Entre indultos e insultos, la Monarquía otra vez en la encrucijada y España… también

La actual monarquía es resultado de su instauración por el Caudillo, que no restauración, quien consideró que, dados los graves antecedentes históricos contemporáneos de nuestra sufrida España, era la única posibilidad, aún con sus defectos, de garantizar su unidad y estabilidad política al imponer una autoridad que fuera imparcial ajena, exenta y por encima de personalismos políticos de cualquier color, ya que bien sabía él que la tendencia disgregadora es una de nuestras peores enfermedades crónicas; estando materialmente en las últimas, Franco despertó, agarró la mano de Juan Carlos con inusitada fortaleza para un moribundo y le espetó «La unidad de España, señor, la unidad de España». También, porque sabía que «los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta. Velad también vosotros…»; enemigos que sabía sobre todo internos, es decir, esa izquierda antinacional, antiespañola, revolucionaria, antidemocrática, criminal y totalitaria, así como esa derecha cobarde, egoísta, cicatera y estúpida… ah, y ambas, izquierda y derecha, igual de corruptas.

Pues bien, a pesar de que Franco quiso asegurar el proyecto saltándose a la torera y con un par de narices al impresentable de Don Juan y criando a sus pechos a Juanito, está claro que desde el primer instante el tiro le salió por la culata, toda vez que Juan Carlos I, el rey fugado, no sólo ha demostrado ser un perjuro, traidor, desagradecido, cobarde, mentiroso, corrupto y amoral, sino también un idiota, pues se alió desde el principio con los enemigos acérrimos, seculares, impenitentes e irrecuperables de la monarquía, o sea de él, de sus antecesores y de sus descendientes, que son los mismos que de España, pensado que él era más listo, iba a poder con ellos y les iba a conquistar. Así, Juan Carlos I cometió uno de los tradicionales errores de su estirpe por lo que, pasados los años y llegado el momento oportuno, de nuevo la Monarquía se encuentra en una encrucijada que va a acabar con ella otra vez, y esperemos que sea la última y definitiva, algo que a estas alturas nos daría igual si no fuera porque de nuevo ese final arrastrará a España a otra terrible encrucijada que puede ser, también, la última e irreversible.

Ahora resulta que se puede injuriar al rey, o sea al jefe del Estado, es decir a la propia España; herramienta revolucionaria esencial para provocar su caída; paso previsto desde hace décadas dentro del proceso revolucionario que el PSOE y los comunistas desarrollan desde… Y eso lo aprueba un Parlamento supuestamente democrático, con los votos de los que han… perjurado la Constitución. Lo que da una muestra más de la locura en que ha caído España y los españoles de este tiempo. O mejor decir del grado de degeneración y de anarquía al que hemos llegado. O, aún mejor, nos permite dejar constancia de hasta qué punto ha avanzado ese proceso revolucionario que desde el 1 de Abril de 1939 planea sobre nuestra patria, materializado definitivamente en el ahora denominado «régimen del 78» que no es sino la piedra angular de dicho proceso; para demostrarlo nada mejor que recordar lo que La Pasionaria —«la guerra no ha terminado» (sic)– declaró en 1974 al semanario italiano Il Borghese: «Hemos esperado durante 39 años, y esperaremos algún año más, pero después nuestra venganza durará cuarenta veces 39 años. Se lo prometo» (sic).

Ahora, Felipe VI, rey de una monarquía hueca, vacía, inservible, absurda y todo por deseo expreso de su patético padre, indefensa, va a firmar, que nadie lo dude, los indultos ilegítimos, traidores y antinacionales que va a conceder el PSOE a los apátridas y traidores secesionistas catalanes por medio de Sánchez, cabeza del momento de esa Revolución –las anteriores fueron González y Rodríguez Zapatero, que nadie lo dude–, con el visto bueno implícito de la derecha pepera, cuyas aparentes protestas no son más que puro teatro; si fueran sinceras actuarían con contundencia y de forma muy distinta.

