España radicalmente ha dejado de ser católica
A mediados de febrero pasado asistí a un “cenáculo mariano” en el que se nos dijo que la Conferencia Episcopal Española maneja unas estadísticas en las que se refleja que la media de asistencia a Misa dominical, como indicador de católicos practicantes, ¡es del 7%!, y en algunas diócesis del 0’8%.

Este aterrador y significativo dato pasó en general inadvertido porque el sacerdote que lo comunicó, delegado nacional de los grupos de oración al que pertenecía mi cenáculo, estaba leyendo y comentando una peculiar carta del responsable internacional, con sede en Roma, de estos grupos. Carta que, apenas solapadamente, era una seria amonestación a cualquier crítica al actual Romano Pontífice, lo que iba produciendo en la mayoría de los componentes del grupo, a Dios gracias, un estado de inquietud y malestar palpable. Afortunadamente, apenas terminó el responsable nacional su homilía papólatra, el director espiritual del grupo dejó, caritativa pero clara y fundamentada, su posición respecto a algunas actuaciones de Francisco. Porque el Papa, cualquier Papa, no tiene “infalibilidad habitual” y puede equivocarse y equivocarnos, máxime en el hipotético caso de que sea un “antipapa” o un “falso Papa” llegado a la Sede por votaciones de cardenales que pueden negarse a las moniciones del Espíritu Santo y a lo dispuesto por las leyes eclesiales.

He dicho lo anterior para dejar claro que el ambiente no era para preguntar por la estadística citada, por lo que no pude certificar lo oído. Y, desgraciadamente, no he podido confirmar categóricamente el dato del 7% de católicos practicantes en la España actual y la práctica desaparición de los mismos en muchas comarcas españolas.
Pero me inclino a creerlo, además de porque no creo que se lo inventara el sacerdote que lo dijo, porque todo apunta a ello. El primer dato oficial similar que encontré fue el del 17’7% de católicos que “acuden regularmente” a Misa, que aparece en la Memoria Anual de Actividades 2020 (AQUÍ) elaborada por la Conferencia Episcopal Española con muchos datos del año 2019.
Pero, posteriormente encontré la estadística “Asistencia a oficios religiosos entre los creyentes de España en junio de 2022” (Frecuencia de la práctica religiosa en España | Statista (AQUÍ); por el método de entrevista personal), en la se precisa que un 12% asisten “todos los domingos y festivos”, a lo que hay que sumar otro 4’8% que respondieron que asistían “varias veces a la semana”. Es decir, un 16’8%. Siendo de resaltar que bastante más de la mitad prácticamente no iban nunca (30% nunca, 23% casi nunca y un 21’3% “varias” veces al año). Estos datos se confirman por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS): “el porcentaje de personas que se definen como católicas ha bajado desde el 90’5% en mayo de 1978 hasta el 55’4% en octubre de 2021”. Y también por la prensa “de derechas” del año pasado, con titulares tales como
– “La mitad de los católicos apenas practica”.
– “En 50 años el clero español ha descendido un 40 %, los matrimonios canónicos son la quinta parte del total y la mitad de los bebés no reciben el bautismo”.
– “80 % de bodas civiles por un 20 % religiosas”.
Pero, viendo el secretismo y triunfalismo con que la CEE enfrenta “la pastoral” en nuestra Patria, a día de hoy, y con datos “crudos” y actualizados, me inclino firmemente por la veracidad del 7% que manifestó el sacerdote anteriormente citado. Cifra, por otra parte, no tan absurda y que coincide con igual porcentaje en Francia, donde, eso sí, los grupos digamos “integristas” son mucho más grandes y activos que aquí.

Muchos más datos y ejemplos se podrían añadir a este apocalíptico panorama. Pero, por proximidad al momento del cenáculo que he citado, solo citaré que por entonces falleció el “cura” Enrique de Castro, quien hace más de cinco lustros escribió el ensayo “Dios es ateo”, porque “Dios no cree en ninguna de las religiones que hemos inventado”. Un sacerdote que, a pesar de lo anterior, siguió regentando la Parroquia de San Carlos Borromeo en Madrid, donde, además de otras actuaciones sacrílegas y herejes, fumaba y permitía fumar en Misa y daba bocadillos de chorizo en Viernes Santo, sin que ninguno de los obispos y arzobispos que han desfilado por la diócesis le suspendiera “a divinis” (y no hay que remontarse a Monseñor Lefevre para recordar que esas penas se siguen imponiendo a otros mensos modernistas.
Hace poco leí un magnífico ensayo sobre la “Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes” gestada en 1968 y celebrada en 1971, aquella en la que participaron desde el Cardenal Tarancón, su principal impulsor y entre otros muchos, a sacerdotes que luego llegaron a obispos (Fernando Sebastián, Olegario González, Antonio Rouco y José María Setién). Aquella cuyas conclusiones incluso el Papa Pablo VI condenó.
Cincuenta años después, han conseguido una España atea.
Ya solo queda en ella “el pequeño Resto” europeo y el mayor de “Las Españas”. Se ha cumplido el tiempo.

Todo se explica: Conferencia Episcopal = masoneria = cobardia = complicidad = Agenda 2030…COPE…
ESPANA por CRISTO
Mientras haya personas que sirven a dos señores, como el elegtibeño Bono, que se llama católico y sirve a la izquierda, no iremos nunca bien.
… “Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes” gestada en 1968 y celebrada en 1971, aquella en la que participaron desde el Cardenal Tarancón, su principal impulsor y entre otros muchos, a sacerdotes que luego llegaron a obispos (Fernando Sebastián, Olegario González, Antonio Rouco y José María Setién). Aquella cuyas conclusiones incluso el Papa Pablo VI condenó. …
Montini alias Pablo VI nunca ocultó su fariseísmo burlón, «condenando» las conclusiones de esa asamblea de hechiceros (Tarancón, Setién,…) y luego promoviéndoles – a sus promotores- en la jerarquía. Mofándose de nosotros descaradamente a carcajada limpia: «Por alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios».
He leído sobre Montini un informe (acompañado de documentos) que me han dado ganas de vomitar. Entiéndase bien: me dieron ganas de echar físicamente la pota.
A ver si el título del artículo se hiciera realidad lo antes posible.
¿Por qué? Si no cree, que está claro que no cree, qué más le da que España deje de ser o ser católica. Es que los que no creen en realidad da la impresión que creen más que los que creen, aunque no lo parezca. Porque si no crees qué más te da.
Anda Jacinto, tómate una tila, que parece que con el primer biberón tu madre te dio un trippi y todavía te duran los efectos.
Este Jacinto lo que busca es que alguien le conteste malamente para hacerse el ofendido. Ni caso
Este Emilio no se entera. Ni caso.
El Cristianismo no es solo una religión, es también un código ético personal y de usos sociales. Lo que se ha hecho para descristianizar a la sociedad española, es justamente eso, aislar la «religión» e imponer unos usos sociales totalmente anticristianos como estándares de vida, el tiempo ha hecho el resto. Es como si tenemos una plantación, no le pegamos fuego a la plantación pero le cortamos el grifo del agua, al final el cultivo se seca y se muere aunque no se le pegue fuego directamente. Eso es lo que se ha hecho con el Cristianismo en España, y lo triste, por llamarlo suavemente, es que esto se ha hecho con la complicidad de los jerarcas de la Iglesia e incluso con su militancia activa para provocar este resultado.
La lluvia ácida de la propaganda anticristiana y de los usos sociales de esta naturaleza, caen sobre corazones y mentes de los españoles como un «calabobos», de forma aparentemente imperceptible pero que cala hasta el alma, y esto ha dado como resultado que la gente viva de espaldas a Dios, y que la Religión carezca ya de ninguna autoridad en la vida de la mayoría. Todo esto se ha hecho con la complicidad activa de la cúpula de la Iglesia y de no pocos curas.
Una vez que se consigue apartar a la población del aspecto social y ético de la religión, es decir, una vez que se consigue que la religión no tenga ninguna autoridad en el desenvolvimiento de las personas, que viven del todo de espaldas a Dios, la Religión termina como un ramo de flores puesto en un florero con agua, que a los 5 días está totalmente marchito. En cuanto que la generación que creció en la España de Franco se va muriendo de vieja, y los jóvenes crecen en este estado de cosas de la lluvia ácida de la propaganda y los usos anticristianos, es cuestión de tiempo que todo desaparezca, como el cultivo al que se le niega el agua. Apenas nadie alza la voz contra este estado de cosas , y en los escasos casos en que se hace, opera a unos niveles tan pequeños de difusión, como es esta publicación y otras que apenas llegan a unos pocos en comparación con la propaganda anticristiana que destilan todos los días las televisiones del sistema que llegan a millones de personas todos los días, y todas con el mismo mensaje en sus producciones.
Yo creo que la situación es mucho peor que como se pinta, porque de ese 7% que van a misa regularmente, cuántos asisten de verdad a la misa, y no están pensando en otro caso, sin seguir los rezos ni nada de nada, incluida en la Consagración que la gente permanece de pie y apenas ya nadie se pone de rodillas. Y cuántos de ese 7% que van a misa su cristianismo se reduce a eso, a ir a misa, como el que cumple una obligación de mala gana o se toma una medicina amarga, y cuando salen de misa no se distinguen en su proceder de los que no van nunca. Lo podemos ver en Semana Santa, gente que vive todo el año de espaldas a Dios, luego los ves dirigiendo pasos de Semana Santa hipócrita y de forma totalmente vacía. Cuando la generación que ahora tiene sesenta y tantos años o más desaparezca ya veremos lo que queda de la Religión en España. Esto se lo debemos a los que estando en los poderes del Estado durante el Franquismo traicionaron a la Patria y de paso traicionaron también a la Religión, Se lo debemos a Tarancón y a su camarilla de prelados sin escrúpulos a imagen y semejanza del Cardenal Richelieu, se lo debemos a «El Correo de Andalucía» y su labor de desintegración, se lo debemos a la derechita cobarde y masónica, y se lo debemos a los que ocupaban un puesto en el Estado o en la Iglesia para evitar esto y prefirieron no evitarlo para garantizarse su prosperidad económica, es decir vendieron su alma al Diablo por bastante más de 30 monedas.
Por otra parte, y en la actualidad, los representantes de la Religión Cristiana, en comportamientos tan indignos, contrarios a la virtud cristiana de la Justicia o la honestidad, como su apoyo al separatismo, a toda la ideología imperante o el visto bueno dado por el Papa y la cúpula Vaticana y de la conferencia episcopal española a la profanación de la tumba de Franco, y otros actos injustos y anticristianos, le ha restado la ejemplaridad a este colectivo de representantes de la Religión. Si algo ha quedado y queda claro con su conducta que es la antítesis de la «ejemplaridad», es que son pura basura, más falsos que judas, (y que se salve el que pueda), y esta falta de ejemplaridad, es decir de miseria moral, tampoco ayuda a la cristianización de España
Amen, es decir, «en verdad». Tristemente, pero así es.
Magnífica radiografía.
Enhorabuena, Kevlar.
Estos ateitos de medio pelo cuando lleguen al otro lado se les va a quedar una cara de gilipollas como la que puede que tenga en este lado.
Me parto de risa. Ya verás, Jacinto, tontorrón, ya verás cuando te sientes en el banquillo de los acusados en el juicio final y veas que todo era verdad.