Indulgencias por las almas del Purgatorio
No deja de sorprenderme, es un decir, que no se oiga hablar de las indulgencias en los ambientes religiosos, templos incluidos, incluso en el mes que especialmente dedica la Iglesia a rezar por los difuntos.
Desde luego, más que sorpresa es el continuo dolor que produce la constatación de estar sumidos en la peor crisis del Cuerpo Místico de Cristo desde que este lo estableció. Porque, si se pone en duda desde la más alta autoridad eclesial la existencia del Infierno, ¿qué nos puede extrañar hoy?
Pero creer en el Infierno y en la Comunión de los Santos es dogma de fe.
El Credo es la Profesión de Fe. El Concilio de Trento lo promulgo en forma de puntos: …“Afirmo que la potestad de las indulgencias fue dejada por Cristo en la Iglesia, y que el uso de ellas es sobremanera saludable al pueblo cristiano”.
Tarde y con prisas, copiando y pegando por la urgencia, me decido a poner en orden una serie de ideas para tenerlas presente y practicarlas.
Indulgencia es el perdón, concedido por el Papa, y por quienes él dé facultad, de la pena temporal, por los pecados veniales o mortales perdonados. Pena que si no se paga en esta vida ha de satisfacerse en el Purgatorio. Son muchísimas las almas que están esperando nuestro alivio (indulgencia parcial) o liberación (indulgencia plenaria) del Purgatorio.
Según la doctrina de las indulgencias, “la Iglesia administra con autoridad las gracias alcanzadas por Cristo, la Virgen y los Santos, y, bajo ciertas condiciones, emplea esas gracias para satisfacer por la pena debida por nuestros pecados y también por lo que deben satisfacer las almas que están en el Purgatorio. La doctrina acerca de este intercambio de bienes espirituales debe ser para nosotros un gran estímulo para cumplir con fidelidad nuestros deberes, para ofrecer a Dios todas las obras, y orar con devoción, sabiendo que todos los trabajos, enfermedades, contrariedades y oraciones constituyen una ayuda formidable para los demás. Nada de lo que hagamos con rectitud de intención se pierde. Si viviéramos mejor esta realidad de nuestra fe, nuestra vida estaría llena de frutos … Las almas del Purgatorio, mientras se purifican, no adquieren mérito alguno … (pero) nosotros, además de aliviarlas y de acortarles el tiempo de su purificación, sí que podemos merecer y, por tanto, purificar con más prontitud y eficacia nuestras propias tendencias desordenadas” (Padre Francisco Fernández-Carvajal).
La indulgencia es parcial o plenaria, según libere totalmente o en parte de la pena temporal debida por los pecados. Las indulgencias, ya parciales ya plenarias, siempre pueden aplicarse por los difuntos a modo de sufragio (AQUÍ).
Además de en muchas otras circunstancias y lugares, con motivo de la Fiesta de los Difuntos existe la posibilidad de ganar una Indulgencia Plenaria aplicable a las Benditas Almas del Purgatorio. Sólo se puede ganar una indulgencia plenaria por día. Las condiciones y momentos son:
1.- El 2 de noviembre: visitar una iglesia u oratorio público, y rezar allí, un Padrenuestro.
2.- Desde el día 1º al 8 de noviembre se puede ganar cada día una indulgencia plenaria, visitando un Cementerio y rezando allí por los difuntos.
Condiciones generales para ganar una Indulgencia Plenaria:
1.- Estar bautizado y no estar excomulgado.
2.- Tener una intención al menos general de ganar la indulgencia.
3.- Confesión sacramental hecha dentro de los ocho días anteriores o posteriores al día en cuestión.
4.- Recibir la Santa Comunión eucarística en el día.
5.- Rezar por las intenciones del Papa, un Páter Noster y un Ave María (u otra oración). Esas intenciones del Papa son las siguientes:
- Exaltación de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.
- Extirpación de las herejías.
- Propagación de la Fe.
- Conversión de los pecadores.
- Paz y concordia entre los príncipes cristianos.
- Los demás bienes del pueblo cristiano.
7.- No tener afecto actual a ningún pecado, ni venial.
8.- Cumplir con la obra particular (de piedad, penitencia y caridad) prescrita para ganar la indulgencia.
Si las condiciones no son cumplidas en su totalidad, igualmente existe la posibilidad de ganar la Indulgencia en forma parcial.

La nueva teología de la secta postconciliar prescinde de la existencia del Infierno porque no tiene necesidad de añadir más «trámites» ante la apocatástasis final, cuando todos los demonios sean liberados. Occam asentó su nominalismo sobre parecidos remilgos. Incluso un teólogo tan influyente como Urs von Balthasar acortó trabajo a los bergoglianos sentenciando que el Infierno «está vacío». Lo que debe retenerse es que desde el CVII el Infierno ha dejado de definirse como un lugar físico, trasunto del Sheol mosaico, para tornarse «ente de razón mental», esto es «estado de privación de la contemplación del Cristo». Con lógica razón, Bergoglio se reafirma en la tesis aniquilacionista de que el no creyente, al morir, no será sometido al Juicio de Dios, sino que se disolverá en la nada absoluta… En este callejón sin salida del neomodernismo, ni las indulgencias tienen valor alguno, ni el purgatorio entraña más posibilidad que un limbo para bautizados pobretones.
Cada vez que recemos :
MARIA MADRE de DIOS
Corredentora del mundo
Orad por nosotros
La Virgen promete que por cada vez que se rece, 1.000 almas del Purgatorio van a ir al Cielo
Muy buen trabajo Sr. Manrique; Mil gracias
DIOS, PATRIA y REY LEGITIMO
Y qué me dice de que en las homilías de cualquier diócesis no se hable ni de normas ni de dogmas. Los mandamientos de la Ley de Dios y de la iglesia al parecer está prohibido pronunciarlos o recordarlos. Hablar de pecado es herejía. Y decir que algo está moralmente prohibido debe de implicar suspensión de empleo y sueldo como en las reglamentaciones laborales de un tiempo nostálgico
Está bien cumplir con la Iglesia tradicional, acordándose de los que faltan en nuestras oraciones, pero podemos hacer más; marquemos la diferencia respecto a los protestantes… ofrezcamos nuestras buenas obras y nuestro propósito de enmienda a tal fin (por las almas de esa especie de limbo (no tomado en el sentido tradicional); del purgatorio previo, en la espera del Juicio Final).