«Familias puntocom», Álex de Anta

Álex de Anta

Álex de Anta es un padre de familia numerosa, apasionado por el mundo de la empresa, las nuevas tecnologías y la comunicación. Es Máster en Dirección de Empresas por el Instituto de Alta Dirección. Ha sido director general de conocidas puntocom y asesor en el área de nuevas tecnologías, e-business y comercio electrónico. Es experto en el ámbito de la comunicación y la estrategia online de marcas, empresas e instituciones. Es autor del libro Infomedia (Ed. Albada, 1996); coautor junto a Montse Peñarroya del libro Les 23 tècniques bàsiques per aconseguir un comerç electrònic d’èxit (Cambra de Comerç de Barcelona i ACC1Ó, 2009), y recientemente autor de Familias Puntocom (Ediciones Humanidades, 2019). También ha publicado múltiples artículos relacionados con el mundo online y ha impartido numerosas sesiones y conferencias a directivos, en el ámbito de las nuevas tecnologías, en el IESE, el International Institute for Research, diversas cámaras de comercio, el Instituto de Alta Dirección, Manageware.org, Fira de Reus, FIBO, ICAT, etc.

¿Por qué el libro Familias Puntocom?

Hace años que lo tenía en mente… Las nuevas tecnologías son una potente herramienta que puede resultar muy provechosa e interesante para el que sepa utilizarla eficazmente; con criterio y prudencia. Y los que somos padres tenemos la responsabilidad de educar y enseñar a nuestros hijos a adquirir los conocimientos necesarios para desenvolverse en la vida, siendo conscientes de que internet no puede ser una excepción. Pero me di cuenta de que la mayoría de artículos, reflexiones u opiniones que encontraba, iban en la línea del control y del uso, sin ir más allá. Y me di cuenta también, de que si nos basáramos en este enfoque, esta tarea educativa podría ser como “ponerle vallas al campo”; ya que al menor hay que educarlo con criterio y en virtudes. Con esto en mente, di algunas conferencias y charlas, y un día una amiga me sugirió la idea de desarrollar todo esto en un libro. Le hice caso y así llegué hasta Familias Puntocom.

¿Por qué es tan importante enseñar a los hijos a usar correctamente las nuevas tecnologías?Internet tiene un lado oscuro, donde perder el tiempo y donde incluso alguien puede perderse como persona. Pero me gusta hablar en positivo de Internet, porque resulta una gran herramienta para resolver, aprender y contribuir en la mejora del mundo y de la sociedad, aportando nuestros pequeños granitos de arena digital. Educarlos correctamente puede suponer una gran diferencia. De todos modos, educar no es sencillo y necesitamos, en cualquier caso, educar en virtudes.

¿Y qué propone?

En primer lugar, con nuestro ejemplo. Si no somos virtuosos, difícilmente lo serán ellos. Y debemos estar atentos para lograr, ya desde pequeños, que las virtudes vayan creciendo en ellos. Por otra parte, a medida que vayan madurando y adquiriendo criterio, podemos contagiarles de un espíritu constructivo, que les lleve a querer tomar parte activa en internet, mediante proyectos supervisados, -e insisto en lo de supervisados-, que contribuyan, de forma positiva, a mejorar la comunidad online. Siempre digo que un blog es un excelente proyecto para un adolescente. También puede ser un buen proyecto un perfil de redes sociales con alguna especialidad; un canal de YouTube —muy bien supervisado— en el que las aficiones, deportes, habilidades o materias de tipo intelectual, sean una buena base de contenido para ello. Y no incluyo aquí habilidades relacionadas con juegos de ordenador o videoconsolas, pues no las considero desde este punto de vista, una contribución social o pedagógica de valor. Si la actividad es positiva y constructiva, aprenden, se capacitan y encima aportan a la sociedad.

Efectivamente, si no se educa correctamente, es muy difícil (aunque no imposible) que el menor crezca en virtudes; y donde no hay virtudes aparecen los vicios. Y ya se sabe que, por desgracia, en el “lado oscuro” de Internet, los vicios abundan demasiado. De todos modos, me gusta siempre apuntar a lo positivo y ser constructivo en mis argumentaciones y consejos. Por ello, insisto en que educar en virtudes, es sentar las bases de un crecimiento personal con frutos positivos en general y, por ende, también en el uso de las nuevas tecnologías.

