Generales de verdad, los de antes. Generales de pacotilla, los de ahora
Estimado señor director de El Español Digital:
Le dirijo la presente con el deseo de que, si a bien lo tiene y considera oportuno, publique este correo que le envío con el mejor ánimo, bien que con profunda tristeza y dolor como orgulloso Cabo que fui en su momento de nuestro glorioso Ejército, a cuyos Generales de hoy vengo observando desde hace tiempo que son pocos los que hacen honor a su rango, así como al uniforme que visten. Y lo digo porque como seguidor de su periódico, al cual estimo sobremanera porque creo que lo vale, he visto que ya son varios los artículos en los que vienen ustedes denunciando con rigor y acierto el asunto de las denominadas «puertas giratorias» a las que al parecer dichos Generales son tan aficionados que se diría que incluso son adictos cual yonkis.

El caso es que hace no mucho han publicado ustedes un magnífico artículo de TORIBIO titulado «JOSÉ OTERO DE ARCE, IN MEMORIAM» sobre la tremenda hazaña de tal persona siendo Teniente en la batalla del Lago Ilmen en Rusia, en el cual al final del mismo incluyen una breve biografía de tal Oficial, el cual, tras una gran carrera se retiró de General, momento en el que ya una vez retirado tuvo el hombre las ganas o tal vez la necesidad, o ambas cosas, de presentarse, según noticia de 1981 de El País, al puesto de Inspector Jefe de la Policía Municipal de Madrid junto a otros militares y civiles, es decir, que sin hacer uso, ni siquiera intentarlo, de las «puertas giratorias», este héroe español, este soldado que había demostrado hasta lo increíble su valor en combate, ¡y vaya qué combates!, este gran español, militar y patriota, tuvo la humildad y gallardía de ponerse en la cola junto con otros para que el alcalde de entonces decidiera si él, o en su defecto alguno de los otros, era el mejor para el cargo de jefe de la Policía Municipal. Creo que fue elegido el TCol. Lobo que era ya director de la Academia de dicha Policía, lo que por otro lado puede que fuera lo lógico, por lo que el Gral. Otero se quedó sin el puesto, aceptando la decisión del alcalde sin más historias, marchándose a su casa donde según dicen los datos biográficos aportados murió a los pocos meses. Descanse en la paz tan bien merecida.
Por el contrario, y contra ejemplo tan magnífico, son muchos los Generales y Coroneles de hoy en día que cuando les llega la hora del irse a su casa, no dudan en buscarse la vida, es decir, influencias, para conseguir que se les autorice a pasar directamente de su destino a una empresa que por supuesto tiene su negocio con el Ministerio de Defensa; lo cual les permiten los políticos de turno. Y yo me pregunto: ¿tan poca dignidad tienen que al terminar su servicio a la patria son capaces de aprovecharse de los conocimientos adquiridos sobre los entresijos administrativos de gestión de los contratos? ¿No es eso tráfico de influencias por su parte o uso de información privilegiada? ¿O sea, no es eso corrupción pura y dura? Porque les contratan justo cuando se van, es decir, cuando aún está caliente la silla en la que han ejercido su cargo supuestamente en bien de España y de su Ejército. Pero ahora se van a una empresa a ayudarles a obtener contratos. Y sigo preguntándome ¿Les contratarían esas empresas si hubieran pasado cuatro o cinco años en sus casas y su sillas las hubieran ocupado otros? ¿Y si el producto de su empresa es peor que el de otra pujarán por él en vez de por el mejor para el Ejército aunque fuera el de la competencia? ¿No es eso trabajar no por España, sino por la pasta?
Le copio algunos de estos Generales porque quiero que sus nombres se inscriban para vergüenza de ellos y de todos los españoles de bien, aún sabiendo que no están todos: Almirante Salvador Delgado Moreno, Teniente General César Miguel Simón López, General de Ejército Fernando Alejandre Martínez, Almirante José Luis Urcelay Verdugo, Teniente General Miguel Alcañiz Comas, Teniente General José Carrasco Gabaldón, Teniente General Ignacio Azqueta Ortiz, Teniente General Juan Antonio Carrasco Juan, Teniente General Eduardo Gil Rosella, General del Aire Francisco Javier García Arnáiz, Teniente General Eugenio Pérez Ferrer, Teniente General Rafael Comas Abad, Almirante General retirado Fernando García Sánchez, Teniente General Fernando Sacristán Ruano, Teniente General de Tierra José Manuel García Sieiro. El último que conozco ha sido el Teniente General Fernando López del Pozo quien, rizando el rizo, se ha beneficiado de un nuevo tipo de «puerta giratoria» cuando la ministra de Defensa ha cambiado la ley, nada más y nada menos, para que siga en su cargo cuando en breve le tocaba irse a su casa, mayor indignidad no cabe ni en él, ni en la ministra, como tampoco en los otros citados y en los que por no conocer su nombre no cito.
En fin, señor director, puede que no me exprese muy bien, pero creo de todas formas que se me entiende perfectamente. La corrupción que hoy vemos que carcome toda España también lo hace, para mí sin duda, con quienes se supone que deberían estar inmunizados porque su única ilusión debió ser España y su Ejército, lo que el asunto de las «puertas giratorias» contradice.
Le quedo muy agradecido publique o no esta carta, le felicito por su magnífico periódico, le animo a seguir y no desfallecer, y le pido que grite conmigo usted y todos los que leen su periódico un gran ¡Viva España!
Atentamente queda suyo Pedro González Gutiérrez, siempre orgulloso de haber servido como Cabo en nuestro otrora glorioso Ejército Español.
NOTA.- El título de este artículo es obra de la web.

Gracias por este artículo. El general Otero fue héroe en la guerra, por su acreditado valor y en la paz, por su humidad y sencillez. Quienes hemos leído su hazaña en Rusia y su breve biografía siempre lo recordaremos como un militar de honor, valiente, honrado. Un militar que supo hacer en su vida aquella máxima de que «la milicia es una religión de hombres honrados». Pero de los altos mandos de esa denigrante lista, ¿quién se acordará? Sólo para saber que fueron de esos que sirvieron al dinero a costa de mancillar el honor, la hombría y la honestidad.
Qué lástima que esté el almirante Urcelay. Como guardiamarina fue ejemplar, inteligente, disciplinado; ya apuntaba un gran futuro en la Armada. Qué pena almirante que formes parte de esta lista.
Respetando la presunción de inocencia, como no podía ser menos, las formas y maneras de actuar de todo un General de Divisón de la Guardia Civil, por ejemplo, y siempre de forma presunta, dicen mucho del generalato actual…
¡Y lo pongo con minúsculas, pues creo es lo que merecen la mayoría de sus miembros!