Hablemos alto y claro de la inmigración en España

Si una persona (Pablo Iglesias, por ejemplo) decide reducir su cuenta bancaria y trasladarse a Algeciras, para de noche lanzar los billetes al aire cuando divise una patera, es libre de hacerlo. No lo es para obligar a ello a los demás españoles. Nuestro gobierno es el único en el orbe que se erige en ONG internacional, que fuerza a los españoles a perder la salud para abonar tributos exorbitantes, mientras beneficia diaria y exclusivamente a los habitantes sin raíces españolas. Lo único que diferencia a una sociedad medieval de una postilustrada, es que esos gravámenes sean reembolsados mediante servicios públicos de calidad, y sólo a aquellos que han cotizado. ¿Qué otro sentido tienen los impuestos después del Antiguo Régimen, tras haber aceptado que el pueblo no es una propiedad que explotar, un súbdito, un siervo a merced del déspota portador del báculo?

Si no deseas que España sea aniquilada, si rechazas que tu patria se convierta en un campo de refugiados. Si sabes que la jerarquía y la seguridad posibilitan la paz y el progreso. Si defiendes que aquellos que sufragan impuestos, observan de manera estricta la ley y asimilan valores occidentales tengan preferencia sobre ilegales, violentos, individuos que se dedican a calentar la silla, u hombres magrebíes que cuando acuden a una institución pública tratan a una empleada con desprecio o incluso se niegan a hablar con ella… eres un facha, que en Educación para la Ciudadanía no aprendió solidaridad.

El ejército totalitario progre envía al paredón a aquellos que ansiamos que con los impuestos españoles se favorezca a compatriotas, con quienes compartimos raíces y cultura. Y si tras auxiliar el Estado a quien le alimenta se produce un excedente, éste debería ahorrarse (práctica desterrada y vilipendiada), en lugar de afrentar al contribuyente despilfarrando el dinero público en quien acaba de llegar a la fiesta, en quien lleva tiempo pero sólo vegeta, o en quien atenta contra la ley o el orden. Recordemos que los invasores de propiedad privada, ese producto de la corrupción moral y el desgobierno propios del siglo XXI occidental, a quien la izquierda hermosea y naturaliza otorgando el término okupas, pueden solicitar subsidios públicos. Y los reciben. Quien escribe y lee estas líneas, si pretende llenar el estómago, ha de trabajar.

Una idea aún más justa y útil que entregar dinero público sólo a españoles trabajadores y honrados, es que los impuestos desciendan significativamente, con el fin de que cada persona pueda ser dueña de su destino, pueda decidir cómo se utiliza aquello que le cuesta salud conseguir. Ésa es la definición de libertad, el antónimo de esclavitud. Con dicha medida se potencia el esfuerzo (clave para el avance humano), la iniciativa, la planificación cautelosa a largo plazo (que debe sustituir a la negligencia de gastar como si el futuro no fuese a llegar) y la responsabilidad personal diaria, otro hábito que brilla por su ausencia. Pedimos al Estado incluso que piense por nosotros, no hemos alcanzado ni deseamos alcanzar la verdadera emancipación, la propugnada por los pensadores ilustrados: ser libre dentro de la mente propia. Entregamos nuestra libertad, nuestra capacidad de tomar decisiones, porque no deseamos abandonar el estado infantil, o porque carecemos de la valentía necesaria. Parece que en el siglo XXI la elección personal se limita a las marcas de preservativos y alcohol adquiridas.

La reclamación más común que se realiza a la reducción de impuestos es “¿qué ocurre con los pobres?”, a quienes políticos y periodistas se refieren con una variedad de eufemismos, que no les ofrecen dignidad adicional ni rebajan su dolor y dificultades. A los pobres no debe regalarse nada (a ninguna persona, en realidad), sólo ofrecer formación y un empleo, lo mismo que a los inmigrantes legales no cualificados. Una educación de calidad, basada en la exigencia y la excelencia, puede ser sufragada por el Estado durante la escolaridad obligatoria a aquellos estudiantes que se esmeren en sus estudios, que demuestren que el dinero empleado en ellos es una inversión y no un gasto. Ése sería un fin productivo de los impuestos. La educación voluntaria, desde Formación Profesional a la carrera de Medicina en la universidad de Navarra (con un coste de más de 15.000 € al año), puede ser ofrecida mediante un préstamo que el beneficiario devolvería una vez se incorporase al mercado laboral, en pequeñas cantidades a lo largo de los años.

Si un español sin recursos no quiere aprender y trabajar, la mendicidad debiera esperarle, sin alternativa. Si es un inmigrante legal, ha de ser deportado. España debe, con mano dura y sin miramientos, promover que cada español y quien pretenda llegar a serlo, sostenga su propia vela, que no exista nadie viviendo de tener carné de pobre, de ser minoría, o de ser extranjero. De pasar el día arrastrando la chancla por la calle, y en casa haciendo sonar la música basura a volumen alto mientras sus vecinos, cívicos, trabajan para mantenerles.

