23-F: Golpe de Estado en busca de autor (III/III)

DESENCUENTROS EN LA TERCERA FASE.

La operación se articuló desde el CESID como un golpe de mano clásico, al más puro estilo de la escuela de Operaciones Especiales. Con una idea de maniobra articulada en diferentes fases y de las que solo se realizarían las dos primeras:

1ª El teniente coronel Tejero irrumpirá con su fuerza en el Congreso de los Diputados, reteniendo al gobierno y a los diputados hasta la llegada de la autoridad militar competente.

2ª Ante los sucesos acaecidos en Madrid, la capitanía general de Valencia declarará el estado de excepción y se hará cargo del control de toda la región.

La llegada de la autoridad militar (Armada) al Congreso para postularse a la presidencia del gobierno con el respaldo de varios diputados, constituía la tercera fase del golpe. Es en este momento cuando la intentona golpista fracasa. Armada comete el error de contarle a Tejero lo que tiene previsto hacer, olvidando que no coincide con lo que dos días antes él mismo le había relatado. Tejero se siente engañado e indignado llama a los oficiales más cercanos y les cuenta lo que pretende Armada, expulsándole a continuación del Congreso a la vez que le increpa con un “para esto no hemos venido aquí”.

El gobierno de Salvación Nacional que Armada muestra a Tejero y provoca la indignación de este último fue el siguiente:

Presidente: general Alfonso Armada.

Vicepresidente para Asuntos Políticos: Felipe González (PSOE).

Vicepresidente para Asuntos Económicos: José María López de Letona (Banca).

Ministro de Asuntos Exteriores: José María de Areilza  (Coalición Democrática).

Ministro de Defensa: Manuel Fraga (Alianza Popular).

Ministro de Justicia: Gregorio Peces-Barba (PSOE).

Ministro de Hacienda: Pío Cabanillas (UCD).

Ministro del Interior: general Manuel Saavedra.

Ministro de Obras Públicas: José Luis Álvarez (UCD).

Ministro de Educación y Ciencia: Miguel Herrero de Miñón (UCD).

Ministro de Trabajo: Jordi Solé (PCE).

Ministro de Industria: Agustín Rodríguez (UCD).

Ministro de Comercio: Carlos Ferrer (CEOE).

Ministro de Cultura: Antonio Garrigues (empresario).

Ministro de Economía: Ramón Tamames (PCE).

Ministro de Transportes y Telecomunicaciones: Javier Solana (PSOE).

Ministro de Autonomías y Regiones: general José Antonio Sáenz de Santamaría.

Ministro de Sanidad: Enrique Múgica (PSOE).

Ministro de Información: Luis María Ansón (agencia EFE).

Llegados a este punto existen unos elementos que resulta interesante comentar:

1º ¿Cómo es posible que los golpistas pensasen que su acción, podía resultar legal con el único requisito de ser votada por los diputados, a pesar de haber estado previamente secuestrados? No tan sorprendente resulta que convencieran a determinados políticos, si se tiene en cuenta que la mayoría procedían del franquismo o de una izquierda marxista, a los que unía su común desconfianza y desprecio hacia lo que significaba un régimen liberal y democrático. Era solo necesario mantener las formas. La intervención de Armada salvaba una situación extrema originada por el golpe de mano de un grupo de guardias civiles. Visto el descontento existente en el Ejército dicha acción podía actuar como un detonante en la mayor parte de las Capitanías Generales. La legitimidad quedaba a salvo, en opinión de los golpistas, si Armada era votado por los representantes de la soberanía nacional. Es decir, la toma del Congreso de los Diputados por Tejero tenía como objetivo justificar la iniciativa de Armada que es donde reside el golpe decisivo.

2º Cuando Armada se postula como Presidente, para salir del SAM creado por los golpistas, nadie se lo impide. La Zarzuela en boca de Fernández Campo ¡solo! Le exige que la gestión la haga a título personal, como si en el ejército hubiera cosas oficiales que pueden hacerse a ese tenor. Más grave aún si se tiene en cuenta lo sucedido horas antes con el célebre “ni está ni se le espera”. La reacción lógica cuando el 2º JEME empieza a zascandilear, hubiera sido por parte de Zarzuela propiciar su destitución inmediata. En lugar de ello su jefe inmediato, el general Gabeiras, le despide cuando sale a “título personal” con un “a tus órdenes Presidente” que realmente no necesita comentarios. Este último lleva pocos meses en el puesto de JEME, había sido nombrado por el deseo expreso de Gutiérrez Mellado, saltando en el escalafón en perjuicio de otros generales mejor ubicados. Así, tanto a la cabeza del Ejército de Tierra como al frente del CESID están hombres de la absoluta confianza del vicepresidente del gobierno.

3º Cuando Tejero impide la consumación del golpe planificado desde el CESID, queda de manifiesto la absoluta confianza que los organizadores tenían en el éxito de la operación al carecer la misma de un plan alternativo. Tejero fue engañado por el alcance de las informaciones que le proporciona García Carrés, que las infla y falsea para darle moral. Decide aguantar y ganar tiempo para que se materialice el apoyo militar que su amigo le asegura está en marcha.

