El plan de «último recurso» a largo plazo de Kiev para volar la presa de Nova Kakhovka
Un día después de que la tan anunciada contraofensiva ucraniana pareciera haber fracasado, casi antes incluso de haber comenzado, la importante presa de Nova Kakhovka de la región de Kherson, ocupada por Rusia, es bombardeada repentinamente, lo que provoca evacuaciones masivas mientras las inundaciones se extienden por toda la región.
Ambas partes se acusan mutuamente del ataque que pone en peligro decenas de miles de hogares e incluso podría amenazar la seguridad de la mayor central nuclear de Europa (la de Zaporiyia).
Sin embargo, conviene recordar que, como escribió Raul Ilargi Meijer por dos veces el año pasado (aquí y aquí), funcionarios ucranianos ya trataron entonces sobre los planes de Kiev para volar la presa.

La destrucción parcial de la presa de Nova Kakhovka el martes por la mañana provocó que Kiev y Moscú intercambiaran acusaciones sobre quién tiene la culpa, pero un informe publicado por el Washington Post a finales de diciembre de 2022 da credibilidad a la versión de los hechos que defiende el Kremlin.
Titulado «Inside the Ukrainian counteroffensive that shocked Putin and reshaped the war» («Dentro de la contraofensiva ucraniana que conmocionó a Putin y reconfiguró la guerra»), los periodistas del Washington Post dijeron entonces que el comandante ucraniano que dirigió la contraofensiva de Kherson en noviembre de 2022, el General de División Andrey Kovalchuk, admitió, de forma sorprendente, haber planeado semejante crimen de guerra:
«Kovalchuk consideró la posibilidad de inundar el río. Los ucranianos, dijo, incluso llevaron a cabo un ataque de prueba con un lanzador HIMARS contra una de las compuertas de la presa de Nova Kakhovka, haciendo tres agujeros en el metal para ver si el agua del Dniéper podía elevarse lo suficiente como para impedir su cruce por los rusos, pero sin inundar los pueblos cercanos. La prueba fue un éxito, dijo Kovalchuk, pero la medida siguió considerándose sólo como último recurso. Así es que se pospuso». (Washington Post) [AQUÍ el vídeo grabado por los ucranianos del disparo de «prueba» del año pasado descrito por el Washington Post].
Su comentario acerca de que «la medida siguió considerándose sólo como último recurso» es de capital importancia recordarla ahora, teniendo en cuenta que la primera fase de la contraofensiva de Kiev respaldada por la OTAN fracasó por completo el lunes, según el Ministerio de Defensa ruso. Al igual que Ucrania lanzó su invasión indirecta de Rusia a finales de mayo para distraer la atención de su derrota en la batalla de Artyomovsk, podría estar hac iendo ahora lo mismo con el crimen de guerra planeado por Kovalchuk para distraer la atención de su nueva derrota.
La explicación anterior tampoco es tan descabellada como algunos podrían pensar en un principio. Al fin y al cabo, uno de los preceptos de la teoría de la complejidad es que las condiciones iniciales al comienzo de procesos no lineales pueden influir desproporcionadamente en el resultado. En este contexto, la primera fase fallida de la tan anunciada contraofensiva de Kiev corría el riesgo de arruinar toda la campaña, lo que podría haber llevado a sus planificadores a emplear el «último recurso» de Kovalchuk para introducir una variable inesperada en la ecuación que pudiera mejorar sus posibilidades atenuando el fracaso de la ofensiva.
Rusia tuvo más de 15 meses para atrincherarse en las antiguas regiones orientales y meridionales de Ucrania mediante la construcción de diversas estructuras defensivas y los correspondientes planes de contingencia para mantener su control sobre esos territorios. Por lo tanto, incluso la contraofensiva más bien preparada y pensada no iba a ser un paseo militar, contrariamente a las expectativas de la opinión pública occidental, lo que explica por qué la primera fase acaba de fracasar.
Esta prueba de la realidad echó por tierra las ilusiones de Kiev, ya que demostró que el plan original de invadir la Línea de Contacto conlleva unos costes considerables que reducen las posibilidades de éxito, a menos que ocurriera algo grave detrás de las líneas rusas que «distrajera» a los defensores rusos. Ahí radica la razón estratégica de la destrucción parcial de la presa de Nova Kajovka el martes por la mañana, exactamente como Kovalchuk demostró a finales del año pasado que es posible llevarla a cabo, según admitió él mismo al Washington Post.
El primero de los objetivos de Kiev al que ha servido este atentado terrorista fue suscitar la preocupación mundial por la seguridad de la central nuclear de Zaporiya, controlada por Rusia, que depende para su refrigeración del agua del embalse de Nova Kakhovka. El Organismo Internacional de la Energía Atómica declaró que «no hay riesgo inmediato para la seguridad nuclear», pero no puede descartarse más adelante. Si se produjera una crisis, podría además sumir en el caos las defensas de Rusia en el norte de la región de Zaporozhye.
El segundo objetivo es que las zonas río abajo de la región de Kherson, divididas entre Kiev y Moscú, han quedado inundadas. Aunque el agua podría retirarse al cabo de algún tiempo, esto podría complicar los planes defensivos de Rusia a lo largo de la orilla izquierda del Dniéper. Junto con las consecuencias relacionadas con el primer escenario, esto significa que una parte significativa del frente ribereño detrás de la Línea de Contacto podría debilitarse facilitando la siguiente fase de la contraofensiva de Kiev.