Los ilegales sencillamente no pueden llegar a nuestro suelo, el gobierno está en la obligación de crear fronteras herméticas y permitir que el Ejército, la Policía y la Guardia Civil desempeñen sus funciones: velar por la Constitución, la autoridad y la paz. En su lugar, nuestro gobierno encarroña España y asesina en vida guardias civiles: organiza oposiciones, sostiene academias de formación, arma a los agentes… para posteriormente obligarles a no aplicar lo aprendido, a no utilizar el material entregado, y a dejarse apalear por tercermundistas que intentan cruzar la valla de atrezo entre Marruecos y España. ¿Existe algún sindicato que proteja a los uniformados del maltrato y la denigración a manos del ministerio de Defensa e Interior? ¿Ellos no tienen derecho a ofenderse? Me gustaría ver Robles y Marlaska en la valla esquivando piedras y garfios…

Si un individuo viola la frontera española, ha de ser devuelto al lugar del que proviene en un plazo máximo de 24 horas, con el fin de evitar el efecto llamada, y porque basta ya, basta ya de saqueos, zarandeos y vejaciones a los españoles trabajadores y cumplidores. Basta ya de anarquía, de gobernantes cancerígenos y cobardes. Se vacían las arcas del Estado español para regalar manta y comida a los recién llegados. Mientras, Aldeas Infantiles, gracias a la compasión de sus miembros, protege a miles de niños de la pobreza. Esos pequeños tienen a sus espaldas decenas de generaciones que han colaborado con el mantenimiento del Estado español, y ahora que precisan de ayuda, el gobierno está ocupado poniendo bañera de hidromasaje a los menas (noticia de ABC Sevilla del 21/06/2020). No pobres negros ni pobres moros; pobres españoles.

Con los refugiados ocurre lo mismo. No puede permitirse la entrada de masas de extranjeros, más aún provenientes de una cultura diferente, y permitirles pulular por las calles españolas con libertad desde el primer momento. Ha de suceder una tragedia como la de Colonia (Alemania) en 2017 para darnos cuenta de que no todo el mundo sabe vivir en Europa. Angela Merkel realizó ímprobos esfuerzos para ocultar que la mayoría de los violadores de la Nochevieja alemana eran refugiados, y musulmanes. Por supuesto que en el extranjero, como en España, y en todas las religiones, existen bellas personas, hombres y mujeres. Ello no significa que pueda permitirse acceder a Europa a una turba de desconocidos, muchos de los cuales provienen de países donde la dignidad de la mujer es una idea para cuyo descubrimiento les falta un siglo de progreso. Muchos de los individuos a los que se abre la frontera sin preguntar, consideran que la ropa que porte una mujer o el hecho de no estar acompañada por un hombre, les da permiso para arrinconarla en grupo y violar su voluntad. Esto jamás ocurrirá a nuestra ministra de “igualdad” y su hija, porque están protegidas en sus palacios de cristal con nuestros impuestos. Pero las antiguas compañeras de supermercado de la ministra, sí están expuestas a los bárbaros. Qué buenos comunistas, cuánto velan por el bienestar colectivo.

Ningún político izquierdista ha sido visto en Algeciras lanzando billetes propios a los ocupantes de las pateras. Lo que sí hacen es obligarnos a continuar sosteniendo a quien decide invadir, y a sí mismo, que es quien permite la invasión. Pedro Sánchez y demás patógenos a su alrededor, cierran con llave la puerta de sus mansiones de aristócrata decimonónico, mientras ordenan que se deje la puerta nacional, la de cada español, abierta.

La discusión no está ni nunca ha estado entre posicionarse de forma absoluta a favor o en contra de la inmigración. La elección, en la que está en juego la salud de los españoles y la supervivencia de la identidad nacional, está entre permitir que entre en casa sólo quien se someta a la autoridad, se comporte cívicamente, dedique ocho horas al día a una actividad productiva para la Nación, y absorba la cultura española. O bien la ley de la selva, dejarnos herir de muerte, y contemplar como una estatua de sal nuestra cultura heredada, la Constitución y la posibilidad de progreso, siendo pateadas hacia los márgenes por salvajes y foráneos a los que no tenemos la valentía de afrontar, con el objetivo de defender, defender nuestra vida y nuestros hogares, nuestro pasado y futuro.

