El pecado oculto del capitalismo
El hombre moderno ha perdido la conciencia del pecado y por lo tanto la capacidad de pensar, de analizar la realidad bajo una recta cosmovisión cristiana. La actual crisis económica se debe en gran parte a una profunda crisis de virtudes, mejor dicho a la pérdida de los grandes ideales cristianos y al auge de las ideologías. Las democracias liberales propician un capitalismo salvaje que deshumaniza y degrada al hombre, esclavo del trabajo y del materialismo consumista. El sistema capitalista está corrupto desde su raíz, pues dentro de sus reglas del juego hay principios morales viciados como la permisión de la usura, grave pecado condenado por la Iglesia y al que hoy en día no se le da la importancia que se debiera.
El Profesor Daniel Marín Arribas es economista profesional y Master en Doctrina Social de la Iglesia. Está doctorando con una tesis sobre la usura y el sistema capitalista. En esta entrevista analiza en profundidad la malicia de la usura y sus consecuencias.
¿Qué se entiende concretamente por usura?
La usura es todo interés cobrado en virtud de un préstamo dinerario y está condenada por la Ley Natural y la Ley Divina.
¿Cómo está presente la condena de la usura en la Sagrada Escritura?
En la Sagrada Escritura aparecen condenas diversas. La Ley Antigua era tajante afirmando su condena. Aparece en Códigos legislativos como el Deuteronomio o el Levítico y la secundan profetas y reyes como Ezequiel o David. El Pueblo de Dios, antes el pueblo de Israel, siempre la persiguió, y el Pueblo de Dios, ahora el pueblo cristiano congregado en la Iglesia de Dios, que es Una, Santa, Católica y Apostólica, también; desde el mismo Cristo, hasta los primeros Padres, los Pontífices y los Santos y Doctores.
¿Dónde radica la gravedad del pecado de la usura?
Es un pecado que atenta directamente contra la virtud de la Justicia, es una injusticia radical, de raíz, pues parte de la negación de la ley natural, que dicta la gratuidad del préstamo dinerario. En ella, además, van implicados otros vicios como la avaricia, la falta de templanza en la sed de riquezas materiales, o la inmisericordia. Asimismo, deja un reguero de desequilibrios en el reparto de la riqueza que provoca que unos pocos capitalistas acumulen grandes sumas de dinero a costa de una gran masa de endeudados que viven cada vez más pauperrimamente. Los datos no engañan: en las regiones donde se instala la usura como norma económica se da con mayor profusión el famoso esquema paretiano 20-80, es decir, un 20% de la población posee el 80% de la riqueza, y un 80% debe subsistir con el otro 20%. Esto no es sano y suele abrir la puerta en democracias liberales a partidos de corte socialista, que lejos de arreglar los problemas, los intensifican más con un Estado ineficiente que se sitúa como otro actor más de la iniquidad. El resultado final se ejemplifica con lo que hoy padecen nuestras sociedades occidentales: Estados hiper-endeudados que imponen a sus ciudadanos una fiscalidad extractiva de más de la mitad de sus rentas, y entidades financieras que crean una estructura de precios inflados sobre bienes tan básicos como la vivienda que no se consiguen pagar sino hasta después de esclavizarse durante décadas. Además, en estos casos las víctimas saldan al usurero al principio más intereses que capital a través de un sistema de amortización conocido como «el francés», que no hace otra cosa que garantizar al acreedor el cobro de su usura a la vez que alarga la vida de la deuda…
Sus consecuencias por tanto son tremendas…
Así es y dicho esto, quiero mencionar también que la usura, en otros de sus efectos, acaba siendo una grave amenaza sobre la propiedad privada. Y ésta, precisamente era la crítica que autores como Chesterton hicieron al capitalismo y al socialismo como agresores de la misma: sistemas donde unos pocos recaban para sí todo el nervio económico de una sociedad. Igualmente otros autores sin hablar en términos modernos de «capitalismo» y «socialismo» denunciaron este hecho de cómo con la usura unos pocos iban quedándose con la mayoría de la propiedad privada. A tal caso se me vienen a la memoria Padres de la Iglesia como San Juan Crisóstomo o grandes doctores tomistas de cuño hispano como el dominico Francisco de Vitoria, quien en los albores del capitalismo en el siglo XVI denunció lapidariamente desde su cátedra de Salamanca: «¡Para que veamos cuán malo es el pecado y el oro; para que veamos cuánto mal se seguiría si por todas partes fueran permitidos los usureros! ¡Ciertamente dominarían el orbe!»
¿Qué naciones o religiones la han practicado sin ningún escrúpulo a lo largo de la Historia?
Sin tener grandes conocimientos de historia antigua, en la Roma pagana se debían practicar con asiduidad, pues sí es conocido que en ciertas épocas se dio un indulto general de deudas. También ocurría esto en el pueblo judío, como recordó el Papa Francisco en una de sus audiencias generales. No obstante, en la Modernidad la nación que ha llevado la bandera de la usura ha sido principalmente Inglaterra con su hijo Norteamericano, y otras, que se suman a esta cabecera son Holanda, de tradición mercantil, y Francia tras irrumpir fuertemente el liberalismo con la Revolución de la guillotina.