4º Una vez asaltado el Congreso, los grupos operativos del CESID son enviados para obtener información sobre las carreteras de acceso a Madrid. Cortina sobre las 2000 transmite por radio, desde la dirección, a García Almenta que la División Acorazada iba a iniciar su movimiento hacia Madrid y que ordenara al capitán Guerrero responsable de la vigilancia de las autopistas de Extremadura y la Coruña, para que abandonara la misión que estaba realizando. Es decir, se retira la vigilancia cuando es más necesaria aunque se deja vía libre para facilitar la sorpresa del despliegue.

5º La alerta máxima es decretada por la USAF desde el 19 de febrero en la base de Torrejón. El día 23 por la mañana, el STRATEGIC AIR COMMAND, sistema de control aéreo norteamericano, anula al Control de Emisiones Radioeléctricas español y se mantiene a la espera. Simultáneamente los pilotos y las tropas de las bases de utilización conjunta de Rota, Morón y Zaragoza se suman al estado de máxima alerta ordenado cuatro días antes para Torrejón. Mientras varias unidades de la VI Flota despliegan frente a las costas de Valencia. Todo ello pone en evidencia el conocimiento de los acontecimientos por parte del gobierno de los EEUU, y que en todo caso el golpe no era una intentona de unos guardias civiles trasnochados, como se intentó transmitir para que calara en la opinión pública, sino una operación de Estado planificada desde el CESID, que utilizando a unos entusiastas e incautos guardias civiles pretendió torcer el rumbo hacia la democracia que se había iniciado en España.

6º Los hijos del Rey tampoco acudieron al colegio el día 23.

EL CORTAFUEGOS.

Así como el éxito tiene muchos pretendientes, el fracaso no. Nada más ser expulsado Armada del Congreso de los Diputados, empiezan a funcionar las coartadas y los cortafuegos institucionales. El objetivo es aislar a Tejero y sus guardias civiles y evitar que afloren las complicidades y autorías intelectuales previas.

La primera vez que el Rey se pone en contacto con Milans del Bosch es a las 0200 del día 24, para pedirle que retire el bando y los carros de combate de las calles, lo que hace el general inmediatamente. Si fuera verdad que desde el primer momento palacio se puso a trabajar para desactivar el golpe esa comunicación se habría establecido muchas horas antes. Sólo se efectúa después del fracaso de Armada.

En la sede del Servicio de Inteligencia, a pesar de haber sido informada la Dirección (Carreras, Calderón y Cortina), a las 0500 del día 24 de febrero, que el 2º JEME era la cabeza del golpe de Estado. Calderón y Cortina se afanan en proteger a este  general. Todavía el día 25 y a pesar de llevar más de 12 horas cesado de su puesto por orden del JEME y no pertenecer a la cadena jerárquica del CESID, estos dos agentes intentan hacer un lavado de su figura convocando reuniones de agentes por casi todas las dependencias del Centro.

Calderón (foto posterior)

Calderón también es informado, pocas horas después del asalto al Congreso, de la participación de agentes a las órdenes de Cortina en el mismo. En lugar de iniciar una investigación, pone en antecedentes a su jefe operativo y comienza el acoso a los  cuatro agentes que dentro de la Agrupación Operativa, tres oficiales y un suboficial, han permanecido leales al gobierno legítimo.

En la primera reunión, después del fracaso de la intentona, que convoca Calderón para todos los jefes de área del CESID. En un determinado momento el jefe del Centro de Comunicaciones, teniente coronel Guitían, dice “tengo un telegrama, ¿qué hago con él? Léelo, le dice Calderón. Guitían con toda naturalidad leyó “Jaime, ahora vas contra la Corona”. Calderón bruscamente le arranca el telegrama al tiempo que le dice “no tienes ninguna sensibilidad informativa”. Dicho telegrama había sido enviado desde la Zarzuela e interceptado por el departamento que dirigía Guitían. Más tarde se mandaría otro telegrama desde Zarzuela con la frase, “después de este mensaje ya no puedo volverme atrás”, que sería también interceptado.

En los días siguientes el acoso a los agentes que han destapado la participación del CESID en el golpe de Estado se hace intensa. Se utiliza algo tan viejo como el palo y la zanahoria para que desistan de su actitud y dejen de reclamar que se abra una información interna. El tira y afloja durara hasta que uno de ellos rechace la jefatura de operaciones que le ofrece Calderón a cambio de mantener silencio. Informado Carreras, este se verá obligado a ordenar la apertura de una información de carácter no judicial, el día 30 de marzo. Con más de un mes de retraso, pues estaba obligado a haberlo hecho el 24 de febrero que es cuando tuvo la información pertinente.

