La creación en la Biblia: Génesis, San Pablo y San Juan
La Creación contempla una relación entre el hombre y Dios, una relación basada en la gracia de Dios que invita al hombre a compartir. En el Antiguo Testamento encontramos un Dios que crea y libera; esto culminará en el Nuevo Testamento con Jesucristo mediador de la salvación.
- La Creación.
Hablar de la creación nos lleva a pensar en alguien que crea y algo que se crea; el hombre como criatura creada por Dios creador. Esta creación contempla una relación entre el hombre y Dios, una relación basada en la gracia de Dios que invita al hombre a compartir.
Siguiendo a santo Tomás encontramos que la palabra creación puede llegar a designar tres cosas que son:
- El acto por el cual Dios dio inicio al universo.
- El resultado de la acción anterior, es decir la creación de las criaturas.
- Relación entre el Creador y lo creado, concretamente las criaturas.
Hablar de creación es decir que el mundo al que tenemos acceso no se vale por sí mismo, sino que detrás de la creación como inicio del mismo hay una sustentación del mundo Todo se fundamenta el Dios, es Él el único ser necesario, sin el no puede existir el mundo, pero si podría existir de mundo sin otro elemento de la creación aunque fuera de manera diferente. Dios es el creador de todo pero esto no implica que interviene como una causa mas en la formación de las cosas, sino que él es el creador de todo; no solamente del primer momento sino que es el que hace posible la marcha de este mundo En el Antiguo Testamento encontramos un Dios que crea y libera; esto culminará en el Nuevo Testamento con Jesucristo mediador de la salvación.
- Relato bíblico de la creación.
Para conocer el pensamiento bíblico sobre la creación no es suficiente leer los capítulos iniciales del Génesis; estos evidentemente dan una visión propia del tema de Dios creador, pero a parte hay más en el Antiguo Testamento, aunque en este trabajo nos centraremos en el Génesis, relato por antonomasia de la creación del mundo.
La obra creadora se produce en siete días, forzando alguna veces el esquema ya que hay más obras que días; esto indica la sacralidad del sábado desde el inicio del mundo, es el descanso de Israel que se asocia con el descanso de Dios Encontramos en el libro del Génesis dos relatos de la creación, el perteneciente a la tradición sacerdotal y el de la tradición yahavista.
En el primero de ellos, el sacerdotal (Gn 1,1-2,4a) aparece una anticipación del contenido y luego un resumen del mismo:
Gn 1,1: “Al principio creó Dios el cielo y la tierra” nos anticipa lo que va a suceder.
Gn 2,4ª: “Esta es la historia de la creación del cielo y de la tierra” resume el relato.
Estos dos versículos expresan lo mismo que Dios creó, es el sujeto de esta acción. Además indican que creó el cielo y la tierra, es decir, que es el creador de todo y que creo en el principio. Esta última aportación indica que la creación es el principio de la historia, es el principio de la salvación.
Además de lo indicado aparecen otras ideas en el relato Gn 1,1-2,4ª como son que lo contrario de la creación es el caos y la confusión (Gn 1,2); que la creación es luz ya que Dios hace surgir la luz que ilumina la obra creadora (Gn1,3); todo lo creado está bien y es bueno así nada malo sale de dios (Gn 1,4); Dios nombra las cosas, lo que le da potestad sobre lo creado y a lo creado le da una identidad (Gn 1,5); la numeración de los días que tiene un intención teológica (Gn 1,5b).
A partir del Gn 1,6 se repite un esquema que es creación (Dijo dios), constatación (Así fue) y creación (Hizo Dios). Además los tres primeros días le pone nombre a las cosas: “Después de crear se aprueba lo que se ha hecho con la formula “Vio dios que estaba bien”.
La más importante creación es la del hombre, a este le da el encargo de perfeccionar el mundo (Gn 1.26-31), es decir deja en sus manos lo que ha creado para que lo mejore. El hombre es el último en ser creado y lo hace a su imagen y semejanza.
En el relato de la creación se puede identificar al Dios salvador de Israel y creador del universo, es una síntesis Dios, hombre y cosmos. Es además algo libre, que Dios hace porque quiere, es una acción de gratitud y también crea libre al hombre con el que se relaciona. Es justo destacar que es un relato en clave teológica sin ninguna pretensión científica, se preocupa de lo religioso, es una historia del mundo, del hombre y de Dios.
El otro relato es el yahavista, lo encontramos en Gn 2,4b-25 y se puede decir que plantea más el origen del universo como algo secundario y lo principal es el origen del mal; aunque evidentemente incluye la creación. Aquí no se parte de un caos como en el relato anterior y el orden en que aparecen los seres es también distinto. El centro de la ceración es el hombre, es lo primero que crea y luego todo lo demás está en función del hombre y en relación con este. El relato avanza hasta buscar el origen del mal, que es responsabilidad del hombre.
En los dos relatos queda claro que el hombre es criatura de Dios, que depende del creador y le da una superioridad sobre el resto de las criaturas, es el señor de la creación. El hombre es elevado al paraíso (Gn 2) donde puede vivir en armonía y comunión con Dios, pero luego viene la aparición del pecado por la libertad del hombre (Gn 3) es la caída cuando el hombre y la mujer deciden situarse en el lugar de Dios.