El tercer objetivo es que, de hecho, el alcance geográfico de la «operación de debilitamiento no convencional» de Kiev podría incluso ampliarse a Crimea debido a la amenaza que el ataque terrorista del martes por la mañana podría suponer para el suministro de agua de la península a través de su canal epónimo. El gobernador regional dijo que por ahora sigue habiendo suministros suficientes, pero que los próximos días revelarán el nivel de riesgo. Aunque Crimea ha logrado sobrevivir al bloqueo del canal por Kiev durante ocho años, no cabe duda de que esta evolución es desventajosa para Rusia.
El cuarto objetivo estratégico se basa en los tres ya citados y se refiere al componente de guerra psicológica de este ataque. En el frente exterior, la propaganda de Kiev según la cual Moscú es culpable de «ecocidio» fue amplificado por los principales medios de comunicación –a pesar de la admisión condenatoria de Kovalchuk al Washington Post en diciembre pasado– con el fin de maximizar la presión global sobre Rusia, mientras que el frente interno está dirigido a sembrar el pánico en las antiguas regiones de Ucrania con la intención de ablandar aún más las defensas de Rusia allí.
Y, el quinto objetivo, por último, es estratégico, pues la destrucción parcial de la presa de Nova Kajovka puede provocar que Rusia se vea abocada a un dilema. La «operación de debilitamiento no convencional» de Kiev a lo largo de la Línea de Contacto Kherson-Zaporiya podría dividir el enfoque actual del Kremlin de los frentes Belgorod-Kharkov y Donbass, lo que podría debilitar a uno de esos tres y así los ucranianos podrían, tal vez, arriesgarse a un avance. La situación defensiva podría complicarse aún más para Rusia si Kiev amplía el conflicto atacando también a Bielorrusia y/o Moldavia (esto último algo poco probable).
Para ser absolutamente claros, la dinámica militar-estratégica de la guerra por poderes entre la OTAN y Rusia en Ucrania sigue favoreciendo a Rusia por el momento, aunque esa es precisamente la razón por la que Kiev llevó a cabo el ataque terrorista del martes por la mañana en un intento desesperado de reconfigurarla a su favor. Esta evaluación se basa en la observación de que la victoria de Rusia en la batalla de Artyomovsk demuestra que es capaz de enfrentarse a la OTAN en la «carrera de la logística» y de «guerra de desgaste» en que la OTAN pone todas sus esperanzas.
Además, incluso el New York Times admitió que las sanciones de Occidente no consiguieron colapsar la economía de Rusia ni aislarla, e incluso algunos de los principales impulsores de tales sanciones (como el Canciller alemán Olaf Scholz, la ex miembro del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos Fiona Hill y el Presidente de Asuntos Globales de Goldman Sachs Jared Cohen) admitien ya públicamente que es imposible negar lo dicho, así como que debido a ello que hayan proliferado procesos multipolares durante los 15 meses transcurridos desde el inicio de la operación especial rusa, con el consiguiente beneficio para Moscú (y perjuicio para los EEUU).
La dinámica militar-estratégica descrita en los dos párrafos anteriores condenará inevitablemente a Occidente a la derrota en el mayor conflicto por delegación de la Nueva Guerra Fría hasta la fecha, a menos que algo importante ocurra inesperadamente para cambiarla, que es exactamente lo que Kiev estaba tratando de lograr con su último ataque terrorista.
La razón por la que pocos previeron esto es porque Kovalchuk admitió al Washington Post el pasado diciembre que su bando había planeado previamente volar parte de la presa de Nova Kakhovka como parte de su Contraofensiva de Kherson.
Por lo tanto, parecía impensable que Kiev acabara haciendo precisamente eso más de medio año después y que luego echara la culpa a Moscú cuando los propios medios de comunicación dominantes habían informado anteriormente de la existencia de los planes terroristas de Ucrania tras citar al mismo General de División que se jactó de ellos en su momento. El conocimiento de este hecho no cambia lo que sucedió, pero puede tener un poderoso impacto en la percepción que el público occidental tiene de este conflicto, razón por la cual el informe del Washington Post debería llamar su atención.
Para zerohedge

No se molesten: ¡ha sido Putin!
El mismo ha confesado que corneó a Manolete
«Según nuestras estimaciones, fue Rusia quien voló la presa», dijo el Ministro de Relaciones Exteriores de Israel.
🇬🇧»According to our estimates, it was Russia that blew up the dam,» Israel’s Foreign Minister said.
▫️@ENTRE_GUERRAS▫️
La mano que mece la cuna, como siempre (esa que le gusta tanto a VOX)
Los medios de comunicación, sobre todo los más grandes, sobre todo los USA, demócratas o republicanos son siervos del anglo sionismo, así como las marionetas Putin y Zelenski. El fin último trasciende con mucho esa guerra de larga duración, pero los muertos, como siempre, son de verdad. Como la plandemia o el clima, todo forma parte de la situación transitoria actual para la progresiva toma del control por un gobierno mundial de «expertos» (en la sombra).