¿Por qué en los últimos años se da también entre los católicos?
Creo que principalmente se debe al desconocimiento. La grey católica al final escucha y aprende de sus párrocos, y éstos a su vez en los seminarios de sus profesores; ni unos ni otros se ponen de manera genérica a desempolvar viejos tratados que duermen en las estanterías de bibliotecas antiguas ni tampoco a estudiar documentos de hace siglos. Al final la fuente de lectura primaria es el Concilio Vaticano II y el Catecismo ordenado elaborar por el Papa Juan Pablo II. En ninguno de ellos se hace mención explícita del pecado de la usura desarrollando su significado tradicional. No obstante, sería un error buscar en estos dos elencos de textos el origen del problema. Desde los siglos XVIII y XIX se viene omitiendo por parte de las autoridades de Iglesia una predicación tan radical sobre este tema como la que hacían los Padres de la Iglesia, los mismos profetas veterotestamentarios, o los propios teólogos católicos de la Escuela de Salamanca.
¿En qué casos concretos, profesiones…se da la usura en nuestros días?
Es sencillo de responder: En todas aquellas que tienen que ver con el sistema financiero.
¿Cómo la fomenta el capitalismo liberal?
La fomenta desde su esquema filosófico-moral donde coloca a la libertad por encima de la ley natural, y por supuesto de Dios legislador. Según el liberalismo económico los contratos no deben tener un sustrato de justicia natural, sino que la voluntad de la partes es suficiente constitutivo para la validez y justicia de los mismos. De ahí el sistema capitalista, de ahí la condena de la Iglesia al mismo, y de ahí que se instale la usura, entre otros diversos males, como estructura de pecado en su funcionamiento.
¿Cómo debemos actuar para no ofender a Dios por ello y denunciando este gran pecado?
Uno de los primeros principios de la ley natural, y por tanto de la voluntad de Dios, es obrar el bien evitando el mal, y otro practicar obras de misericordia entre las que se encuentra la de corregir al errado. Así debemos actuar: Evitando practicar las usuras, evitando que nuestros prójimos las practiquen, y enseñando que éstas son un grave pecado, un pecado mortal que conduce en la otra vida al «llanto y rechinar de dientes» tras el juicio y castigo divino (Lc 13, 28).

Interesante tema… la usura se encuentra en todo el antiguo testamento y debe tener una reflexión especial en nuestros tiempos. Hoy en día el sistema liberal es incapaz de pensar en estas cosas como pecado, el liberalismo es el adalid de la usura (yo te presto si tú «aceptas» mis condiciones… y luego las cumples a rajatabla; eres «libre» de pedir prestado ó no, pero luego debes cumplir el contrato ó ir a la cárcel).
Sin embargo hay que definir «USURA». En principio diría que usura es un préstamo con condiciones abusivas y aprovechando una condición de extrema necesidad del que pide. Un matrimonio jóven que consigue una hipoteca al 3% y a 30 años (y que si son insolventes sencillamente no pagan) no es víctima de la usura. Más bien tienen el privilegio de recibir un préstamo en buenas condiciones y a muy largo plazo. Otra cosa sería esos otros préstamos para el «consumo»(a corto plazo de devolución y con alto interés), que puede incurrir en ellos una persona ludópata y arruinar el futuro a corto plazo de su cónyuge y de sus hijos… el culpable es el ludópata pero también el prestamista y el legislador/organismo de control financiero que lo permiten.
Hoy en día no es fácil que se dé la usura en proporciones masivas (más bien son casos muy concretos que pasan desapercibidos). La usura es aprovecharse de una persona en una situación de necesidad… y eso puede hacerse con un préstamo en condiciones abusivas y fraudulentas, pero también de otras muchas maneras.
Ha sido una vergüenza que los políticos corruptos de la partitocracia hayan arruinado las CAJAS DE AHORRO con pérdidas de miles de millones de euros (las cajas de ahorro eran precisamente para dar crédito a las familias humildes en buenas condiciones y sin avales), y le hayan dejado después el camino expedito a los bancos comerciales (que también son necesarios) eliminando su competencia más directa.
En todo caso gracias a Don Javier y Don Daniel por su guía espiritual en este silenciado y olvidado asunto de la usura. Y gracias también al Español Digital, ¡la verdad sin complejos!.
Otro caso de «usura» sería el IMPUESTO DE SUCESIONES. Miles de andaluces heredan una propiedad pero no tienen la «liquidez» necesaria para pagar el impuesto de sucesiones y donaciones (que en muchos lugares actúa como un impuesto confiscatorio). La persona no puede pagar el impuesto y el inmueble pasa a manos del Estado, en este caso de la comunidad autónoma.
Luego el inmueble va a una subasta donde una mafia de «subasteros» lo compran a bajo precio extorsionando y excluyendo a otros posibles compradores de forma gangsteril. Todo queda «en casa»… el político llena sus deficitarias arcas y la mafia de subasteros expolia a los legítimos propietarios.
Esto es usura. De manera sutil e indirecta, pero le estás quitando su patrimonio a una persona sin demasiados recursos para quedártelo tú (político y subastero) de manera ilegítima. Los tiempos cambian y las formas de robar a la gente también.