- La creación en Pablo.
En san Pablo el tema de la antropología tiene implicaciones de tipo teológico o filosófico, parece una polaridad entre el término carne y el término espíritu En san Pablo el hombre es un ser indivisible y libre que puede hacerse mejor o no en su libertad de relación con Dios y con el resto de los hombres. Hace referencia a la vida existencial del hombre: la carne débil y sometida al pecado y la vida de gracia que confiere el Espíritu. El término carme significa la debilidad propia, debilidad ante el pecado (Rm 6,19; 1 Co 10,18; Ga 4,23.) usa la formula “según la carme para dar cuenta del sentido peyorativo. En definitiva el significado que tiene es el mostrar que el hombre es un ser débil moralmente y por ello sometido a la tentación del pecado. Para san Pablo de la misma manera que Cristo es la imagen de Dios, el cristiano debería ser la imagen de Cristo. Aparece una dualidad entre el hombre nuevo o el hombre viejo que el mismo hombre puede hacerse a sí. El hombre viejo sería Adán con el pecado y la muerte y el hombre nuevo Cristo con la nueva creación, la gracia y la vida. Como señala Basevi (2012):
“San Pablo considera atentamente cuanto se refiere a la creación y gobierno del universo y el plan salvífico divino en favor de los hombres, que alcanza también, de alguna manera a las realidades terrenas. A la luz de estos principios, hace una profunda meditación y eleva un canto sublime al misterio de Cristo. Cristo es el Creador con el Padre; pero, a la vez ha asumido una naturaleza creada; por esto es el primero de los hombres y superior a todos. Su actuación es decisiva en la creación de todas las cosas; y también en la nueva creación, que es la regeneración en el orden de la gracia, llevada a cabo mediante su entrega en la luz: de este modo ha sanado la naturaleza dañada por el pecado. Por eso Cristo es “cabeza” de todo el universo, de todas las realidades terrenas y de la Iglesia”. (p.3).
- La creación en Juan.

En el prólogo del evangelio de san Juan (Jn 1,1-14) es una relectura del Génesis 1, se habla de la creación por la palabra; queda claro que Dios creó el mundo para luego encarnarse y luego se encarnó para salvarnos; así este relato afirma la preexistencia de Jesús. La creación es la obra de la salvación de Dios, el mundo ha sido creado en Cristo y por Cristo y por el somos nosotros; Jesús es el principio y culminación de todo. Juan habla de la preexistencia del Logos (la palabra) que existía al principio con Dios, ese logos es el único que es, no hay más y fue el que hizo que el mundo comenzara a ser por lo que el logos es anterior al mundo. Se pone de relieve la fuerza del Logos en la creación, es la palabra que hace, al decir crea.
“El ser recibe ahora, de la creación, su sentido participado. A través del reino de las palabras, en la aparición del Verbo en el seno de Dios, surge ahora su obra: no hay más obra que la suya y ésta sólo tiene sentido y fin el Él”. (De la Croix en García, 2014 : 73).
El logos existe pero es imposible conocerlo ni siquiera entenderlo o comprenderlo si no es por medio de la figura de Jesús. La creación aparece tan pervertida (Jn 1.10s) que no deja ver la imagen del creador, solo se peude entender el evangelio a la luz de la convicción del autor principal que es la Palabra de Dios
El hijo al pertenecer al ser de dios hace que estuviera en el principio como creador, en la historia como revelador y al final de los tiempos como consumador. El hijo estaba en el Padre, era el creador con Él y es enviado por Él. La palabra no termina su actividad en la creación, el Verbo continua haciendo funcionar al mundo, sigue manteniendo lo creado y a falta de ella nada creado existiría. El mundo creado por el Verbo se sustenta en el Verbo.
En san Juan se presenta a Cristo como el hombre nuevo y el amanecer a un mundo mejor. Cuando al principio de los tiempos todo era caos y tinieblas el Espíritu inició la Creación. Después dios infundió su Espíritu en los hombres que eran barro y les dio vida. De esta misma manera Jesucristo también da vida, su Espíritu sobre los apóstoles que les da el poder de perdonar los pecados, lo que significa dar a los hombres la posibilidad de iniciar una vida nueva y mejor. Así el hombre nuevo está convertido y no morirá jamás como sucedió con el hombre viejo que murió por el pecado.
En el evangelio encontramos alusiones a la muerte de Jesús vista de manera teológica como el paso al Padre, la marcha de Jesús es la vuelta a donde se estaba antes de la creación del mundo (Jn, 17,24; 17,5).
Bibliografía.
BERRET, C.K. (2003): El Evangelio según San Juan. Madrid. Ediciones Cristiandad.
BASEVI, C.K. (2012): Introducción a los escritos de san Pablo: Su vida y su teología. Madrid. Palabra
GARCÍA, A. (2014): Temas teológicos del evangelio de San Juan. Madrid. Rialp.
SAVÉS, J.A. (2002): Teología de la creación. Madrid. Palabra
Para La Razón Histórica