Y Felipe VI va afirmar, que nadie lo dude, porque, por un lado, no puede evitarlo porque estaría saltándose sus obligaciones constitucionales heredadas de su nada augusto padre, lo que daría a la izquierda la baza que desea para movilizarse como sólo ella sabe hacer acusándole de golpista, franquista, etc. Por otro, porque sabe que la derecha no daría la cara por él ni por asomo. Y, por último y puede que lo más importante, porque no tiene las agallas que hay que tener para no firmar ya que como buen Borbón lo único que le preocupa e interesa –como a todos los de su estirpe siempre– es intentar, aún in extremis, sostener el chiringuito con la ilusión de que un día lo herede su hija.


5 respuestas a «Entre indultos e insultos, la Monarquía otra vez en la encrucijada y España… también»

  1. De acuerdo con el 99% del contenido.
    Mi divergencia del 1% resulta de que Franco tuvo tiempo suficiente (40años) para buscar otras alternativas más fiables e inteligentes que esta rama monárquica isabelina, cobarde y masónica, sin hablar de corrupta, incompetente de la que Mauricio Carlavilla hace unos cuantos años describió rotundamente en su libro y donde señala el origen bastardo ya que el antecesor de esta gente, Francisco de Paula era impotente. Estos impresentables tampoco merecen el apellido Borbón ya que su origen es un alabardero, probablemente más honorable que todos ellos.
    Franco no tuvo oposición y eligió los mejores ministros. Creo que es hora de reflexionar sobre Franco y diferenciar su Régimen, impecable y rodeado de personajes intachables en su inmensa mayoría, competentes y serios y su actuación, repleta de interrogantes y dudas. La primera es, esa que toca el Sr. Pedro Alvarado, la elección de Juan Carlos. ¿Acaso desconocía Franco al personaje? Lo dudo. Si algo sabía Franco era buscar informes, antecedentes y obrar en consecuencia. SI eligió a esta rama de falsos borbones idiotas, miserables y corruptos es por alguna imposición exterior.
    Franco si se reflexiona, pactó morir en su cama (forma de hablar) y gobernando por razones que desconocemos, pero, pero con la perspectiva del GLOBALISMO, y que TODO está planificado con muchos años y mucha maldad, es plausible que eligiera a esta gentuza para morir en paz.
    Y si seguimos la reflexión, todo su sistema político, el llamado Movimiento se desmoronó como un castillo de naipes, con su ministro del ramo, del Movimiento un tal Suárez al que todos recordamos como un de la Transición, otro ignorante y estúpido que entregó en cinco minutos, la Historia de España forjada por cientos de años de lucha por la UNIDAD y la FE. Entregar España a cambio de nada… Reflexionen y perdonen la repetición, pero es necesario PENSAR ya que en el futuro y DIOS está presente en España mal que pese a los corruptos partidos de Derechas y tiene su Sagrado Corazón una promesa de ayudarnos en los momentos más difíciles.
    Por favor, de nuevo, pensemos que Franco no es la solución y organicemos nuestra defensa en base a principios más solidos que poner en el pedestal a una persona ya fallecida.
    Tampoco podemos confiar en la mayoría de obispos españoles vendidos a la masonería y al demonio. Sin embargo, un puñado de ellos, que conocemos bien por sus ACTOS, deberían dar un paso al frente y liderar no solo a la Iglesia, sino al pueblo católico español.
    Saludos desde Bélgica, con FE, ESPERANZA y mucha humildad,
    Íñigo Caballero

      1. Por favor, ïñigo
        Y corregir que en el texto al infame Suárez lo califico como «héroe», por supuesto que nadie piense que es serio

        Íñigo Caballero

  2. Dado que el autor solo la cita de pasada, no nos olvidemos de la «salsa» de uso universal en todas las «cocinas», tanto de España como del resto de Europa y América, durante los últimos tres siglos (al menos…, el Demonio también tiene muchos nombres): LA MASONERÍA.

  3. Los hechos son , que después de la guerra, se instauró una mediocridad burguesa, sin separación de poderes, sin representación, que es lo mismo que hay ahora, Un abrazo.-

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