«El prisionero de Annual»: el terrible y esclarecedor testimonio del Sgto. Fco. Basallo

Alfonso Basallo
Sgto. Fco. Basallo Becerra

Sobre la base del testimonio que dejó escrito del Sgto. Francisco Basallo Becerra y del verbal que le trasladó en conversaciones con su nieto, éste, el reconocido periodista Alfonso Basallo –cofundador de El Mundo, fue director del semanario Época y del diario digital Actuall, contertulio habitual en El gato al agua y Dando caña (Intereconomía) y autor de numerosos libros– nos trasmite las vivencias de su abuelo, cautivo a raíz del desastre de Annual, en un formato y con un lenguaje que hacen que, unido a lo que nos cuenta, el libro se lea del tirón y aún se quede uno con ganas de más.

En el verano de 1921, una de las harcas de Abd el-Krim asedia el campamento de Dar Quebdani. Cuando irrumpen en la plaza, los rifeños no respetan el pacto de capitulación, cogen las armas que los soldados han depuesto y los asesinan; a muchos de ellos, además, de forma inhumana haciendo gala de una crueldad inimaginable. En este punto arranca la peripecia del Sargento Fco. Basallo Becerra, que a sus veintiocho años queda, junto con sus compañeros, prisionero y a merced de sus inmisericordes enemigos, teniendo que hacer frente al infierno en vida que supuso para los que quedaron cautivos la derrota de Annual.

Por boca del Sgto. Basallo, cuyas andanzas africanas citó Valle-Inclán en Luces de bohemia, convirtiéndole en uno de los héroes más populares de la España de los años veinte, conocemos de primera mano las circunstancias terribles, y a veces indignas, de la derrota de Annual, del cruel asesinato hasta extremos inconcebibles de muchos de nuestros soldados ya rendidos –sus cadáveres aún estaban insepultos cuando se recuperó el territorio, siendo tal lo que acreditaban que el entonces Cte. Franco dio orden de que sólo los sanitarios, y no la tropa, viera aquel espanto–, de la cobardía de no pocos mandos  –quitarse las insignias haciéndose pasar por tropa, salvar la vida prometiendo que sus familiares pagarían un sustancioso rescate, etc.–, de la heroicidad hasta la muerte de otros y de la capacidad de resistencia de los que, como él, sobrevivieron. El libro constituye por todo ello una pieza imprescindible para completar con más detalle la imagen de aquel triste hecho histórico que tanta sangre y dolor costó, quedando injustamente ensombrecidos los actos heroicos que también los hubo.

Una respuesta a ««El prisionero de Annual»: el terrible y esclarecedor testimonio del Sgto. Fco. Basallo»

  1. 100 años después de este «desastre» (10.000 soldados muertos), pero también de este escenario de grandes gestos de heroísmo de oficiales y de soldados rasos, ni el Jefe del Estado, ni el Gobierno, ni la clase política (con la escasa excepción de VOX hasta cierto punto, no en toda su extensión), ni los altos mandos del Ejército, han aprendido nada de este desastre y de este tribute de sangre de oficiales y soldados españoles.
    Tendrá que pasar otro desastre como este de Annual, esta vez en Canarias, en Ceuta o en Melilla, para que entonces nos rasguemos las vestiduras como en el desastre del 98 (pérdida de Cuba y Filipinas), y las autoridades pongan cara de sorpresa como si esto ni se viera venir de lejos que estaba cantado que iba a pasar en Ceuta en Melilla y en todo lo demás, mientras las autoridades, como en el cuento de la cigarra y la hormiga, se vienen dedicando a cantar y a tocar la guitarra, en lugar de trabajar para evitarlo.
    Es lo que pasa cuando una nación está regida por mandos políticos y militares que si hubiera justicia estarían en cierta escalera subiendo adoquines, redimiendo pena por el trabajo.
    Existen muchas fotografías de aquellos oficiales que resultaron muertos, de aquellos soldados que murieron a miles o les rebanaron la garganta o les hicieron cosas aún peores después de rendirse.
    Se ha olvidado a estos héroes por los más, pero por los mandos militares, el Gobierno (los Gobiernos sin solución de continuidad) y el Jefe del Estado (éste y el anterior) se ha hecho algo peor que olvidarlos, en mi modesta opinión se les ha mancillado cada vez que hay un acto de homenaje a los caídos, porque es un acto no de homenaje sino de hipocresía y de vilipendio, porque se aparenta homenajearlos pero las políticas públicas y la dirección del camino que se adopta es todo lo contrario, para hacer estéril la sangre, el sacrificio y la vida que entregaron por España.

    El desastre de Annual sirve para muchas hacer muchas reflexiones, dos de ellas son éstas:
    – retrata hasta qué punto Zapatero es un miserable y un enemigo de España que pretendió dar subvenciones a los descendientes de las cábilas de asesinos de los soldados y oficiales españoles.

    – Y sirve para ver también las consecuencais y lo caro que se paga en sangre cuando el mando de las Fuerzas Armadas en lugar de dárselo a los mejores, militarmente hablando, se le da a los advenedizos lame botas de los políticos, como pasa hoy en España. Mientras todo se reduce a ser militares de salón, a acudir a cenas con al crem de la crem de la masonería y los medios de comunicación al servicio de la anti-España, cualquiera vale, o mejor dicho cuanto peor mejor, pero cuando se trata de prevenir para no tener que curar o cuando se trata de estar en campaña, no es lo mismo un Erwin Rommel , un Muñoz Grandes o un Tomás García Rebull, que un Gutiérrez Mellado o un López Calderón.
    Esto también lo enseña el «Desastre de Annual».

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