¡Felón!

Por Eugenio Fernández Barallobre

4/11/2023 España

Llega un momento en la vida que hay que dejar atrás prejuicios, miedos y otras simplezas por el estilo, para defender lo que realmente vale la pena y, de manera especial, aquello que, un día, muy especial para nosotros, juramos solemnemente: la defensa de España. En esto no caben tibiezas, ni dudas, ni aludir a las exigencias de lo “políticamente correcto”, ni tan siquiera debates en el ámbito personal de cada uno, ya que solo tiene cabida dar cumplimiento a lo jurado, sean cuales sean las consecuencias que a tal decisión le puedan sobrevenir.

Lo que está sucediendo en España en estos días es de una gravedad que rebasa, con mucho, cualquier expectativa posible y, desde luego, cualquier situación límite a la que, ni tan siquiera, podríamos imaginarnos abocados salvo en alguna ensoñación, tras una “noche toledana”, en la que los efluvios del alcohol nos obligasen a perder la perspectiva de la realidad.

España se va al garete merced a la operación de un sátrapa traidor, de un felón, contando con la complicidad de unos cuantos tan indignos como él, pero también ante la pasividad de otros muchos que parecen sumidos en esa ensoñación a la que antes nos referimos.

El desmantelamiento de España es una operación que viene de muy atrás. Desde hace mucho tiempo, la izquierda y la ultraizquierda -socialistas, comunistas, golpistas, separatistas, filoterroristas y perroflautas en general-, que jamás se sintieron identificadas con España ni con lo que ella ha representado en la historia universal, han ido tejiendo una sutil tela de araña, a la que muchos fueron del todo ajenos, para consumar su traición.

El desarme generalizado de valores al que lleva años sometida la juventud, logrando con ello convertirla en inerme, manejable y fácilmente controlable; la pérdida permanente de la perspectiva del concepto Patria por medio de la sublimación de unos pretendidos valores localistas inexistentes; la sistemática eliminación, por poco que hayan podido, de una buena parte de las costumbres y tradiciones de España para socavar su alma; el control de una gran parte de las Instituciones, especialmente las encargadas de velar por el cumplimiento de los estándares exigidos en cualquier Estado de derecho, que, paulatinamente, han ido cayendo en sus manos, colocando a su frente, sin el menor atisbo de vergüenza, a amiguetes y correligionarios, fieles, en todo caso, a la voz de su amo, han ido socavando, poco a poco, nuestros cimientos como Nación.

El hecho sistemático de permitir la corruptela -eres de Andalucía; golpismo catalán; presencia de filoterroristas, junto a perroflautas, en las Instituciones; servil clientelismo a base de paguitas y otras prebendas, etc.- ha logrado que nos convirtamos en una masa de individuos en la que, conceptos como el honor y la dignidad, han sido, sistemáticamente, reemplazados por el perverso afán de seguir cobrando un sueldo al precio que sea, haya que vender a quien haya que vender, Patria incluida.

Estamos llegando hasta tal punto que, en el colmo del esperpento en el que nos encontramos, puede ocurrir que unos buenos policías que, en condiciones deplorables, fueron enviados a Cataluña a defender la sagrada Unidad de España terminen ingresando en prisión o expulsados del Cuerpo, en tanto que sus agresores, los golpistas, los auténticos motores de aquella revuelta, resulten amnistiados y beneficiados económicamente de sus tropelías y su latrocinio.

Nos encontramos al borde de convertirnos en una suerte de República bananera plurinacional en la que la desigualdad, la negación del ejercicio libre los derechos, la represión por parte de esa izquierda y ultraizquierda canalla y los despiadados caprichos de la miserable casta izquierdosa se tornen en los estereotipos por los que ha de regirse nuestra vida de ahora en adelante.

Estamos permitiendo, con nuestra pasividad, con nuestro miedo, con nuestros complejos, que un traidor, un felón, un sátrapa mentiroso y megalómano se alce con el poder, apoyado por todos aquellos que odian a muerte a España y por esa colección de estómagos agradecidos -la bancada socialista- que solo pretenden vivir de la sopa boba, al precio que sea.

Lo de los socialistas, que, por cierto, siempre fueron iguales, es de una gravedad que rebasa todos los límites o como dicen los tontos, todas las “líneas rojas” imaginables. Hoy ovacionan, con fervor, a la futura Reina de España y, mañana, hacen lo mismo con un sátrapa felón que pretende destruir la Patria, con tal de seguir en el machito, sin importarle, para nada, el precio que haya que pagar.

Pese a todo, todavía sigue habiendo tontos -esos que se tildan de demócratas de toda la vida y que ponen como aval las carreras realizadas delante los que ellos llaman “los grises”, cuando ya ni siquiera la Policía iba vestida con ese color- que creen ver otro trasfondo en esta macabra operación de desmantelamiento de España, esperando que los socialistas, en un gesto de patriotismo, al final reaccionen, una vez el sátrapa consiga su objetivo de perpetuarse en el poder. Que equivocados están.

Una vez el traidor esté nuevamente encaramado al machito, comenzará, por parte de todos los que lo han apoyado, la gran operación de permanente chantaje. Leyes destructoras, algunas tan descabelladas y perniciosas como las impulsadas por los perroflautas de sumar; presupuestos generales; etc., precisarán, para salir adelante, nuevamente de su voto y esos votos se canjearán por una serie interminable de privilegios y cesiones que exigirán en su beneficio, en detrimento del resto de los españoles que nos convertiremos en ciudadanos de segunda clase, cuando no de tercera.

Y así, durante cuatro interminables años que concluirán con la destrucción y el desprestigio de España, aunque eso sí, la “tucán”, otrora zarrapastrosa perroflauta, seguirá estrenando modelitos y hasta puede que cambie su aspecto físico para así perder el mote.

En resumen, aviso a los navegantes, la cosa no pinta nada bien y, al final, nos tiraremos de los pelos, pero, quizás, ya sea tarde. Así que demos de lado a los miedos y a los complejos y cumplamos con lo que hemos jurado y prometido no cejando hasta echar al traidor. Aquí ya no vale ponerse de perfil ni decir aquello de “esto no va conmigo”.

Blog del autor: http://cnpjefb.blogspot.com/