Y hoy en día, educar es todo un reto debido a los múltiples estímulos e influencias que pueden tener nuestros hijos…

Ciertamente, pues no podemos obviar que los estímulos son muchos y de tamaño considerable. Las modas, la corriente, las apariencias, los estímulos… Pero su coraza frente a todo ello, son las virtudes. Y eso es algo que ya los filósofos griegos sabían. La justicia, la prudencia, la templanza y la fortaleza eran las 4 principales virtudes que ellos identificaron como indispensables para el ciudadano perfecto. Nuestra tradición cristiana las identifica también y las llama virtudes cardinales, porque alrededor de ellas se incardinan todas las demás virtudes humanas o morales. Hay mucha gente que educa en virtudes sin saberlo.

Conociendo los mecanismos de funcionamiento y atracción del mundo digital tenemos mucho ganado para contrarrestarlo.

Efectivamente conocerlos es otro pilar fundamental en esta tarea educativa, pero yo no diría contrarrestarlo sino más bien dominarlo o utilizarlo de forma constructiva y positiva. El mundo digital no deja de ser una herramienta -aunque muy potente y compleja- pero una herramienta; y como tal hay que verla y entenderla. En mis charlas siempre dedico una parte importante a hablar del conocimiento del medio y a explicar algunos de sus cautivadores mecanismos.

¿Y Los centros educativos? Se esmeran mucho en este campo.

Las nuevas tecnologías hacen necesario que los profesionales de la enseñanza transmitan criterio; en cambio, en muchas ocasiones se empeñan en darles únicamente tablets e instrucciones. Para ser justos, diremos también, que muchas veces se asocia la transmisión del criterio a esas instrucciones. Pero, es bueno mostrarlo bien diferenciado. La alfabetización tecnológica que vemos en muchos centros educativos no debe ser únicamente de tipo instrumental —cómo—; sino que debe versar más bien, sobre la transmisión de criterios —porqué, para qué—. El cómo nunca debe ir sólo y siempre debe estar supeditado al porqué.

Cada vez proliferan más las adicciones en este mundo virtual.

Desgraciadamente, cada vez abundan más… Y en algunos casos sin ser detectadas o sin tener conciencia de éstas. Es especialmente importante estar vigilantes en las edades comprendidas entre los 8 y los 13 años, aunque no exclusivamente. Y siempre añado que en este tema es importante ver si la persona anhela o busca realizar una actividad para estar bien o para no estar mal.

Su gran experiencia en altos puestos del mundo de la tecnología hace que sus reflexiones tengan especial peso.

Siempre he estado cerca de las nuevas tecnologías. He podido vivir de cerca la eclosión de éstas en nuestra sociedad. De este modo, al elaborar marcos teóricos y prácticos para acertar con las estrategias adecuadas en el mundo empresarial, he conseguido identificar bastante bien los mecanismos que emplean sus protagonistas.

Aunque siempre digo que nunca es tarde para aprender, existen personas que, por no saber utilizar las nuevas tecnologías, creen no poder enseñar a sus hijos a desenvolverse en la era digital; y nada está más lejos de la realidad. Como padres, tenemos lógicamente más experiencia de vida que nuestros hijos y esta valiosa experiencia, también intentamos transmitirla cuando educamos. Se basa esencialmente en el porqué de las cosas; de las situaciones complicadas; de las motivaciones humanas; de los problemas y sus soluciones; de las realidades palpables y no tan palpables, y de un largo etcétera de vivencias y casos que conforman nuestro saber experimentado. Estos porqués son los que transmiten criterios, frente a los «cómo», que transmiten únicamente instrucciones.

Igualmente lo refuerza el hecho de que sea padre de familia numerosa.

Aunque como todos, también cometemos errores… Siempre digo que lo importante es aprender de los buenos maestros, acudir a buenas fuentes y estudiar, leer, indagar… Porque nadie da lo que no tiene y en el campo de la educación es muy importante poder dar.

¿A quién y por qué recomendaría el libro?

