Entre Leonardo Boff y Ahmad Al-Tayyib, ahora también con el colectivo LGTBI
Comenzó su andadura haciendo mofa del sentido cristiano del matrimonio, a cuyo sacramento intentó quitar la esencia de su indisolubilidad. Ha tenido en su punto de mira crítico a los católicos rigurosos en su fe, a los que nos ha llamado “rigoristas” y “fariseos”, responsables poco menos del mal en el mundo. Es tosco, y hasta grosero en formas, modo y maneras, y ha sido violento en determina das ocasiones. De todo este comportamiento, y de todo lo que ha venido diciendo y haciendo se constata una realidad, que a Francisco una parte importante del mundo católico no le aprecia ni le quiere.

Hoy sabemos que el brasileño Leonardo Boff, sacerdote franciscano secularizado, creador de la “teología de la liberación”, colaboró en la encíclica ecologista, Laudato si, firmada en mayo de 2015 por Jorge Mario Berglogio. Una encíclica centrada en el planeta Tierra, cuyo discurso teológico entiende al ser humano como conciencia de la tierra; de ahí la defensa que se hace de los principios de lo que se ha llamado eco-teología. Una teología sobre la creación absolutamente banal que para nada se parece a la de san Juan Pablo II, según la cual la creación en su conjunto, es la primera y fundamental verdad de nuestra fe “porque en ella se expresa que todo lo existente fuera de Dios ha sido llamado por Él a la existencia”. Siendo que “mediante el acto de la creación del mundo, y en especial del hombre, el plan de la salvación se empieza a realizar. Cuyo camino iniciado concluirá en Jesucristo, el Redentor”.
Francisco es el autor del llamado “Documento sobre la Fraternidad Humana por la paz mundial y la convivencia común”, firmado el 4 de febrero de 2019 en Abu Dabi junto con el Gran Imán de Al-Azhar, Ah-mad Al-Tayyib, que ha marcado un hito teológico de proporciones desastrosas en las relaciones entre el cristianismo y el islam, que, si bien venían siendo impulsadas desde la época de Pablo VI, con Francisco han tomado un nuevo e inquietante impulso sobre la base de la “cultura del diálogo”; de ahí las consecuencias. En primer lugar, porque la concepción del mismo Dios no tanto como ser supremo creador de todo lo visible e invisible, que se reveló primero, de modos diversos y fragmentarios, a su pueblo escogido, Israel, y, llegada la plenitud de los tiempos, se nos reveló de manera definitiva en el Verbo encarnado, Jesucristo Nuestro Señor, sino como una simple palabra que contiene lo ilimitado de nuestra representación y la utopía que el hombre de todos los tiempos alberga de orden y armonía, sentido supremo que mueve a las personas y a las culturas. Y en segundo lugar, por la idea del mal, no como consecuencia del pecado como condición del hombre “no terminado”, siempre en vías de realizarse. Argumentos que ha ido predicando Berglogio a lo largo y ancho de los países musulmanes que ha visitado, instando a los católicos a tener paciencia con los hermanos musulmanes, hijos del mismo Dios, al que ellos llaman Alá, para que terminen de superar su odio a la fe cristiana, acepten de la dignidad de la persona humana en todos los seres humanos y sustituyan la guerra santa contra los no creyentes por el amor.
En cuanto a la encíclica firmada por Jorge Mario Berglogio, “Fratelli tutti”, insiste en las mismas ideas, en esta ocasión sobre la base de la “amistad social”, porque Berglogio pone todo su magisterio a la luz del mundo. De ahí que entendamos que haya extendido el foco de la preocupación de la Iglesia a la tierra, a los movimientos feministas y al colectivo LGTBI.
Su última ocurrencia no ha sido otra que dar valor a las uniones de homosexuales y lesbianas, a los que apoya incluso a tener hijos, suponemos que de la forma que sea: bien mediante el comercio de los vientres de alquiler, bien mediante el engaño que el hombre homosexual o la mujer lesbiana hagan a otra persona a fin de poder procrear. Sin apreciar el daño que en todos los niveles de la personalidad se infiere al niño de esta forma criado.
Berglogio, inquietante, extraño, polemista y fustigador de la Iglesia tradicional, impulsa una nueva obra en la Iglesia que podemos resumir en el pensamiento que hereda del brasileño Leonardo Boff: “Si no queremos estancarnos y hundirnos en el pantano, tenemos que alimentar sueños” (Reflexiones de un viejo teólogo y pensador. Editorial Trotta, 2020). Partidario de una iglesia del pueblo que se impone a la jerarquía, su sueño es una Iglesia descentralizada, de comunidades libres e independientes en las que el Obispo de Roma represente sólo el nexo común. Si hoy la Iglesia hace santos por aclamación del pueblo, debería ser posible que por aclamación los fieles pudiéramos pedir la renuncia de Francisco.
Para Siempre P´alante

Judas Bergoglio es el culmen del plan satánico por eliminar la Santa Iglesia. Dicho plan de demolición fue formalizado desde la entronización en la Silla de Pedro por Roncalli.
Bergoglio es el bufón que emplea Lucifer para mofarse de Dios.
Bergoglio tiene tanta maldad hacia JESUCRISTO y su Iglesia que le ciega ver el destino eterno que le espera.
Lo único bueno de este bufón, es que dichas ofensas a Dios son públicas y notorias por lo que nadie (me refiero a cualquier alma católica) con dos dedos de frente se puede tomar en serio a este personaje (con riesgo para su alma de correr el mismo destino) y hace, a los que somos tibios, actuar de una forma más decidida a defender nuestra Fe y a la Santa Iglesia frente a estos impostores.
Tenebrosa noche oscura sobre la Iglesia. Por ejemplo: los dos titulares actuales de las diócesis canarias acaban de publicar una carta pastoral conjunta.
Buenismo en estado puro. Alas a la invasión migratoria, manipulación del Evangelio, manipulación de la historia cañaría (señores obispos: los canarios hemos emigrado a América sobre todo, pero nunca fuimos invasores, ni odiadores del cristianismo, ni terroristas, ni enemigos de la libertad), “sí guana” a la agenda del NOM.
Con cartas pastorales como esta los pastores no nos confirman en la fe de Cristo y de su Iglesia. Esto es el colmo de los colmos ya.