En el centenario de La Legión… que fue y que ya no es
Llega el primer centenario de La Legión y no podemos por menos que expresarle nuestra más ferviente enhorabuena, aunque tampoco podemos evitar que tan importante y magno acontecimiento tenga necesariamente un sabor agridulce y, si nos aprietan, bastante más agrio que dulce.
La Legión es, dentro de las unidades de nuestras Fuerzas Armadas, todo un mito, un icono, una referencia, que por desgracia eclipsa sistemáticamente a otras unidades que, aunque con menor renombre, tienen iguales méritos. Pero eso es otra historia y hoy toca sólo la de la Legión.
No vamos en esta necesariamente breve referencia a relatar la historia de La Legión, pues es de todos los buenos españoles bien sabida; y para los que no la conocen hay material de sobra para que salgan de su ignorancia y mejor aún de su mala fe.
Nosotros nos vamos a ceñir a resaltar lo que más nos ha llamado la atención en el devenir de unidad tan significativa.
Creada en 1920 por Millán-Astray, alcanza rápidamente categoría de legendaria por intervenir en los lugares donde más peligro y necesidad había. El mérito, además de sus componentes, fue de su creador, así como de su lugarteniente, Franco.
Durante la guerra de Marruecos, La Legión se viste de gloria con traje rojo de sangre. El mérito, además de sus componentes, de sus jefes.
Interviene en la neutralización de la Revolución de 1934, intento de golpe de Estado revolucionario de parte de los «demócratas» socialistas, comunistas y separatistas. El mérito, de sus jefes.
Cuando España sufre el acoso más grave de toda su historia después de la invasión mahometana y la francesa, es decir, la invasión de las hordas marxistas, La Legión, como un solo hombre, acude en su ayuda de forma que durante nuestra Cruzada de Liberación Nacional contra el marxismo sovietizante, La Legión alcanzó su mayor nivel de operatividad y gloria interviniendo con suma eficacia con hasta 18 Banderas en 3.042 acciones, obteniendo 6 Cruces Laureadas de San Fernando y 17 Medallas Militares colectivas, así como 8 Cruces Laureadas y 155 Medallas Militares individuales, y dejando en el campo del honor, por Dios y por España, un total de 37.393 bajas, de ellas:
- muertos, 6 jefes, 375 oficiales, 403 suboficiales, 2 CASE y 6.859 de tropa
- heridos: 18 jefes, 924 oficiales, 1.231 suboficiales y 10 CASE, 27.789 de tropa, muchos de estos mutilados;
- desaparecidos: 6 oficiales, 9 suboficiales y 761 de tropa.
El mérito, además de sus componentes, de sus jefes, que no dudaron de cuál era su deber y dónde estaba el puesto de honor.
Su participación en la «guerrita» de Ifni-Sahara cerró su historial de combate.
Después han venido las «misiones de paz» (?) ahora denominadas «en el exterior» (?) donde La Legión sólo ha hecho lo que los demás: servir a intereses ajenos nada claros y pelar guardias.
La actual decadencia de La legión va pareja a la de nuestra patria y ello es demérito de sus jefes. En contraposición a aquellos que supieron «tirar» de ella, impulsarla, imprimirle su verdadero carácter y convertirla en lo que fue, los jefes de las últimas décadas no han tenido –como los del resto de las FF.AA.–, el valor de dar la cara, negarse y luchar por mantener a La legión al margen de las políticas disolventes, desnaturalizadoras y destructivas que la repugnante casta política de todos los colores que nos oprime ha impuesto durante las últimas décadas a La Legión, como al resto de nuestras FF.AA.
Nada pintan las «damas legionarias» en La Legión. Nada son, para tan aguerrida unidad, las «misiones en el exterior». Nada es ese «desembarco del Cristo de la Buena Muerte», sino penoso espectáculo turístico de última hora. Cobarde es el silencio del Tercio ante los sañudos y revanchistas ataques marxistas y populares contra sus fundadores. Da grima ver a La Legión convertida en chirigota. Ha sido patético comprobar cómo de los actos de celebración oficiales se han borrado el nombre de Franco y su intervención en nuestra Cruzada. Da asco ver cómo la utilizan sus jefes para hacer sus carreras. Es penoso que se haya reducido a un postureo fotográfico inmundo meramente propagandístico. No se puede caer más bajo cuando no se atreven ni a brindar por Franco, para qué decir impedir que le quiten las calles a Millán Astray. Es una patente traición a su Credo contemplar su pasividad ante la hecatombe que asola España. El demérito, de sus jefes, claro está.

Muy bueno y meritorio trabajo.
Enhorabuena
Comparto en su plenitud cuanto expone en tan magnífico artículo.
Me permito comentar como ejemplo anecdótico de la decadencia de ese Cuerpo Militar, desde una perspectiva orgánica, táctica y administrativa, que en una Bandera (Batallón), pueden encuadrarse perfectamente 10 Capitanes, tocando de ese modo a menos de 40 legionarios por Capitán.
Que tiempos aquellos donde al romper filas se gritaba ¡Franco! Hoy si lo nombras te expulsan.
Cuando veo en algunos actos legionarios a cuatro o seis de ellos haciendo esgrima de fusil a modo de malabarismo circense, lanzándose con indudable destreza los fusiles de asalto y ejecutando con ellos acrobacias para turistas me asola el desamparo y la aflicción. Estoy totalmente de acuerdo en esta cobardía y decadencia que hace tiempo invade a La Gloriosa Legión. Pero hay que decir que es institucional porque como bien dice Ud, la culpa y «el demérito, es de de sus jefes, claro está». Y lo digo porque tengo gran amistad y camaradería con un suboficial de la escala legionaria, de aquella que no exigía filiación (eso nunca debió cambiar) que es un verdadero valiente y leal legionario comprometido con este credo y con esta familia que es La Legión, habiendo muchos como él -la mayoría- pero cuyo espíritu de disciplina -nunca bien definida y comprendida- que como señaló el General Franco, «no encierra mérito cuando la condición del mando nos es grata y llevadera. ¡Disciplina!…, que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía, o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Esta es la disciplina que os inculcamos, esta es la disciplina que practicamos. Este es el ejemplo que os ofrecemos», les impide la acción directa e individual a todas luces justificada pero incomprendida por sus jefes y por la indigna canalla política carente de honorabilidad. En fin, Uds. lo han descrito perfectamente. Guste o no guste, y eso es Historia de España, uno de los fundadores y jefes de La Legión fue Don Francisco Franco. Un cordial saludo.
Estimado seguidor: magnífico. Y es que una unidad, cualquiera, como cualquier institución, es lo son sus jefes. Saludos cordiales