masones de izdas y dchas) dispusieron varios momentos claves como este, a intercalar en un argumento que había de percibirse como totalmente coherente, como nunca antes. Para lo cual pusieron todos los medios posibles, incluyendo un interminable plantel de actores de renombre (Anne Bancroft, Ernest Borgnine, James Farentino, Tony Lo Bianco, Donald Pleasence, Christopher Plummer, Anthony Quinn, Fernando Rey, Rod Steiger, Peter Ustinov, Michael York, Ian Holm, Claudia Cardinale, James Manson, Laurence Olivier, etc). De forma que calase en el subconsciente de la audiencia cada escena, con esos mismos diálogos, y no otros. Por encima, incluso y por supuesto, de los mismos evangelios, a sabiendas de que el hecho de tener que leerlos, espanta a la inmensa mayoría (entre la que he estado incluido durante la mayor parte de mi vida), por una especie de pereza asociada infantilmente al esfuerzo intelectual del joven estudiante apabullado por el mar de palabras que se le viene encima (mientras piensa absorto, en el recreo), que todos llevamos dentro.
Hay que matizar el hecho de que la adulteración de la nueva alianza no es nueva, ni reciente, sino que empezó desde el minuto cero, con la llegada del mesías a la vida social de la época, desde el momento que se empezó a enfrentar a los labradores arrendatarios de turno, la élite que dice representar al pueblo judío y lo conduce al error desde el mismo Abraham; la que adulteró previamente el odre viejo, gastado por este motivo. Así, a veces, precisamente en puntos cruciales que hoy se emplean para avanzar en el novus ordo, no nos ha llegado la verdad entera (verdadera) en ningún otro evangelista, como en el minucioso Mateo. Lucas y Marcos si hablan de premios en este mundo, cosa que canta la traviata respecto a la médula de la doctrina, del Mensaje. Y no digamos ya Juan, que va por libre y ni siquiera recuerda la Transfiguración de la que fue testigo. El que nos habla en plan cabalístico… de la Apocalipsis; sin comentarios.
De hecho, Marcos no conoció a Jesús (solo lo que supuestamente Pedro le contó; y Lucas igual o peor, porque solo sabía de Jesús, lo que Pablo, que tampoco le conoció, le contó). Y ambos evangelistas se atreven “casualmente con idéntica versión” (no lo creo… más bien diré que su evangelio pasó por otras manos en algún momento) a discrepar de Mateo, que si le conoció, y fue uno de los primeros Discípulos. Dicen Marcos y Lucas en sus pseudo evangelios (con matices puntuales que los desvirtúan… esta miniserie abunda en lo mismo):
– Maestro, ¿que haré para poseer la Vida eterna?
– Cumple los Mandamientos.
– Los cumplo.
– Una cosa más te falta… (de donde narices se sacan este burdo añadido)
– Vende todo, dalo a los pobres y sígueme, ¡tomando la cruz!… (pero de que vas, chaval); de ser así, nadie entraría en la Vida ni nadie tendría familia ni, por tanto, hijos. El marrano que reescribió esto (que con toda seguridad no fue Marcos, o, en todo caso, no vino de Pedro), confunde (interesadamente) la mies con el que la siembra. La familia cristiana con el pastor. Al que escucha con el que predica.
Moraleja, hay que seguir el Evangelio de Mateo, que, no por casualidad era un escriba, y transcribió lo que vio y escuchó. Todo lo que dice su Evangelio (versión del Mensaje Divino), encaja. Es por tanto (las palabras del Hijo que en él se recogen), la Vara de medir los demás, y cualquier otra cosa. A ser posible en una Vulgata latina original (traducción directa de los textos originales en griego).
EL QUE TENGA UNA VULGATA LATINA, QUE LA GUARDE BIEN PORQUE VAN A ESCASEAR CADA VEZ MAS, Y LLEGARA EL DIA EN QUE ESTEN PROHIBIDAS. CADA VEZ SERAN MAS CLARAS Y ESCANDALOSAS LAS DISCREPANCIAS CON LAS QUE VAYAN APARECIENDO. VAMOS DE CABEZA A LA GRAN TRIBULACION, SI ES QUE NO ESTAMOS YA EN ELLA (PLANDEMIA GENOCIDA 20-30)
En otro orden de cosas, artísticamente, la escena del baile de Salomé, que estoy pasado al doble de velocidad (en busca de la escena, motivo de mi comentario), mejora considerablemente en plan orgía satánica de esta manera; de mediocre y soso, a genial. El mal es irreflexivo y ataca así, violenta y rápidamente; como en un sueño, como en una pesadilla; fruto de la pasión genética.
Feliz Navidad 2022