España al soslayo de un interés pactado

He preferido esperar algunos días hasta que los expertos politólogos y articulistas nos hagan llegar sus “profundas reflexiones” a cerca del devenir real de España, tras las pasadas elecciones del 23 de julio. Nada nuevo.

Mentiría, (y quien me conoce bien sabe que no es mi estilo), si dijese que el futuro de España es incierto a día de hoy. Y no me refiero a que el próximo gobierno lo sea de izquierdas o derechas, que para el caso es lo mismo.

Hubo un tiempo no lejano, en que España armonizada en un destino común e irrevocable, luchaba por lograr sus más anhelados deseos de paz, justicia y prosperidad. Hermanados así en un destino común, mostraba al mundo su paso resuelto en aras a lograr la Unidad, Grandeza y Libertad de la Patria.

Pero esa España hermanada en lo sustantivo, vino a perder lo más valioso que había en ella. Vino a perder su propia esencia; vino a traicionar su historia, su cultura y tradiciones, sus creencias, su acerbo espiritual. Había que renunciar a todo lo que era nuestro, para incorporarse a un sectarismo nauseabundo y propagandístico que auguraba la unidad de las naciones en torno a un ideal común: la democracia; ese nefasto sistema en cuyo frontispicio se proclaman como postulados esenciales la libertad, la igualdad, la justicia, el respeto, el pluralismo o la tolerancia; cuando al servicio de esa democracia no hay más logros que el olvido de todo vínculo de hermandad, el separatismo, el engaño,  el enfrentamiento, la codicia y el odio.

Todos vienen hoy a mostrarnos sus programas (panfletario demagógico con las promesas que todos quieren oír), basados en la división y el enfrentamiento, cuando todos participan del mismo propósito y ambicionan los mismos intereses de los que ni siquiera son dueños o adalides, sino sicarios esperpénticos de una agenda impuesta y programada para deshumanizar y desarraigar los más nobles sentimientos de un pueblo o nación: La Agenda 2030.

¿Acaso importa si el gobierno lo es de izquierdas o de derechas? Ambos participan de la misma agenda; ambos son títeres serviles de las decisiones impuestas en aras a lograr un nuevo orden mundial basado, eso sí, en la búsqueda agresiva de una inmersión antropológica que tiene su leitmotiv en una ideologización materialista con dos velocidades complementarias: ser un eficaz instrumento de limpieza ideológica carente de toda aspiración moral, y lograr la total sumisión del pueblo a través del miedo y de un cientifismo mal entendido y adulterado.

Podrán diferir en comportamientos de orden puramente interno (celo cainita y criminal o indiferencia en su caso, ante la aplicación de la Ley de Memoria Democrática; pactos con grupos terroristas o con el separatismo para mantenerse en el poder… ), pero todos ellos, incluso el Rey, como primera institución de la nación española, tienen marcada su hoja de ruta, ese objetivo final impulsado y proclamado por el Foro de Davos como la quintaesencia o paradigma de la felicidad: “No tendrás nada y serás feliz”.

La negación al derecho de propiedad, el no tener nada, constituye el basamento fundamental para lograr la dominación de un pueblo o nación; quien “no tiene nada” se convierte de facto en alguien totalmente dependiente. La defensa de lo que es tuyo es la que te da el apoyo, el vigor y la fuerza necesaria para revelarte, para luchar. En cambio, si nada tienes, ¿por qué vas a luchar? Es la obediencia ciega, la total sumisión.

El segundo pilar de la Agenda, lo constituye la igualdad de género, aunque eso sí, envuelto en el afán ilusorio de equiparar a hombres y mujeres. Y su efecto inminente, la aparición y asentamiento del lobby LGTBI. Ahora no se trata sólo de no tener nada, sino que ante nosotros se abre la posibilidad de ser lo que queramos ser en cada momento, hasta el punto de poder elegir incluso nuestro propio género. Pero para poder ser otro, hay que empezar por negar lo que realmente se es. En otras palabras, se roba no sólo la posibilidad de tener, sino incluso de ser. Y este es el germen y la semilla del nuevo orden mundial: “no tener nada, no ser nada y ser feliz”.