Se conocerá como informe Jaúdenes, apellido del teniente coronel de Artillería que lo instruyó. En el declararon los agentes que habían denunciado los hechos y los que habían participado en la intentona. Con el tiempo solo se conocerían las conclusiones del instructor, pues las declaraciones firmadas por cada uno de los declarantes, fueron destruidas. Si el informe llegó al juez del juicio de Campamento, no fue incorporado a la causa ni facilitado a las defensas. Ello significa que dicho juicio sería nulo, pues se privó a los acusados de elementos esenciales para su defensa, conocidos por el juez y el fiscal. Si el informe no llego al juez instructor de la causa de Campamento, los responsables del CESID ocultaron pruebas vitales para el esclarecimiento de responsabilidades en el golpe de Estado.

El día 17 de marzo el ministro de Defensa, Alberto Oliart, aseguraba en el Congreso de los Diputados que los servicios de información no habían tenido nada que ver en los lamentables sucesos del 23-F. Esto evidenciaba que el ministro o era un necio o estaba engañando a la Cámara. A partir de ese momento quedaba claro que el gobierno protegía a los golpistas, los apestados eran los cuatro agentes que habían tratado de erradicar el golpismo del servicio de Inteligencia y sobre los que se recrudecerían las presiones y amenazas, unidas a la recomendación amigable de abandonar el Centro y no colaborar así ¿a la división del Ejército?

Cortina

En los primeros días de mayo se produce la declaración de Tejero que implica a Cortina en el golpe, esta circunstancia fue la que motivó su procesamiento. Para sustituirlo en la Agrupación Operativa, se nombra al comandante Ortuño, hombre de confianza de Calderón y que también había participado en GODSA, con la misión de borrar todos los rastros que pudieran haber quedado.

El corta fuegos más importante fue el montado alrededor del juicio de Campamento. La instrucción del juicio tenía instrucciones estrictas de no inculpar a nadie más de los inicialmente procesados. Lo que evidencia un claro deseo gubernamental de no llegar judicialmente al fondo del asunto. El nuevo Presidente, Calvo Sotelo, solo le diría al nuevo director del CESID, Alonso Manglano, que “si se prepara otro golpe avisadme 24 horas antes”. Las defensas acudieron al argumento de la obediencia debida para exculpar a sus defendidos, argumento rebatido por el fiscal con la nueva legislación. Es decir, el argumento que había servido para movilizar a varios oficiales en el golpe, serviría para condenarlos y así poder salvar el papel del Rey, se entiende que solo de cara a la opinión pública puesto que sean cuales sean los actos del monarca, este no es responsable judicial de los mismos al estar blindado por la Constitución.

El fiscal durante el juicio somete a un duro interrogatorio a Cortina, que queda acorralado. Durante el descanso para almorzar, Cortina sale rápidamente hacia el  teléfono y una vez que logra comunicar, le dice a su interlocutor “como siga este tío así, saco a relucir lo de Carrero”. Al reanudarse la sesión, el fiscal cambia totalmente su actitud y deja que el comandante salga airoso. Ese cambio en el interrogatorio es comprobable en las actas. Cuando se produce el atentado contra el almirante, Cortina estaba destinado en los servicios de Inteligencia del Alto Estado Mayor. El Consejo de Guerra le absolvió de todos los cargos.

Las sentencias fueron muy benévolas. El gobierno las recurrió y posteriormente serían incrementadas apreciablemente.

LOS PREMIOS.

Cuando en 1996 gana el PP las elecciones. Aznar tiene que quitar de su lista de gobierno y a instancias del Rey a Rafael Arias Salgado, para poner en su lugar como ministro de Defensa a Eduardo Serra. Pero lo más sorprendente está aún por llegar pues se nombra a Calderón, ya retirado, para dirigir el CESID y a Cortina como asesor en el palacio de la Moncloa. El flamante gobierno pone así la seguridad nacional en manos de los que en 1981 planearon y coordinaron todo. Aparte de lo que tenía de obscena la medida, estos dos militares no demostraron en 1981 una gran capacidad operativa u organizativa que recomendara su repesca 15 años después, más bien parecía un pago por  los servicios prestados.

En el transcurso de los años, los oficiales que hemos mencionado y que de una manera u otra participaron en la puesta en ejecución de la “operación De Gaulle”, alcanzaron los rangos siguientes:

José Faura, general de Ejército (JEME).

Javier Calderón, teniente general.

Juan Ortuño, teniente general.

Jesús María Peñaranda, general de división.

Francisco García Almenta, general de brigada.

Ramón Tostón, general de brigada.

Hay que señalar que cuando fue clasificada para el ascenso a general la promoción XIV, a la que pertenecen el Rey y Cortina, estaba al frente del mando de Personal del Ejército su amigo Calderón. La lista de los seleccionados estaba encabezada por José Luis Cortina. El ministro Narcís Serra lo tacho de su propia mano, si no hubiera sido por eso hubiera tenido que formar parte de la lista anterior.

Por su parte Alberto Oliart también sería repescado, ya octogenario, en el año 2009 para dirigir televisión española. Si bien esta vez la iniciativa correspondió al gobierno socialista dirigido por Rodríguez Zapatero.

Parte III de III. AQUÍ la primera, AQUÍ la segunda.

Pueden descargar este trabajo en PDF.- AQUÍ


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