Exaltación de la Santa Cruz

14 de septiembre. Fiesta 

La Santa Cruz fue el instrumento de nuestra salvación; si el árbol a cuya sombra pecaron de desobediencia nuestros primeros padres fue causa de perdición, el Árbol de la Cruz es el origen de nuestra salvación eterna. La devoción y el culto a la Santa Cruz, donde Cristo dio su vida por nosotros, se remonta a los mismos comienzos del Cristianismo y en la Liturgia se tiene constancia ello desde el siglo iv. La Iglesia conmemora en esta el rescate de la Cruz del Señor por obra del emperador Heraclio en su victoria sobre los persas el año 629.

Pero hay tres fiestas de la Santa Cruz: La Invención de la Santa Cruz (día 3 de mayo), el Triunfo de la Santa Cruz (16 de julio) y la Exaltación de la Santa Cruz (día 14 de septiembre). Actualmente, únicamente ha prevalecido la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.  

TRES DE MAYO: “LA INVENCION DE LA SANTA CRUZ”. La Cruz de Mayo.  

El Emperador Constantino trajo la paz y la libertad a la Iglesia, después de las crueles persecuciones del Imperio Romano. Vio en el cielo la Cruz de Cristo (“en/con este signo vencerás”; Batalla de Ponte Milvio del año 312). Sin llegar a bautizarse, favoreció generosamente a la Iglesia, dictando en el 313 el Edicto de Milán para su protección. Emprendió la reconstrucción de Jerusalén, donde edificó varías basílicas. Su madre, Santa Elena, tras larga búsqueda, el día tres de mayo del año 326 encontró la Cruz en uno de los huecos o cuevas del sepulcro. Santa Elena repartió la Cruz, que recordemos seguramente tenía forma de Y, lo que facilitó su reparto, entre las iglesias de Roma, Constantinopla y la parte principal en Jerusalén.

Así se instituyó la fiesta de “la Invención de la Santa Cruz”, el día tres de mayo. La Cruz de Mayo fue muy celebrada y cantada en toda España y aún permanecen, no solo en el recuerdo de los más viejos, las fiestas de la Cruz de Mayo. Esta festividad todavía aparecía en el misal reformado de San Pío V, realizado por mandato del Papa San Pío X en 1911. Según las rúbricas, sobre la celebración de la Santa Cruz, prevalecía la feria de Rogativas, que coincidiera en este día tres de mayo.

DIECISÉIS DE JULIO: “EL TRIUNFO DE LA SANTA CRUZ”.   

La tercera fiesta para honrar la Cruz de Cristo se celebró por primera vez en Toledo la fiesta del “Triunfo de la Santa Cruz”, para celebrar la victoria cristiana sobre los musulmanes en la batalla de las Navas de Tolosa, el 16 de julio de 1212, la cual llegó a ser de precepto en dicha diócesis de Toledo. Incluso se mantuvo como fiesta de guardar en el sínodo del Cardenal Tavera (año 1536), que redujo el número de las fiestas de precepto. El Papa Gregorio XIII, por bula de 30 de diciembre de 1573, mandó que la fiesta del Triunfo de la Santa Cruz se celebrara en todos los Reinos de España y en el Nuevo Mundo.

Esta fiesta de ámbito muy local tuvo que competir con la fiesta de la Virgen del Carmen, que, desde fines del siglo XV, se celebró el mismo día dieciséis de julio. En el año 1726, el Papa Benedicto XIII extendió a la Iglesia universal la fiesta de la Virgen del Carmen.

El Triunfo de la Santa Cruz, corriendo los años, quedó reducida a poblaciones muy concretas, como consecuencia de un voto popular (La Puebla de Montalbán, Santa Olalla) o por ser titular de la Parroquia (Santa Cruz del Retamar).

CATORCE DE SEPTIEMBRE: “LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ”  

De las tres fiestas de la Santa Cruz, sólo ha prevalecido la del catorce de septiembre: “Exaltación de la Santa Cruz”. En ella se conmemora cómo el Emperador Heraclio I, el día catorce de septiembre del año 629, colocó de nuevo la Cruz en el Calvario, que había sido arrebatada en el año 628 por Cosroes, Rey de Persia.

Cosroes II persiguió a los cristianos, a los que llegó casi a exterminar en Persia.

El sitio de Jerusalén del año 614 fue parte de las Guerras Romano-Sasánidas contra Bizancio. A raíz de los avances persas en Siria en el año anterior, el siguiente objetivo del general Sharvaraz pasó a ser Jerusalén, controlada por Bizancio, cuya captura proporcionaría un acceso directo al Mediterráneo, lo que permitiría al Imperio sasánida en el que comenzar la construcción de una flota naval y que sin duda debilitaría al Imperio Bizantino; este mismo esquema se repitió después con el Imperio Turco. Después de 21 días de incesante asedio, las murallas de Jerusalén y la victoria persa dio lugar a la conquista de toda Palestina. Poco después de que el ejército persa entrara en Jerusalén, tuvo lugar un sacrílego saqueo sin precedentes. Iglesia tras iglesia fue incendiada junto a los innumerables objetos cristianos, que fueron robados o dañados, por el consiguiente incendio. Pero el delito más devastador de Persia  fue el robo de la Vera Cruz, reliquia sagrada que llevaron consigo como botín Ctesifonte). El número de víctimas de la destrucción de Jerusalén fue también catastrófico, se dice unos 90.000 cristianos que perecieron en el saqueo, tanto como consecuencia de las acciones del ejército persa, como también de la oportunidad concedida por Sharvaraz a los judíos, lo cual pudo ser el pago de una probable traición judía, pues parece probado que abrieron las puertas de Jerusalen a los atacantes. Teniendo en cuenta que Cosroes II practicaba entonces cierta tolerancia religiosa, no se sabe por qué Sharvaraz ordenó esa matanza en la población. La ciudad fue conquistada y la Santa Cruz permaneció en manos sasánidas unos quince años, hasta que Heraclio la recuperó en 629

Desde entonces comenzó a celebrarse la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz el catorce de septiembre. Se mantuvo a lo largo de la Edad Media como consecuencia de votos populares por las poblaciones de la Cristiandad.

Muchos sínodos diocesanos declararon, como fiesta de guardar, la Exaltación de la Santa Cruz, la cual oficialmente aparece en el Misal Romano (1570), del el Papa Pío V, recogiendo así lo dispuesto en el Concilio de Trento. A esta fiesta se le concedía la categoría de “Duplex Majus”. Litúrgicamente era Fiesta Doble Mayor.

Tras el Concilio Vaticano II las celebraciones litúrgicas pueden ser solemnidades, fiestas y memorias. La Exaltación de la Santa Cruz pertenece a la segunda categoría: fiesta, que se celebra dentro de los límites del día natural, sin primeras vísperas.


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