Sólo la necedad de los fanáticos, ilusos y timoratos o la mezquindad zafia y ruin de los defensores de la progresía, son capaces de alimentar la continuidad de una España vacía y carente de valores morales, que cada cuatro años se enfrenta a la caprichosa decisión de un electorado cegato, incapaz de oponerse al devenir incierto de una España vacía, adulterada, esclavizada y rota, que acaso sólo conserva la gloria y la honra de su propio nombre.

Qué ha sido de esa España ambiciosa y revolucionaria, que hoy se muestra incapaz de salir a la calle para demandar ese legítimo soñar de una Patria que escape de la tenaza entre la miseria, la indolencia y el miedo por la única salida decente; aquella que acabe con la injusticia, la podredumbre y las desigualdades; esa España que lejos de partidos y grupos vendidos a sus propios intereses, nutra los corazones y el alma de quienes desesperados acaso perciben la semilla heroica de una España que de otra vez a su pueblo la Patria, el Pan y la Justicia para todos los hombres, sin distinción de clases, grupos o intereses; que erradique las divisiones y enfrentamientos y nos una a todos en un destino universal y eterno.

Acaso sea el momento de acudir a José Antonio para hacer realidad aquellas palabras, aquel pensamiento que traslucía su más combativo y anhelado deseo: acabar con las divisiones:

Los españoles hemos de buscar una unidad espiritual, si no, no haremos más que esto que estamos haciendo. Yo trato de conseguirlo, contra toda esa bisutería de las manifestaciones, de los mitos, de la exaltación patriotera, de la depravación del sentido de responsabilidad; procuro orientar nuestra tarea hacia una reconstitución del verdadero espíritu nacional. Esta tarea no ha de ser política sino intelectual. Hay que dirigir y educar a la gente de una manera racional, puramente científica”.

Es tarea de todos, cada uno en su medida y aún más allá de ella, erradicar de una vez por todas esa triple división que poco a poco va logrando la quiebra de una Patria, cuna de héroes y santos, cuya defensa segó tantas vidas y nos dio tanta gloria. Sólo así será posible el renacer de una España, que cual ave fenix, vuelva a resurgir de sus cenizas.


4 respuestas a «España al soslayo de un interés pactado»

  1. Estando de acuerdo con el acertado análisis de L.A. de la Guía Escobar su conclusión sobre las frases de José Antonio Primo de Rivera – un español de HONOR como su padre D. Miguel -, que, también estoy convencido y de acuerdo, pero fue el Carlismo, la Comunión Tradicionalista Carlista, que un siglo antes comenzó su ardua tarea – e incomprendida – de defensa de los intereses de DIOS, de la PATRIA y de la Monarquía Tradicional Católica (muy, pero que muy alejada de los borbones masones) que es el Ideario Sagrado para defender la Contrarrevolución y oponernos a la Revolución de la Agenda 2030 y cuyo origen es la trilogía de la Revolución Francesa, Libertad, Igualdad y Fraternidad.
    La trilogía masónica hoy se llama «democracia liberal», pilotada y falseada una y otra vez por nuestro enemigo secular, los Estados Unidos que desde 1953 soportamos sus designios, voluntades y crímenes.
    DIOS, PATRIA y MONARQUIA TRADICIONAL CATOLICA y LEGITIMA, que excluye cualquier borbón

  2. Dentro de poco cambiará la, dinastía. Pasará a ser nuestro rey Mohamed VI quien ya de facto es quien manda a través lobby promarroquí peperosociata. Ni Borbones, ni Austria, ni Hohenzolkern, ni Sajonia-Coburho-Gotha o como se, quieran hacer llamar. Los nuevos reyes serán Alauitas. ¡¡¡Viva la Constitución del 78 y el Sistema Métrico Decimal!!!

    (Se entiende la ironía, y si no, ¡mal vamos!)

  3. En España se ha perdido todo . Ya no existe aquellos que luchaban por el bienestar de su familia su futuro . España está perdida no hay un líder que movilice a el Español . No ha ideales no hay nada .solo nos queda pensar en que hubo en tiempo algo por qué luchar .hoy no hay nada . Callan al pueblo con ayudas de mierda . Saludos CAFE

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