El ridículo de Inés Arrimadas

Ciudadanos es un partido que hace aguas por todas partes. Su deambular por la escena política nacional es verdaderamente lamentable. Sin duda alguna, estamos asistiendo al epílogo final de una formación que ya ha caducado en lo que se refiere a su discurso ideológico. Las mejores cosechas electorales ya son un lejano recuerdo y las últimas convocatorias electorales, gallegas y vascas, han puesto de relieve lo que aquí les señalo. Un nuevo reto para su lánguida subsistencia actual serán las próximas elecciones al Parlamento de Cataluña, feudo originario y lugar de procedencia de los naranjas. Los pronósticos no pueden ser más desfavorables y desesperanzadores para el porvenir del menguante séquito político de la heredera de Albert Rivera.

Fundado en 2006 en Barcelona, el 4 de marzo, en el teatro Tivoli, entre aromas   de regeneración y frescor juvenil, no creo que llegue a alcanzar las bodas de plata en unas buenas condiciones de vida política. Los funerales se irán sucediendo en los diversos territorios en los que presenten sus candidaturas, enterrando cualquier expectativa de recuperación y revitalización. Estamos asistiendo a una agonía prolongada de una organización que ha perdido su sitio y la compostura política. El electorado, muy consciente de las ligerezas y frivolidades de Ciudadanos, no se encuentra identificado con tanta dispersión ideológica y tanta carantoña por aquí y por allí. Albert Rivera se bajó del barco y, poco después, no tardarían en hacer lo propio Juan Carlos Girauta, verdadero referente del centro derecha, y el fichaje estrella estrellado, Marcos de Quintos. Muchos más son los que se han marchado para casa ante las ligerezas y el poco recato demostrado por la nueva dirección del partido.

A día de hoy el patrimonio del que disfruta Inés Arrimadas es el siguiente: preside el gobierno de la ciudad autónoma de Melilla; participa en los gobiernos de coalición con el Partido Popular en las comunidades autónomas de Murcia, Madrid, Andalucía y Castilla y León; también son numerosos los ayuntamientos que presiden y coaliciones de gobierno local de las que forman parte.  Esta es la herencia recibida por su predecesor, mentor y benefactor. Concretando en datos: 8 eurodiputados, 10 parlamentarios nacionales, 167 parlamentarios regionales y 2788 concejales. El volumen de votos en las últimas elecciones generales fue de 1.637540 sufragios.

La debacle de 2019 fue épica, se perdieron dos millones y medio de votos y la representación pasó de 57 escaños a 10 actas de diputado. La derrota fue tan estrepitosa que motivaría la renuncia de un Albert Rivera desnortado y más preocupado por sus asuntos personales que por cuestiones de política nacional.  En los próximos dos años la caída seguirá siendo la tendencia augurada, y por supuesto, que merecida. En términos coloquiales, no se puede dedicar uno a repicar y, a la vez, estar en misa. Hoy niego el pan y la sal al gobierno bolivariano de Pedro Sánchez y, mañana, le tiendo la mano para aprobar unos Presupuestos Generales del Estado de los que no se conoce ni el borrador. Ayer no te podía ni ver en pintura, hoy me hago la foto en la pasarela Moncloa como si de una petición de mano se tratara. Es inaceptable. Éticamente y estéticamente es un enorme despropósito.

La sesión de control al gobierno puso de manifiesto la triste figura en la que se ha convertido Inés Arrimadas. Vapuleada como un auténtico pelele por un miserable Pedro Sánchez, fue despreciada y desacreditada desde la tribuna de la soberanía nacional. La deslealtad del maestro del engaño ha sido proporcional a la deslealtad que ella ha demostrad hacia sus votantes. Hundida en su escaño, traicionada por su galán, la dama ha sido burlada a la luz de los corsarios de la anti España, compañeros de fiesta y de botín del Don Juan de opereta barata. Humillación y ultraje al amor prestado y casi regalado de una mujer que lucha por sobrevivir, como sea, en el asolado panorama de la política española. He sentido una vergüenza ajena de un calibre imposible de describir con palabras.