A cualquier persona interesada en la educación de sus hijos o tutelados. Es innegable que nos ha tocado vivir en una época en la que tenemos una tarea adicional que no tuvieron nuestras anteriores generaciones, debiendo educar en el uso responsable de las nuevas tecnologías. Cuando alguien piensa en educar o enseñar una materia a alguien, si esta materia es de índole tecnológica, tiende enseguida a orientar sus enseñanzas hacia el cómo se hace. Y eso es algo natural, porque se presupone que el otro no sabe utilizar esa tecnología o esa herramienta. No obstante, en el mundo tecnológico, se da con cierta frecuencia una curiosa paradoja en la que quien pretende enseñar, sabe menos que el aprendiz, pero únicamente en el “cómo”. Ello se debe a que las generaciones actuales son lo que llamamos nativas digitales. Son generaciones que han nacido y crecido con internet a toda máquina; con los smartphones super capacitados y con un mar de apps funcionando a pleno rendimiento. Pero el “cómo” no es lo importante como hemos apuntado aquí y el libro desarrolla este eje fundamental, entre otras cosas.

¿Qué es lo que puede aportar a todo lo que se ha escrito en la materia?

Básicamente, el papel fundamental que juegan el criterio, el ejemplo, las virtudes, el concepto de la disrupción y el conocimiento del medio en la educación de nuestros hijos en el mundo de hoy.

¿Ha dicho disrupción…?

Sí, disrupción. En el libro dedico un capítulo completo al fenómeno disruptivo, porque explica muchas cosas sobre los cambios en los hábitos de consumo. Especialmente en el campo tecnológico; y entenderlo nos puede ayudar mucho.

Un par de pinceladas, por favor.

Disrupción se utiliza frecuentemente en la actualidad, para aludir a un proceso o un modo de hacer las cosas, que supone una rotura o interrupción brusca; imponiendo una novedad que desbanca a lo que venía empleándose habitualmente.

Por ejemplo…

Algunos recordarán sin duda el casete. Se trataba de una tecnología para escuchar música muy utilizada desde los años 70 hasta principios de los 2000. No obstante, fue desbancado por el CD o Compact Disc. Este último, consistía en una nueva tecnología que recogía la música con una calidad de sonido muy superior, lo que hizo que el mercado de consumo de música experimentara una adaptación en el medio de soporte y reproducción; pero el resto no cambió. La gente seguía acudiendo a las tiendas de música para comprar los discos igual que antes hacía con los casetes.

En cambio, con la aparición del formato MP3, incluso siendo inferior en calidad de audio, sí que tuvo lugar una disrupción en el hábito de consumo del mercado musical. Desde ese momento, la compra de música pasó a realizarse canción a canción en mercados nuevos como iTunes; utilizando los nuevos reproductores de MP3 como el popular iPod, y más adelante con los teléfonos inteligentes. Incluso aparecieron en escena nuevas plataformas con innovadores modelos de negocio para el consumo de música, como Spotify o Accuradio. Aunque esto es sólo un ejemplo y los fenómenos disruptivos están por doquier.

Para terminar, una clásica pregunta… ¿A qué edad el móvil?

Y la respuesta que siempre doy es la misma: no es cuestión de edad, sino de madurez y responsabilidad. Pero de responsabilidad verdadera; no la que algunos padres creen ingenuamente que tienen algunos de sus hijos. De todos modos, hay quien incluso apunta que, antes de los dieciséis años, los jóvenes no están totalmente preparados a nivel de desarrollo madurativo. De hecho, la mayoría de los padres admite que sus hijos no necesitan realmente el móvil en su vida ordinaria. Más bien, se trata de una presión que la sociedad está generando en estos menores, suscitándoles una falsa necesidad que, a la larga, les puede causar frustración, estrés, ansiedad e irritabilidad. Un móvil es una herramienta extremadamente potente y del mismo modo que no dejaríamos alegremente las llaves del coche a nuestros hijos, tampoco debemos dejarles un móvil sin más. Debemos también considerar que, el uso de móviles de forma habitual en la relación social a edades tempranas potencia la timidez en los adolescentes; pues éstos, se sienten más cómodos relacionándose protegidos detrás de una pantalla, que en el cara a cara. Aprender a desenvolverse y a vencer la timidez, es algo propio del estadio madurativo de la adolescencia; y la relación social no presencial, no ayuda en este sentido. No podemos olvidar que, estos menores —nativos digitales—, deben aprender a confrontarse para ser ellos mismos, sin esquivar este paso, por la presencia anticipada y sin supervisión, de las nuevas tecnologías en sus vidas.

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