Ernesto Cardenal: ¿hijo pródigo?

El obispo auxiliar de Managua, Mons. Silvio Báez, ha visitado en el hospital donde permanece postrado, a Ernesto Cardenal, el controvertido sacerdote marxista-sandinista que en 1984 fue suspendido a divinis por S. Juan Pablo II por sus veleidades doctrinales –cuando no manifiestos errores– y su apego a la herética teología de la liberación; además de por su colaboración entusiasta con el totalitario y criminal régimen sandinista del cual llegó a ser ministro de cultura, por aquello de que Cardenal escribía poesía.

La visita y el levantamiento de la suspensión a divinis, cuando Cardenal enfila su recta final hacia el ineludible encuentro con Nuestro Señor, se ha vendido como una muestra de la misericordia que hoy tanto prodiga la jerarquía eclesiástica desde el Papa Francisco I, incluido, abajo todos; nada dicen nunca, claro, de la justicia, compañera inseparable de la misericordia y viceversa, porque la una sin la otra no funcionan.

Mons. Báez nos ha hecho una sucinta relación de la visita, corta en duración por la debilidad del enfermo, según la cual la cosa no pasó de comunicar a Cardenal el levantamiento de su castigo, con el consiguiente contento del penado, y… el hecho de que el obispo se pusiera de rodillas ante la cama doliente y recibiera la bendición de Cardenal. ¡Qué cosas se ven Don Mendo, qué cosas se ven Don Pero!

Ernesto Cardenal

Así pues, o Báez caya algo, o no consta que Cardenal se haya arrepentido y renegado de todo lo hecho hasta el momento: de la teología de la liberación, de su marxismo recalcitrante, de su colaboración activa con el sandinismo criminal, etcétera. Una pena, porque si lo ha hecho nos alegraríamos todos y sería un nuevo y buen ejemplo de que «pecadores arrepentidos quiere el Señor», y de que mientras hay vida hay esperanza de conversión. De esta otra forma, como nada se ha dicho, repetimos, debemos considerar que Cardenal sigue en su trece, es decir, en el error, la herejía, en pecado y fuera de la Iglesia, además de dar escándalo público al sostenella y no enmendalla; y peor aún cuando está claro que le quedan dos telediarios.

La «misericordia», como el perdón, no se conceden al pecador tutiplén, sino que requieren el reconocimiento del pecado, arrepentimiento, dolor por él y propósito de enmienda, condiciones inexcusables para volver al seno de la Iglesia cuando voluntariamente, al pecar, nos hemos apartado de ella.

Así pues, el error cometido por Mons. Báez, el Papa y la Iglesia actual, no sólo lo señalamos nosotros, sino más aún nuestros enemigos, porque el gesto del obispo ha sido de inmediato aprovechado por los de siempre, precisamente para lo de siempre, es decir, para cacarear a los cuatro vientos que es la Iglesia la que rectifica, que San Juan Pablo II no tenía razón, que es Cardenal quien casi perdona a la Iglesia y que Francisco I es quien sabe bien lo que es misericordia y no sus antecesores; incluido Benedicto que no levantó el castigo al sacerdote errado… porque nunca se arrepintió, como tampoco, parece haberlo hecho ahora, porque si lo hizo lo hubieran dicho o deberían decirlo. Así, los enemigos de nuestra Santa Fe salen victorioso doblemente: porque Cardenal sigue siendo para ellos un «santo» y porque la actual Iglesia le ha dado la razón y lo reconoce como tal.

P.D.- Ernesto Cardenal, siempre controvertido, vende al final de sus días la imagen de víctima de sus antiguos compinches, acusando al actual gobierno de Daniel Ortega de persecución política porque la justicia nicaragüense le reclama unos 800.000 dólares en concepto de daños y perjuicios por una disputa relacionada con la propiedad de unos terrenos en el archipiélago de Solentiname, donde Cardenal fundó su «comunidad de pescadores, campesinos y artistas primitivistas», todo un ejemplo de sacerdote católico el de Cardenal, porque puede ser que todo sea producto de la inquina y odio mutuo que se profesan él y Ortega, pero no hay que olvidar que cuando el río lleva, agua suena. ¿Le ha preguntado Báez a Cardenal por la verdad del asunto? ¿Se confesó y comulgó? ¿Procuró Báez que lo hiciera?


Deja una respuesta

Su dirección de correo nunca será publicada. Si la indica, podremos contestarle en privado en caso de considerarlo oportuno.*

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad