El tesoro del «Vita»: el expolio final de España por socialistas y comunistas
La historia del yate Vita, aquel en el que socialistas prietistas y comunistas negrinistas evacuaron de nuestra patria todo lo que pudieron trincar en una nueva y última demostración de la basura que eran… y que son sus herederos ideológicos que no han renegado de ello, como tampoco de los miles de crímenes, es digna de una película, pero como la realidad supera siempre a la ficción, les vamos a aportar de forma concreta y yendo al grano lo qué fue del inmenso tesoro sacado de España por aquellas gentes de mal vivir.
José Lucio Ordorica Ruiz de Asúa fue el capitán del Vita y quien pilotó el yate de España a Méjico. En el 1938 se encontraba en el puerto de Southampton, dado que el barco que mandaba, Neptuno, se encontraba allí embargado.

En ese mismo año, Marino Gamboa Ucelay, propietario del Vita, le contrató para mandar la embarcación que dedicaba a viajes de turismo de su familia.
En Marzo de 1939, Ordorica recibió instrucciones de parte de Gamboa de cargar en los puertos de Nantes y El Havre 160 maletas, bien que no se le dijo su contenido, lo que Ordorica, prudente, tampoco preguntó, ni de ello se elaboró manifiesto de carga alguno, por lo que tampoco quedó prueba de su peso y características.
La carga citada fue entregada por un tal Lozano perteneciente al Ministerio de Hacienda frentepopulista, claro, en tales puertos. Junto a las maletas embarcaron cuatro personas, una de ellas de nombre Enrique Puente y otro de apellido Sabater. Cargado el yate, Ordorica recibió orden de zarpar hacia Veracruz (Méjico).

Allí les esperaba Indalecio Prieto, el cual se entrevistó con Enrique Puente y Sabater. La Aduana de Méjico se personó en el barco, pero no encontraron nada que les llamara la atención, lo que da que pensar que estaban sobre aviso de no husmear ni mucho ni nada.
Al día siguiente, Ordorica recibió orden de zarpar hacia Tampico puerto al que llegó sobre mediodía, siendo recibidos por el mejicano Coronel Núñez. La mercancía fue descargada allí.

Fue Juan Negrín, socialista al servicio de los comunistas, quien, siendo ministro de Hacienda, poco después de iniciarse la guerra, además de ordenar, junto con Prieto, la evacuación del oro del Banco de España a Moscú, dio también orden de incautar joyas de depósitos privados de los Bancos, del Monte de Piedad de Madrid, objetos religiosos de la catedral de Toledo y un largo etcétera de todo tipo de valores materiales que fue trasladándose a unas minas de sal existentes en Gerona y de ellas discretamente evacuado todo a Francia.
Según fuentes del propio Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE), controlado por Negrín y los comunistas, por ello fuente nada sospechosa, el valor podría rondar los 800 millones de pesetas de la época.
La mercancía fue trasladada de Tampico a Méjico capital por orden de Indalecio Prieto, haciéndose cargo de su descarga personal de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE), controlada por Prieto y los socialistas, quien con tal maniobra daba de lado a Negrín que seguía en Francia, quedándose así con todo.


El tesoro fue traslado de Tampico a Méjico capital en un tren protegido por soldados mejicanos. Ya en dicha ciudad, el Coronel Núñez y los Generales, también mejicanos, Maximino Ávila Camacho (Maximino fue Gobernador del Estado de Puebla de 1937 a 1941 y Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas en el sexenio de su hermano Manuel) y Manuel Ávila Camacho (a la sazón Secretario de Guerra y Marina) se entrevistaron con el General Lázaro Cárdenas, Presidente de Méjico, decidiendo que el tesoro fuera repartido entre el propio Cárdenas, los hermanos Ávila Camacho, el Gral. Rafael Pedrajo (miembro destacado del gabinete personal de Lázaro Cárdenas), Ignacio García Téllez (Secretario de Gobernación), Isidro Fabela (representante en México del Frente Popular) y Vicente Lombardo Toledano (prominente figura del socialismo revolucionario mejicano, entonces Secretario Gral. de la Confederación de Trabajadores de Méjico).
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Asimismo, decidieron que en un convoy militar el tesoro fuera trasladado a la casa propiedad de Maximino Ávila Camacho en San Ángel Inn donde sería desmontado para su posterior fundición, ya que, dado que gran parte del tesoro eran piezas históricas como monedas, objetos religiosos, incunables y hasta, según parece, un clavo de la crucifixión de Cristo, imposibles de vender, su único interés era fundir los metales preciosos para a sí poder comerciar con el resultado.

Desmontado el tesoro, se trasladó al Parque Nacional de Nevado en Toluca. Soldados mejicanos cercaron las lagunas de El Sol y La Luna allí existentes, construyeron un crisol de fundición y procedieron a la fundición del oro y la plata. Lo que no sirvió para tal fin fue arrojado a las lagunas.
En cuanto a las obras pictóricas y esculturas, entre los cuales se encontraba el Clavo de Cristo sustraído de El Escorial, el cáliz de la catedral de Toledo, un manto de la Virgen cubierto de perlas y otros objetos, quedaron bajo la tutela de Isidro Fabela en su casa “El Risco” de San Ángel.
En Enero de 1941, el diario El Universal publicaba en su portada: “Hallazgo de joyas del «Vita”, dando cuenta de que dos excursionistas habían encontrado restos en las lagunas de lo allí arrojado hacía tan sólo dos años, tales como ámbar, nácar y alguna otra cosa, así como 30 cajas de hojalata vacías.
Los valores fundidos, así como lo que se quedó Isidro Fabela jamás han aparecido.
PSOE y PCE-IU-Podemos no sólo no han renegado de semejante expolio, cuya bellaquería no tiene parangón en la historia moderna de ninguna nación, sino que desde hace años se sienten orgullosos y levantan esculturas públicas y designan calles a la mayor gloria de Indalecio Prieto y Juan Negrín.
De lo dicho se extraen, entre otras, dos importantes conclusiones: a) la salvaguarda que los frentepopulistas («exiliados») encontraron en Méjico no se debió sólo a la afinidad ideológica de los revolucionarios de aquel país, sino también a que fueron bien pagados y b) ¿Estarán los socialistas y comunista de ahora haciendo lo mismo hoy, que sus antecesores ideológicos de cuyos robos y crímenes nunca han renegado?

Que pintas de CERDOS, bien CEBADOS, que tienen todos y cada uno de ellos…
El de la cara gorda, mofletuda, del centro, me recuerda mucho a ÁBALOS.
¿Es Indalecio PRIETO…? ¿O Negrín?
Es que con los CERDOS me pasa como con los CHINOS: todos me parecen iguales.