Hemos perdido la sangre ardiente y hemos bajado los ojos del cielo al estiércol, sólo nos desperezamos para el fútbol, la pornografía y el consumo toxicómano de series, redes y ropa. Me pregunto qué pensarían de nosotros los jóvenes falangistas que se alistaron ese sábado caluroso del Alzamiento, invariablemente bien afeitados y peinados, dignamente vestidos, y caminando con la espalda recta. Independientemente de su ideario, resulta laudable que cientos de personas que apenas habían cumplido veinte años, estuvieran dispuestas a alejarse de sus hogares, de la comodidad, familia y amigos, y todo lo conocido, para someterse durante meses y años a disciplina militar, gratuitamente. Dispuestas a luchar con cada fibra de su ser, ansiosas por colocar su intelecto al servicio de una causa superior a su individualidad. Y capaces de entregar la vida por ese ideal, por la salvación de España. Si hoy preguntaran a un joven español si imitaría a sus antepasados, preguntaría cuántos créditos universitarios recibiría a cambio (para poder estudiar una optativa menos), o si existe subscripción gratuita a series. Porque no saben qué significa defender, qué significa Patria, o qué es España.


5 respuestas a «Hablemos alto y claro de la inmigración en España»

  1. Totalmente de acuerdo con usted.
    Se puede decir más alto, pero no más claro.
    Además, creo que la mayoría de los españoles de origen pensamos lo mismo.
    Ergo, ¿porqué los politicastros hacen lo contrario de lo que quiere el pueblo español…?

    1. Querido amigo Ramiro, estoy de acuerdo, por supuesto con Amaya y contigo, pero la «politica» sobre inmigracion europea obedece a las «instrucciones» del NOM sobre el «gran reemplazo» que los Mierdas de Comunicacion mundialistas niegan considerandolo como una teoria «complotista».
      En algun comentario de este humilde servidor puse un enlace de esas «instrucciones» que los mundialistas recomiendan – o imponen – a esas Mierdas de Com.
      Si no me equivoco el enlace era a «profession-gendarme.com» y entre esas «instrucciones» recomendaban a las TVs poner anuncios de «familias mixtas» – blanca/negro con churumbeles morenitos -, modelos negras con pelos tipo «afro» a lo loco, moros por doquier, etc.
      Un «modelo» de la sociedad que pretenden imponernos y que no es ninguna casualidad, esta planificada desde guerras en Oriente Medio o en Africa o simplemente como expresas, darles «paguitas» a los menas hasta que no quede uno solo en Marruecos.
      Todo pensado y como decia alguien… «todo pensado y bien pensado»…. busca Ramiro la equivalencia y NO TE ENFADES CONMIGO, porque si no nos reimos un poco -yo sobre todo- estariamos muertos o en depresion…..
      Y perdona otra vez.
      I. Caballero

      1. Totalmente de acuerdo Sr. Caballero, estoy totalmente de acuerdo con Vd. detrás de esta inmigración ilegal y tb la legal esta el poder oculto del NOM. Ningún partido político está dispuesto a seguir lo contrario porque ni España ni los españoles son dueños en estos momentos de su destino ni por asomo.
        Un gran número de jóvenes y no tan jóvenes están sumidos en el botellon, el tatuaje, el selfie…con un desconocimiento absoluto de lo que es trabajar y esforzarse en la vida porque con el móvil e internet se creen lo más. Así llevamos engordando tres décadas la gran bola de nieve que tenemos.
        Y al niño desde pequeño se le educa en casa, se le enseñan valores y disciplina para que pueda afrontar lo que le espera en la vida con responsabilidad si no es así llegados los 10 o 12 años y hoy en día incluso menos no habrá manera de que sea alguien a quien respetar y será difícil pedirle responsabilidad y aun menos respeto por los demás.

  2. Magnífico, magnífico.
    Alto, claro, brllante y valiente.
    T
    Una sola cosa falta: el origen de este aparente sin sentido traidor y suicida.
    Porque estos políticos nuestros del arco parlamentario, estas ONG privadas, públicas o religiosas, estos militares que dicen que la Armada (ex española) está para traer emigrantes, estos mandos de la Guardia Civil que dan órdenes de dejarse pegar a sus guardias (y de pegar a los no vacunados sin certificado o que sacaban a pasear a sus hijos), estos jueces perversos y prevaricadores, en fin, esta marabunta de mal nacidos obedecen el Pacto de Marraquech, el Plan Kalergi, los mandatos de la ONU y los de Davos. Es decir, que hay un motor, cada vez menos oculto, que tiene que ver mucho con el sionismo internacional y el NOM, y que impone estas conductas criminales a sus cipayos, especialmente a los connacionales (no así a Portugal y tantas otras naciones europeas, por no irnos lejos).
    O se combate la raiz o no se erradica el problema

  3. Soberbio, al igual que las aportaciones de los comentarios al artículo. Estamos en manos de una caterva de malnacidos psicópatas sin escrúpulos siervos de unos seres aún más viles y despreciables si cabe. O reaccionamos en masa urgentemente, algo que dudo, o en breve ya no habrá vuelta atrás y sólo nos quedará aguardar nuestra inminente aniquilación.

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