Nada me sorprende dados los comportamientos y actitudes impúdicas, poco honorables y en absoluto respetables, más al contrario, execrables de nuestro presidente de gobierno. En nombre de la responsabilidad de estado, de un diálogo necesario y no sé cuantas milongas más, se entablan conversaciones para apuntalar en su poltrona a el maestro de las tinieblas y rapsoda de la mentira y la infamia. Qué despropósito y qué candidez ha demostrado la joven jerezana. La imagen de aquella mujer combativa, valiente y locuaz en tierras hostiles de una  Cataluña  tomada por los radicales, se convierte en una caricatura de un pasado que no volverá y, con una miseria temprana demasiado anticipada, se irá diluyendo con el discurrir de los acontecimientos. Poco queda de aquel vigor y energía ideológica, hoy una ruina y una desolación inmisericorde, han envejecido los cantos de sirena de un centro amorfo, deformado y acosado.

La invasión de sus terrenos de caza ayuda en provocar la caída de un efímero reinado en el centro de la escena. Por una lado los populares que, sedientos de poder y necesitados de nuevos caladeros, acosan por la derecha de la que huyen acomplejados; de otro lado, por la izquierda, Sánchez y su gemelo, Pablo Iglesias, la intimidan e instan a tributar lealtad comprada bajo amenazas. La foto de Colón mencionan los infames y buscavidas oportunistas con tono insultante. La pinza está hecha y la fagocitación en marcha  devorará los restos de un partido que sucumbió por su propio narcisismo, sus delirios de grandeza y su escaso olfato político. Dos años más de vida, sin pena ni gloria,  serán escritos en los anales de la política patria. La marginalidad y la periferia es lo esperado de manera incontenible, pese a los intentos furibundos y desesperados por relanzar una formación venida a menos, embarrancada y desertada.

Siempre he dicho que el centro político es una entelequia, un sueño imposible que solo existe en la imaginación de los soñadores que huyen de la realidad. Es el todo y es la nada. La moderación y la contención se presentan como rasgos identitarios de una personalidad inexistente. Ambigüedad y laxitud, relativismo y relajación en las interpretaciones de los problemas y de sus soluciones, siendo un espíritu voluble el que determina el ser y el existir del partido collage de tendencias eclécticas y difusas. Ya hemos tenido experiencias similares con resultados pasajeros, sin permanencia en el tiempo: Unión de Centro Democrático (UCD); Centro Democrático Social (CDS); Unión Progreso y Democracia (UPyD), o aquella intentona pinturera de Miquel Roca i Junyent del Partido Reformista Democrático (PRD). La lista incorporará, con toda seguridad, a Ciudadanos (Cs). Inés Arrimadas será quien escriba su acta de defunción.


3 respuestas a «El ridículo de Inés Arrimadas»

  1. Inés ya se ha puesto de rodillas ante Sánchez…
    Ahora sólo falta que se poga mirando para Cuenca.
    Su partido VA CAMINO DEL DESGUACE, Y ELLA QUIERE QUE LE DEN ALGÚN CARGUITO, que tiene un chico o china que mantener.
    ¡Así de claro!
    Al fin y al cabo, fuera de la política no tiene oficio ni beneficio, por lo menos según mis noticias…, Y A LA INTEMPERIE HACE MUCHO FRÍO.

  2. Esta señora, aunque creo que no está casada, ya no piensa como política, sino como MADRE, y lo unico que quiere es que no le falta de nada para su hijo o hija, ANTE EL INMINENTE HUNDIMIENTO DE CIUDADANOS.
    De cualquier forma, y hablando claramente, va a quedar peor QUE CAGANCHO EN ALMAGRO, pues se está terminando de cargar el partido o partida de CIUDADANOS…, que siepre fue una veleta, ynunca tuvo criterio propio sobre nada, moviéndose siempre al albur de las encuestas.
    ¡Sic transit gloriae mundi!

  3. Esta otra inepta, de los muchos que hay en España, que ha sido promocionada y encumbrada por la propaganda de los medios de comunicación, como lo fue el ex-juez Baltasar Garzón o el Ministro Grande-Marlasca, y que como ellos ha resultado ser otra rana.

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